El secreto está en los astros/Rafael Ramos, corresponsal de La Vanguardia en Gran Bretaña, 31/10/2008;
Un aristócrata alemán de poca monta, aficionado a los cigarros habanos, hijo de un noble húngaro, con fama de charlatán y el "hobby" de disfrazarse de travesti, fue el arma secreta de los servicios de inteligencia británicos a la hora de derrotar a Hitler, y su misión consistió en interpretar el horóscopo y las cartas astrales para anticiparse a las decisiones del dictador nazi y adivinar su estrategia.
Adolf Hitler decía en voz alta que guiarse del consejo de los astros era "una estupidez propia de mentes infantiles", pero en la práctica disponía de los servicios de un "astrólogo oficial del Führer" –Karl Ernest Krafft- y los historiadores creen que "cronometró" el inicio de algunas de sus campañas de manera que los planetas estuvieran convenientemente alineados. O sea, que era de los que no creían en brujas, pero "haberlas hay...".
La Ejecutiva de Operaciones Especiales británica (SOE), unidad especial creada por Churchill durante la guerra para ayudar a la resistencia en los países ocupados, destruir puentes y realizar actos de sabotaje, se desvió ligeramente de su estrategia primaria contratando al astrólogo berlinés Louis De Wohl –cuyo nombre original era Ludwig von Wohl, vivía en un hotel de Maida Vale y se dedicaba a hacer los horóscopos de la alta sociedad londinense- para que combatiera al líder del nacional socialismo a través de las estrellas. Pero nunca quedó del todo claro si la táctica contribuyó a la victoria aliada o resultó una farsa.
Las distintas agencias gubernamentales y de espionaje del Reino Unido encargadas de combatir el nazismo en la década de los cuarenta se tenían entre sí los mismos celos que hoy en día enfrentan en los Estados Unidos a la CIA, el FBI y las unidades especiales antiterroristas. Así que la decisión de contratar al astrólogo fue recibida con sorna e incluso abierta hostilidad dentro de los propios servicios de inteligencia británicos. El MI5, según documentos hasta ahora secretos que permanecían en los Archivos Nacionales, consideró la fe en el astrólogo como una "idiotez supina", e hizo lo posible por minar la imagen del aristócrata de origen húngaro como "un hombre afeminado de vanidad desmesurada, un propagandista nato cuya afición a los uniformes nazis sólo es superada por el hobby de disfrazarse de travesti".
Pero De Wohl contrarrestó esas opiniones adversas con un círculo estrecho e influyente de fans, entre quienes figuraba el almirante John Godffrey (director de la Inteligencia Naval), al que convenció de la importancia decisiva de adivinar –en función del horóscopo- si el führer estaba eufórico o pesimista al emprender una determinada ofensiva.
De Wohl llegó a ser enviado por sus superiores a los Estados Unidos para atizar la entrada de Washington en la guerra pronosticando una invasión de América Latina (participó en la falsificación de documentos al respecto) y convenciendo a los norteamericanos de que la derrota final de los nazis estaba "escrita". El astrólogo oficial del reino presumía de haber "leído en las estrellas" que Italia se aliaría con Alemania, la fecha de la ofensiva para invadir Gran Bretaña, y el desenlace de la batalla El Alamein. Los escépticos alegan que no era más que un "fantasma". Pero dado que Ronald Reagan no tomaba ninguna decisión si consultar a los astros, y Cherie Blair instaló a su propia "gurú espiritual" en Downing Street... ¿quién puede acusar a Churchill de buscar una manita para derrotar a Hitler?
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