22 dic 2008

Alvaro Uribe Vélez en la ruta de Chávez


Uribe sigue los pasos de Chávez para perpetuarse en el poder
Joaquim Ibarz, Corresponsal en América Latina
Publicado en La Vanguardia, 22/12/2008;
"Uribe, el mismo mesianismo que Chávez", escribe un lector en la página digital del diario "El Tiempo" de Bogotá. No hay para menos. Con el fin de perpetuarse en el poder, el presidente colombiano emula, e incluso supera, al vecino venezolano en trapacerías e irregularidades, sin importar el irrespeto a la Constitución y al Estado de derecho. Tanto los parlamentarios de la Asamblea Nacional de Venezuela como los del Congreso colombiano han dado un vergonzoso espectáculo al aprobar en forma apresurada una nueva reelección presidencial que no está contemplada en la Carta Magna de ninguno de los dos países.
¿Sería legítima una segunda reforma constitucional en Colombia para buscar un tercer mandato presidencial de Uribe con el respaldo de un Congreso con 50 parlamentarios presos, investigados o procesados por la Justicia por sus nexos con los paramilitares? En los dos últimos años, el gobierno de Uribe ha estado involucrado en el llamado escándalo de la parapolítica, por las complicidades de políticos (principalmente de la coalición que apoya al Gobierno), de altos funcionarios e incluso de familiares del presidente Uribe, con grupos armados ilegales de extrema derecha, responsables de miles de muertes atroces. Un total de 24 diputados y senadores ya están detenidos y otros 22 han renunciado sin recato al Congreso para que no los juzgue la Corte Suprema de Justicia, sino la fiscalía, donde con sus influencias tendrían mayor espacio de maniobra. Los analistas señalan que se trata de la peor crisis del Congreso en la historia de Colombia. Tal vez es la más grave que se conozca en materia judicial de cualquier órgano legislativo del mundo democrático.
Parlamentarios bajo sospecha de paramilitarismo
Según las investigaciones, los legisladores que están enjuiciados podrían haber ganado su escaño en las elecciones parlamentarias por medio de la intimidación y la acción armada que ejercieron los paramilitares contra la población civil. Así las cosas, ¿son legítimas las decisiones tomadas por un Congreso infestado de parlamentarios involucrados con paramilitares? La mayoría de estos senadores y representantes votaron leyes importantes, como la de Justicia y Paz, que dio beneficios importantes a los paramilitares (dirigentes políticos de la oposición y numerosas ONG"s dijeron que era una ley de impunidad para los asesinos). Muchos de los que están perseguidos por la Justicia también apoyaron el cambio constitucional que posibilitó la reelección de Uribe.
En febrero de 2003, este cronista planteó en Cartagena de Indias a Álvaro Uribe si era éticamente aceptable que un gobernante cambiara la Constitución y las leyes en beneficio propio. En aquella ocasión, el presidente colombiano respondió que "eso es cosa del Congreso". No tardaría mucho en demostrarse que no era así. Uribe cambió por primera vez la Constitución comprando con cargos y prebendas la voluntad de diputados y senadores. Recurriendo a todo tipo de tretas que golpean la institucionalidad del país, Uribe pretende ahora un segundo cambio constitucional para seguir en la Casa de Nariño.
César Gaviria, quien siendo presidente de Colombia promovió la redacción de la Constitución de 1991 sin buscar ningún beneficio propio, señala que Uribe ya empezó a andar por la misma senda que recorre Venezuela: el camino de poner las instituciones al servicio de una persona, de redactar una Constitución a la medida para perpetuarse en el poder.
César Gaviria: "Un camino autoritario y no democrático"
"Es un camino autoritario y no democrático: un Gobierno sin controles. La regla más invariable es que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Dejar avanzar el país a unas instituciones en que un Gobierno y una coalición se toman todos los poderes del Estado equivale a salirnos del Estado de Derecho y de la democracia", dijo Gaviria al periodista colombiano Yamid Amat.
El comentarista Daniel Coronell escribe en el último número de la revista "Semana" que "un gobernante tiene que contar con una gran dosis de cinismo y desvergüenza para impulsar una norma cuyo beneficiario es él mismo. Por ejemplo, la reelección".
Es lo que está haciendo Hugo Chávez en Venezuela para sacar adelante su proyecto totalitario. Lo hace también Álvaro Uribe firmando decretos de medianoche para mantener vivo artificialmente un referéndum que, según el citado Daniel Coronell, "viola las leyes electorales, parlamentarias y hasta gramaticales".
Los juristas colombianos coinciden en que reformar la Constitución por segunda vez en beneficio propio carece de todo sentido en términos institucionales. A Uribe no le debe de resultar cómoda la comparación con su vecino venezolano, que hace exactamente lo mismo que él. La propia prensa colombiana denuncia que la iniciativa del referéndum, que atenta contra un Estado desarrollado contemporáneo, son propias de una república bananera.
Falsos positivos: civiles inocentes asesinados por militares
El analista Bernardo Gutiérrez comenta a "La Vanguardia" que "es fastidioso, enredador y repugnante el ejercicio en el que están ocupados los congresistas para la reelección de Uribe cuando Colombia se ahoga por las lluvias y por el azote de la crisis económica; mientras, los muertos siguen saliendo de las fosas de los falsos positivos (así se denomina a civiles inocentes asesinados a sangre fría por el ejército para hacerlos aparecer como guerrilleros, y de esta manera cobrar recompensar económicas y promocionar ascensos militares)". Gutiérrez admite que ya no presta atención a tales actividades parlamentarias. "Sería –dice- como ocuparse observando cómo se pelean unas ratas por las sobras de un recipiente de basura... Cuando lo has visto una vez, lo has visto todas las veces".
Uribe pretende nada más y nada menos que sentar el precedente de que las reformas de la Constitución de Colombia puedan hacerse a la medida del traje que necesite ponerse. "Es algo a lo que no se había atrevido ninguno de los próceres que han escrito nuestro derecho constitucional", sentencia María Isabel Rueda en el diario "El Tiempo".
María Jimena Duzán, una de las periodistas colombianas que más abiertamente ha denunciado y denuncia los atropellos a la democracia y al Estado de derecho durante el mandato de Uribe, señala en la revista "Semana" que lo que sucedió en la Cámara demuestra que "bajo este Gobierno la división de poderes se está convirtiendo en una falacia y que las instituciones se han ido despedazando". Agrega la articulista que "estamos emprendiendo el camino que inician todos los países que terminan en dictaduras, situándonos incluso varios pasos más adelante que el propio Chávez, con el agravante de que este gobierno es un gobierno solapado que no se atreve a decir de frente que está usando el poder que le ha dado su popularidad para cambiar la ley en beneficio propio y para acabar con la vigencia del Estado de derecho".
Juan Restrepo, ex corresponsal de Televisión Española en Bogotá, buen conocedor de la realidad colombiana, comenta a este periódico que Uribe a toda costa quiere ganar un segundo mandato presidencial pero que al final saldrá algún impedimento que dará al traste con su proyecto de perpetuarse en el poder.
Juan Restrepo: "Se han rebasado los límites de la decencia"
"Está todo tan viciado de fondo y se han rebasado de tal manera los límites de la decencia que confío en que algo impida ese despropósito. Ya se manoseó la Constitución prometiendo prebendas en la más rancia tradición caciquil y politiquera -que Uribe había jurado combatir- para reelegirlo para un segundo mandato. Parece un escenario impensable que ahora, con un Congreso cuestionado, investigado por nexos con el mundo criminal de los paramilitares, se quiera volver a reformar la Constitución para dar gusto a la megalomanía de quien ya se cree enviado del cielo para salvar a la patria. El simple hecho de haberse equivocado los partidarios del referéndum en la pregunta que se debería plantear a los electores impedirá su reelección en 2010", comenta Restrepo.
Uribe tiene ansias de seguir en la presidencia, pero su popularidad decrece a marchas forzadas (pasó del 82 % de apoyo tras la liberación de Ingrid Betancourt con la Operación Jaque a 55 % que registra hoy día, con tendencia continua a la baja). Se nota el desgaste, el cansancio por episodios gravísimos como los asesinatos de civiles por el ejército o la negligencia del Gobierno al hacer de la vista gorda con las pirámides financieras que han arruinado a cientos de miles de ambiciosos incautos.
Aunque Uribe es todavía un presidente con alta popularidad, Juan Restrepo señala que se está desvaneciendo la idea de que es un mandatario irremplazable. Muchos se cuestionan la conveniencia de que siga en el poder, otros se preguntan si es un genio político o un autócrata al estilo de Chávez. La revista "Semana" recuerda que Colombia ha sido tradicionalmente un país de instituciones, lo cual es considerado como "un patrimonio nacional". La elite económica, política e intelectual del país ya rechaza el caudillismo. El concepto del hombre fuerte o providencial no ha tenido largo arraigo en el país. Para lograr su primera reelección, Uribe apeló a sus triunfos contra la guerrilla y al aumento en la seguridad nacional para neutralizar el sentimiento anticaudillista. Últimamente, Uribe estaba pasando del caudillismo al mesianismo, lo que empezó a asustar incluso a quienes lo apoyaron durante estos años.
Es más que sabido que a Uribe le fascina el poder. Desde que ganó la primera reelección ya pensaba en volver a cambiar la Constitución para ganar un segundo mandato. En una rueda de prensa que dio en el Hotel Tequendama de Bogotá en la víspera de los comicios presidenciales de 2006, este cronista le preguntó a Uribe que cuando aún no había ganado la primera reelección, ya se empezaba a plantear la segunda. El presidente ni permitió que acabara la pregunta. Por supuesto no contestó. Como tampoco respondió ala cuestión que le planteé de porque en ningún momento se ha deslindado formalmente del apoyo de los paramilitares para ganar votaciones. "Ya me hiciste esa pregunta hace cuatro años", me respondió. Y pasó a criticar las maldades de la guerrilla de las FARC.
Uribe pretendió disimular su deseo de perpetuarse en la Casa de Nariño con declaraciones ambiguas y mensajes equívocos. Aunque quiso despistar a la opinión pública, manteniendo en la incertidumbre a quienes aspiran a sucederlo, quienes lo conocen más o menos bien estaban convencidos de que intentaría reelegirse a como diera lugar.
El martes 16 de diciembre, cerca de medianoche, "Uribe se quitó la hoja de parra", dijo el precandidato Alfonso Gómez Méndez. A las 23,30 horas, el Gobierno dictó un decreto de urgencia en el que citaba al Congreso a improvisadas sesiones extraordinarias. El único tema del día era la aprobación de un referéndum que habían pedido casi cuatro millones de colombianos que estamparon su firma para apoyar la reelección del presidente en 2014 (los redactores de la pregunta de la consulta fueron tan torpes que se equivocaron en su planteamiento, de tal modo que en el referéndum aprobado por el Congreso se pide que Uribe pueda reelegirse en 2014, y no en 2010 como era la intención de quienes firmaron la petición). La sesión extra se reinició en la madrugada del 17 en plena ilegalidad, ya que el Congreso evitó la publicación o fijación en lugar público del orden del día exigido en el artículo 82 del reglamento, también omitió la citación oportuna y por escrito a "cada uno de los integrantes de la Cámara". Además, según la ley, la convocatoria sólo puede hacerse cuando el Congreso esté en receso. En esta ocasión, se hizo cuando aún se estaba sesionando.
Algún ingenuo había pensado que por simples razones de pudor político Uribe no permitiría que se convocara a sesiones extraordinarias con un orden del día dedicado exclusivamente a facilitar su segunda reelección. "Semana" expone que el hecho de que se convocaran esas sesiones extra dejó en evidencia que la ambigüedad del presidente sobre el tema no obedecía a una estrategia de gobernabilidad transitoria como se había especulado, sino a un interés concreto de aferrarse al cargo.
Uribe destapa su voluntad de seguir en la presidencia
En un clima marcado por acusaciones, gritos y confusión, en la última sesión del año el Congreso aprobó un referéndum para autorizar la tercera postulación de Uribe. El período parlamentario ordinario concluía a la medianoche del martes 16. Hasta las 23:30 horas todo parecía indicar que los debates que se celebraban sobre una iniciativa de reforma política y la petición de referéndum para habilitar una tercera postulación de Uribe quedarían pendientes hasta marzo de 2009.
La aprobación a la brava de la consulta no fue fruto de un consenso nacional, sino de la imposición presidencial. Durante años, Uribe jugó con la ambigüedad y la falacia de que era el pueblo, a espaldas suyas, quien exigía que continuara en el poder. Tras lo sucedido en la Cámara quedó claro que el jefe de Estado es quien manejaba los hilos para que el legislativo aprobara el referéndum. Uribe ya no podrá repetir más que la reelección fue fruto de la iniciativa de millones de colombianos, o de una decisión del Congreso. La convocatoria de las sesiones extras, que el presidente se negó a promover para impulsar otros proyectos legislativos de suma importancia, como la Ley de Víctimas, fue para salvar el referéndum; con ello, Uribe destapó a las claras su voluntad de seguir en la presidencia contra viento y marea.
Nada menos que seis ministros estuvieron presentes en el hemiciclo para forzar a los congresistas a aprobar el referéndum. No hay que olvidar que con el clientelismo que ha multiplicado Uribe, muchos familiares y allegados a los congresistas tienen cargos bien remunerados por su la cercanía con el poder. El grado de intercambio de puestos por votos quizá no haya tenido precedentes en el país. Pero los cargos no se reparten gratis. Y aquel era el momento de cobrar. "Semana" señala que, sin pudor alguno, los miembros del gabinete se ubicaron como guardia pretoriana alrededor del presidente de la Cámara para controlar todas sus palabras y sus movimientos.
Según la prensa local, Uribe y su secretario privado Bernardo Moreno seguían el debate por televisión desde la Casa de Nariño, residencia presidencial aledaña al Congreso. Algunos legisladores solicitaron el retiro de la sala de Claudia Salgado, asesora presidencial, quien para facilitar la faena de convencimiento portaba una lista en la que figuraban todos los nombres de los congresistas con sus fotos y los puestos que ocupan. Según denunció el diputado Germán Navas, del opositor Polo Democrático Alternativo (PDA), Salgado deambulaba por la sala como si fuera una congresista más, presionando a los diputados para votar a favor del referéndum.
"Informa con todo tipo de detalles al secretario de Uribe de todo lo que sucede. Está aquí para contarle a Bernardo Moreno si hemos votado o no, para que el Gobierno tome represalias contra los que rechazamos el referéndum", dijo un congresista. Otras dos asesoras presidenciales se ubicaron en la puerta para evitar que se escapara cualquier voto clave.
María Jimena Duzán señala que en la polémica sesión "los ministros perdieron la vergüenza, se les vio en la plenaria reconviniendo a los congresistas sin temor a que fueran vistos o escuchados. Hasta sus amenazas dejaron de ser veladas: fue evidente que el mensaje de Uribe era uno muy claro: o votan por mi referéndum reeleccionista a cambio de puestos, o les cierro el Congreso".
El ministro Diego Palacios fue el que más presionó a los congresistas
Duzán destaca la actuación del cuestionado ministro de Protección Social, Diego Palacios. Pese a estar investigado por haber presuntamente comprado el voto de una congresista en la primera reelección de Uribe, fue el más activo y el que más se empleó a fondo para favorecer la segunda reelección. "Palacios fue el que más arengó, al que más se le vio hablando con congresistas y el que más intentó ferrocarrilear (impulsarlo por la senda que uno quiere) el referéndum reeleccionista el día en que en que la Cámara decidió ponerles whisky a los pocillos de café. Es como si el hecho de ser un ministro investigado por la Yidis-política (así se bautizó al escándalo de la compra de votos de diputados clave que con el cambio de chaqueta posibilitaron la primera reelección de Uribe), en lugar de cohibirlo, le hubiera dado más autoridad y más confianza para cumplir tan histórica faena", escribe Duzán.
Para completar el cuadro, el ministro del Interior, Fabio Valencia Cosió, hermano de un fiscal preso por estar acusado de pertenecer a la mafia, actuó en actitud desafiante. Dijo que el referéndum había sido aprobado sin ningún vicio y que el Congreso podía cambiar la pregunta y permitir la reelección del presidente Uribe para 2010.
La comentarista Lucy Nieto de Amper denuncia que "esa noche la actuación del Gobierno fue vergonzosa en el Congreso, si es que hay democracia. En el recinto, celular en mano, el ministro Valencia recibía instrucciones de la Presidencia. En la puerta, el ministro Palacio impedía la salida de congresistas. Desde una curul (escaño), el ministro Arias (titular de Agricultura) controlaba los movimientos. Sin derecho alguno, la funcionaria Claudia Salgado chequeaba a congresistas y hacía un inventario".
Poco antes de la medianoche del martes 16, el gobierno dejó de lado su aparente neutralidad y expidió el decreto 4742, por el que se autorizaba al Parlamento a celebrar sesiones extraordinarias. La ordinaria fue levantada a las 23,46 horas; a las 00,05 del miércoles se inició la extraordinaria, que se prolongó hasta las 4,30 de la madrugada. El representante del Partido Liberal, Carlos Piedrahita, consideró que todo era ilegal, ya que las sesiones extraordinarias sólo pueden convocarse cuando el Congreso está en receso y nunca mientras sesiona.
Otra irregularidad más. El operativo contra reloj no se detuvo ni siquiera por la muerte del representante Orlando Duque, afectado de neumonía. De acuerdo con el reglamento del Congreso, ese fallecimiento debió motivar el levantamiento de la sesión por duelo. Pero el ministro Valencia Cosió pidió seguir, a toda costa. "Es vergonzoso que una reforma de tanta importancia para el país se haya aprobado de esa manera", afirmó al final de la sesión la senadora liberal Cecilia López. "La convocatoria es irregular", dijo el abogado constitucionalista Armando Novoa, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Carta Magna vigente desde 1991. "El trámite del referéndum ha estado lleno de irregularidades desde el inicio. La decisión de sesiones extras es tan solo una más. No es sorprendente en Uribe. No olvidemos que siempre amenaza con revocar el Parlamento, imponiendo su interés personal sobre cualquier otro", señaló Novoa.
Congresistas que ingieren licor en el hemiciclo
Por su parte, el diario "El Espectador" denunció en un editorial las escandalosas escenas protagonizadas en la Cámara por algunos congresistas que ingerían licor en el hemiciclo mientras aplazaban la discusión de la Ley de Víctimas, que no cumple las expectativas de la comunidad internacional y de las propias víctimas, y aprobaban el referéndum que permitiría la reelección presidencial en 2014.
"No sé con qué cara impulsó el Gobierno una iniciativa plagada de irregularidades", declaró el ex presidente César Gaviria. "Se necesita regresar a un espíritu reformista en el cual las soluciones dependan de las reformas a las instituciones y las políticas y no de un personaje providencial y mesiánico", recalcó el ex presidente.
Esta tragicomedia comenzó el día en que el saltimbanqui Luís G. Giraldo –del directorio del partido liberal pasó a apoyar la campaña presidencial del conservador Andrés Pastrana, y luego se pasó a las filas de Uribe-, para reactivar su carrera política planteó la celebración de un referéndum que permitiera cambiar por segunda vez la Constitución con el fin de posibilitar un tercer mandato de Uribe. Lucy Nieto comenta que a Giraldo le pasó de todo en el camino: redactó mal la pregunta del referéndum; hubo errores en firmas y cédulas de identidad, y la empresa que escogió para transportar gratis los paquetes de firmas pertenecía a David Murcia, estafador de las pirámides colombianas, que hoy se encuentra tras las rejas. Se ha denunciado que los fondos utilizados en la campaña de recolección de firmas proceden de las pirámides, entidades financieras ilegales cuya debacle en las últimas semanas afectó a cientos de miles de clientes. Para colmo, Giraldo no ha podido explicar el origen de varios millones de pesos, ni por qué tantos donantes se saltaron la cifra máxima de dinero que estaba permitida para apoyar la consulta. Al final, enredado y acorralado, Giraldo tuvo que renunciar a la secretaría del partido de 'la U'.. . Las cuentas sobre el desarrollo del referéndum están confusas. Resulta inexplicable que los promotores del referéndum que permitiría la nueva elección de Uribe no hayan podido mostrar cómo se financió el proceso y que las cuentas no aparezcan por ningún lado.
El referéndum colecciona tantos vicios como firmas
El diario "El Nuevo Siglo", dice que el trámite legal del referéndum obró el milagro de coleccionar tantos vicios como firmas. "Ya no se trata, sólo de las malformaciones congénitas y equívocos que lo acompañan, y que terminaron por llevar su vigencia a partir del período del 2014 (la voluntad popular sólo es susceptible de interpretación a partir del texto firmado exacto, salvo nueva pregunta uno a uno), sino que a ello, como a su financiación y la violación de los topes, se han sumado innumerables transgresiones que la Corte Constitucional no podrá soslayar sin bordear el prevaricato", afirma el periódico conservador.
"El Tiempo", tras reconocer que Uribe ha sido un gran presidente, abiertamente le pide en un editorial que "en un acto de visión y grandeza le diga al país que no aspira a su segunda reelección en el 2010". El diario reitera los peligros de la "infatuación colectiva con líderes infalibles que puedan colocarse por encima de las instituciones que han jurado defender por creerse imprescindibles". "Si el referéndum se cae –subraya "El Tiempo"-, sería una buena noticia para la democracia colombiana y sus instituciones, que se verían seriamente afectadas con la permanencia en el poder de una misma persona durante más de ocho años. Incluso de cuatro, como lo hemos visto en el quiebre institucional que ha representado este segundo período".

En Colombia empieza a percibirse cierto cansancio con Uribe. Cada vez son menos los que apoyan una segunda reelección. Según la última encuesta Gallup, disminuye el número de ciudadanos que quiere que Uribe se pueda presentar de nuevo en 2010. En sólo cuatro meses ha caído 14 puntos el porcentaje de los que están de acuerdo con la segunda reelección. Pasaron del 69 % en la encuesta de Gallup de agosto al 55 % en la que se dio a conocer el viernes pasado.
La baja en la popularidad de Uribe se debe a un cúmulo de factores desfavorables. En primer lugar, el clima político está cada vez más enrarecido; la economía va en claro declive por la crisis internacional y por errores del Gobierno; el presidente hizo un pésimo manejo del tema de las pirámides, que le salpica directamente; el drama de los falsos positivos –cada día se denuncian más casos de jóvenes asesinados por militares- ha golpeado duramente la imagen nacional e internacional de Uribe, y se empiezan a ver grandes grietas en las políticas sociales, que nunca han sido la prioridad del actual Gobierno colombiano...

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