Sotomayor avanza hacia un espacio en la Corte Suprema de EE UU
La jurista aspira a convertirse en la primera hispana que alcanza la máxima instancia judicial estadounidense
Nota de YOLANDA MONGE Washington
El País, 13/07/2009;
Los senadores demócratas la han alabado y los senadores republicanos han cuestionado su imparcialidad. Desde hoy, Sonia Sotomayor, 55 años, mujer, latina, elegida por el presidente Barack Obama para ocupar un sillón en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, se enfrenta a su confirmación en el Senado. No será fácil -nunca lo es, los 19 senadores (12 demócratas; 7 republicanos) que conforman el Comité de Asuntos Judiciales suelen 'freír' -el término en inglés es 'asar': 'grill') al candidato, que en algunos casos no ha superado la prueba-. Todo apunta a que este no será el caso. Sotomayor soportará días de preguntas y escrutinio sobre su pasado, su experiencia en la magistratura, sus ensayos, su juventud, su moral y su interpretación de la Carta Magna americana.
Pero como ha dicho el senador republicano Lindsey Graham, "a menos de que usted se derrumbe, va a ser confirmada". Los analistas políticos son de la misma opinión: a no ser que aparezca algo completamente fuera de lo normal, pasará la prueba y de forma abrumadora. Además, en principio los demócratas tienen los votos suficientes en el Senado (60 sobre 100) para que Sotomayor sea ratificada como la primera juez hispana de la historia de la máxima corte estadounidense.
Con halagos profesionales ha abierto la sesión el presidente del Comité, el demócrata Patrick Leahy. "Las cualificaciones de Sotomayor son fuera de lo común. Tiene más experiencia en el sistema judicial federal que ningún otro nominado para el cargo en los últimos 100 años". Leahy ha comparado a la juez que superó la barrera económica que le impuso una familia emigrante puertorriqueña y el Bronx neoyorquino con otros pioneros del Tribunal como Thurgood Marshall -el primer negro que se sentó en el Supremo-, Louis Brandeis -el primer judío- y Sandra Day O'Connor -la primera mujer-.
Donde los republicanos encontrarán terreno más abonado para la polémica será en las declaraciones que en el pasado la juez ha hecho sobre temas como la raza o el origen étnico. La frase más recordada y que hará sudar durante su confirmación a Sotomayor será aquella en la que dijo que "una latina inteligente" podría tomar mejores decisiones que un "hombre blanco" que ha carecido de las experiencias vitales de esa mujer. Eso lo dijo en 2001 y desde que se supo que Sotomayor ocuparía el puesto dejado vacante por David Souter, no se ha dejado de reproducir.
La posición de la magistrada, con 17 años en el sistema judicial y una carrera forjada en Princeton y Yale, en una sentencia contraria a una demanda por discriminación racial durante un proceso de ascensos de los bomberos de New Haven (Connecticut) será el otro caballo de batalla de los republicanos para torpedear su confirmación. El control sobre las armas y su posición sobre el aborto -un manifestante contrario a la interrupción voluntaria del embarazo tuvo que ser ayer evacuado de la sala debido a sus gritos sobre la juez- serán también asuntos que aprovecharán los conservadores para poner en duda las credenciales de Sotomayor.
Aunque no abiertamente, los republicanos admiten que atacar a la juez puede alejarlos más de los votantes hispanos, un 67% de los cuales votaron por Obama en las pasadas elecciones -sólo el 31% lo hizo por John McCain-. Los hispanos son la minoría que más rápido crece dentro de Estados Unidos y tienen un peso determinante en Estados electorales clave como California, Arizona o Nuevo México.
En su defensa, Sotomayor ha dicho que su filosofía judicial era "la fidelidad a la ley". "La tarea de un juez no es hacer la ley, si no aplicarla", ha dicho ante el Comité del Senado. Su discurso ha sido breve. Lo ha aprovechado para hacer un resumido repaso de su vida, desde sus humildes orígenes en el Bronx, cuando se quedó huérfana de padre a los nueve años y su madre se vio obligada a sacar a dos hijos adelante con el sueldo de una enfermera, hasta sus días en las prestigiosas universidades de Princeton y Yale y sus nominaciones para la judicatura de dos anteriores presidentes, George Bush padre y Bill Clinton. Será con un tercer presidente con quien Sotomayor alcance la culminación del sueño americano, de una cuna pobre a juez del Supremo. "Es nuestra Constitución la que hace posible ese sueño y lo que yo trato ahora es de respetar nuestra Constitución como juez del Tribunal Supremo".
Los senadores demócratas la han alabado y los senadores republicanos han cuestionado su imparcialidad. Desde hoy, Sonia Sotomayor, 55 años, mujer, latina, elegida por el presidente Barack Obama para ocupar un sillón en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, se enfrenta a su confirmación en el Senado. No será fácil -nunca lo es, los 19 senadores (12 demócratas; 7 republicanos) que conforman el Comité de Asuntos Judiciales suelen 'freír' -el término en inglés es 'asar': 'grill') al candidato, que en algunos casos no ha superado la prueba-. Todo apunta a que este no será el caso. Sotomayor soportará días de preguntas y escrutinio sobre su pasado, su experiencia en la magistratura, sus ensayos, su juventud, su moral y su interpretación de la Carta Magna americana.
Pero como ha dicho el senador republicano Lindsey Graham, "a menos de que usted se derrumbe, va a ser confirmada". Los analistas políticos son de la misma opinión: a no ser que aparezca algo completamente fuera de lo normal, pasará la prueba y de forma abrumadora. Además, en principio los demócratas tienen los votos suficientes en el Senado (60 sobre 100) para que Sotomayor sea ratificada como la primera juez hispana de la historia de la máxima corte estadounidense.
Con halagos profesionales ha abierto la sesión el presidente del Comité, el demócrata Patrick Leahy. "Las cualificaciones de Sotomayor son fuera de lo común. Tiene más experiencia en el sistema judicial federal que ningún otro nominado para el cargo en los últimos 100 años". Leahy ha comparado a la juez que superó la barrera económica que le impuso una familia emigrante puertorriqueña y el Bronx neoyorquino con otros pioneros del Tribunal como Thurgood Marshall -el primer negro que se sentó en el Supremo-, Louis Brandeis -el primer judío- y Sandra Day O'Connor -la primera mujer-.
Donde los republicanos encontrarán terreno más abonado para la polémica será en las declaraciones que en el pasado la juez ha hecho sobre temas como la raza o el origen étnico. La frase más recordada y que hará sudar durante su confirmación a Sotomayor será aquella en la que dijo que "una latina inteligente" podría tomar mejores decisiones que un "hombre blanco" que ha carecido de las experiencias vitales de esa mujer. Eso lo dijo en 2001 y desde que se supo que Sotomayor ocuparía el puesto dejado vacante por David Souter, no se ha dejado de reproducir.
La posición de la magistrada, con 17 años en el sistema judicial y una carrera forjada en Princeton y Yale, en una sentencia contraria a una demanda por discriminación racial durante un proceso de ascensos de los bomberos de New Haven (Connecticut) será el otro caballo de batalla de los republicanos para torpedear su confirmación. El control sobre las armas y su posición sobre el aborto -un manifestante contrario a la interrupción voluntaria del embarazo tuvo que ser ayer evacuado de la sala debido a sus gritos sobre la juez- serán también asuntos que aprovecharán los conservadores para poner en duda las credenciales de Sotomayor.
Aunque no abiertamente, los republicanos admiten que atacar a la juez puede alejarlos más de los votantes hispanos, un 67% de los cuales votaron por Obama en las pasadas elecciones -sólo el 31% lo hizo por John McCain-. Los hispanos son la minoría que más rápido crece dentro de Estados Unidos y tienen un peso determinante en Estados electorales clave como California, Arizona o Nuevo México.
En su defensa, Sotomayor ha dicho que su filosofía judicial era "la fidelidad a la ley". "La tarea de un juez no es hacer la ley, si no aplicarla", ha dicho ante el Comité del Senado. Su discurso ha sido breve. Lo ha aprovechado para hacer un resumido repaso de su vida, desde sus humildes orígenes en el Bronx, cuando se quedó huérfana de padre a los nueve años y su madre se vio obligada a sacar a dos hijos adelante con el sueldo de una enfermera, hasta sus días en las prestigiosas universidades de Princeton y Yale y sus nominaciones para la judicatura de dos anteriores presidentes, George Bush padre y Bill Clinton. Será con un tercer presidente con quien Sotomayor alcance la culminación del sueño americano, de una cuna pobre a juez del Supremo. "Es nuestra Constitución la que hace posible ese sueño y lo que yo trato ahora es de respetar nuestra Constitución como juez del Tribunal Supremo".
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