Columna Portarretrato/Raymundo Riva Palacio
El poder tras el trono
Ejecentral.com.mx 6 de Septiembre de 2009;
El poder tras el trono
Ejecentral.com.mx 6 de Septiembre de 2009;
La Presidencia de la República siempre ha tenido personas poderosas alrededor del Jefe del Ejecutivo. Algunas más memorables que otras, pero todas con grados de influencia sobresaliente. Muchos fueron determinantes en redefinir el rumbo del país; otros contribuyeron, desde una posición de más bajo perfil, a mantener ordenado y balanceado el trabajo del gabinete. Muy pocos han cometido errores, porque cuando eso sucede, el impacto es directo contra el Presidente. Felipe Calderón es el último en resentirlo.
MALA PLANEACIÓN
Patricia Flores, jefa de la Oficina de la Presidencia, tuvo a bien preparar el festejo del informe el mismo día que protestaban los legisladores en el Congreso de la Unión. Foto: CuartoscuroEn los días previos al tercer informe de Gobierno, un desaseo en la forma como se organizaba un evento en Palacio Nacional con todos los líderes políticos del país, provocó una vergüenza para el Presidente, porque su segundo de a bordo, Patricia Flores, jefa de la Oficina de la Presidencia, no hizo bien un trabajo de orfebrería política, y su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena, omitió realizar el cabildeo con los dirigentes de partidos, para comentarles el propósito de tal evento. A la señora Flores se le ocurrió la idea de invitarlos el mismo primero de septiembre, a la hora en que se instalaba la nueva Cámara de Diputados. Bravo Mena ni siquiera habló del acto con la nueva coordinadora de la bancada panista en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota.
Ya se sabe el fiasco que resultó la iniciativa de la casa presidencial, que se convirtió en un acto de insensibilidad política por la forma como se ejecutó. Pero el traspié, muy desafortunado con una nueva legislatura donde Calderón tendrá que trabajar en forma intensa para alcanzar acuerdos, no tuvo consecuencias visibles para la señora Flores. Para quienes no la conozcan o tampoco hayan oído hablar de ella, es el poder tras el trono, la número dos en el organigrama de la Presidencia y por donde pasa casi absolutamente todo lo que llega a manos de Calderón. En una Presidencia que gusta de centralizar las decisiones, ella es el arquetipo del modelo. Patricia Flores se conectó orgánicamente con Calderón cuando encabezó el fideicomiso que manejó los dineros del equipo de transición, recomendada por su tío, Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo y viejo amigo del ahora Presidente. Entró a Los Pinos por la puerta del entonces jefe de la Oficina de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño, y siguió ascendiendo cuando al irse a Gobernación, fue relevado por Gerardo Ruiz Mateos. Llegó a encabezar esa oficina en los ajustes de gabinete que hizo Calderón en los dos primeros años de su gobierno y comenzó a adquirir una fuerza interna que a muchos sorprende.
Tras la salida de Ruiz Mateos, hoy secretario de Economía, la señora Flores ocupó la principal posición de confianza en Los Pinos. Comenzó realmente su carrera política en 2001, cuando fungió durante tres años como secretaria general de la Cámara de Diputados. Flores ha sido muy discreta hacia fuera, y tampoco ha trascendido el poder que ha ido acumulando en la casa presidencial. Pero quienes saben de su trabajo, la ubican en el nivel de influencia de Mouriño y, en ocasiones, hasta un poco más. Tras la salida de Ruiz Mateos, hizo ajustes importantes en el equipo de Los Pinos. Desplazó a Antonio Vivanco, quien es parte del núcleo de aquellos que se hicieron amigos de Calderón cuando estudió la maestría en la Escuela "John F. Kennedy" de Gobierno, de la Universidad de Harvard, para colocarlo como coordinador de asesores –que ve al Presidente apenas dos o tres veces al mes-, y colocó en su lugar, como coordinadora de Gabinetes y Proyectos Especiales a Sofía Frech, sin importar haber perdido la mano suave del primero para ubicar en esa posición a una joven cuyo ímpetu inexperto genera tensiones con los equipos de los secretarios.
Los secretarios de Estado tienen que pasar por su oficina antes de llegar a la del Presidente. Prácticamente todos los secretarios–con un par de excepciones-, tienen que pasar primero por ella para saber qué es lo que llevan al Presidente, antes de entrar con Calderón. Las decisiones estratégicas del gabinete, en muchos casos, tienen que ser evaluadas por ella, como sucedió cuando en plena crisis de opinión pública por la epidemia de la influenza, el secretario de Salud José Ángel Córdoba, reintegró al experto Pablo Kuri, pero antes de que asumiera su nueva función de asesor, tuvo que tener el visto bueno de Flores.
Que a nadie le quepa duda. Nada sucede en Los Pinos sin que esta atractiva duranguense no lo sepa, ni decisión que no se le consulte. Ha desplazado a personas que caminaban desde hace mucho tiempo con Calderón y roto su interlocución directa con el Presidente. El ejemplo más claro es Alejandra Sota, la responsable de Estrategia y Mensaje, quien previamente gozaba de una amplia autonomía en Los Pinos. La fuerza política de Flores es conocida entre las altas jerarquías del gobierno. En las cada vez mayores ausencias del presidente Calderón en las muchas reuniones de trabajo que hay regularmente en Los Pinos –salvo la reunión semanal del gabinete de Seguridad, que siempre preside-, es Flores quien las encabeza. Patricia Flores es la todopoderosa dentro de Los Pinos, pero no tiene el carisma ni el cariño que había hacia Mouriño de todo el equipo en Los Pinos. A diferencia de él, e inclusive de Ruiz Mateos, tiene fuertes enemigos dentro de la Presidencia, por el poder tan grande del que goza. Es natural que la cercanía que tiene con el Presidente, despierte pasiones y envidias. Por lo mismo, no sobran quienes la quisieran fuera de Los Pinos. En las últimas semanas deslizaron la posibilidad de que fuera nombrada secretaria de Desarrollo Social, a la eventual salida de Ernesto Cordero al despacho de Hacienda, pero fue más resultado de las fricciones dentro de la Presidencia que el de un rediseño del gabinete.
El Presidente la apoya totalmente. Sólo los errores irán marcando su paso y destino, siempre y cuando se mantenga en Los Pinos quien le lleve la bitácora de desatinos y no tenga miedo, llegado el momento, de presentárselos al jefe de la casa presidencial.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
MALA PLANEACIÓN
Patricia Flores, jefa de la Oficina de la Presidencia, tuvo a bien preparar el festejo del informe el mismo día que protestaban los legisladores en el Congreso de la Unión. Foto: CuartoscuroEn los días previos al tercer informe de Gobierno, un desaseo en la forma como se organizaba un evento en Palacio Nacional con todos los líderes políticos del país, provocó una vergüenza para el Presidente, porque su segundo de a bordo, Patricia Flores, jefa de la Oficina de la Presidencia, no hizo bien un trabajo de orfebrería política, y su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena, omitió realizar el cabildeo con los dirigentes de partidos, para comentarles el propósito de tal evento. A la señora Flores se le ocurrió la idea de invitarlos el mismo primero de septiembre, a la hora en que se instalaba la nueva Cámara de Diputados. Bravo Mena ni siquiera habló del acto con la nueva coordinadora de la bancada panista en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota.
Ya se sabe el fiasco que resultó la iniciativa de la casa presidencial, que se convirtió en un acto de insensibilidad política por la forma como se ejecutó. Pero el traspié, muy desafortunado con una nueva legislatura donde Calderón tendrá que trabajar en forma intensa para alcanzar acuerdos, no tuvo consecuencias visibles para la señora Flores. Para quienes no la conozcan o tampoco hayan oído hablar de ella, es el poder tras el trono, la número dos en el organigrama de la Presidencia y por donde pasa casi absolutamente todo lo que llega a manos de Calderón. En una Presidencia que gusta de centralizar las decisiones, ella es el arquetipo del modelo. Patricia Flores se conectó orgánicamente con Calderón cuando encabezó el fideicomiso que manejó los dineros del equipo de transición, recomendada por su tío, Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo y viejo amigo del ahora Presidente. Entró a Los Pinos por la puerta del entonces jefe de la Oficina de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño, y siguió ascendiendo cuando al irse a Gobernación, fue relevado por Gerardo Ruiz Mateos. Llegó a encabezar esa oficina en los ajustes de gabinete que hizo Calderón en los dos primeros años de su gobierno y comenzó a adquirir una fuerza interna que a muchos sorprende.
Tras la salida de Ruiz Mateos, hoy secretario de Economía, la señora Flores ocupó la principal posición de confianza en Los Pinos. Comenzó realmente su carrera política en 2001, cuando fungió durante tres años como secretaria general de la Cámara de Diputados. Flores ha sido muy discreta hacia fuera, y tampoco ha trascendido el poder que ha ido acumulando en la casa presidencial. Pero quienes saben de su trabajo, la ubican en el nivel de influencia de Mouriño y, en ocasiones, hasta un poco más. Tras la salida de Ruiz Mateos, hizo ajustes importantes en el equipo de Los Pinos. Desplazó a Antonio Vivanco, quien es parte del núcleo de aquellos que se hicieron amigos de Calderón cuando estudió la maestría en la Escuela "John F. Kennedy" de Gobierno, de la Universidad de Harvard, para colocarlo como coordinador de asesores –que ve al Presidente apenas dos o tres veces al mes-, y colocó en su lugar, como coordinadora de Gabinetes y Proyectos Especiales a Sofía Frech, sin importar haber perdido la mano suave del primero para ubicar en esa posición a una joven cuyo ímpetu inexperto genera tensiones con los equipos de los secretarios.
Los secretarios de Estado tienen que pasar por su oficina antes de llegar a la del Presidente. Prácticamente todos los secretarios–con un par de excepciones-, tienen que pasar primero por ella para saber qué es lo que llevan al Presidente, antes de entrar con Calderón. Las decisiones estratégicas del gabinete, en muchos casos, tienen que ser evaluadas por ella, como sucedió cuando en plena crisis de opinión pública por la epidemia de la influenza, el secretario de Salud José Ángel Córdoba, reintegró al experto Pablo Kuri, pero antes de que asumiera su nueva función de asesor, tuvo que tener el visto bueno de Flores.
Que a nadie le quepa duda. Nada sucede en Los Pinos sin que esta atractiva duranguense no lo sepa, ni decisión que no se le consulte. Ha desplazado a personas que caminaban desde hace mucho tiempo con Calderón y roto su interlocución directa con el Presidente. El ejemplo más claro es Alejandra Sota, la responsable de Estrategia y Mensaje, quien previamente gozaba de una amplia autonomía en Los Pinos. La fuerza política de Flores es conocida entre las altas jerarquías del gobierno. En las cada vez mayores ausencias del presidente Calderón en las muchas reuniones de trabajo que hay regularmente en Los Pinos –salvo la reunión semanal del gabinete de Seguridad, que siempre preside-, es Flores quien las encabeza. Patricia Flores es la todopoderosa dentro de Los Pinos, pero no tiene el carisma ni el cariño que había hacia Mouriño de todo el equipo en Los Pinos. A diferencia de él, e inclusive de Ruiz Mateos, tiene fuertes enemigos dentro de la Presidencia, por el poder tan grande del que goza. Es natural que la cercanía que tiene con el Presidente, despierte pasiones y envidias. Por lo mismo, no sobran quienes la quisieran fuera de Los Pinos. En las últimas semanas deslizaron la posibilidad de que fuera nombrada secretaria de Desarrollo Social, a la eventual salida de Ernesto Cordero al despacho de Hacienda, pero fue más resultado de las fricciones dentro de la Presidencia que el de un rediseño del gabinete.
El Presidente la apoya totalmente. Sólo los errores irán marcando su paso y destino, siempre y cuando se mantenga en Los Pinos quien le lleve la bitácora de desatinos y no tenga miedo, llegado el momento, de presentárselos al jefe de la casa presidencial.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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