25 nov 2009

¿Vive el Presidente sus peores momentos?

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El día de ayer el Presidente dió dos entrevista en TV, explicándo lo que existe en el fondo. Parece que el Presidente leyó esta columna.
Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
El Universal, 22 de noviembre de 2009;
Vive Calderón los peores momentos
No puede ser un presidente aislado
Suicida apostar a su debilitamiento
Cuando se aproxima al último tercio de su gestión, Felipe Calderón vive uno de los momentos más difíciles: niveles históricos de pobreza y desempleo, la mayor crisis fiscal en décadas, el derrumbe de los ingresos petroleros, la pérdida del liderazgo en América Latina y, por si fuera poco, una severa crítica de cinco premios Nóbel al manejo de la crisis económica.
Pero esa sólo es una parte de sus dificultades. Desde hace semanas es público un impensable choque con poderosos empresarios —a causa de la política fiscal—, a los que acusó de no pagar impuestos, por un lado, y luego de tirar su propuesta de Ley de Ingresos. Tampoco es todo.
Intramuros del PAN, el grupo de Santiago Creel torpedea —un día sí y otro también—, las decisiones del gobierno de Felipe Calderón, en tanto que el otrora grupo compacto de Calderón ya no lo es tanto, sobre todo ante la urgencia de catapultar al presidenciable rumbo al 2012. En el fondo la debilidad del gobierno de Calderón se expresa en su incapacidad para construir un sucesor confiable. Bueno, que Manuel Espino sea el único que abiertamente acepte ser presidenciable muestra el tamaño de la crisis. Y del ridículo de Espino, claro.
EL SOLITARIO DE PALACIO
Algo extraño ocurre con el presidente Calderón que es motivo de preocupación de la clase política. En cafés y comederos es recurrente la pregunta: ¿Qué le pasa a Calderón? Y es que corrió como pólvora una ofensiva portada mediática, además de la insensibilidad del presidente, en su más reciente visita a Ciudad Juárez —en donde no hizo una sola alusión a la violencia y la criminalidad en Chihuahua, lo que motivó fuertes editoriales de la prensa local—, y por si faltara, cayó como balde de agua fría la severa crítica del Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, quien dijo que México es el que peor manejó la crisis global. Todo ello en medio de muy malas noticias; más desempleo, más pobreza, menos petróleo, menos inversión, más enojo social... Días complicados para Calderón quien, sin embargo, parece ausente ante la andanada de malas noticias apenas cruzada la primera mitad del sexenio. ¿Dónde está el Presidente?, es otra de las interrogantes frecuentes.
Si acusó a los grandes empresarios de no pagar impuestos y tirar su Ley de Ingresos, ¿por qué no le explica a los ciudadanos lo que existe en el fondo?. Pero debe más a los gobernados. ¿Por qué no explica a los mandantes las razones de su gobierno para decidir por tal o cual ruta frente a la crisis? ¿Por qué no responde él y directo a los Nóbel, a la OCDE, a la CEPAL? ¿Por qué no ofrece disculpas a los habitantes de Chihuahua? Y es que por grave que sea la situación del país, el Presidente no puede permanecer ajeno, como si nada, a las malas noticias, a la crítica, a los errores y desaciertos. ¿Por qué? Fácil, porque a nadie conviene un Presidente ausente.
TODOS CONTRA CALDERÓN
Sobre todo cuando parece que buena parte de la clase política y empresarial se ha alineado contra él. Lo combaten y hasta insulta parte del empresariado nacional, sobre todo los grandes capitales; lo combaten y limitan buena parte del PRI y los gobernadores; lo combaten y parecen los más interesados en tumbarlo sus adversarios del PAN. El Presidente parece atrapado por los que antaño fueron sus aliados, y que hoy parecen dispuestos a tumbarlo.
No es una novedad que desde que se creó el llamado “gobierno legítimo” y desde que su “presidente legítimo” se aventó esa puntada, el objetivo de AMLO y su claque —especialmente Porfirio Muñoz Ledo—, era ese; tirar del gobierno a Calderón. A los ojos de todos ese grupo le apostó al golpe de Estado. Pero con todo lo cuestionable que resulte el método y lo ridículo que sea para la clase política toda, lo cierto es que los “legítimos” poco o nada hicieron. En realidad AMLO destruyó más a la izquierda que al gobierno de Calderón. Esa es su mayor victoria.
En cambio, disfrazados de aliados, los grandes capitales, los poderosos evasores, los marrulleros gobernadores y los ambiciosos líderes del PRI y el PAN, parecen enarbolar la guadaña contra Calderón. Ya sabemos que AMLO y su “legítima” vacilada gritan por todo el país que es momento de tirar a Calderón. Pero lo que pocos saben, es que la verdadera “mano que mece la cuna” para debilitar a Calderón podría estar en los grandes capitales, los poderosos gobernadores, líderes del PRI, del PAN y de la ultraderecha.
Nadie en su sano juicio o preocupado por el país le puede apostar al debilitamiento del gobierno de Calderón. Empujar ese objetivo --en medio de una pradera seca--, sería igual a apostar por el estallido social, al suicidio. Nadie debe permitir la irresponsabilidad de debilitar aún más al gobierno, a las instituciones, venga de la derecha, la izquierda, el empresariado, el viejo PRI... Apostar por la debilidad del gobierno es apostar por el caos.

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