El Presidente Calderón en la Ceremonia de Traslado de los Restos de los Héroes de la Patria
Señor Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Señoras y señores Secretarios.
Distinguidos invitados.
Mexicanas y mexicanos:
Honrar la memoria de las mujeres y los hombres que iniciaron la lucha por la Independencia de México, es un acto de justicia y una muestra de agradecimiento por la invaluable herencia que nos legaron.
Los Insurgentes dieron su vida para que los mexicanos pudiéramos ser libres, para que rompiéramos las cadenas que nos ataban a la esclavitud y a la servidumbre. Y en este día, en Ceremonia Solemne, hemos trasladado los restos de nuestros más grandes Héroes de la Independencia a Palacio Nacional, para que pueda el pueblo, rendirles el mayor de los homenajes en el Año de la Patria.
La República entera les tributa el más grande de los agradecimientos. Gracias a ellos, hoy somos una Nación libre y soberana; gracias a ellos ondea gloriosa nuestra Bandera Nacional, a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio independiente.
En los últimos dos siglos, los restos de nuestros Héroes de la Independencia han sido albergados en diferentes sitios emblemáticos para todos los mexicanos.
Rescatados de su entierro original, y algunos de ellos en el olvido, fueron trasladados, primero, hacia la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México; luego a la Columna de la Independencia, a donde volverán, una vez concluidas las ceremonias del Bicentenario de la Independencia. Por ahora, serán resguardados en Palacio Nacional, en la Galería construida con los testimonios más altos de nuestra historia independiente.
Hay que recordar que en 1823, como reconocimiento y homenaje a los iniciadores de la Gesta de Independencia, el Congreso declaró Beneméritos de la Patria en Grado Heroico a: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, José María Morelos, Mariano Matamoros, Leonardo Bravo, Miguel Bravo, Hermenegildo Galeana, Mariano Jiménez, Pedro Moreno y Víctor Rosales, trece en total; y ordenó que sus restos fuesen exhumados para trasladarles a la Ciudad de México y depositarlos en la Catedral Metropolitana.
Ahí se celebraría una ceremonia para su entierro solemne, y así se hizo. Ese fue el primer homenaje organizado por la República a los Héroes de la Independencia.
Los de Leonardo Bravo, Hermenegildo Galeana y Mariano Abasolo no fueron localizados. Los restos de Nicolás Bravo se localizarían mucho tiempo después, en 1903.
En la Catedral permanecieron los restos de nuestros Héroes por espacio de un siglo. Posteriormente, en 1925, fueron conducidos, en Sesión Solemne, a la Columna de la Independencia.
A ellos se agregarían, en ese año, los de Vicente Guerrero, Leona Vicario, Andrés Quintana Roo y Guadalupe Victoria, próceres de la Gesta Libertaria, que fallecieron tiempo después de que México se había independizado del Imperio Español.
Sin embargo, la falta de un inventario, así como de un registro de los restos y de un estudio histórico que fundara las investigaciones, dio lugar a que no se registrase la inscripción de los nombres de dos personajes: de Víctor Rosales y de Pedro Moreno, a pesar de que era conocida su presencia entre los restos, la premura provocaría la omisión.
Con motivo del Bicentenario de la Independencia, el pasado 30 de mayo, los restos de nuestros Héroes fueron trasladados al Castillo de Chapultepec, con el objeto de evaluar su estado, identificarles plenamente y prever su conservación.
Los investigadores a cargo del proyecto, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pudieron ratificar la evidencia documental que señalaba la existencia de los restos de 14 de nuestros Héroes Patrios, y no solamente de doce, cuyos nombres están inscritos en la Columna de la Independencia. Este hallazgo, realizado justamente a partir de esta investigación, en el Año de la Patria, nos llena de orgullo y de emoción a todos los mexicanos.
En efecto. Se conocía por las inscripciones en la propia Columna de la Independencia, que ahí descasaban los restos de Miguel Hidalgo, de Ignacio Allende, de Juan Aldama, de Mariano Jiménez, de Vicente Guerrero, de Guadalupe Victoria, de Leona Vicario, de Andrés Quintana Roo, de Francisco Javier Mina, de José María Morelos y Pavón, Siervo de la Nación; de Mariano Matamoros y de Nicolás Bravo.
Las investigaciones históricas, reforzadas con la evidencia proporcionada por los estudios de antropología física, con los avances científicos de esta época, constataron:
Primero. Indubitablemente la identidad de los restos de nuestros héroes, y permitieron corroborar que también se encontraban en la Columna de la Independencia los restos de los Insurgentes Pedro Moreno y Víctor Rosales, a pesar de que no había una placa alusiva en el Monumento que así lo indicara. Omisión que, por supuesto, será corregida en estas ceremonias del Bicentenario.
La Nación entera se congratula de ello, especialmente de corroborar plena e indubitablemente la identidad de los héroes que en alguna ocasión se habían puesto, en el caso de algunos de ellos, en duda.
Hoy recibimos los restos de nuestros Héroes Patrios: de Hidalgo, Padre de la Patria y que llamara a los mexicanos a la Independencia; de Morelos, quien convocó a los mexicanos a constituirnos como una nueva Nación y proveyó su organización a través de la Constitución de Apatzingán de 1814 y, desde luego, de todos los que siguieron el llamado de ellos, ofreciendo hasta la vida por lograr la Independencia de México.
Hoy recibimos sus restos aquí en Palacio Nacional, que es el corazón político de la Patria, para que todos los mexicanos que así lo desean, puedan rendirles el homenaje que merecen, en el cumplimiento de 200 años de ser orgullosamente mexicanos, y orgullosamente libres.
Porque queremos que los mexicanos puedan acercarse y honrar a quienes dieron la vida por México en aquella Gesta Heroica; que estén aquí en esta Galería Nacional, y contemplen los documentos fundacionales de la Patria, los restos de sus héroes, las banderas que defendieron, incluso, con su vida.
Los restos de nuestros Héroes podrán ser apreciados en la Galería Nacional que se ha conformado en el Palacio Nacional, que abrirá sus puertas plenamente para conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.
Recordemos siempre que somos los herederos de Hidalgo, de Morelos, de todos aquellos a quienes hoy venimos y vendremos a rendirles homenaje.
Recordemos que ellos nos dieron la libertad, libertad que hasta ahora gozamos y que perdurará muchos años, porque los mexicanos nos estamos empeñando, y nos empeñaremos en preservarla frente a cualquier amenaza que la ponga en peligro en el país.
Que su vida nos guíe para enfrentar con valor cualquier desafío. Que su vida nos inspire para entender que la Patria es primero, como dijera, precisamente, Vicente Guerrero. Que la Patria es superior a cualquier interés personal o de grupo en el país. Que la Patria se defiende con la vida y hasta la muerte.
Señoras y señores.
Señores familiares de estos, y otros más Héroes nacionales, que le han dado significado a nuestro México en estos 200 años de vida independiente.
La unión y la fraternidad entre los mexicanos, debe ser el sello de los festejos de este 2010.
Y ejemplo de ello nos dio el propio Miguel Hidalgo al decir: No necesitamos sino unirnos. Si nosotros no peleamos contra nosotros mismos, la guerra está concluida y nuestros derechos a salvo. Unámonos todos los que hemos nacido en este dichoso suelo. Hasta ahí la cita de Hidalgo.
El llamado de unión del Padre de la Patria sigue resonando en el tiempo, en las calles, en las plazas y en los campos de nuestro querido México. Unámonos todos los que hemos nacido en este dichoso suelo.
La unión de todos los mexicanos es primordial, no sólo para consolidar el Año de la Patria, sino para construir un próspero y más brillante, aún, futuro que las generaciones venideras de mexicanos merecen.
Es fundamental la unión de los mexicanos para construir un futuro a la altura de nuestra dignidad, de nuestros anhelos y de nuestra historia, cuya grandeza hoy podemos celebrar, como privilegio de esta generación del Bicentenario y del Centenario.
Y el diálogo y la unidad entre todos los mexicanos es crucial para seguir construyendo un México de leyes, un México próspero, un México más seguro, un México más fuerte, un México justo e igualitario, como lo soñaron y por el cual lucharon los Padres de la Patria. Un México en que, sin distingo alguno, tengan acceso a la salud, a la educación y a las mismas oportunidades todos los mexicanos, independientemente de su credo, de su raza, de su lugar de nacimiento.
Los festejos del Bicentenario deben ser punto de inflexión en nuestra historia, para que los mexicanos, guidados por los ideales de nuestros Héroes, tomemos con firmeza las riendas de nuestro destino.
Que este 2010, Año de la Patria, el espíritu de libertad, de igualdad, de justicia y de democracia, anide en todos por igual y nos motive a realizar grandes y nuevas hazañas en beneficio de México.
Por eso, también, en tan singular ocasión, exhorto a todas y a todos los mexicanos, sin distingos, a que especialmente durante estos magnos festejos patrios que se avecinan, podamos subordinar nuestras naturales diferencias a la primacía de la historia que hoy conmemoramos.
Que en estos días, la memoria de nuestros héroes sublime en todos el espíritu nacional, y que pueda prevalecer en la celebración Patria el espíritu de fraternidad entre mexicanos, que los héroes de la Independencia forjaron y por el cual lucharon.
Que para celebrar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, estemos unidos en ello todos los mexicanos.
Celebremos nuestro pasado con alegría y con orgullo, y hagámoslo con la mirada puesta en el futuro. Conmemoremos con júbilo la gloria de nuestro pasado y que nos llene aún de mayor entusiasmo la historia que ahora a nosotros nos toca escribir.
Mexicanas y mexicanos:
Llevemos a México a ser la Patria que soñaron nuestros Héroes: Una Patria libre, una Patria justa, una Patria unida, una Patria generosa con sus hijos, fraterna con el mundo; una Patria motivada, precisamente, por los más nobles ideales que le han constituido con heroísmo, con el heroísmo de los héroes que hoy conmemoramos.
Que ellos que han muerto por nosotros vivan para siempre; que sean los Héroes de la Independencia los que inspiren y los que guíen el corazón de cada mexicana y cada mexicano.
Que sigan siendo la semilla fundacional de la Nación mexicana que tanto nos enorgullece. Que nuestros Héroes vivan en el corazón, en el recuerdo, en el trabajo, en la voluntad de todo México.
Qué vivan los Héroes que nos dieron Patria y que nos dieron Libertad, y que con ellos viva, qué viva México para siempre.
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2010-08-15 | Discurso
Alonso Lujambio Irazábal, Secretario de Educación Pública:
Maestro Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; señora Margarita Zavala Gómez del Campo, Presidenta del DIF Nacional.
Señor don Guillermo Ortiz Mayagoitia, Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; licenciado Francisco Blake Mora, Secretario de Gobernación.
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional; Almirante Mariano Saynez Mendoza, Secretario de Marina; General Jesús Javier Castillo Cabrera, Jefe del Estado Mayor Presidencial.
Licenciada Consuelo Sáizar, Presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Embajador Alfonso de Maria y Campos, Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia; maestro José Manuel Villalpando, Coordinador Nacional de los Festejos del Bicentenario y Centenario.
Señor Presidente.
Señoras y señores:
Nos hemos dado cita para honrar a los Héroes que nos dieron Patria. Para honrar a Miguel Hidalgo, a Ignacio Allende, a Juan Aldama y a Mariano Jiménez, fusilados en 1811.
A Mariano Matamoros, fusilado en 1814; a José María Morelos, fusilado en 1815; a Javier Mina, fusilado en 1817; a Pedro Moreno y a Víctor Rosales, muertos en combate, también, en 1817.
Y a otros iniciadores del Movimiento de Independencia que murieron después de la guerra. A Vicente Guerrero, muerto en 1831; a Leona Vicario, muerta en 1842; a Guadalupe Victoria, muerto en 1843; a Andrés Quintana Roo, muerto en 1851; y a Nicolás Bravo, muerto en 1854. Son 14 Héroes de la Patria. Nueve mueren durante la guerra y cinco después de ella.
Quiero compartir con ustedes, Presidente, amigas y amigos, en primer lugar, dos reflexiones: una en mi carácter de Secretario de Educación y otra como mexicano.
Empiezo por la segunda. Yo celebro, Presidente, que usted, sabedor del deterioro que sufrían los restos de nuestros Héroes, haya ordenado realizar todas las acciones necesarias para su debida conservación y cuidado.
Se corría el riesgo de que en 25, 30 años lamentáramos pérdidas definitivas para la Nación. La intervención de la conservación, que siguió los más estrictos estándares internacionales, ha concluido.
Gracias a esta decisión del Presidente de la República, en 2010, en el Bicentenario, todos los mexicanos del Siglo XXI, todos los mexicanos del Siglo XXII, en fin, seguirán contando en el futuro con los restos de nuestros amados Padres de la Patria, por todo lo que representan para nosotros como Nación, tanto entonces, como ahora y para siempre.
En segundo lugar. Quiero anunciar formalmente a todos los mexicanos y mexicanas, que el próximo 5 de septiembre el Presidente Felipe Calderón inaugurará aquí, en Palacio Nacional, la Galería Nacional, un nuevo Museo Nacional, sí, nada menos que en nuestro gran Palacio; una acción clave, cultural para el presente y para el futuro.
La primera exposición de este gran Museo reunirá, por primera vez en nuestra historia, los objetos más queridos para todos los mexicanos: el Estandarte Guadalupano, de Miguel Hidalgo; los Sentimientos de la Nación, de nuestro inmortal Morelos; el Acta de Independencia de 1821; la Silla Presidencial de Benito Juárez; el escritorio de Francisco I. Madero; la Bandera del Ejército Libertador del Sur, comandado por Emiliano Zapata; la Constitución Política de 1917. Basten estos siete ejemplos, de entre más de 500 piezas, para imaginar la grandeza de lo que veremos.
Pero Presidente, mexicanas, mexicanos: Qué podría ser lo más querido, lo que demandase un espacio aparte, un recinto único; qué podría ser lo que mereciese la máxima dignidad y el máximo decoro. Qué podría ser eso, sino los restos de los fundadores de la Nación.
La Galería Nacional nace con el honor, grandísimo, como el que más, de ver en el Salón de Recepciones del Recinto Constitucional de Palacio Nacional, los restos de los Héroes que nos dieron Patria.
El Presidente de la República ha ordenado que los restos descansen aquí, durante los próximos 11 meses para su respetuosa exposición, y que regresen a la Columna de la Independencia el 30 de julio de 2011, cuando se cumplan 200 años de la muerte de don Miguel Hidalgo, Padre de la Patria.
Presidente.
Amigas y amigos:
El meticuloso trabajo de antropólogos físicos e historiadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, lleva a la conclusión inequívoca de que en el Columna de la Independencia se albergaron, ahí, desde 1925, 14 osamentas,
Este es un dato fundamental, en las Puertas del Nicho de la Columna del Ángel de la Independencia, se habla de la presencia, ahí, de 12 osamentas. Hay claramente un error en las puertas. Ese nicho alberga 14, no 12 osamentas.
Se comprueba así, cabalmente, la vieja hipótesis, del error cometido en 1925, en las Puertas de Bronce, en el Nicho de la Columna del Ángel de la Independencia, que inexplicablemente inscriben el nombre de solamente 12 Héroes Patrios, cuando de hecho, se estaban depositando ahí, en 1925, 14 osamentas.
Si hoy encontramos en ese nicho 14 osamentas, es claro que en 1925 se cometió un error, una omisión, que generó, naturalmente, dudas que hoy quedan finalmente despejadas.
Concretamente, se habían omitido en las Puertas de Nicho en la Columna de la Independencia, los nombres de Pedro Moreno y Víctor Rosales, ambos muertos en 1817.
La omisión de 1925, consistente en excluir del listado a Moreno y a Rosales, específicamente, resultó siempre extraña. Era sabido, y está probado documentalmente que los restos de ambos habían llegado a la Catedral de México, junto con los restos de otros Héroes desde 1823, y que ahí habían permanecido, junto a los demás, durante 102 años, hasta 1925, cuando se anunció que el conjunto de los restos, ubicados en la Catedral, debía de llevarse a la Columna de la Independencia.
En 1925, el Presidente Calles optó, efectivamente, por trasladar a la Columna, todas las osamentas, 10 ubicadas en Catedral, y sumar a esas 10 otras cuatro que no se encontraban en la Catedral. Tres provenían de la Rotonda de los Hombres Ilustres, Victoria, Quintana Roo y Vicario, y una osamenta del Panteón de San Fernando, es el caso de don Vicente Guerrero.
Siempre se estuvo, en consecuencia, en el entendido de que en 1925 llegaban 14 osamentas al Ángel de la Independencia.
Hoy con gusto, podemos decirle a todas y todos los mexicanos y mexicanas, y especialmente a los de Lagos de Moreno, en Jalisco, y a los Ario de Rosales, en Michoacán; que los restos de Moreno y de Rosales estuvieron resguardados, desde 1925, con el resto de los Fundadores de la Patria, en la Columna del Ángel de la Independencia.
Agradezco a los antropólogos físicos del INAH y los historiadores del INEHRM, por el meticuloso cuidado; diría yo, por el amoroso cuidado con que realizaron una tarea histórica.
Los mexicanos, en el Bicentenario, celebramos, por supuesto que celebramos con alegría 200 años de nuestro ser, de nuestra existencia.
Fuimos a la Guerra de Independencia, y ocho años después de su Consumación España intentaba reconquistarnos, en 1829; nos enfrentamos a los Estados Unidos en 1836, por la cuestión texana, y a Francia dos años después, en 1838. Poco después fuimos a la Guerra contra los Estados Unidos, durante casi tres años, entre 1846 y 1848; nos invadió Francia durante cinco años, entre 1862 y 1867, la Nación atribulada, vivió, entonces, un periodo de paz, pero en 1910 protagonizó la primera Revolución Social del Siglo XX. La Nación ha enfrentado retos extraordinarios, y esta generación ha logrado, por primera vez en la historia de México, la convivencia democrática entre mexicanos.
La cultura mexicana es una de las grandes culturas de la civilización humana. Su diversidad, que emana de muchas fuentes, construye históricamente, también, una unidad. Lo mexicano tiene una identidad inequívoca e inconfundible. Con orgullo decimos al mundo que hoy todos los que somos, todo lo que somos como Nación, se lo debemos a estos Héroes, cuyos restos vemos con emoción aquí, entre nosotros.
Esta mujer y estos hombres tuvieron generosidad, tuvieron templanza, tuvieron valor. Tras escoger entre diversas opciones decidieron y actuaron, y su acción tuvo para nosotros las más vastas consecuencias. Su convicción es grande, no temen ya nada, nada los detiene, van a luchar decididos, van con arrojo, su acción demanda una estatura, una fibra moral que los lleva, incluso, a pensar que la causa que se abandera, es más importante que la propia vida. Los impulsa una fuerza interior, que no es sino el amor a la tierra que los vio nacer y a su gente.
Del alma de esos hombres nació la Patria toda, dijo Justo Sierra hace 100 años. Hoy, 100 años después, en el Bicentenario del Inicio de la Gesta Independentista, la Nación con gratitud le rinde honor a quien más honor merece. A quienes con su ejemplo y generosidad y entrega, nos inspiran y nos recuerdan siempre que hemos sido, que somos, que seremos orgullosamente mexicanos.
Muchas gracias.
-MODERADORA: Toca el turno al Ministro Guillermo Iberio Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
-MIN. GUILLERMO IBERIO ORTIZ MAYAGOITIA: Maestro Felipe Calderón Hinojosa, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; señora Margarita Zavala Gómez del Campo; señores Secretarios de Estado y demás componentes de la mesa principal; distinguidos invitados:
El Movimiento de Independencia buscó, desde su origen, la libertad y la igualdad. Los Padres de la Patria forjaron instituciones que hoy inspiran nuestro arreglo constitucional.
Ellos vieron en la guerra una terrible excepción destinada a brindar paz y orden a las futuras generaciones. Hoy gozamos de los derechos que ellos vislumbraron y que fueron capaces de transmitirnos a través de la Constitución.
Por eso, para honrar su memoria debemos asegurarnos de que las situaciones de excepción no permanezcan en nuestra convivencia democrática.
Dentro de un mes, la Plaza de la Constitución y el propio Palacio Nacional serán testigos del Grito de Independencia. Qué importante reunirnos para conmemorar a quienes lucharon por darnos Patria y Libertad.
Estas son ocasiones propicias para conocernos mejor como mexicanos, como ciudadanos libres, como creyentes en el Estado de Derecho, estructura de la sociedad de la que emana y a la que debe proteger.
Este sentimiento del orgullo de ser mexicanos nos exige recordar que este país fue uno de los primeros en el mundo en abolir la esclavitud. México desde sus orígenes conserva una profunda vocación por la libertad.
Somos una Nación pluricultural. En nuestro territorio se hablan 68 agrupaciones lingüísticas y más de 360 variantes de estos idiomas. Nuestro país debe comprender que tal diversidad representa una invaluable riqueza.
Hidalgo luchó por acabar con el sistema de castas. Los mexicanos de hoy, inspirados en su ejemplo, trabajamos pacíficamente por construir una sociedad más tolerante e igualitaria.
El Instituto Federal de la Defensoría Pública refleja dicho esfuerzo, actualmente cuenta con defensores públicos bilingües, capaces de atender a los hablantes de 20 lenguas indígenas distintas.
En México nació el constitucionalismo social. Nuestra vocación por lo colectivo nos llevó a ser el primer país en el mundo en constitucionalizar los derechos de clases y de grupos.
Por ello, en el Poder Judicial de la Federación, es la legalidad nuestro principio y nuestro objetivo; es el origen de la legitimidad de nuestra actuación y el único mecanismo para la búsqueda del bienestar social.
México se encuentra entre los seis países que más aportan al Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, así lo ha reconocido la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, por sus siglas.
Por todo ello, cuando gritamos: Viva México, con ese grito expresamos nuestra convicción porque perduren la libertad, los derechos sociales, nuestra esencia pluricultural y el patrimonio que compartimos con el mundo entero, herencia que recibimos de los Fundadores de nuestra Nación y que habremos de transmitir a nuestros hijos y nietos. Y expresamos también, nuestro firme propósito de un futuro mejor para todos.
A 200 años del Inicio del Movimiento de la Independencia nos enfrentamos a difíciles retos, la diferencia es que México cuenta hoy con instituciones sólidas.
En el Poder Judicial hemos reconocido la necesidad de acciones contundentes y certeras para fortalecer la paz social y las instituciones de nuestro país.
En ese camino sabemos que el combate al crimen organizado debe pasar por el absoluto apego a la legalidad, por la procuración efectiva de la justicia y por la protección irrestricta de las Garantías Individuales.
Nuestra sociedad no debe habituarse a la violencia, a la injusticia, ni a la ilegalidad, particularmente, no debemos aceptarlas como una forma de vida para las futuras generaciones.
Este es un buen momento para que los jóvenes conozcan la vida y obra de los Héroes Nacionales, y tomen sus ideales como referentes para construir un México más justo, equitativo, tolerante y libre.
Por eso, con emoción, con fervor patrio, interrumpimos el reposo histórico en el que estaban sumergidos para que los restos de nuestros Héroes mayores, ahora restaurados en su materialidad y plenamente identificados, con la fuerza de su espíritu y de sus ideales, sigan orientando el destino de nuestra Nación.
Muchas gracias.Diversas intervenciones en la Ceremonia de Traslado de los Restos de los Héroes de la Patria
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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