El
caso de EL Siglo de Torreón.
La
Laguna: información secuestrada/LUIS LOZANO
Proceso No 1893, 10 de
febrero de 2013
DURANGO,
DGO.- El secuestro y la tortura de cinco empleados del periódico El Siglo de
Torreón en la tarde del jueves 7 fue la culminación del fracaso de las
autoridades locales y federales para combatir a la delincuencia organizada en
La Laguna.
Apenas
el miércoles 6, el gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera, y el de
Coahuila, Rubén Moreira Valdez, habían dado a conocer el fortalecimiento del
Operativo Laguna –que sustituye a Laguna Segura– a fin de que los tres niveles
de gobierno se coordinen y, con el respaldo del Ejército, frenen la escalada
violenta que rebasó a las anteriores operaciones.
Pero
el crimen organizado se anticipó a ese anuncio de los mandatarios. La noche del
martes 5, un grupo armado llegó hasta la vivienda de la presidenta municipal de
Gómez Palacio, Rocío Rebollo Mendoza, disparó contra la fachada, pintó en la
pared un mensaje donde la acusó de traición y firmó como Los Zetas.
Cuando
los pistoleros se retiraban de la zona, tirotearon la vivienda de Carlos
Herrera Araluce, dos veces alcalde de ese municipio y dueño de la empresa
lechera Chilchota, una de las más prósperas de la región.
“Balean
casa de alcaldesa”, fue el encabezado principal de El Siglo de Torreón el
miércoles 6. El impacto mediático del incidente obligó a acelerar la
presentación del nuevo esquema.
Momentos
después del anuncio de los gobernadores, respaldado por los mandos militares de
las regiones III y XI, Moisés García Ochoa y Moisés Melo García, continuaron
los ataques del narco a las corporaciones federales.
Alrededor
de las 14:00 horas, un grupo de sicarios se enfrentó con efectivos de la
Policía Federal que resguardaban el acceso al Hospital General del Estado. El
tiroteo se extendió hasta el municipio vecino de Lerdo. Los testigos afirman
que al menos 60 patrullas de distintas corporaciones se utilizaron para buscar
a los agresores.
Con
menos vigilancia en la zona, minutos después otro convoy de fuerzas federales
fue atacado en el Periférico de Gómez Palacio, en la zona conocida como
Chapala. Y esa misma noche, en otro desafío a la autoridad, unos delincuentes
arrojaron en la calle Mártires de 1910, en el centro del municipio, el cadáver
de un hombre de aproximadamente 20 años con un disparo en la cabeza.
El
Siglo de Torreón expuso en su primera plana del jueves 7 la furibunda reacción
de la delincuencia. El encabezado “Desatan ataques en GP” exhibió de entrada
las debilidades del nuevo operativo conjunto, entre ellas el hecho de que se
designó como coordinador a José de Jesús Hernández Hernández, comandante de la
Décima Zona Militar con sede en la ciudad de Durango, a más de 200 kilómetros
del territorio en disputa.
Por
otro lado, la vocería del operativo se estableció en Saltillo, a más de 250
kilómetros de La Laguna. “Operativo ¿remoto?”, se cuestionó también en la
portada del periódico.
Nadie
a salvo
Aunque
el diario se reservó los nombres de los trabajadores plagiados el jueves 7, se
supo que ninguno pertenecía a su redacción, lo que hace creer que los eligieron
al azar. Los delincuentes ubicaron uno por uno a quienes portaban credencial o
gafete del periódico hasta que tuvieron a cinco en sus manos. Alrededor de las
nueve de la noche se notó su ausencia y el resto del personal de El Siglo de
Torreón se resguardó de inmediato.
Alrededor
de las 3:00 de la madrugada del viernes, los cinco fueron liberados. Dos,
gravemente golpeados, ingresaron a un hospital, pero todos sufrieron maltrato.
La
casa editorial publicó en su página de internet:
…Lo
ocurrido la noche del jueves resulta alarmante porque abre un nuevo frente en
la vulnerabilidad de los medios de comunicación, pues los trabajadores
secuestrados no pertenecen al área de redacción. Esto significa que cualquier
trabajador de un medio ahora puede ser víctima de una agresión que busque
afectar una cobertura periodística mediante la violencia.
Los
medios de comunicación hemos quedado atrapados en la ola criminal desatada en
La Laguna y el resto del país en los últimos años, a pesar de que sólo somos
actores sociales que buscan informar los hechos que han golpeado a nuestras
comunidades.
Resulta
notable que el secuestro de nuestros cinco compañeros haya ocurrido horas
después de que, ese mismo jueves, se instaló en el Senado de la República la
Comisión para Seguimiento de Agresiones contra Periodistas, un organismo
similar a muchos otros que no han logrado frenar la violencia contra medios de
comunicación, marcando un fuerte contraste entre lo que se ve en la capital del
país y lo que ocurre en las regiones donde se vive la ola criminal.
(…)
No
es la primera agresión que sufre este diario. En agosto de 2009 y noviembre de
2011 nuestras instalaciones fueron atacadas por sujetos armados y hasta ahora
las investigaciones permanecen congeladas y sin avances.
Sin
embargo, en El Siglo de Torreón mantenemos el compromiso de seguir informando a
la comunidad sobre lo que ocurre en nuestra Comarca Lagunera.
Al
día siguiente del secuestro, del cual ya estaban enterados los directivos del
periódico, éste siguió informando del incremento de los delitos que sobrevino
en Torreón, Gómez Palacio y Lerdo a partir del arranque del Operativo Conjunto
Laguna en 2007. Recordó que en enero de 2011 se anunció el Sellamiento Nazas,
que tuvo pobres resultados.
A
mediados de ese año, tras un acuerdo de la Conferencia Nacional de
Gobernadores, se desplegó el Operativo Conago; y a finales de 2011 llegó Laguna
Segura, que se prolongó hasta diciembre de 2012. En suma, como señaló en su
encabezado de portada el diario, Van 5 operativos en 5 años. El “balazo”
machacaba: “Delitos se disparan en La Laguna a pesar de las acciones del Ejército
y Policías desde 2008”.
El
miedo
El
temor de los periodistas a la delincuencia organizada en La Laguna no es nuevo,
pero el plagio de los cinco trabajadores de El Siglo de Torreón extendió la
sicosis al personal que no realiza trabajo editorial.
Desde
hace varios meses la mayoría de los medios de comunicación laguneros decidieron
no enviar a sus reporteros a Durango porque no existen garantías básicas para
ejercer su profesión.
En
octubre pasado, después de cubrir un acto oficial en Lerdo, dos periodistas
fueron plagiados por pistoleros de Los Zetas. Como ya había ocurrido años
antes, los delincuentes se quejaron de la falta de atención del medio hacia sus
“hazañas”.
A
partir de entonces la prensa dejó de reportear y privilegió el contacto telefónico
y vía internet para incluir información de ambos municipios en los periódicos
de Torreón.
El
viernes 8 la agencia Apro hizo un recuento de incidentes relacionados con el
quehacer periodístico en la región.
El
26 de julio de 2010, durante un motín en el Cereso número 2, en Gómez Palacio,
un grupo armado secuestró a Javier Canales, que cubría la nota para Multimedios
Laguna; Alejandro Hernández, camarógrafo de Televisa Torreón; Héctor Gordoa
Márquez, enviado de Televisa México; y Héctor “N”, del diario El Vespertino.
Tres de ellos fueron liberados en los días posteriores, pero jamás se supo
oficialmente del paradero del último periodista citado.
Aunque
se denunció la participación de una docena de delincuentes en el plagio,
únicamente se presentó a tres presuntos responsables.
Antes,
el 25 de mayo de 2009, fue localizado el cadáver de Eliseo Barrón Hernández,
reportero policiaco del diario La Opinión Milenio. De acuerdo con la policía,
su asesinato fue ordenado por el cabecilla de Los Zetas Lucio Fernández, El
Lucifer, como “escarmiento” para que los periodistas de la región dejaran de
publicar las actividades de ese cártel, según difundió el 13 de junio el
mencionado periódico.
El
3 de mayo de ese mismo año, Carlos Ortega Melosamper, corresponsal de El Tiempo
de Durango en el municipio de El Oro, fue asesinado en un intento de
“levantón”. El rotativo señaló como presunto responsable al entonces alcalde,
Martín Silvestre Herrera.
El
10 de octubre siguiente fue encontrado muerto de un tiro en la cabeza Gerardo
Mata Esparza, fotógrafo de la Dirección Municipal de Seguridad Pública de
Durango. Por su asesinato se detuvo al abogado Luis Felipe Solís Rodríguez,
quien a su vez fue asesinado en el Cereso número1, en la capital del estado,
pero este hecho se calificó oficialmente como un crimen pasional.
Para
el 2 de noviembre, también de 2009, fue plagiado y asesinado Bladimir Antuna
García, también de El Tiempo de Durango. “Esto me pasó por dar información a
los militares y escribir lo que no se debe. Cuiden bien sus textos antes de
hacer una nota. Atentamente Bladimir”, se leía en un mensaje colocado junto al
cadáver.
El
martes 22, Televisa desplegó un equipo de noticiarios en La Laguna para mostrar
el grado de miedo que se vive en la región. Para que el conductor Carlos Loret
de Mola realizara su transmisión en vivo fue necesaria la protección de cientos
de efectivos de la Marina, el Ejército y la Policía Federal, así como la
estatal.
Los
reporteros locales coinciden en que sólo así podrían realizar su trabajo, pero
es difícil que la autoridad se interese tanto en ellos.
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