Arqueología
de una victoria/Raymundo Riva Palacio
24 Horas, Marzo 17, 2013
Jorge
Mario Bergoglio, el gran rival de Joseph Ratzinger en el colegio cardenalicio
de 2005 hasta que su petición para que dejaran de votar por él permitió al
cardenal alemán convertirse en Benedicto XVI, estaba fuera del radar de todos
los expertos vaticanólogos al comenzar esta semana el proceso para elegir al
sucesor de la silla de San Pedro. Su elección provocó una enorme sorpresa en el
mundo cuando, por lo que ahora se sabe, en realidad era un aspirante formidable
desde el arranque del proceso.
“No
les diré cómo fueron nuestras pláticas, porque es algo interno, pero una cosa
puedo decir con certeza: el cardenal Bergoglio no se habría convertido en Papa
en la quinta votación, de no haber sido realmente un fuerte contendiente al
papado desde el principio”, confió a la prensa el arzobispo de Viena, el
cardenal, Christoph Schöenborn.
El
jesuita argentino Bergoglio ganó la elección con una ronda de votos más de las
que necesitó Benedicto XVI. “El cónclave duró poco más de 24 horas”, dijo
Schöenborn. “Fue uno de los más cortos en la historia del papado, que mostró
gran unanimidad, gran unión y un fuerte punto de vista común sobre quien
pensábamos en ese punto que Dios había designado como el sucesor de Pedro”. La
reconstrucción de cómo fueron las votaciones es posible sólo a través del
trabajo de arqueología de la prensa vaticana, que ha permitido armar el mosaico
de lo que sucedió en la Capilla Sixtina esta semana.
Daniel
J. Wakin, corresponsal de The New York Times, apuntó: “Bergoglio avanzó
aparentemente a través de la primera ronda del voto como el que más había
recibido, aunque algunas otras eminencias obtuvieron algunos de ellos, que
fueron escritos en boletas en Latín con plumones Pilot”. Carlo Marroni, el
corresponsal en El Vaticano del periódico económico milanés Il Sole 24 Ore,
añadió que al arrancar el cónclave, los líderes en la votación, junto con
Bergoglio, eran el canadiense Marc Ouellet y Angelo Scola, de Milán, el
favorito en la opinión pública.
De
acuerdo con Ignazio Ingrao, el experto vaticano del semanario romano Panorama,
los cardenales votaron por un variado número de sus pares, como “cortesía”. No
obstante, agregó, “se fueron yendo rápidamente hacia Bergoglio”. Las
conversaciones que sostuvieron esa misma noche los cardenales, ayudaron a
enfocar aún más en el argentino, reportó Wakin. Sus pláticas parecen haber
jugado un papel crucial, pues se empezó a caer Scola. “El italiano era el líder
del partido contrario de la Curia Romana, dominada totalmente por los
italianos, que tenían 28 cardenales electores, una exagerada representación”,
reportó Julio Algañaraz, el veterano corresponsal del diario argentino Clarín,
en El Vaticano.
“No
se trataba sólo del número. Un número de purpurados europeos y norteamericanos
reprochaban a Scola sus relaciones políticas con dirigentes del grupo Comunión
y Liberación, (que) había presionado fuertemente sobre el papa Ratzinger para
que promoviera a Scola a la arquidiócesis más grande de Europa, aunque ya era patriarca
de Venecia. Lo lograron. Sin embargo, se ve claro que estas maniobras
terminaron desprestigiando la candidatura a Papa del cardenal”.
Scola,
recordó el corresponsal del Times, había llegado al cónclave con un sólido
bloque de votos, incluidos los de muchos europeos y estadounidenses, quienes lo
veían, pese a ser italiano, lejano a las intrigas de El Vaticano. Sin embargo,
agregó, se vio rápidamente que eso no iba a ser suficiente, dada la oposición,
decía la prensa italiana, del cardenal Tarcisio Bertone, el poderoso secretario
de Estado de Benedicto XVI. “Los cardenales que residían en El Vaticano,
protectores de su burocracia, desairaron al presunto líder y favorito de los
reformistas, el cardenal Angelo Scola”, añadió Wakin.
Durante
la primera noche del cónclave, el apoyo a Bergoglio creció y se elevó aún más
durante las votaciones de la mañana y la tarde del miércoles. Había mucho
resentimiento contra los italianos dentro de la Curia, que a su vez enfrentó a
Scola. “La rapidez con la que la elección de Bergoglio estaba llegando,
confirma que los votos que Scola podía tener inmediatamente eran
insuficientes”, escribió Massimo Franco, el experto vaticano del periódico
romano Corriere della Sera.
“Tras
la tercera votación –dijo Algañaraz-, el cardenal Scola advirtió que su
candidatura comenzaba a desinflarse, y según algunas versiones, prefirió
sostener a Bergoglio. El momento decisivo habría sido durante el almuerzo del
miércoles de los cardenales en Santa Marta, entre la votación de la mañana que
resultó con humo negro y la de la tarde, que acabó siendo definitiva”. Ese día
Scola podría haber llegado a reunir los 50 votos que reportó el Corriere della
Sera, pero lejos de los 77 que necesitaba conseguir del colegio cardenalicio de
114.
La
elección, como la de Ratzinger en 2005, caminaba hacia un pantano. Hace ocho
años, Bergoglio había logrado 10 votos en la primera votación, de un total
idéntico de 77 que se necesitaba, y subió a 35 en la segunda y a 40 en la
tercera, cuando de acuerdo con los diarios de un cardenal anónimo publicados en
la revista italiana Limes en 2006, pidió a sus colegas que dejaran de votar por
él. Aun así, Bergoglio obtuvo 26 votos en la cuarta votación, aunque ya se
había decantado el cónclave hacia Ratzinger con 80 votos, casi el doble de los
que había logrado en la primera votación.
Tras
la tercera votación esta semana, los cardenales estadounidenses terminaron de
abandonar a Scola y se inclinaron al argentino. Su papel, si no determinante
como cuando cabildearon a favor de Karol Wojtyla en 1978 y lo impulsaron a
convertirse en Juan Pablo II, sí fue significativo, porque como reseñó
Algañaraz, la elección iba camino a trabarse, lo que implicaría una señal
extremo negativa para los creyentes de todo el mundo en medio de muy malos
momentos para la Iglesia Católica en general. “En ese almuerzo (el del
miércoles), el propio Scola habría decidido sumarse al respaldo que el
argentino venía teniendo desde el primer momento”, precisó.
En
el último cómputo de votos, Bergoglio había alcanzado los 77 antes que
terminaran de sumarse todos. “El aplauso estalló”, reportó Wakin, “pero el
conteo continuó hasta completarse”. Según el cardenal brasileño Geraldo Majella
Agnelo, terminó con “más votos de los suficientes”, incluidos los latinoamericanos.
La cifra se mantuvo secreta, aunque el Corriere della Sera dijo que Bergoglio
alcanzó los 90, 10 más que Ratzinger que,, hasta este momento, había sido el de
mayor respaldo en la historia del papado
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