El
vicario: “Francisco no es un ideólogo de la pobreza”
VATICAN INSIDER, 17/03/2013
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
El
pro vicario general de la Arquidiócesis de Buenos Aires precisó que el Papa
siempre ha estado junto a los últimos, pero no sólo a los pobres en el plano
material
“¡Hay
cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”. Una frase de Francisco que
resonó este sábado en El Vaticano durante el encuentro del Papa con más de seis
mil periodistas de todo el mundo. Pero hay que tener cuidado a la hora de
interpretar estas palabras. Un sacerdote argentino, amigo íntimo y colaborador
cercano de Jorge Mario Bergoglio, Eduardo García, aclaró que el pontífice no es
un ideólogo de la pobreza.
En
entrevista con el Vatican Insider el pro vicario general de la Arquidiócesis de
Buenos Aires precisó que el Papa siempre ha estado junto a los últimos, pero no
sólo a los pobres en el plano material, también en el espiritual.
-¿Qué
impacto ha tenido en su país la elección del Papa?
-Para
los argentinos es decir: uno de nosotros, que comparte nuestra vida, ahora está
en el lugar del Papa. Entonces surge la emoción, los sentimientos, la alegría
grande y también pensar que esto es una muestra que los argentinos no hacemos
las cosas tan mal.
-¿Qué
fue lo primero que le pasó por la mente cuando escuchó la noticia en la
televisión del anuncio del Papa Francisco?
-Me
quedé helado, me emocioné mucho y hasta me puse a llorar. También pensé que
esto es el deseo de Dios y sobre todo me cuestioné sobre aquello que el señor
nos está pidiendo a nosotros con todo esto, a quienes estuvimos cerca de él.
Seguramente el seguir caminando en la senda por él marcada. No es un hombre de
palabras, tampoco de discursos, ni programático sino que, fundamentalmente, se
trata de un hombre de gestos.
-¿Qué
significado tiene la elección de su nombre: Francisco?
-Es
coherente con su vida, las cosas que –como arzobispo de Buenos Aires- siempre
quiso cuidar: a los pobres, haciendo una recomposición de la Iglesia, en el
buen sentido, y darle la verdadera dimensión evangelizadora, cercana al pueblo.
Eso siempre ha sido su objetivo, poner la Iglesia en la calle, para que la
gente se alimente del encuentro con Cristo vivo. Es lo mismo que hizo San
Francisco cuando Jesús le llamó a reconstruir a su Iglesia.
-¿Qué
va a cambiar el nuevo Papa?
-No
lo sabemos. Él es un hombre sencillo pero espontáneo, tiene esa naturalidad de
la cercanía con el pueblo de Dios que lo hace ser tan normal en su
comunicación.
-Muy
significativa fue su frase: “¡Hay cómo quisiera una Iglesia pobre!”. ¿A qué se
refería?
-Sí,
él quiere una Iglesia pobre pero no ideológicamente sino una Iglesia que
comparta la vida de la gente, especialmente de quienes más sufren. No se trata
de hacer una Iglesia asistencialista, sino aquella que está realmente encarnada
en la vida de los hombres.
-¿Lo
tendremos en la Argentina en julio? Él ya tiene una cita en Brasil.
-Esperemos.
Esperemos que nos venga a visitar.
-¿Usted
ya se está preparado?
-No
sé si me estoy preparando, pero sí estoy seguro que lo tendré que preparar.
-Muchos
se preguntan si este hombre sencillo, sumamente afable, ¿tendrá la fortaleza y
el empuje para enfrentar una situación difícil en la Iglesia católica?
-Sí.
Ante todo es un hombre de Dios, que no confía sólo en sus fuerzas y creo que al
aceptar esta misión en este momento es porque confía profundamente en Dios.
Resulta elocuente que su pontificado y su vida estén marcados por aquella
aparición, el primer día, en el balcón de la Basílica de San Pedro. Cuando le
pidió a toda la Iglesia lo que siempre solicita: oraciones por él. Por lo tanto
no son sus fuerzas, no es él quien va a encabezar una renovación porque no es
un ideólogo.
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