La
audiencia duró unos treinta minutos, una duración excepcional para lo
acostumbrado en las audiencias pontificia, y se realizó en la biblioteca personal del pontífice, en
el Palacio Apostólico.
Según
el premio Nobel de la paz, los datos del detractor del cardenal
Bergoglio, Horacio Verbitsky --que era jefe del espionaje de la guerrilla
urbana Los Montoneros en la década de los 70, del siglo pasado, y hoy es
director del diario Página12--, "contienen errores".
"El
Papa me expresó su convicción por avanzar en la verdad, la justicia y la
reparación del daño hecho por las dictaduras", asegura en su cuenta de
Twitter (@PrensaPEsquivel).
Igualmente,
señala que el Papa Francisco le ha mostrado su "preocupación por reducir
los índices de pobreza en el mundo trabajando junto a los pobres" y que,
según le ha indicado, por este motivo optó por llevar el nombre Francisco como
guía para su papado.
Además,
afirma que la reunión fue "muy buena" y que en ella abordaron la
situación general de la Iglesia, del mundo, de Latinoamérica y del medio
ambiente. Asimismo, cuenta que hablaron de personales de la Iglesia de América
Latina como Monseñor Oscar Romero de El Salvador y Enrique Angelelli, entre
otros.
Premio
Nobel: Bregoglio prefirió la “diplomacia silenciosa” con la dictadura
ANDRÉS
BELTRAMO ÁLVAREZ, entrevista a Adolfo Pérez Esquivel, sobre el caso Bergoglio.
Vatican Insider, CIUDAD
DEL VATICANO, 21 de marzo de 2013
Jorge
Mario Bergoglio nunca fue cómplice de la dictadura. En los años de la “guerra
sucia” (1976-1982) ni siquiera era obispo y prefirió llevar adelante una
“diplomacia silenciosa”. Una defensa abierta del Papa lanzada hoy por otro argentino
ilustre, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Tras saludarlo personalmente, aseguró que Francisco conoce perfectamente la campaña en su contra lanzada por algunos sectores de la izquierda de su país. Y reconoció que le pesa, como a cualquiera.
Tras saludarlo personalmente, aseguró que Francisco conoce perfectamente la campaña en su contra lanzada por algunos sectores de la izquierda de su país. Y reconoció que le pesa, como a cualquiera.
Unos 30
minutos duró la audiencia privada entre el líder católico y el activista de los
derechos humanos en la biblioteca personal del Pontífice, ubicada en el segundo
piso del Palacio Apostólico del Vaticano. Ambos se saludaron de nuevo después
de un año de no verse. La última vez que se cruzaron fue poco más de 12 meses
atrás en Buenos Aires, cuando Bergoglio era todavía arzobispo.
En el
reencuentro, ya con el argentino como Papa, tocaron varios asuntos. Hablaron
sobre la protección a los más necesitados, a los pobres y a los desposeídos.
Recordaron a personalidades importantes de la historia latinoamericana. Y
abundaron sobre las acusaciones de supuesta colaboración con la dictadura.
“Hablamos
de este tema desde el punto de vista general. Yo declaré muchas veces que el
Papa Francisco nunca fue cómplice ni colaboró con la dictadura. Quizás no fue
uno de los obispos más empeñados en la lucha contra la dictadura y que nos
acompañaban, pero eligió hacer un trabajo de ‘diplomacia silenciosa’. Bajo ningún
punto de vista pueden ligarlo a la dictadura, el mismo presidente de la Corte
Suprema de Justicia (de Argentina) dijo que no existió ningún tipo de
connivencia”, insistió.
Pérez
Esquivel recordó que en los tiempos de la llamada “guerra sucia”, Bergoglio no
era obispo y sólo ocupaba el puesto de superior de la Orden de los Jesuitas.
Aseguró también que, ya en el pasado, él y el cardenal de Buenos Aires ya
dialogaron sobre la relación que tuvo la Iglesia católica con el gobierno
militar.
Precisó
que “dentro de la jerarquía eclesiástica existen y existen muchas diferencias.
No es un pensamiento homogéneo. Algunos obispos sí fueron cómplices con la
dictadura pero no él. Pocos obispos nos acompañaron, fueron compañeros de lucha
contra la dictadura. En Argentina existen muchos mártires religiosos de la
época de la dictadura, sacerdotes, religiosas, laicos. No se puede generalizar,
no sería justo”.
Según el
premio Nobel “tienen errores” las informaciones publicadas en los últimos días
por el periodista Horacio Verbitsky, director del diario “Página/12” y jefe del
espionaje de la guerrilla urbana “Los Montoneros” en la década de los 70 del
siglo pasado. Él fue el principal artífice de la campaña contra la elección del
Papa. “Él es alguien muy particular. Siempre hay reacciones de tipos que tratan
de oponerse”, sentenció.
Reveló
que, durante su conversación con Francisco, recordaron figuras como la de Óscar
Arnulfo Romero, el arzobispo del Salvador asesinado en marzo de 1980 por el
gobierno de su país y como consecuencia de su discurso a favor de los pobres.
“Dijo que
era uno de los grandes profetas, un mártir de la Iglesia. No sabemos si lo
beatificará, esperemos. Yo quisiera, pero yo no puedo hablar por el Papa”,
explicó.
Sostuvo
que ambos destacaron como “muy buena, emotiva y positiva” la audiencia del Papa
con la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y que
coincidieron en la necesidad de “seguir profundizando las relaciones”.
“Al Papa
lo vi bien, está tratando en este momento de interiorizarse con su puesto y ver
un poco cómo va a actuar, es muy reciente todo. Lo vi bien, seguro y dispuesto
a cumplir con su misión apostólica. No hablamos de un posible viaje a la
Argentina, está la reunión en Brasil de los jóvenes (JMJ de julio próximo) y
esperemos que ahí aproveche. Le queda muy cerca nuestro país, que es su casa.
Esperemos que tenga tiempo para hacer un paseo por Argentina”, estableció.
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EL PAIS › ADOLFO PEREZ
ESQUIVEL SE REUNIO CON EL PAPA
Encuentro en el Vaticano
El titular del Serpaj dijo que
“durante la dictadura hubo obispos que fueron cómplices, pero no Bergoglio”.
Consideró “muy positivo” el almuerzo de la Presidenta con Francisco.
Por Elena Llorente, Desde Roma
Pagina 12, 22 de marzo de 2013
“El papa Francisco nunca fue
cómplice de la dictadura argentina. En ese entonces era el superior de los
jesuitas. No era obispo y no estuvo entre los que en primera línea denunciaban
a la dictadura porque prefirió hacer un trabajo de diplomacia silenciosa.
Además, el presidente de la Corte Suprema argentina ha declarado que no hay
pruebas de su complicidad”, reiteró ayer en Roma el Premio Nobel de la Paz
argentino, Adolfo Pérez Esquivel, luego de ser recibido por Jorge Bergoglio.
“Pero, claro, hay que decir que en aquel período la Iglesia argentina no tuvo
un comportamiento homogéneo. Durante la dictadura hubo obispos que fueron
cómplices, pero no Bergoglio”, agregó Pérez Esquivel.
Sentados frente a frente, a un
lado del escritorio, en la biblioteca del Papa ubicada en el segundo piso del
Palacio Apostólico, Francisco y Pérez Esquivel, que se conocen desde hace años,
aparecieron relajados y sonrientes en las imágenes de la televisión vaticana. Y
durante la audiencia privada tocaron varios temas, entre ellos los derechos
humanos. No se refirieron al problema de Malvinas ni a las uniones
homosexuales, contó el activista de derechos humanos.
Pérez Esquivel calificó como
un “acercamiento que fue muy positivo e importante” el encuentro que el Papa
mantuvo el lunes con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y dijo que
esperaba que “esas relaciones y el diálogo se profundicen ulteriormente en
beneficio del país”.
Respecto de los derechos
humanos, dijo que el Papa le “reiteró con mucha claridad que es importante
llegar a la verdad y a la justicia en relación a los crímenes cometidos en la
Argentina, pero que los derechos humanos son integrales” y que no hay que
limitarse a los homicidios de la dictadura, sino también incluir “la pobreza,
el ambiente, la vida de la gente”. El papa Francisco y Pérez Esquivel –que en
1977 fue arrestado por la dictadura militar en Argentina y estuvo preso 14
meses– también se refirieron a los muchos “mártires” de América latina como el
obispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en El Salvador
mientras celebraba misa, a causa de su compromiso en defensa de los derechos
humanos y contra la dictadura militar de su país.
Pérez Esquivel asistirá hoy en
Roma a una misa y a otra ceremonia en memoria del obispo salvadoreño. “Con el
Pontífice hemos hablado de nuestros mártires, semillas de vida que han dado la
propia vida por otras personas. Romero era un gran profeta, es un mártir de la
Iglesia”, dijo.
“Estamos muy contentos con la
elección del papa Francisco. Por primera vez ha sido elegido un pontífice
latinoamericano y eso llevará a la Iglesia a salir del eurocentrismo. Su
elección representa además un desafío. Hay muchas cosas por hacer en el mundo, no
sólo por la Argentina. Pero es necesario que reciba la ayuda de los que piensan
como él”, dijo Pérez Esquivel a los periodistas reunidos en la sede del Serpaj
(Servicio Paz y Justicia) en Roma.
“La primera gran diferencia
entre él y los demás papas es que Francisco es un gran pastor. Será una
renovación positiva para toda la Iglesia y no sólo en Latinoamérica”, agregó.
Sobre la reunión con Francisco
en el Vaticano añadió: “Fue un encuentro muy emocionante. Lo he visto bien
aunque, claro, todavía debe acostumbrarse a su condición de pontífice, al nuevo
ritmo. Pero lo he visto seguro y decidido a cumplir su camino apostólico,
aunque aún esté tratando de entender cómo afrontar las cuestiones internas del
Vaticano”. Lo que más preocupa al Papa de todas maneras “es la pobreza, el
hambre, la marginación en el mundo. No eligió por casualidad el nombre de
Francisco, lo ha hecho para llevar adelante un proyecto de vida”, concluyó
Pérez Esquivel, quien durante la audiencia privada estuvo a solas con el Papa
pero luego pudo hacer entrar a la Biblioteca, para un saludo, a algunos de sus
colaboradores del Serpaj. También aquí se vio la informalidad a la que está
sometiendo de golpe el papa Francisco a todo el riguroso protocolo vaticano:
las mujeres que acompañaban al Premio Nobel no estaba vestidas de oscuro y
formalmente como hasta ahora se requería a toda dama que fuera a ver al
pontífice. Y a esto se le agrega otro hecho inusual: el miércoles, al día
siguiente de comenzar oficialmente su pontificado, el Papa invitó a un numeroso
grupo de argentinos, entre ellos algunos sacerdotes y monjas pero también
padres de familia y niños, a almorzar con él en una sala adyacente al aula
Paulo VI, donde se realizan las audiencias públicas de los miércoles. Todo con
gran naturalidad. No faltó el abrazo ni el tango cantado por ellos, ni el
consejo del padre, ni las charlas y oraciones, contó a Radio Vaticana uno de
los invitados, fray Pablo Bernardo Ordoñe.
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