23 sept 2013

Por qué hay que leer a Álvaro Mutis, según los escritores


Por qué hay que leer a Álvaro Mutis, según los escritores
Escritores de España y América hacen una valoración de la obra del autor colombiano y dicen por qué hay que leerlo: Juan Gelman, Piedad Bonnett, Javier Reverte...
Iinformación de Elizabeth Reyes y Winston Manrique
 EL PAÍS 23 SEP 2013

El escritor creó un universo muy especial en el mundo poético y narrativo. Fue capaz de dar una vuelta de tuerca a la poesía colombiana e hispanohablante en la que en medio de paisajes tropicales es capaz de describir al hombre y sus derrotas. Poetas y narradores analizan la obra del escritor colombiano.

Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) Poeta y Premio Cervantes 2007
Es uno de los grandes de la literatura en castellano. Su obra poética es admirable y su prosa tiene un brillo pocas veces encontrado. Aunque no fuimos amigos sino conocidos, su muerte para mí es realmente un golpazo. Estoy muy dolido. Él era como un hijo escéptico, resignado; y en un poema dice: “Que te coja la muerte / con todos sus sueños intactos”, y yo creo que así fue en su caso. Era un hombre de mucho humor y vitalidad. Hay un dato, quizás no muy conocido, que fue periodista y que puso la voz a Eliot Ness en la serie de televisión Los intocables. En México la parca se ha llevado a grandes poetas en los últimos tiempos, como Alí Chumacero, Víctor Sandoval, Rubén Bonifaz Nuño y ahora a Álvaro Mutis. Yo le pido a la parca que empiece a ocuparse de los críticos y dejé tranquilos a los poetas, al menos por un tiempo. Hay que leer a Mutis porque su literatura es muy refrescante, Maqroll el Gaviero es alguien que sí te hace navegar interiormente.

Piedad Bonnett (Amalfi, 1951). Poeta y novelista colombiana
Creó un mundo poético muy particular que no tiene equivalente. Eso es lo que nos otorgó. Un mundo que tiene su centro en el trópico, un lugar de exuberancia vital pero también de deterioro y muerte. Y creó a Maqroll el Gaviero, que encarna las visicitudes humanas. Su mundo está entre la narración y la lírica, con un verso muy amplio, podríamos decir  barroco, que precisamente se corresponde con la exuberancia del trópico.
Juan Manuel Roca (Medellín, 1946). Poeta y narrador colombiano
El aporte mayor a las letras continentales e hispanoamericanas tiene que ver más con su poesía, donde logra unos acentos nuevos y le da una vuelta de tuerca a cierta retórica desgastada de la poesía colombiana y continental. Allí fundamenta todo lo que desplaza a la narrativa, una mezcla entre el contar y el cantar. Sus dos grandes libros están en la poesía - Los trabajos perdidos y Los elementos del desastre-, donde hay unos paisajes tropicales y ruinosos que hablan del hombre y sus derrotas. Son una historia clínica del mundo vista desde Colombia. Si un colombiano que está fuera del país quiere volver sin regresar físicamente, que lea Nocturno, para que reciba una bocanada de aire. Es un documento lírico que le hace  un poeta universal pero a la vez muy, pero muy, colombiano.
Francisco Ferrer Lenín (Barcelona, 1942). Escritor y ornitólogo
Oigo "Álvaro Mutis" y veo la obra selvática del aduanero Rousseau. Quizá esta sea la más perfecta de las sinestesias que me acorralan.
Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951). Escritor y editor
Justo cuando el periodismo marca mayoritariamente a la novela, la voz narrativa de Álvaro Mutis, proveniente de la poesía y alejada de todo periodismo, se impuso como escritura vital, a la vez cuidada como composición pero abierta a lo imprevisto. Sus novelas, en cuyas venas late la poesía, hicieron a la vez que sus poemas fueran leídos como parte de un mismo universo de rigor y pasión, una poética única en nuestro tiempo. Maqroll es más que un personaje, es una actitud en la vida, una manera de estar en el mundo.

Javier Reverte (Madrid, 1944), Narrador y ensayista
Es uno de esos raros escritores en los que uno no distingue muy bien la línea en dónde termina la prosa y nace la poesía, o el revés. Supo escribir como muy pocos sobre el dolor y la soledad. Y su saga de Maqroll el Gaviero es un verdadero monumento en la literatura latinoamericana contemporánea.

José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) Poeta, narrador y Premio Cervantes 2012
La palabra Ultramar transita por la poesía de Mutis como por un territorio legendario y le otorga un peculiar sentido universal. Todo lo que ocurre en esta poesía depende de la adjetivación, de una adjetivación desusada, magnánima, que le da a los objetos una significación hiperreal. La órbita de la naturaleza colombiana, entre los grandes ríos y la inmensa cordillera, sirve -tácita o expresamente- de escenario, de telón de fondo de esa alegoría de la aventura perpetua que se aloja en la poesía de Mutis.

Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) Escritor colombiano
Hasta después de los 60 años Mutis estuvo dedicado a "oficios tiránicos" como los llamó García Márquez. Cuando se jubiló fue como si saliera de la cárcel y liberó su prosa: ocho novelas en 10 años. Su poesía la había escrito despacio y casi siempre en aeropuertos, mientras le daba la vuelta al mundo. Ganó los premios más importantes de nuestra lengua concedidos por jurados que se deslumbraron por su prosa majestuosa y por las aventuras de Maqroll. Aunque él sostenía que toda obra está condenada al olvido, yo apostaría a que dentro de un siglo se leerán más sus versos que su narrativa. Aun así creo que el Diario de Lecumberri, donde cuenta su experiencia de más de un año en la cárcel, es su libro más intenso, auténtico y conmovedor.

Oscar Hahn (Iquique, 1938) Poeta chileno
Ha muerto Alvaro Mutis. Ha muerto el estratega de la palabra. Escribió la crónica regia y la bitácora de este reino y del otro. Maqroll lo ve perderse en el horizonte. Ha muerto Alvaro Mutis de un bel morir.

José Ramón Ripoll (director de RevistaAtlántica)
La poesía, como toda la obra de Mutis, es en sí misma una transgresión idiomática y vital, en cuanto crea un mundo que funciona según otras leyes de la naturaleza y no se conforma con retratar, ni siquiera transformar la realidad que le rodea. De ahí que las opiniones del poeta nos parezcan a veces extemporáneas y desentonadas. Para él, la palabra funda e inicia “la danza de una fértil miseria”, que es la única vida posible: germen generativo, pero mísero y resbaladizo, que nos aprieta y libera al mismo tiempo Creo que esta actitud más que literaria de Álvaro Mutis trasciende la época posmoderna que le tocó vivir y apunta a un nuevo pensamiento, un ímpetu vital que surge de su propio paisaje, pero que se universaliza en “ultramar”. Leer su poesía supone hoy inyectarnos de esa fuerza renovadora que se debate entre contrarios y nos impulsa a vivir entre los bordes, en el límite, en la frontera de lo pactado y establecido. Mutis es un escritor absolutamentr distinto a los demás, que se ve venir desde su primer poema, “La creciente”, donde un río eterno arrastra belleza y podredumbre, la alegría de los carboneros y el hediondo barro que nos inunda. Ahí está ya todo Mutis. Y hay que andar por el borde para no caerse

PIlar Resyes Forero (Editora de Alfaguara)
Álvaro Mutis solía decir que todo cuanto había escrito estaba destinado a celebrar y perpetuar a Coello, un punto de la geografía colombiana donde se encontraba la finca cafetera de su familia, en la que pasó los días felices de su infancia. Ubicada en el piedemonte de la cordillera central, en los Andes colombianos, de este lugar de tierra caliente emana el paisaje y la substancia misma de su literatura.
Mutis fue un poeta mayor. Desde sus primeros poemas en los que evoca ese universo de naturaleza desbordante ("al amanecer crece el río, retumban en el alba los enormes troncos que vienen del páramo"), hasta sus últimos versos, escritos al comenzar el siglo, ("pienso a veces que ha llegado la hora de callar"), su obra se cimenta sobre poderosas imágenes, en las que la lengua castellana crece con el paisaje que intenta describir. Ese paraíso perdido en el que habita su personaje, Maqroll el Gaviero, cuyas andanzas cuentan siete novelas hermosas. Fue un narrador tardío (aunque escribió en sus inicios un par de relatos formidables e incluso una novela, Dios bajo a La Gaima, de la que publicó un único capítulo) y escribió todos sus libros de ficción en un lapso muy corto. Pero toda su obra, la poética y la novelística, goza de una coherencia interna admirable. Tanto que parece que su autor hubiera diseñado una hoja de ruta desde sus primeros versos. Un camino que su protagonista, el errante por naturaleza, nunca creyó que existiera.

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