Por
qué hay que leer a Álvaro Mutis, según los escritores
Escritores
de España y América hacen una valoración de la obra del autor colombiano y
dicen por qué hay que leerlo: Juan Gelman, Piedad Bonnett, Javier Reverte...
Iinformación de Elizabeth Reyes y Winston Manrique
El
escritor creó un universo muy especial en el mundo poético y narrativo. Fue
capaz de dar una vuelta de tuerca a la poesía colombiana e hispanohablante en
la que en medio de paisajes tropicales es capaz de describir al hombre y sus
derrotas. Poetas y narradores analizan la obra del escritor colombiano.
Juan
Gelman (Buenos Aires, 1930) Poeta y Premio Cervantes 2007
Es
uno de los grandes de la literatura en castellano. Su obra poética es admirable
y su prosa tiene un brillo pocas veces encontrado. Aunque no fuimos amigos sino
conocidos, su muerte para mí es realmente un golpazo. Estoy muy dolido. Él era
como un hijo escéptico, resignado; y en un poema dice: “Que te coja la muerte /
con todos sus sueños intactos”, y yo creo que así fue en su caso. Era un hombre
de mucho humor y vitalidad. Hay un dato, quizás no muy conocido, que fue
periodista y que puso la voz a Eliot Ness en la serie de televisión Los
intocables. En México la parca se ha llevado a grandes poetas en los últimos
tiempos, como Alí Chumacero, Víctor Sandoval, Rubén Bonifaz Nuño y ahora a
Álvaro Mutis. Yo le pido a la parca que empiece a ocuparse de los críticos y
dejé tranquilos a los poetas, al menos por un tiempo. Hay que leer a Mutis
porque su literatura es muy refrescante, Maqroll el Gaviero es alguien que sí
te hace navegar interiormente.
Piedad
Bonnett (Amalfi, 1951). Poeta y novelista colombiana
Creó
un mundo poético muy particular que no tiene equivalente. Eso es lo que nos
otorgó. Un mundo que tiene su centro en el trópico, un lugar de exuberancia
vital pero también de deterioro y muerte. Y creó a Maqroll el Gaviero, que
encarna las visicitudes humanas. Su mundo está entre la narración y la lírica,
con un verso muy amplio, podríamos decir
barroco, que precisamente se corresponde con la exuberancia del trópico.
Juan
Manuel Roca (Medellín, 1946). Poeta y narrador colombiano
El
aporte mayor a las letras continentales e hispanoamericanas tiene que ver más
con su poesía, donde logra unos acentos nuevos y le da una vuelta de tuerca a
cierta retórica desgastada de la poesía colombiana y continental. Allí
fundamenta todo lo que desplaza a la narrativa, una mezcla entre el contar y el
cantar. Sus dos grandes libros están en la poesía - Los trabajos perdidos y Los
elementos del desastre-, donde hay unos paisajes tropicales y ruinosos que
hablan del hombre y sus derrotas. Son una historia clínica del mundo vista
desde Colombia. Si un colombiano que está fuera del país quiere volver sin
regresar físicamente, que lea Nocturno, para que reciba una bocanada de aire.
Es un documento lírico que le hace un
poeta universal pero a la vez muy, pero muy, colombiano.
Francisco
Ferrer Lenín (Barcelona, 1942). Escritor y ornitólogo
Oigo
"Álvaro Mutis" y veo la obra selvática del aduanero Rousseau. Quizá
esta sea la más perfecta de las sinestesias que me acorralan.
Alberto
Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951). Escritor y editor
Justo
cuando el periodismo marca mayoritariamente a la novela, la voz narrativa de
Álvaro Mutis, proveniente de la poesía y alejada de todo periodismo, se impuso
como escritura vital, a la vez cuidada como composición pero abierta a lo imprevisto.
Sus novelas, en cuyas venas late la poesía, hicieron a la vez que sus poemas
fueran leídos como parte de un mismo universo de rigor y pasión, una poética
única en nuestro tiempo. Maqroll es más que un personaje, es una actitud en la
vida, una manera de estar en el mundo.
Javier
Reverte (Madrid, 1944), Narrador y ensayista
Es
uno de esos raros escritores en los que uno no distingue muy bien la línea en
dónde termina la prosa y nace la poesía, o el revés. Supo escribir como muy
pocos sobre el dolor y la soledad. Y su saga de Maqroll el Gaviero es un
verdadero monumento en la literatura latinoamericana contemporánea.
José
Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) Poeta, narrador y Premio
Cervantes 2012
La
palabra Ultramar transita por la poesía de Mutis como por un territorio
legendario y le otorga un peculiar sentido universal. Todo lo que ocurre en
esta poesía depende de la adjetivación, de una adjetivación desusada,
magnánima, que le da a los objetos una significación hiperreal. La órbita de la
naturaleza colombiana, entre los grandes ríos y la inmensa cordillera, sirve
-tácita o expresamente- de escenario, de telón de fondo de esa alegoría de la
aventura perpetua que se aloja en la poesía de Mutis.
Héctor
Abad Faciolince (Medellín, 1958) Escritor colombiano
Hasta
después de los 60 años Mutis estuvo dedicado a "oficios tiránicos"
como los llamó García Márquez. Cuando se jubiló fue como si saliera de la
cárcel y liberó su prosa: ocho novelas en 10 años. Su poesía la había escrito
despacio y casi siempre en aeropuertos, mientras le daba la vuelta al mundo.
Ganó los premios más importantes de nuestra lengua concedidos por jurados que
se deslumbraron por su prosa majestuosa y por las aventuras de Maqroll. Aunque
él sostenía que toda obra está condenada al olvido, yo apostaría a que dentro
de un siglo se leerán más sus versos que su narrativa. Aun así creo que el
Diario de Lecumberri, donde cuenta su experiencia de más de un año en la
cárcel, es su libro más intenso, auténtico y conmovedor.
Oscar
Hahn (Iquique, 1938) Poeta chileno
Ha
muerto Alvaro Mutis. Ha muerto el estratega de la palabra. Escribió la crónica
regia y la bitácora de este reino y del otro. Maqroll lo ve perderse en el
horizonte. Ha muerto Alvaro Mutis de un bel morir.
José
Ramón Ripoll (director de RevistaAtlántica)
La
poesía, como toda la obra de Mutis, es en sí misma una transgresión idiomática
y vital, en cuanto crea un mundo que funciona según otras leyes de la
naturaleza y no se conforma con retratar, ni siquiera transformar la realidad
que le rodea. De ahí que las opiniones del poeta nos parezcan a veces
extemporáneas y desentonadas. Para él, la palabra funda e inicia “la danza de
una fértil miseria”, que es la única vida posible: germen generativo, pero
mísero y resbaladizo, que nos aprieta y libera al mismo tiempo Creo que esta
actitud más que literaria de Álvaro Mutis trasciende la época posmoderna que le
tocó vivir y apunta a un nuevo pensamiento, un ímpetu vital que surge de su propio
paisaje, pero que se universaliza en “ultramar”. Leer su poesía supone hoy
inyectarnos de esa fuerza renovadora que se debate entre contrarios y nos
impulsa a vivir entre los bordes, en el límite, en la frontera de lo pactado y
establecido. Mutis es un escritor absolutamentr distinto a los demás, que se ve
venir desde su primer poema, “La creciente”, donde un río eterno arrastra
belleza y podredumbre, la alegría de los carboneros y el hediondo barro que nos
inunda. Ahí está ya todo Mutis. Y hay que andar por el borde para no caerse
PIlar
Resyes Forero (Editora de Alfaguara)
Álvaro
Mutis solía decir que todo cuanto había escrito estaba destinado a celebrar y
perpetuar a Coello, un punto de la geografía colombiana donde se encontraba la
finca cafetera de su familia, en la que pasó los días felices de su infancia.
Ubicada en el piedemonte de la cordillera central, en los Andes colombianos, de
este lugar de tierra caliente emana el paisaje y la substancia misma de su
literatura.
Mutis
fue un poeta mayor. Desde sus primeros poemas en los que evoca ese universo de
naturaleza desbordante ("al amanecer crece el río, retumban en el alba los
enormes troncos que vienen del páramo"), hasta sus últimos versos,
escritos al comenzar el siglo, ("pienso a veces que ha llegado la hora de
callar"), su obra se cimenta sobre poderosas imágenes, en las que la
lengua castellana crece con el paisaje que intenta describir. Ese paraíso
perdido en el que habita su personaje, Maqroll el Gaviero, cuyas andanzas
cuentan siete novelas hermosas. Fue un narrador tardío (aunque escribió en sus
inicios un par de relatos formidables e incluso una novela, Dios bajo a La
Gaima, de la que publicó un único capítulo) y escribió todos sus libros de
ficción en un lapso muy corto. Pero toda su obra, la poética y la novelística,
goza de una coherencia interna admirable. Tanto que parece que su autor hubiera
diseñado una hoja de ruta desde sus primeros versos. Un camino que su
protagonista, el errante por naturaleza, nunca creyó que existiera.
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