Dalí,
Picasso, Picasso y Dalí/Fernando Arrabal, dramaturgo.
ABC
| 21 de febrero de 2014
Muchos,
con razón, me imaginan surrealista. O patafísico. E incluso algunos,
generosamente, piensan que puedo emitir cualquier «brillante» insensatez. Es un
gozo vivir. Incluso el más lascivo de los poceros quisiera vestir a la Verdad
desnuda.
En
general no hablo de España. No me lo piden. De la Guerra Civil y del franquismo
apenas he escrito. Aunque mi «carta a Franco» ya en vida del dictador tuvo una
acogida sorprendente. Así como posteriormente «Carta de amor». El sobrino
tartamudo de Nabucodonosor fue el primero que le llamó Nabuco.
Los
mejores a veces acogen mis dichos, inmerecidamente, con respeto. Pero hete aquí
que algunos piensan que no tomo en serio nuestros valores más sagrados. De
nuestra vulgata.
Todo
comenzó hace un año. Un editor me pidió que escribiera a mi antojo sobre Dalí.
Se anunciaba la retrospectiva gigante del pintor en París. El publicista quería
que hablara de uno de los cuadros de la exposición. Decidí crear un «diálogo» a
partir del enigma del «Guernica» de Picasso y de la «Premonición de la guerra
civil» de Dalí. La golondrina retorna incluso si está de vuelta de todo.
¿Enigma?
Sí. Del misterio que para mí existía (y continua existiendo, «hélas») sobre
esta pareja de cuadros. Y pensé en algunos de los mitos fundadores que nos
hemos forjado. El misterio del «Guernica», aunque de muy distinto orden, ¿no es
inferior al enigma del Apóstol cuasi español y «matamoros»? Misterios en el que
creyeron nuestros antepasados no menos inteligentes que nuestros mejores de
hoy.
Los
mejores y más preclaros especialistas han escrito todo el mal que mi diálogo
les inspira. Sinceramente: «… Arrabal se imagina un Dalí bolchevique,
antifascista, antifranquista, trotskista, más comunista que Picasso… el icono
de la guerra, el “Guernica”, resulta ridiculizado… desde el primer momento se
capta inequívocamente que el autor no va en serio, que se trata de un
divertimento caprichoso… con inventos demenciales, el más atrevido de todos los
cuales es plantear que el Guernica fue reciclado… Arrabal inventa hechos, cambia
fechas y fantasea… el desmadre y la impotencia nos conducen… este sainete bufo
es una desafortunada provocación iconoclasta…».
Mi
obra creo que no es ni provocadora ni iconoclasta. O no debería serlo. Dalí, en
efecto, en 1937 era un revolucionario político. Sus casi desconocidas
«memorias» se llaman «Les meves impressions i records intimes. Un diari
1919-1920». Memorias y diario escritos a los 15 y 16 años. Sin «surrealismos».
Y publicados por la Generalidad. En ellas Dalí escribe mil y una proclamas. Revolucionarias
y políticas. Las mismas que más tarde emitirá el Dalí
comunista-trotskista-surrealista de 1937: «… Viva la república de los Soviets…
es la única solución para acabar con un régimen criminal como el español… las
victorias bolcheviques nos causan un delirio de gozo y un entusiasmo loco…
Matemos al rey de España… la guardia civil, el ejército, las cortes españolas…
me entran ganas de meterles una bomba para que cese esa farsa, esa
hipocresía…». Etcétera.
Otro
gran experto no comprende, y razonablemente, que me olvide: «… del siniestro
¡olé! de Dalí cuando se enteró en París del fusilamiento de Lorca; esta vez
Arrabal suena a trampa…».
Pero
cuando Dalí se refirió a su «¡Olé!» dijo: «… lloré por el asesinato de Lorca.
Obsesionado por la pérdida. Cuando leí el diario con la noticia comprendí que
había sido fusilado. Entonces grité: «¡Olé!». Es así como se expresa en español
cuando el torero ha realizado una acción exitosa delante de la bestia
ensangrentada. Me pareció que para Federico García Lorca aquella era la más
bella forma de morir: muerto por la guerra civil… asesinado por el tirano…».
Desde
que Dalí conoce la modernidad (1926), el Surrealismo era y será el ala cultural
del comunismo. Primero pro Moscú y hasta la muerte de Breton antimoscovita,
¡trotskista! Así lo he vivido yo mismo durante los tres años de presencia
diaria en el «café de Breton».
En
1937, Picasso no solo no es comunista, sino que será uno de lo pintores más
denostados por el partido. Picasso, cambiando de opinión, el 5 de octubre de
1944, y ante la sorpresa general, se adhiere al partido comunista. Dalí también
cambia sus ideas radicalmente. Como todos sabemos.
Se
diría que a veces tenemos una visión falseada de algunos de nuestros mejores
artistas. No nos sorprende la extraña fecha de la presentación de los 32 metros
cuadrados del «Guernica» en la Exposición Internacional del 37 en París, seis
días después del bombardeo de la ciudad. Entre otros muchos enigmas. El manzano
bonsái de Newton ¿descubrió la gravitación universal?
Obviamente,
no puedo planificar ni mis diálogos ni su acogida. Como tampoco ni el mayor
campeón de ajedrez puede prever una partida. Es el ángel de quien habla el
matemático Kurt Gödel quien lo sabe. Ángel con la misma naturaleza y la misma
materia que los objetos matemáticos. No sabemos de antemano lo que va a
suceder. Para hacer creer que tiene una rueda el pavo real imagina que lleva un
ramillete de flores.
Conocí
a Dalí cuando me propuso hacer una obra «cibernética». A Dalí le apasionaba la
ciencia. Como a mí. Picasso era un «Xenius». ¿Cómo saber si la mar vuelve o se
retira? A Dalí le preocupaba no solo el arte, sino también el conocimiento
científico. La gente se reía cuando hablaba del ácido desoxirribonucleico, pero
no se trataba de ninguna broma. Le interesaron todos los misterios de la
ciencia. El ADN antes que a nadie.
Los
dos genios esbozaron en 1937 una especie de paso cruzado. Cuando la colmena se
vuelve agnóstica las abejas crean un dios. O un Gran Inquisidor. No tendré la
impertinencia de pensar que los conocimientos de Dalí y míos nos permitían
medir los límites. Los leones demuestran a las ovejas que si dejaran de ser
leones serían aún más ovejas.
Dalí
poco antes de morir reunió (pagando todos los gastos) a un centenar de
científicos y premios Nobel para debatir sobre el azar. Una de las ambiciones
más decisivas del siglo. Después de recorrer los arrastraderos del oscurantismo
¿atravesamos los senderos de las mistificaciones luminosas? Sí, Dalí soñaba con
encontrar las leyes del azar: el proyecto más ambicioso de la época.
Personalmente yo pensé en la confusión, aliada al teorema de Kurt Gödel de la
«incompletitud».
No
soy un árbitro, y mucho menos un juez. El pánico fiel ni siquiera cambia de
signo de zodíaco. No tengo certidumbres. Solo la veleta egocéntrica está segura
de que gira el viento gracias a ella. Cada uno, Dalí y Picasso, tienen una
aportación al arte del mayor interés. Quizá los fervientes de Marcel Duchamp
sientan más afinidades con Dalí. Antes de inventar las elecciones las hormigas
elegían a la reina al Strip Poker.
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