24 may 2014

Del fondo monetario ficcional/Arcadi Espada


 Del fondo monetario ficcional/Arcadi Espada
Publicado en El Mundo | 24 de mayo de 2014;
Querido J:
Welcome to New York, la última película de Abel Ferrara, se abre con esta leyenda:
«Esta película está inspirada en un caso judicial, cuyas vistas públicas fueron filmadas y difundidas en los medios de todo el mundo. Sin embargo, los personajes y secuencias aquí retratados son ficticios, no pudiéndose reclamar veracidad alguna sobre los protagonistas y testigos del caso. En el caso judicial que inspiró esta película, la acusación fue rechazada por falta de credibilidad de la denunciante, haciendo imposible establecer si lo sucedido en el hotel fue real, más allá de una duda razonable».
Quizá deba aclararte, en el infinito despiste que convoca tu vida retirada, que el caso judicial a que se refiere Ferrara es el que enfrentó a Dominique Strauss-Kahn y la camarera del hotel Sofitel de Nueva York Nafissatou Diallo. Según el relato que ésta hizo a las autoridades, el entonces director del Fondo Monetario Internacional y probable candidato socialista a las elecciones presidenciales francesas abusó sexualmente de ella cuando el 14 de mayo de 2011 entró en su habitación con la intención de proceder a una limpieza rutinaria. DSK, que fue detenido y pasó seis noches en la cárcel y 40 de arresto domiciliario, declaró que las relaciones sexuales que mantuvo con la camarera fueron de mutuo consentimiento. En las audiencias previas al juicio penal, los jueces decretaron que el relato de Diallo no tenía crédito, y luego DSK y la camarera llegaron a un acuerdo económico para poner fin al litigio civil.

Dicho esto, piensa ahora que alguien hiciera una película que se limitara a ilustrar el relato de la camarera y sabrás lo que ha hecho el director Ferrara. Un juicio cinematográfico en ausencia de parte, donde DSK queda descrito como un acosador genérico y como el hombre que violó a la camarera Diallo en la habitación 2806 del Sofitel de Nueva York. Para llevar a cabo su plan Ferrara toma dos precauciones: el disclaimer (descargo de responsabilidad) que has leído y la conversión de DSK en un monsieur Devereaux. Pero ha sido DSK y ningún Devereaux el que se ha querellado contra él. Un riesgo, moral y/o económico, que no han querido correr los distribuidores cinematográficos convencionales: la película sólo puede verse a través de internet.
No creo que deba fastidiarte, una vez más, con el amontonamiento de razones sobre el fraude moral que supone la película de Ferrara y su sucia protección en la ficción, ¡tan sucia y cínica que debería bastar para prohibir el género o al menos para que se apartaran de él los hombres cabales! Voy a seguir con fanatismo el desarrollo de la querella y sólo espero que un juez justo condene a Ferrara. Pero sí quiero proponerte un par de juegos mentales. El primero, que Ferrara hubiera optado por otra versión de la historia, un reverso simétricamente inmoral, y que hubiera presentado a la camarera Diallo como la acosada acosadora. Es decir, dando por bueno lo que DSK dijo a los jueces, que ella quiso y luego denunció. ¿Te imaginas, mi querido amigo, el espantoso aquelarre que habría organizado el lobby de la corrección política, encabezado, claro está, por las organizaciones feministas, antirracistas, Okupa Wall Street y alrededores? Ferrara no habría podido exhibir la película ni siquiera en internet y los escraches a su vida habrían sido constantes y demoledores. Y se comprende perfectamente. Una película de esta naturaleza habría ido a contrapelo de una opinión pública férreamente establecida. Su única tabla de salvación habría sido, en esa hipótesis, la de vincular a Diallo con Sarkozy y presentar la actividad seductora de la camarera como un plan diabólicamente trazado por la derecha. Pero la estrategia sólo habría podido funcionar en Francia, como de hecho funcionó al principio del caso. El resto del mundo habría lapidado a Ferrara sin más contemplaciones. Lo que, comprenderás, nos lleva a una conclusión sumamente inquietante. Uno puede hacer una película que lleve la contraria a lo que ha establecido la justicia ordinaria. Pero en absoluto puede hacer una película que lleve la contraria a la justicia extraordinaria, esto es, a la justicia mediática y a la sentencia de la opinión pública. Y es, precisamente, en este punto donde la sinvergonzonada de Ferrara adquiere su máxima calidad simbólica: un j’accuse contra la justicia está tirado en nuestro mundo. Pero ay del que se atreva a hacerlo contra el pueblo.
El segundo juego mental que te propongo afecta a la señora Diallo, que no consta que fuera vejada, pero que sí consta que cobró. (Y en este punto, por cierto, no quiero dejar de recordarte que el hecho de que DSK pagara no supone un reconocimiento de su culpabilidad, ¡ni tampoco lo contrario!). Es muy probable que entre los acuerdos a los que llegó en su día con DSK figure la imposibilidad de hablar sobre lo sucedido. Así al menos se ha cumplido hasta hoy: el silencio de la señora Diallo ha sido total desde la firma del acuerdo. Pero la película, al menos por lo que afecta a su núcleo, es decir, la escena cumbre de la chambre, puede ser interpretada como una larga y pormenorizada declaración de la camarera. Por lo tanto, la señora Diallo, a la que los jueces no creyeron, no sólo ha cobrado sino que ha hablado. Bella y técnicamente.
La responsabilidad de la falsa ficción no acaba en Ferrara sino que afecta a todos los protagonistas, singularmente a los actores y singularmente a Gerard Depardieu y Jacqueline Bisset. Parece que tampoco fue fácil conseguir los actores. Su redención no será fácil. Pero en el caso de Depardieu, portentoso, desinhibido fenomenal, su vieja polla como el nudo de un globo, será más fácil. Apártate que viene un spoiler: en el plano final, uno de los mejores que he visto nunca, Depardieu sale de Devereaux y se queda mirando fijamente a la cámara. Dejando en el espectador el desasosiego propio del que no sabe dónde ha acabado el actor y ha empezado el hombre.
Sigue con salud,
Arcadi Espada

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