1 mar 2016

El cardenal Pell afirma que nunca fue informado de la pederastia en Australia

El cardenal Pell afirma que nunca fue informado de la pederastia en Australia
Terra.com   EFE, 1 MAR  2016 
El cardenal George Pell, encargado de las finanzas en el Vaticano, afirmó hoy que nunca fue informado de los casos de pederastia cometidos en las parroquias de Australia en las que estuvo destinado durante las décadas de los años 70 y 90.

Interrogado por segundo día consecutivo sobre su responsabilidad ante los abusos sexuales que se cometían en sus parroquias, el cardenal australiano insistió que no tuvo conocimiento de los casos en la época en que se cometieron, según el canal ABC.
Estas declaraciones suscitaron la indignación de varias víctimas, que pusieron en duda que Pell no supiera nada de lo que pasaba entre las décadas de 1970 y 1990 en las sureñas ciudades de Ballarat, donde nació y ejerció de sacerdote, y Melbourne, donde fue obispo auxiliar y arzobispo.

El más alto cargo de la Iglesia Católica que ha declarado en relación a casos de pederastia aseguró hoy que cuenta con el total "respaldo" del papa Francisco en su declaración ante la comisión australiana.
Hasta el momento, el prelado ha admitido los "enormes errores" cometidos en la respuesta de la Iglesia católica a las denuncias de abusos sexuales contra niños por parte de sacerdotes, pero ha reiterado que desconocía que sacerdotes pederastas eran trasladados de parroquia y sus delitos no eran denunciados ante la Policía. 
Pell fue interrogado hoy por la abogada de la comisión, Gail Furness, sobre quién es el responsable de la protección de los menores dentro de una parroquia de la Iglesia católica.
"Cada uno tiene un cierto tipo de responsabilidad general. Los individuos y especialmente los titulares de los cargos tienen una responsabilidad particular en las áreas que les concierne", respondió.
Uno de los casos más conocidos que tuvo lugar cuando Pell trabajaba en Ballarat fue el del sacerdote Gerald Ridsdale, condenado a 8 años de prisión en 2014 por decenas de casos de pederastia, incluido contra su propio sobrino, entre 1961 y 1981.
En aquella época, Pell era asesor del obispo de Ballarat, Ronald Mulkearns, quien tenía conocimiento de los abusos sexuales cometidos por Ridsdale.
Sin embargo, Pell aseguró que nunca fue informado de los abusos.
El encargado de las finanzas del Vaticano asistió al menos a una reunión en la que se discutió el traslado de parroquia de Ridsdale, pero dijo que no se mencionaron los casos de pederastia.
Al ser preguntado por el presidente de la comisión, Peter McClelland, sobre si Mulkearns le había engañado al ocultarle los abusos cometidos por Ridsdale, el cardenal respondió: "desafortunadamente es correcto".
Pell también negó tener conocimiento de que Ridsdale violó en varias ocasiones durante varios meses a un adolescente de 14 años en un presbiterio en 1982.
McClelland advirtió a Pell de que será declarado culpable si la comisión determina que él tenía conocimiento sobre las ofensas del sacerdote pederasta en aquella época.
El prelado australiano indicó que cuando conoció, años más tarde, lo que había sucedido con Ridsdale, le pareció que era "una historia triste de escaso interés" para él, un comentario que provocó la indignación de algunas víctimas.
David Ridsdale, sobrino y víctima de Gerald Ridsdale, manifestó que Pell "o es culpable o es un bufón ignorante". 
"El cardenal Pell es muy astuto y un hombre muy brillante. ¿Cómo puede decir que no sabía nada?", opinó, en declaraciones citadas por la agencia local AAP, Phil Nagle, una de las 15 víctimas australianas y familiares que viajaron hasta Roma la semana pasada.
 En las puertas del hotel donde compareció, el cardenal fue abordado por Anthony Foster, cuyas dos hijas fueron violadas en Melbourne por un sacerdote en los años 1980 y quien le espetó: "soy un hombre roto".
 Una de sus hijas, Emma, se volvió drogadicta y murió a los 26 años de una sobredosis en 2008, mientras que su hermana Katie empezó a beber y estando ebria fue atropellada por un coche en 1999 que la dejó con secuelas físicas y mentales permanentes.

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