Clara
Gómez insiste: "Los mataron"/Tlatlaya
Nota de PABLO
FERRI
El País, México
16 MAY 2016
De
las tres testigos con las que la Procuraduría Federal mexicana sustenta el caso
Tlatlaya, Clara Gómez González fue la primera en hablar. En septiembre de 2014,
Gómez González denunciaba que la Secretaría de la Defensa Nacional, Sedena,
había mentido: el enfrentamiento del que habían informado meses atrás había
terminado en el asesinato de varias personas.
El
1 de julio, la Sedena informaba de la muerte de 22 delincuentes producto de un
enfrentamiento con un convoy militar en una bodega a medio construir en una
comunidad de Tlatlaya, a unas cuatro horas de la Ciudad de México. Varios meses
más tarde, Gómez González decía que efectivamente el enfrentamiento se había
producido, pero que los militares habían asesinado a los supervivientes.
La
tarde del 30 de junio, la mujer, maestra rural, había tomado un camión en su
pueblo, Arcelia, para ir a San Pedro Limón, la comunidad donde está la bodega,
apenas a una hora de allí. Iba a recoger a su hija Erika, de 15 años, que hacía
unas semanas no aparecía por casa. Erika le había llamado ese mismo día y le
había dicho que estaría por San Pedro. La madre fue, llegó y se la encontró con
un grupo de gente armada. Asustados por si les descubrían, contaba Clara, los
del grupo armado se la llevaron a la bodega, donde hacían base aquella noche.
Le impidieron que se fuera y le quitaron el celular. De madrugada, una
camioneta pasó por la puerta. Uno de los del grupo, apostado en la puerta,
entró corriendo para avisar. “Nos cayeron los contras”, dijo, pensando que eran
de algún grupo rival. Pero eran los militares.
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