El escándalo de espionaje ruso cerca otra vez a Trump
El ahora fiscal general se entrevistó dos veces con el embajador ruso en pleno cibercampaña del Kremlin contra Clinton. El Congreso abre una investigación
JAN MARTÍNEZ AHRENS
El País, Washington 1 MAR 2017
El fuego ruso se aviva en torno a Donald Trump. Las investigaciones sobre las conexiones de miembros del equipo del presidente con el Kremlin avanzan más rápido que los cortafuegos lanzados por el magnate. La última andanada llegó esta misma noche cuando se supo que el actual fiscal general, Jeff Sessions, habló dos veces con el embajador ruso, Sergei Kislyak, en plena campaña electoral. Una de estas conversaciones se celebró en septiembre en la misma oficina del entonces senador Sessions y coincidiendo con el momento más duro de la cibercampaña rusa contra los demócratas.
El golpe amenaza con ser devastador. Una conversación con Kislyak le costó el puesto hace tres semanas al consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn, hombre de la máxima confianza de Trump y muy próximo ideológicamente al estratega jefe, Steve Bannon.
La caída del general, que llegó a ocultar el contenido de su conversación al propio vicepresidente, abrió una crisis que se agudizó al descubrirse a los pocos días que otros miembros del equipo de campaña de Trump habían entrado en el sospechoso juego de contactos con agentes de inteligencia ruso. Ahora, en el caso de Sessions se ha descubierto que tampoco hizo públicas esas reuniones con el embajador durante sus comparecencias para el puesto de fiscal general.
La posibilidad, no demostrada, de que haya algún nexo entre el ciberataque ruso al Partido Demócrata y esos contactos ha abierto las puertas del pánico en la Casa Blanca. Trump y sus consejeros han negado con vehemencia esta posibilidad y en respuesta han desatado una guerra sin cuartel contra los medios que lideran las investigaciones, The Washington Post y The New York Times.
La gravedad de los hechos y la convicción de los propios servicios de inteligencia de que el Kremnlin se empleó a fondo para lograr la derrota de Hillary Clinton han puesto al país ante un escenario inaudito. Las posibilidades de que el escándalo derive en una explosión en la misma Casa Blanca es cada día mayor. El FBI y el Senado ya han decidido abrir sus investigaciones. Y el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, con acuerdo de republicanos y demócratas, decidió también anoche iniciar sus propias pesquisas y centrarlas en el punto neurálgico de la trama: la supuesta participación de miembros del entorno de Trump con la inteligencia rusa.
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