Revista Proceso # 2186, 23 de septiembre de 2018...
Arcadia es la muestra internacional de cine dedicada al movimiento de 1968 que la UNAM abrirá del 25 al 30 de septiembre en varias de sus salas y recintos, y en la Plaza de las Tres Culturas. Se proyectará El grito, documental emblemático de Leobardo López Arretche, totalmente restaurado por la Filmoteca universitaria, y se homenajeará a Óscar Menéndez (Dos de octubre, aquí México –en cuyo guión participó José Revueltas– y Únete pueblo). Se estrenará también Olimpia, de José Manuel Cravioto, primera película producida por la UNAM sobre el movimiento.
El director de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Hugo Villa Smythe, realza al documental El grito (1968), de Leobardo López Arretche, el cual ha sido restaurado digitalmente:
“Es uno de los materiales de referencia histórica más importante del movimiento estudiantil de 1968, además es del acervo de esta institución.”
El documento fílmico, de 120 minutos y en blanco y negro, contiene las imágenes captadas por un grupo de alumnos del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, que con el permiso del entonces director de dicha instancia, Manuel González Casanova, se dieron a la tarea de registrar, en 16 milímetros, lo ocurrido en el movimiento estudiantil en el país, desde que inició en julio de 1968 hasta la masacre del 2 de octubre, y al final se incluyó la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos. Pero termina el filme con un close up de un adolescente, de ojos grandes y mirada fuerte, quien con sus dedos, a la altura de su rostro, muestra la ‘V’ de la victoria.
El grito contiene textos de la periodista italiana Oriana Fallaci (herida el 2 de octubre en la terraza del edificio Chihuahua) y del Consejo Nacional de Huelga, leídos por Magda Vizcaíno y Rolando de Castro. Laboraron en el filme Alfredo Joskowicz, Francisco Bojórquez, Jorge de la Rosa, Raúl Kamffer y Federico Villegas, entre otros. En total fueron 18 cineastas.
Hubo proyecciones de El grito en cineclubs en julio de 1971; incluso, el historiador y crítico de cine Emilio García Riera documentó que hubo exhibiciones privadas a un gran público juvenil y se convirtió “en bandera de sus luchas”, pero su estreno oficial fue el 23 de junio de 1976 en la Cineteca Nacional, que se hallaba en Churubusco y Calzada de Tlalpan. En tanto, el realizador Alberto Isaac dirigió a un equipo para crear la película oficial de los Juegos Olímpicos Olimpiada en México, que se mostrará también en este ciclo. Cabe destacar que en las dos cintas participaron Paul Leduc y Rafael Castanedo.
“El grito relata el movimiento de una manera muy lírica. Esa es una aproximación interesante. Al principio de la cinta, el movimiento se describe muy alegre, claro, con un compromiso serio, y al revisarla ahora, ese aspecto me ha resultado muy enriquecedor”, enfatiza a Proceso Villa Smythe, también productor, cinefotógrafo, asesor y supervisor de producción.
El documental forma parte de la primera edición de la Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado, titulada Arcadia, y la cual está dedicada a los movimientos de 1968, que se efectuará del 25 al 30 de septiembre en las salas Julio Bracho, José Revueltas y Carlos Monsiváis del Centro Cultural Universitario. También en el Cinematógrafo del Chopo, la Sala Manuel González Casanova del CUEC, el Auditorio de Museo Universitario Arte Contemporáneo, el Museo de las Constituciones, el Auditorio Isidro Fabela de la Facultad de Derecho, la Sala Xochipilli de la Facultad de Música, y la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco. Todas las exhibiciones son gratuitas y la programación puede verse en www.arcadia.unam.mx
El grito se proyectará el 26 en El Chopo a las 19 horas, el 28 en el CUEC a las 18 horas y el 29 en la Plaza de las Tres Culturas, al aire libre.
Villa Smythe manifiesta que a las nuevas generaciones “el documental les ofrece conocer los hechos, el momento histórico de cómo esos chicos veían su tarea de juventud y los cambios que proponían”.
Albino Álvarez Gómez, subdirector de Rescate y Restauración de la Filmoteca de la UNAM, específica en entrevista que la restauración de El grito comenzó con la exploración de cómo llegó la película al acervo de esta institución de rescate y preservación fílmica:
“De esa investigación surge una historia muy interesante, que también forma parte de la restauración, que es la trama de ¿cómo fue salvada y preservada? Que no fuera secuestrada por las instancias de seguridad del régimen, del gobierno de entonces. Al seguir esa trama, me da a entender por qué tenemos negativos duplicados, unos incompletos, y por qué se complementaban con materiales originales, de cómo estaba el rompecabezas respecto al sonido. Después, con base en eso, comencé procesos técnicos, que me llevó cerca de dos años hacer.
“Era una película muy deteriorada. Los sonidos no estaban bien. A duras penas si se escuchaba la narración basada en un texto de Fallaci. Ahora, restaurada, sí se escucha y se ve de manera distinta. ¡Eso es muy emocionante!”.
–¿La restauración fue sólo digital? –se le pregunta a Álvarez Gómez.
–Hay una combinación de procesos fotoquímicos, pero fundamentalmente sí es digital.
Interviene el titular de la Filmoteca:
“A mí me llama muchísimo la atención, justo a partir del trabajo que se hizo con el sonido, lo emotivo que es escuchar este documental. Ese sonido que apenas se escuchaba en algunas partes, ahora se distingue perfectamente.”
El restaurador resalta del filme:
“De un documental enlatado, prohibido, los alumnos botearon para conseguir dinero para crear copias. Y eso de filmar escondidos en los tinacos vacíos de agua y en las cajuelas de autos, me gusta, hay una heroicidad no muy conocida. Se utilizaron ocho cámaras y se grabaron alrededor de ocho y nueve horas.
Reconocimiento a Menéndez
En el marco de Arcadia se le entregará la Medalla Filmoteca de la UNAM al realizador Óscar Menéndez, creador de los documentales Dos de octubre, aquí México (1968), en cuyo guión participó José Revueltas; Únete pueblo (1968) e Historia de un documento (1970), con material fílmico del movimiento de 1968 realizado clandestinamente en 1970 en el penal de Lecumberri.
“Desde el primer día que inició el movimiento, ya estábamos registrando todo. No sabíamos qué iba a pasar, pero veíamos mucha violencia de parte del gobierno y ya habíamos tenido represión antes. Yo había realizado en 1964 el documental Todos somos hermanos, sobre la violencia contra los ferrocarrileros, los maestros y los campesinos. Entonces no era una novedad que hubiera una reprimenda tan violenta. Ya Gustavo Díaz Ordaz lo había hecho con los médicos, era un problema presente la persecución contra los líderes sociales en México”, narra, en entrevista, Menéndez, realizador de 50 películas.
En Arcadia se proyectará Únete pueblo, el 26, 27 y 30 de septiembre. Menéndez rememora que en agosto de 1968 ya circulaba Únete pueblo:
“Eran las noticias de lo que pasaba en ese mes de agosto. Ahí se anuncian los seis puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga y se especificaban los artículos de la Constitución que teníamos a nuestro favor y que estaba violando el gobierno. ‘Únete pueblo’ era la consigna en ese momento del movimiento estudiantil, y así se llama el filme. Pudimos realizar 40 copias, que financiaron las escuelas gracias al boteo que se efectuaba, esto se hizo a través del Comité de Lucha de la Facultad de Filosofía, donde estaba Roberto Escudero.”
El también fotógrafo, quien además fue miembro del Consejo Nacional de Huelga, rememora que en 1968 los jóvenes soñaban con una democracia en México, “pero fue un sueño que terminó en una pesadilla cuando los acribillaron en la Plaza de las Tres Culturas”.
El director precisa:
“Para nosotros el 68 no terminó y continuamos trabajando. Logramos rescatar a los presos políticos, había doscientos detenidos en Lecumberri. A esa cárcel logramos meter una cámara con muchas dificultades, gracias a un equipo clandestino que teníamos con mujeres. Ellas metieron la cámara y a los compañeros en prisión los enseñamos a usarla. Suspendimos el rodaje cuando me secuestraron en Lecumberri. Estuve una semana en un apando incomunicado. Pensé que me iban a desaparecer, pero después me soltaron. Sospechaban algo. Logramos terminar la película 2 de octubre, aquí México con muchas dificultades y la proyectamos antes de que saliera de la presidencia Díaz Ordaz. Y me echaron a la policía encima. Me tuve que ir de México por tres años.”
Se fue a Inglaterra.
“Quería pasar la película de 16 a 35 milímetros, ahí no pude, luego me fui a Italia, y tampoco, y pasé a Suecia e igual no lo logré, pero en París, Jean-Paul Sastre habló con los directivos de Eurovisión. Los franceses estuvieron de acuerdo que contáramos cómo habíamos hecho la película en la cárcel, y como yo llevaba todos los materiales, narramos la época de los cincuenta, las huelgas de los maestros, los campesinos, en fin, y esa es Historia de un documento.
“Se iba a pasar al aire por Eurovisión, pero el gobierno de México lo prohibió, los dos países mantenían relaciones comerciales, y amenazó el gobierno mexicano de que iba a haber problemas. Aquí, en la República, se estrenó en 1978, a diez años del 68, y se lo dedicamos a José Revueltas, quien había fallecido.”
Una nueva cinta
Olimpia, de José Manuel Cravioto, es la primera película en México que se elabora con la técnica rotoscopia (aquí trabajaron alrededor de cien alumnos de Facultad de Arte y Diseño de la UNAM) y es la primera historia fílmica que la UNAM produce sobre el movimiento estudiantil de 1968. Se estrenará en la clausura de Arcadia, el 30 de septiembre, al aire libre en la Plaza de las Tres Culturas, a las 20:15 horas.
Cravioto, nacido en la Ciudad de México en 1981, estudió en el CUEC. Para Olimpia escribió cinco historias ficticias de jóvenes (no obstante basadas en hechos reales) que mezcla con imágenes del documental El grito (Proceso, 2134).
“Deseaba rendir un tributo a todo el material e historias que sabemos de 1968. En Olimpia está la película Rojo amanecer de Jorge Fons; el libro La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska, obviamente el documental El grito, e historias de varias personas, por ejemplo la de mi papá, cuyo padre era militar retirado en esa época y no quiso que su hijo participara en el movimiento porque sabía que algo fuerte se estaba gestando.
“Recuerdo a los estudiantes del CUEC que como pudieron filmaron todo lo que pasaba en el movimiento. Un personaje está inspirado en la poeta uruguaya Alcira Soust Scaffo, quien al ver que entraba el ejército a la UNAM se encerró en los baños. Es impresionante e increíble su historia que preferí adaptarla.”
Define a Olimpia como un thriller familiar:
“Quería que fuera una película algo didáctica, la pensé para un público joven. No intenté que fuera un filme muy serio, es decir con un discurso muy profundo, abstracto, porque deseaba que fluyera. Que fuera divertido. Al final es un largometraje de animación.”
Rodó 12 días en Ciudad Universitaria. Es protagonizado por Nicolasa Ortiz Monasterio, Luis Curiel, Daniel Mandoki, Diego Cataño, Lumi Cavazos, Tiaré Scanda, Rolf Petersen y Valentina Buzzurro, en ese orden de importancia.
–En Olimpia impresiona ver al ejército dentro de la universidad, ¿cuál fue su experiencia al filmar estas escenas en la UNAM?
–Hasta el momento se me pone la piel chinita hablar del ejército en la universidad. Mi equipo, todos, entramos en shock al ver a los actores disfrazados de militares. Verlos caracterizados y con armas fue estresante. Provocó una parte muy emocional en nosotros. Nos imaginamos el sentir de los estudiantes cuando llegó el ejército en un lugar considerado territorio soberano y autónomo, como lo dice Heberto Castillo en El grito.
–¿Por qué escogió elaborar la película con la técnica rotoscopia?
–No fue algo calculado, fue un lugar al que llegué. Como no creo en las películas históricas porque siempre veo actores extras y decorados, recrear todo lo del movimiento me iba a ocupar todo un año e iba a ser muy caro, y quería que los materiales documentales estuvieran presentes con su energía. Debía integrar todo en una misma textura. Así que cada cuadro está intervenido por un artista de manera pictórica. Cada persona animó entre 45 segundos y un minuto durante ocho meses. Es un trabajo muy detallado y cuidado por los estudiantes.
Su interés primordial, confiesa, es que las nuevas generaciones conozcan lo que pasó con el movimiento, “el cual trascendió a grupos familiares, sindicatos, universidades privadas e incluso a grupos políticos”.
Al final exalta:
“Se me llena el pecho de emoción por ser egresado del CUEC y estoy muy orgulloso de mi universidad, de haber logrado este largometraje. Me siento con mucha responsabilidad y a la vez me considero muy afortunado presentarla de la mano de la UNAM”.
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