LAS ELECCIONES NO SIEMPRE SON UNA FIESTA. /Victor Alarcón Olguin
Tomado del Facebook
Son las 18:01 pm (hora CDMx). Por tanto lo que escribo puedo hacerlo una vez cerradas las casillas electorales. Después de mucho cavilar y ponderar los elementos vertidos a lo largo de los últimos meses, decidí votar en la consulta de revocación. Estas fueron mis razones:
0) Como profesor de muchos años en la materia partidaria y electoral, considero que los comicios son un derecho y una obligación. Aunque abstenerse u anular son igualmente opciones políticas y de conciencia que deben respetarse sin repercusión alguna (y que en sí mismas mandan un fuerte mensaje que no se puede desoír ni desatender por la “mayoría” que seguramente se aducirá surge de este ejercicio), en lo personal consideré hacer uso de mi “voz” yendo a la casilla.
1) La construcción de la democracia mexicana no comenzó en 2018 como piensan los partidarios de AMLO, sino que nos ha llevado varías décadas impulsarlo con el concurso de muchos actores/as provenientes de todo el espectro político. Si bien considero que el país debe tener a un gobierno progresista, esto no puede ser a cualquier costo u cesión de nuestros derechos y libertades. Regresar al verticalismo del “estilo personal de gobernar” es quizás una de las razones que obliga a rechazar que estemos dando vueltas en U para regresar a un pasado político que solo alcanza para lo necesario e irla llevando.
En contrapartida, los amlistas más devotos ahora asumen que se debe castigar y hasta pedir la salida del país a todo “aspiracionista meritocrático/a”, a la par de ser autoindulgentes y autocomplacientes con los actuales habitantes del Palacio Nacional y sus omisiones. Aunque paradójicamente si hay algo que raya en el colmo del aspiracionismo es ver a lxs amlistas haciendo patético futurismo para el 24 alrededor de la y los precandidata/os.
2) Participar en el ejercicio es honrar al esfuerzo de una ciudadanía que no necesita de tutelajes o paternalismos, y que contribuye con su trabajo voluntario a que se cuenten los votos de manera adecuada, pese a que el presidente AMLO y sus partidarios jugaron siempre en una doble pista con dados cargados, hostigando, atacando, acarreando u ofreciendo apoyos, generando eventos e inaugurando obras públicas en plena campaña con el apoyo de funcionarios en horas hábiles; abriendo procesos a los propios consejeros electorales y emitiendo legislación que contradice a los principios de certeza y no retroactividad.
3) Por desgracia, el país regresó al escenario de una contienda dispar en donde bajo la etiqueta de una asociación civil “singular”, de la que no se podrán saber ni sus gastos ni sus esquemas de patrocinio (porque la propia ley de la materia omitió darle atribuciones al INE para supervisar la canalización de recursos públicos y privados) con los que se pagaron a “activistas”, influencers y boots que viajaron por todo el territorio nacional e incluso hicieron videos “a título individual” en esta red y otros espacios similares promoviendo el voto, práctica prohibida por la propia ley aprobada por la mayoría oficialista en el Congreso, que indicaba (también paradójicamente) al INE como la única instancia responsable en materia de la difusión del proceso.
4) Otro tanto ha ocurrido del lado contrario, donde la oposición hizo lo propio llamando a boicotear el ejercicio, empleando medios y estrategias de diversa índole. El INE por ambos lados quedó rebasado en este punto, a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron para buscar un terreno intermedio que generase un clima de confianza.
5) Al margen del resultado, el país perdió nuevamente una oportunidad sustantiva para dialogar sin estridencias, para reconocerse y definir la orientación de sus políticas, evaluando sólidamente de manera informada a sus gobernantes.
Quienes salimos este día votamos por razones diversas: por inercia, por deber, por consigna, por miedo, por presiones y otros -ciertamente- por entusiasmo y verdadero convencimiento de estar haciendo lo correcto. En casa (por desgracia) se quedó la mayoría del país, no porque las casillas del INE estuvieran o no lejos, sino porque no vieron un asunto que los (con)moviera. Este es el fracaso de la clase política que nos mantiene sumidos en su juego bipolar. Algunos nos dirán que esto fue una “fiesta”, pero no, no lo fue. Seguiremos por el resto del sexenio en el país de ficción que uno y otro grupo insisten en ver.
Se acabó la función, mañana será otro día.
#ConocimientoEnRed #RevocacionDeMandato
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