Bochornoso/Leticia Robles de la Rosa
Excelsior, 19 de mayo de 2023
Lamentable la comunicación que la ministra presidenta Norma Piña tuvo con el presidente del Senado, Alejandro Armenta, quien, ávido de pretextos para sumarse a la ola de descalificaciones oficialistas contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no dudó en usar el error político de la ministra para capitalizarlo a su favor, y hasta amenazar con acudir a instancias penales en contra de la jueza constitucional.
Después de todo un día en que fue burla en redes sociales, porque nadie creía que la ministra presidenta de la SCJN le hubiera escrito vía WhatsApp para reprocharle sus críticas al Poder Judicial federal, dado que ella se caracterizó, hasta el momento, por ser una persona prudente, Alejandro Armenta se creció a las críticas una vez que la ministra Piña confirmó que sí fue ella quien le escribió y, además, admitió que su estilo frontal pudo prestarse a malas interpretaciones, pues en la víspera Armenta la acusó de amenazarlo.
Sin duda alguna estamos ante un episodio bochornoso en la relación entre los Poderes de la Unión, amén de ser un capítulo inédito en esa relación.
Qué terrible que el presidente del Senado se haya parado en la tribuna de la Comisión Permanente para exhibir una conversación privada que incitó la ministra de la Corte. Sin duda alguna, ya nadie le va a mandar mensajes a Armenta, porque en cualquier momento los hace públicos, en su dinámica de asumirse como víctima.
Pero, también, es terrible que la ministra presidenta de la Corte decidiera escribir mensajes a un presidente del Senado que ya ha dado al menos tres muestras de estar dispuesto a lapidar a los ministros de la Corte y, sobre todo a ella, para quedar bien ante los ojos del oficialismo.
¿No tiene asesores políticos que le digan que ese tipo de conversaciones no las puede sostener con un legislador ávido de quedar bien con el oficialismo y que corrió a sus cocineros y meseros en el Senado, porque juraba que lo espiaban para pasarle información al gobierno de Puebla?
¿Acaso la presidenta de la Corte no tiene asesores que le digan que Alejandro Armenta ha utilizado cada pretexto para atacar a la Corte y a ella en particular, a fin de sumarse al linchamiento mediático en contra de máximo tribunal constitucional?
Por lo visto no tiene asesores en esas materias y ojalá los consiga, después de este momento bochornoso que ella propició con un senador que estila exagerar y victimizarse con frecuencia, sobre todo ahora que anhela ser candidato a gobernador del estado de Puebla, aunque sabe que los dados están cargados en favor de su primo Ignacio Mier; verdad política que se sabe, no sólo en Puebla, sino en los pasillos, oficinas y plenos del Congreso de la Unión.
En su libro El presidencialismo mexicano, el doctor Jorge Carpizo explica seis razones por las cuales el Presidente de la República, en el siglo pasado, tenía poderes metaconstitucionales y enumera como segunda razón “el debilitamiento del Poder Legislativo, ya que la gran mayoría son miembros del partido predominante y saben que si se oponen al Presidente las posibilidades de éxito son casi nulas y que seguramente están así frustrando su carrera política”.
Aunque la explicación del doctor Carpizo se refiere a los senadores y diputados del PRI, en este 2023 su análisis sigue vigente, ahora con los senadores y diputados de Morena y releer al exrector de la UNAM permite explicar por qué Alejandro Armenta decidió que su paso a la historia sea por una puerta por la cual nadie, ni los viejos priistas, habían cruzado: hacer todo lo posible por estar en sintonía con las líneas políticas del oficialismo, pasando por encima de otros Poderes de la Unión.
Pero aquí, hay que decirlo, el pretexto se lo dio en charola de plata la ministra Norma Piña, quien ha sido cobijada por diferentes grupos sociales ante su decisión de defender la Constitución. Él no cambiará su dinámina. Ojalá ella corrija.
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