La impostura del ultraderechista Eduardo Verástegui/Bernardo Barranco V.
La Jornada, 13 de septiembre de 2023 09:14
Eduardo Verástegui en un video sostuvo: Yo sueño un México que le permita a Dios ser el centro de nuestra nación. Es una afirmación provocadora, más cuando proviene de un potencial candidato a la Presidencia, porque transgrede el carácter laico del Estado. Desde el siglo XIX el país ha luchado por que prevalezca la separación histórica entre el Estado y las iglesias. El ultraderechista religioso de un plumazo nos regresa a la Colonia, donde la Iglesia y la fe eran centrales en la sociedad. Su sentencia es preocupante, pues quiere regresar a la Edad Media, en la que Dios era la fuente de legitimidad del poder y no el voto popular de la población.
Bajo el efecto Javier Milei, de Argentina, Verástegui emprende la aventura de presentar su candidatura independiente. Verátegui renueva el rostro de la ultraderecha en México. Quedan atrás los amargados semblantes de los Serrano Limón, los Abascal Carranza, Ardavín, Arzac y Aranda. Verástegui emerge no sólo como un colaborador latino de Trump sino como un delfín político de la ultraderecha internacional. En el evento de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), en noviembre pasado, fue adulado y alentado para formar un movimiento alternativo de la derecha en México. El PAN es una decepción para la ultraderecha, Verástegui ahí lo calificó de partidito vergonzante que se ha corrido al centro. Los personajes como Santiago Abascal, Lech Walesa, Eduardo Bolsonaro, Steve Bannon, Ted Cruz, Javier Milei y Donald Trump en video animaron públicamente para que Verástegui tomara la iniciativa de crear una alternativa ultraconservadora para México.
Pero, ¿quién es Eduardo Verástegui? Nació en Ciudad Mante, Tamaulipas, en 1974. Hijo de un agricultor, desde muy joven se fue a la Ciudad de México para incorporarse al circuito de Televisa de jóvenes actores. Conformó el grupo musical Kairo y en los 90, intervino en telenovelas. Verástegui forma parte de una generación de jóvenes actores que vivieron momentos farragosos. Sufrieron situaciones de acoso y violaciones. Ahí están registradas las denuncias de Sasha Sokol contra el productor Luis de Llano. Y sobresale Antonio Berumen, ex mánager musical de grupos juveniles como Magneto, Mercurio, M5, Kairo, además de ser promotor de artistas como Fey y Lucero. Berumen se hizo un hombre muy piadoso, querido por la curia romana, a la cual se granjeaba con regalos de artesanías mexicanas. Él trajo a México la réplica de la Capilla Sixtina, ahora está oculto en Europa debido a que enfrenta 10 demandas por acoso y abuso sexual. Verástegui ha defendido a su amigo Toño Berumen en diferentes oportunidades. Y la prensa de la farándula liga a Verástegui con amoríos con el también cantante Ricky Martin.
En lo personal, y disculpe que hable en primera persona, me causan estupor los personajes que se quieren hacer pasar como santos. Verástegui ha destacado desde hace tiempo su celibato. Dice tener 18 años de abstinencia sexual. Recuerdo de inmediato a Marcial Maciel que se ungía con aires de santidad. El sacerdote Fernando Karadima, en Chile, se daba baños de pureza y resultó un violador de centenas de niños en Santiago. Puedo citar a decenas de clérigos que se hacían pasar como puros y castos, resultando con siniestras patologías y aberraciones sexuales.
Desde inicios del siglo XXI, Verástegui incursiona en producciones estadunidenses primero como actor y después como productor de documentales y películas con alto signo moral y religioso. Se convierte en experto procurador de fondos y relacionista con grupos ultraconservadores de la sociedad civil, Iglesias evangélicas y católicas supremacistas, partidos y políticos conservadores. Su conversión de la vida mundana se la debe al sacerdote legionario Juan Riva, también muy cercano al Opus Dei. Funda en Los Ángeles su productora Metanoia que significa conversión. Verástegui, vía Vox, ha tenido importantes acercamientos con el Yunque, Tecos y diferentes obispos ultraderechechsitas. Tendría estructura con estos actores para obtener las firmas que exige el INE.
El camino aun es largo. Verástegui tiene el reto de obtener cerca de un millón de firmas distribuidas en al menos 17 entidades, además de sortear lo que algunos llaman los límites de una doble nacionalidad. Y sobre todo, la restricción que impone el artículo 82 de la Constitución para ser Presidente: “1. Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, hijo de padre o madre mexicanos y haber residido en el país al menos durante 20 años […] III. Haber residido en el país durante todo el año anterior al día de la elección. La ausencia del país hasta por 30 días no interrumpe la residencia”. Ahí la cancillería tiene la última palabra para que el INE le extienda la constancia.
La nueva ultraderecha se beneficia de la gran decepción de los partidos tradicionales, de las crisis institucionales y de la visión pesimista del futuro. Una tendencia recesiva de las economías, crisis financieras y los efectos de la pandemia conforman una densa atmósfera social de desconfianza. Allí emergen los partidos populistas de ultraderecha con propuestas simplistas ante problemas complejos, es decir, llaman a reconstruir un pasado idílico y seguro. Contra las amenazas externas, como la inmigración, en caso de los países noratlánticos, prometen soluciones radicales y un neopatriotismo conservador. La ultraderecha reivindica la familia tradicional, impugnan a las teorías de género, repudian las minorías indígenas y sexuales, así como rechazan el lenguaje inclusivo. En suma, las ultraderechas son favorecidas por la actual crisis cultural que ha provocado pánico social..
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El viernes 18 de noviembre de 2022..
Inicio allá por los rumbos de Santa Fe, en la Cd de México una reunión muy particular, de conservadores: se reúnen por primera vez en un país de habla hispana a a personajes de la ultraderecha latinoamericana y de otras partes del mundo, todos ellos afines a Donald Trump, agrupados a la Conferencia de Acción Política Conservadora.
El líder conservador mexicano de hoy es Eduardo Verástegui, actor, producto y muy católico provida, cercano a algunos circulos de la Santa Sede- pero no al Papa Francisco-; antes de la participación del ex presidente Lech Walesa, quien advirtió que este sábado responderá a los calificativos de fascistas que hizo hace unos días el presidente López Obrador contra ellos.
Arturo Cano es uno de los reporteros que cubre esa cónclave de conservadores para el periódico La Jornada...
Vale la pena leer sus crónicas, escribió hoy:
"Eduardo Verástegui hizo una pausa dramática en su discurso pronunciado en español e inglés, y soltó: “A esos yo los llamo lobos con piel de ovejas”. Las pantallas que hacían de escenario brillaron más fuerte. Las dos filas de monjas y el resto de los asistentes batieron palmas, aunque el ex galán de telenovelas no se refería a los malvados gobiernos “socialistas” de América Latina, sino a la derecha partidista....
Verástegui, además, recitó la agenda opositora mexicana y la salpicó de (más) conservadurismo: de la defensa del INE fue al “derecho a la vida”, pasando por las críticas al presidente López Obrador: “Le responderé mañana (hoy) a las seis”, subrayó, con tono de salvador de almas cuya palabra anhela la sociedad entera.
Ayer un colectivo se manifestó pacifícamente en contra de la reunión..
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Investigan por acoso sexual al agente que inspiró la película de Eduardo Verástegui
Tim Ballard, el exagente estadunidense en el que se basa la película Sound of Freedom (Sonido de Libertad) que aborda el tráfico de niños, fue acusado de conducta sexual inapropiada por siete mujeres.
Por La Redacción
lunes, 18 de septiembre de 2023 · 21:04
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Tim Ballard, exagente del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos en quien se basa la película Sound of Freedom (Sonido de Libertad) producida por el activista ultraconservador mexicano Eduardo Verástegui, está bajo investigación por presunto acoso sexual denunciado por siete mujeres.
La salida de Ballard de la organización que él mismo fundó contra el tráfico de niños, Operation Underground Railroad (OUR) se produjo tras una investigación sobre denuncias de conducta sexual inapropiada que involucraba a siete mujeres, informó este lunes el portal Vice citando fuentes con conocimiento directo de la organización.
Las fuentes citadas por ese medio revelaron que el autoproclamado activista contra la esclavitud invitó a mujeres a actuar como su “esposa” en misiones encubiertas en el extranjero aparentemente destinadas a rescatar a víctimas del tráfico sexual.
Luego supuestamente obligaría a esas mujeres a compartir la cama o bañarse juntas, alegando que era necesario para engañar a los traficantes.
De acuerdo con Vice, el exagente Ballard envió al menos a una mujer una foto suya en ropa interior, adornada con tatuajes falsos, y le preguntó a otra “hasta dónde estaba dispuesta a llegar”.
“Tim Ballard renunció a O. U. R. el 22 de junio de 2023. Él se ha separado permanentemente de O.U.R.
“O.U.R. se dedica a combatir el abuso sexual y no tolera el acoso sexual ni la discriminación por parte de nadie en su organización”, dijo la organización a Vice News.
Sonido de Libertad se convirtió en un inesperado éxito de taquilla al recaudar hasta la fecha en Estados Unidos más de 183 millones de dólares, y 210 millones a escala global.
La película ya había causado anteriormente controversia luego de que uno de sus inversionistas Fabian Marta fuera acusado de secuestrar niños. Este caso provocó una discusión pública entre Verástegui y un reportero que le preguntó del tema.
Verástegui, conocido por su pensamiento ultraconservador y por su amistad con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, busca ser candidato independiente a la presidencia de México.
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Líderes y activistas de extrema derecha se congregaron durante dos días en la Cd de Mx, en torno a la Conferencia Política de Acción Conservadora - ala conservadora del partido Republicano- manifestó la intención de formar y animar a líderes de ultraderecha para ganar el poder..
Llaman a crear un movimiento conservador que defienda valores como la fe, la vida desde la concepción, la patria y la familia.
“Este es un movimiento de gente dispuesta a dar la vida por lo que está en juego: Dios, patria, familia, libertad, democracia. “¡Aquí no hay tibios! Y es que, si no damos la batalla, perdemos la patria”, afirmó Eduardo Verástegui, líder conservador de México de est grupo, que apadrina Donald Trump..
Y el actor, y productor de nuevo criticó al López Obrador que dijo trabaja para “imponer una agenda cultural de extrema izquierda” que “atenta” contra el derecho a la vida, la familia y la libertad religiosa.
Antes del mensaje de despedida mostró un mensaje de felicitación del padrinodel encuentro, el mismísimo Donald Trump.
Las primeras palabras del republicano fueron para agradecer a Verástegui “Es muy importante para los conservadores de todo el hemisferio que se unan para defender a Dios, la familia… Tenemos que asegurar nuestras fronteras y desmantelar los cárteles criminales que violentan a nuestra gente”, dijo Trump, quien ayer estreno su cuenta de Twitter.
“Necesitamos detener la propagación del socialismo y no dejar que continúe corriéndonos de la región o de nuestras tierras”, afirmó..
Hubo muchos comentarios de ese tipo..
Muy respetuoso pero que en México no se comparten, salvo en una minoría...
Y la Cumbre no estuvo como hubieran deseado; les faltaron invitados, les falta sustancia...;Ya sabíamos lo que iban a decir...
Entre sus más famosos conferencistas estuvieron, Steve Bannon; el ex presidente de Polonia Lech Walesa, el presidente del partido español VOX, Santiago Abasca, entre otros.
Pero Bannon no acudió al evento, expuso igual que trump en videoconferencia, su discurso para criticar el voto electrónico pues aseguró que a través de esa herramienta se quieren robar las elecciones: No pudo asistir quizá porque no puede salir de EU ya que esta indiciado por el ataque al capitolio..
Bolsonaro hijo, por su parte, destapó al actor Eduardo Verástegui como candidato a la presidencia.
“Yo no sé qué partido nos representa hoy, antes sí, pero hoy no. Y yo creo que es importante pensar en un futuro en un partido que representa a la mayoría del pueblo mexicano”, dijo Verástegui...
Están pensando en un partido hermano del republicano pero más cercano a Dios, y a la patria..
No sabemos..; pero no les alcanza para llegar a Palacio.., no aun.., este país es plural..
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Una ultraderecha impresentable/Jorge Fernández Menéndez
Razones/ Excelsior, 22 de noviembre de 2022
En un hotel de la zona de Santa Fe, durante dos días, estuvieron reunidos, con una serie de discursos difíciles de digerir, uno más retrógrado que el otro, representantes de la ultraderecha de varios países del mundo, muchos de ellos entusiastas trumpistas, como Eduardo, el hijo de Jair Bolsonaro, el senador Ted Cruz, el líder de Vox, Salvador Abascal, el exactor Eduardo Verástegui, el candidato presidencial argentino Javier Milei y Steve Bannon, uno de los más cercanos operadores del propio Donald Trump. Según dijeron, quieren ser algo así como la réplica, en las antípodas, del izquierdista Foro de Sao Paulo.
Hace ya muchos años, luego de la caída del muro de Berlín, el español Ludolfo Paramio, cuando se presagiaba “el fin de la historia”, escribía sobre cómo rescatar a la izquierda después del diluvio que significó el derrumbe del mundo socialista y la eclosión conservadora, marcada entonces, entre otros, por Ronald Reagan y Margaret Thatcher (una ola conservadora que hasta podríamos extrañar respecto a la que nos ha tocado vivir unas décadas después). Decía Paramio que para rescatar a las izquierdas había que poner el acento, primero, en la democracia, luego en la desigualdad y siempre en la lucha por las libertades civiles, los derechos humanos, los derechos de las minorías, de las mujeres, del medio ambiente. Eso sería lo que diferenciaría a la izquierda de la derecha. Y en muy buena medida tenía, y tiene, razón.
Pero lo que se impuso en los últimos años ha sido otra cosa. Es el populismo, en el cual la democracia es cada vez menos importante y los derechos civiles, los de las minorías, el medio ambiente, son sacrificados en pos de objetivos “superiores”, todo siempre en torno a recuperar antiguas y supuestas grandezas perdidas. Pueden decirse de izquierda o de derecha, pero al final coinciden en muchos ámbitos, incluso en su lucha contra el libre mercado, contra la globalización, contra las libertades en general. Al final son opositores, desde derecha o izquierda del liberalismo al que responsabilizan de la decadencia, real o supuesta, de sus naciones. Eso se aplica por igual a Viktor Orban que a Donald Trump, a Nicolás Maduro que a Bolsonaro. También a López Obrador, aunque, con todo, nuestro marco de libertades sigue siendo más amplio que en otras naciones azotadas por gobiernos populistas.
Pero dentro de esa categoría tan vasta del populismo contemporáneo, pocos grupos y personajes resultan tan políticamente despreciables como los que se reunieron este fin de semana en la Ciudad de México. Despreciables por sus convicciones, sus dichos y en muchos casos por su ignorancia. De los reunidos en el cónclave se salva Lech Walesa, no sé si por sus posiciones actuales (en el mejor de los casos intrascendentes), sino por su lucha sindical pasada. Pero cuando uno escucha a Bannon, a Bolsonaro, a Cruz, a Verástegui, a Abascal, a Milei, entiende por qué, al final otras opciones, sean López Obrador, Kirchner, Sanders, Iglesias, con todas sus diferencias, terminan imponiéndose políticamente.
Lo mejor que le puede ocurrir a la izquierda populista es tener como adversarios a estos personajes, cuyos principios y retórica es tan anacrónica. Cuando el centro del discurso de estos grupos y personajes es la condena al feminismo, a los derechos de las minorías, la cancelación de los derechos lésbico-gay, el desprecio al medio ambiente, cuando el acento está tan puesto en el nacionalismo y el regreso al pasado, ese mismo pasado es el que los pone en donde deberían estar, en el basurero de la historia.
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Importar fascismo/ Jesús Silva-Herzog Márquez
en REFORMA, 21 de noviembre
Se ha celebrado en México una cumbre de la ultraderecha norteamericana. La Conferencia de Acción Política Conservadora nació a mediados de los años setenta en Estados Unidos y ha sido, desde entonces, el gran foro del conservadurismo de aquel país. La feria que pone a prueba los nuevos liderazgos y que muestra el tono de su discurso. Desde hace poco, CPAC se ha convertido en sede de la extrema derecha mundial. Un desfile que hermana a los populismos nacionalistas de todos los rincones. Hace unos meses, en Dallas, el trumpismo que se adueñó de esa feria convirtió a Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, en algo así como el guía de la Internacional Populista. Admiraban en él al eficaz destructor del orden liberal, al político popular que ha desmantelado, una tras otra, las precauciones institucionales, levantando un régimen autoritario y nacionalista. Orbán es, quizá, el más impulsivo guerrero cultural de nuestro tiempo.
El más resistente, también. Trump está fuera del poder y no ha iniciado con buen pie su campaña electoral. Bolsonaro está a punto de dejar la Presidencia en Brasil. Putin sigue enredado en una guerra que no fue el paseo triunfal que imaginaba. La ultraderecha francesa ha vuelto a fracasar, mientras la incompetencia del populismo británico ha pasado factura. Solo en Italia ha habido buenas noticias este año para la extrema derecha. Por eso puede decirse que quienes llegaron a México a la fiesta del populismo nacionalista no representan una corriente ascendente, sino más bien, en repliegue. Con todo, el cartel fue representativo de esa derecha antidemocrática que pretende hacer causa común en el mundo.
Hay, en efecto, una internacional nacionalista que se alía para levantar sus fronteras, para detener cambios que se perciben como destructores de la identidad, para regresar el reloj y restaurar valores tradicionales, para denunciar los derechos de las minorías. Si hay una cuerda común es el odio al liberalismo democrático. Ahí coinciden Trump y Orbán; Putin y Bolsonaro.
No deja de ser perturbadora la inserción de esta derecha mexicana a la corriente internacional. Se invita a Trump a un evento en México para ofrecer un mensaje especial. Se le vitorea como si el Presidente que fue dos veces procesado por violaciones a la Constitución, el golpista que sigue sin reconocer el veredicto democrático fuera un guadalupano fervoroso. Me sorprende que se admire a quien nos escupe. Entiendo que el gobierno mexicano se haya visto obligado a entenderse con el patán. Lo que no puedo entender es que un grupo de católicos consideren a ese sujeto detestable como modelo político. Los trumpistas mexicanos hacen suyo el odio a México. Convertir a Trump en guía político es autodenigración. Es celebrar sus insultos, es acompañar su desprecio, es festejar sus fechorías. Es también aceptar la bestialidad de un tipo que consideró seriamente lanzar misiles a nuestro país.
No extraña que el extremismo reaccionario vea al socialismo y al liberalismo como enemigos de la tradición y de la identidad. Los liberales y los socialistas, se dijo en la feria ultraconservadora de Santa Fe, quieren destruir lo más sagrado: la vida, la familia, al ser humano. Pero aparece ahora una derecha que no parece actualización del viejo conservadurismo católico sino importación de la política del espectáculo y la provocación. Suscribe todas las conspiraciones; da foro a quienes rechazan la legitimidad democrática; alaba a los golpistas de antes y a los de ahora; emplea las tecnologías que difunden la mentira; entiende la política como una guerra de cultura.
Este populismo conservador que aparece en México de la mano del trumpismo es una novedad histórica. No sé si tiene raíz o si tiene futuro. Pero es algo nuevo. El viejo conservadurismo era tan enemigo de la amenaza del comunismo internacional como del peligro de la contaminación yanqui. En ambos veía fuerzas descatolizantes. Dos amenazas a la raíz profunda de México, desnaturalizaciones a las que había que oponerse ferozmente. Alabar a Donald Trump, a Steve Bannon o a la familia Bolsonaro representa un cambio profundo para la derecha mexicana. Un fascismo importado.
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