9 nov 2008

La noche del 4 de noviembre

Todos daban órdenes
GLORIA LETICIA DíAZ

Revista Proceso (www.proceso.com.mx) # 1671, 9/11/2008
Cerca de 3 mil personas, entre curiosos, testigos, paramédicos, bomberos, autoridades federales y locales, así como integrantes de las Fuerzas Armadas, llegaron a concentrarse en una zona de 500 metros, donde se diseminaron los escombros de la aeronave en la que viajaban el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el extitular de la SIEDO, José Luis Santiago Vasconcelos, y siete personas más.
No había transcurrido mucho tiempo desde que, alrededor de las 18:45 horas del martes 4, el Learjet 45, matrícula XC-VMC, propiedad de la Secretaría de Gobernación, se precipitó a tierra e impactó sobre el cruce de las calles Ferrocarril de Cuernavaca y Pedregal, en las Lomas de Chapultepec.
A las 18:55 horas, personal de una de las coordinaciones territoriales de la Fiscalía Desconcentrada de la delegación Miguel Hidalgo, llegó al lugar de la catástrofe.
"Casi de inmediato supimos quiénes viajaban en la aeronave, y algo insólito, el que un jet se desplomara en una zona urbana tan concurrida, se volvía doblemente relevante por las víctimas", sostiene el subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Luis Genaro Vázquez Rodríguez.
En entrevista con Proceso, el funcionario, quien recibió la orden del procurador capitalino, Miguel Mancera Espinosa, y del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubon, de encabezar las actuaciones relativas al siniestro, cuenta que más que la recolección y posterior identificación de las víctimas, "que quedaron irreconocibles por la devastación", el gran problema para realizar las primeras indagatorias fue la confusión que imperó.
Detrás de las autoridades locales acudieron "mandos federales y militares, y todos llegaron a dar órdenes: personal de la Armada de México, del Estado Mayor Presidencial, de la Fuerza Aérea Mexicana, de la I Zona Militar. Luego la Policía Federal Preventiva, la policía del DF, de la PGR, nosotros como Procuraduría, la policía judicial, los servicios de protección civil, paramédicos. Llegó un momento en que hubo tantas órdenes que el personal se confundió".
El sitio donde se estrelló la aeronave "estaba acordonado de manera improvisada, había gente que nada tenía que hacer en un lugar donde se tenía que preservar el indicio porque sus mandos no les estaban dando las indicaciones adecuadas".
Organización tortuosa
A las 20:00 horas, narra Luis Genaro Vázquez Rodríguez, una vez que la Presidencia de la República hizo oficial que Mouriño y Vasconcelos iban en el jet, "un megáfono que arrebaté a alguien que lo llevaba en el hombro fue crucial para poner orden y rescatar los restos de los nueve ocupantes del avión, así como de los cuatro transeúntes que pasaban por ahí".
Siguiendo instrucciones de Ebrard Casaubón, de "poner orden para preservar el lugar de los hechos", desde un puente de la ciclopista Vázquez Rodríguez, megáfono en mano, convocó a los responsables de las distintas instituciones a efectuar una reunión.
"Los primeros que tenemos que intervenir en este momento somos la PGJDF, porque acabamos de iniciar una averiguación previa (MH37T2/1066/O8-11) por tres delitos: homicidio culposo, lesiones y daño en propiedad ajena. Está interviniendo el Ministerio Público, ya llegaron los servicios periciales, y nos queda muy claro que por la naturaleza del hecho es materia federal, pero los primeros que llegamos aquí somos nosotros; tenemos que iniciar las actuaciones y posteriormente remitirlas a la PGR", aclaró a los presentes.
Fue así como, asegura el subprocurador, se pudo organizar el trabajo interinstitucional y dividir la zona del desastre para distribuir las competencias. "Trabajamos de la mano de la PGR; ellos aportaron peritos y ministerios públicos y asumieron la responsabilidad del levantamiento de indicios de fuselaje y del levantamiento de los restos humanos; nosotros asumimos la responsabilidad de rescatar la documentación del vuelo, que extrañamente no se calcinó, y la descripción de los daños causados a vehículos, a terceros y a los edificios del área".
En las actuaciones judiciales participaron alrededor de 40 agentes ministeriales y periciales, por cada una de las procuradurías, federal y local.
En la improvisada reunión convocada por Vázquez se organizó el trabajo de las autoridades que tenían personal armado, de manera que acordonaran y preservaran el sitio del desastre. En ello, afirma el funcionario de la procuraduría local, la labor que desempeñaron los elementos del Ejército Mexicano y de la Armada de México fue fundamental para evitar que "personal de distintas dependencias se metiera a contaminar aún más el lugar de los hechos, porque en la oscuridad todos estaban pisando indicios".
Fue hasta las 22:00 horas, con la iluminación de reflectores, cuando se pudieron recabar de manera más eficiente los restos de las víctimas.
"En un principio nos habían dicho que eran ocho pasajeros, pero en realidad eran nueve. Inicialmente no teníamos identificados a nadie. El grado de devastación era terrible, eran restos irreconocibles totalmente, calcinados, desintegrados", precisa Vázquez Rodríguez.
Afirma que la identificación de las víctimas se realizó gracias a datos aportados por familiares, funcionarios federales y amigos en las diligencias, así como a pertenencias personales que quedaron diseminadas y, sobre todo, al trabajo científico del personal del Servicio Médico Forense. De manera que a las 14:00 horas del miércoles 5 pudo concluirse la identificación de ocho de las nueve personas que viajaban en el jet, así como de dos de cuatro transeúntes cuyos restos fueron encontrados en el lugar.
Dos personas que se hallaban en tierra murieron en hospitales del ISSSTE y la Cruz Roja, en tanto que los restos del copiloto, Álvaro Sánchez y Jiménez, no han podido ser identificados plenamente, lo que hará necesario realizar pruebas de ADN.
"El primer cuerpo que fue identificado fue el del licenciado José Luis Santiago Vasconcelos, porque parte del mismo quedó proyectado en el interior del edificio dañado; en el saco había una receta médica con su nombre, y en lo que era el pantalón se encontró su credencial de elector.
"En el caso de Mouriño, se logró la identificación gracias a que en su mano llevaba una alianza de matrimonio, que tenía la fecha de su boda y un nombre: Marigeli", refiere Vázquez Rodríguez.
Entrevistado la noche del jueves 6, después de la entrega a la PGR de cinco tomos con las actuaciones realizadas por la PGJDF, explica que la documentación contiene la inspección de los hechos, el levantamiento de todos los restos, placas fotográficas, peritajes en criminalística, en valuación, en arquitectura y en incendios, así como averiguaciones previas de los lesionados, algunas de sus declaraciones, y dos videos: el de una cámara de seguridad de Bancomer y la del edificio dañado.
Después de solventar las fricciones iniciales entre distintas dependencias, servicios de emergencia y corporaciones, la experiencia que deja el desplome del avión en el que viajaban Mouriño, Santiago Vasconcelos y otras siete personas es que "puede dar lugar a establecer procedimientos sistematizados de operación, para que en una situación similar, en un futuro, todas las autoridades tengamos previsto qué hacer, en qué momento intervenir sin estorbarnos ni confundirnos". l

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