3 dic 2008

El Flamenco

El flamenco trasciende los acentosPublicado en El Comercio de Quito, 3 de diciembre de 2008;
Gabriela Paz y Miño. Corresponsal en Madrid
Puedo asegurarte que no entendían lo que decían, pero se rompían sobre el escenario”. El ‘bailaor’ y coreógrafo andaluz José Barrios no ha olvidado la imagen de los japoneses que cantaban flamenco dejando alma y voz sobre las tablas… sin saber nada de español. No son los únicos flamencos nipones que ha visto en sus giras, pero sí los más apasionados. Tampoco se han borrado de su memoria el público alemán o al canadiense que “con lo fríos que son” aplaudían a rabiar y llenaban cada noche los teatros en sus giras. Ni a los cubanos que, en su última visita, la mostraron cuánto ha calado el ritmo en la isla…“La pasión es universal. Y la pasión es la base del flamenco”. Así se explica este artista, quien ha paseado su espectáculo por muchos sitios del mundo y que forma parte, actualmente, del grupo de ‘bailaores’ de la sevillana María Pagés.


Él no es gitano, pero la suya, como tantas familias andaluzas, fue su primera escuela de flamenco. “Soy el sexto de siete hermanos. Mi hermana fue la primera profesora que tuve. No puedo decir en qué momento aprendí. Siempre bailé”. Su Córdoba natal también le rodeó, toda la vida, de aires gitanos: en las calles, en los ‘tablaos’, incluso en la publicidad de la radio y la TV. Diana Thedim, ‘La Portuguesa’, es dueña del Centro de Producciones Artísticas ArteJondo de Madrid. Su academia, ubicada en la zona de Embajadores, se llena cada tarde, desde las 19:00, de hombres y mujeres de todas las edades y procedencias que quieren aprender a bailar flamenco. Por sus aulas han pasado alumnos de muchas nacionalidades, contagiados por la pasión del arte jondo.
Thedim y Barrios señalan un momento clave para que el flamenco salga de lo local: la creación de los ‘cafés cantantes’, en Madrid. Y, a partir de allí, la llegada del espectáculo flamenco a los teatros. Estos locales que, según Barrios, después se convirtieron en los ‘‘tablaos’ flamencos’ modernos, fueron los primeros escenarios públicos de cante, toque y baile flamenco, entre mediados del siglo XIX y principios del XX. “Por allí pasaron Camarón, Lola Flores y José Mercé, entre otros más”. Ambos coinciden que estos escenarios contribuyeron a profesionalizar el flamenco.
“Pero ahora la vanguardia está en los teatros, por todo el mundo, en todo gran festival”, acota Thedim. Ella misma es un ejemplo: ha llevado su baile a Japón, a Nueva York, a Sudamérica… “Las respuestas pueden ser distintas. A lo mejor un público parece más frío que otro. Pero al final, la reacción es la misma: la pasión del flamenco contagia”, asegura esta ‘bailaora’, que ha sido invitada para incluir parte de su espectáculo en el Cirque du Solei.“Hay que agradecer a artistas como María Pagés, Joaquín Cortéz, Carmen Amaya o Antonio Ruiz Soler, que se interesaron en llevar el flamenco al teatro, sacarlo del ‘tablao’, hacer montajes más visuales y teatrales y mostrarlos por el mundo”.
Hoy en día -dice Barrios- el flamenco se programa con los mejores ballets del mundo clásico y contemporáneo, en los grandes escenarios del mundo.
Punto de Vista. Leonor Romero/ Bailarina
El flamenco no es solo la rumba Llevo 10 años bailando flamenco. Creo que el gusto por este género ha crecido en Quito. Con el grupo de baile de la Universidad Católica tenemos una actividad constante, todo el año. Sin embargo, la demanda crece mucho más en las fiestas de Quito. Pero creo que la gente aquí todavía no asimila las posibilidades totales del flamenco. El público piensa que el flamenco es solo rumba y no ha podido ver y escuchar otros palos (ritmos) flamencos, como las bulerías o las alegrías, y cree que el flamenco se limita al baile nada más.

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