Columna Itinerario político/ Ricardo Alemán
Publicado en El Universal, 13 de enero de 2010;
Iglesia y poder: doble moral
Como no ocurría en años —acaso desde 1986 cuando la jerarquía despotricó contra el PRI debido al fraude patriótico cometido al PAN en Chihuahua—, la Iglesia católica enfrenta a uno de los hijos de esa madre amorosa que es la partidocracia mexicana: al PRD. Y hoy el motivo del choque no es menor.
Y es que juntos, Ejecutivo y Legislativo del Distrito Federal —acompañados por PRD y PT—, no sólo aprobaron los matrimonios de personas del mismo sexo, sino que esas parejas pudieran adoptar hijos. Pero esa no fue toda la razón del enojo. El problema creció a causa de un engaño político. Se había pactado aprobar dichos matrimonios, pero al final los amarillos sacaron de la chistera la adopción, lo que enfureció a Acción Nacional y a los católicos.
La nueva legislación y el engaño desataron una violenta reacción de la Iglesia católica y del PAN —contra el PRD y la llamada izquierda—, al extremo que la jerarquía amenazó con llamar a no votar por la izquierda, en tanto los amarillos amagaron con pedir una sanción política y legal contra los católicos, por meterse en política. Llamó la atención que el único político y gobernante que dijo a las cosas por su nombre fue el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien apeló al estado laico. ¿Y el PRI? No habló de las bodas gay.
Lo curioso del debate —igual que en la promoción a las leyes antiaborto en 17 entidades del país—, es que salvo Marcelo Ebrard, guardaron silencio el resto de presidenciables de todos los partidos y tendencias. ¿Quién, de entre Enrique Peña, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Andrés Manuel López Obrador… salieron a defender el Estado laico? Nadie. Y no lo hicieron ni lo harán, porque lo políticamente correcto —durante un proceso presidencial, como el actual—, es caminar de la mano de la Iglesia católica.
El Estado laico hoy importa un pito a los presidenciables, los partidos y los líderes políticos. Parece que la doble moral es lo que cuenta. Y sobran los ejemplos. Como parte de su precampaña presidencial —en diciembre pasado—, el gobernador Enrique Peña Nieto acudió a la sede del Vaticano a postrarse frente al Papa Benedicto XVI, para anunciar la buena nueva de su boda. Y claro, de su campaña presidencial.
Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones cabildearon durante 2009 —entre los gobernadores del PRI—, para impulsar las reformas antiaborto en los congresos locales. AMLO se reúne con obispos de todo el país —en sus periplos por el territorio—, además que como jefe de gobierno regaló a la Iglesia católica —en 2003—, valiosos terrenos de la Basílica de Guadalupe. ¿A quién le importa el Estado laico? Está claro que a nadie. Sólo importa congraciarse con la Iglesia católica, palanca fundamental para llegar a Los Pinos. Al tiempo.
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