22 feb 2010

El fortalecimiento o de Gómez Mont

Columna Expedientes abiertos /Roberto Rock
El Universal, Lunes 22 de febrero de 2010;
Arrancaba la segunda semana de noviembre de 2008. Reinaba el estupor por la trágica muerte, unos días antes, de Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación y el hombre más cercano al presidente Calderón. El mandatario decidió que la estabilidad política del país recomendaba acelerar la designación del relevo.
Había recabado las opiniones de varios personajes. Pese a su fría relación con Diego Fernández de Cevallos, lo consultó, y éste le sugirió recoger también las reflexiones de Fernando Gómez Mont, amigo desde las juventudes panistas. La vida y la política los habían unido y separado a ambos a lo largo de muchos años.
De acuerdo con fuentes consultadas, Calderón ordenó la comunicación, y en ese momento escuchó la voz de su compañera, de su confidente más leal, su principal activo. Margarita le decía: “¿Y por qué no Fernando…?”. Seguramente ambos recordaron las negociaciones clave que especialmente en el campo electoral, Gómez Mont libró durante los años ’90 para el panismo, en forma discreta y eficaz. Quizá la duda flotó al saberse del talante bronco de ese integrante de una dinastía panista iniciada en la primera mitad del siglo pasado por don Felipe Gómez Mont.
Calderón pidió el enlace telefónico. La llamada encontró a Gómez Mont en la entrada a un cine con su esposa y un par de amigos, con quienes después cenarían. Ya no vio la película. Acudió a Los Pinos. Hubo, se asegura, una de las conversaciones más francas del actual sexenio. Acordaron lo que venía, ratificaron lealtades.
Abundan los testimonios sobre la intensidad de su comunicación, incluso ríspida en ocasiones. Asimismo, del rechazo de Gómez Mont al adelantado juego de la sucesión, las advertencias a sus colaboradores, la forma en que se desmarca en conversaciones privadas, al grado de que ha dicho a algunos de sus interlocutores que un ex alcohólico no puede ser presidente de México.
Este es el personaje que en el arranque de la semana pasada recibió la más grave descarga de “fuego amigo” que un miembro del gabinete haya sufrido desde que a mediados de 1986 Jesús Silva Herzog renunció en Hacienda. Parte de la andanada fue orquestada o tolerada desde el gobierno.
¿Qué sigue ahora?: O el arribo del cuarto secretario de Gobernación cuando apenas inicia la segunda mitad de la administración Calderón, o —si Los Pinos ya se ha refinado— quizá el surgimiento de un Palacio de Bucareli con mayor fuerza para el diálogo, sin ataduras ni compromisos hacia el año 2012.
O las exequias de un complejo personaje, o la vigencia de aquella frase según la cual “lo que no te mata, te fortalece”.
Apuntes
II EN SINALOA el proceso para suceder al gobernador priísta Jesús Aguilar atrae tensión nacional. El mandatario estatal programó una asamblea de delegados para ungir candidato oficial al alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra, desplazando a otro fuerte aspirante, el senador Mario López, lo que abrió la especulación sobre un frente electoral a favor de éste, encabezado por PAN y PRD. Esto explica la pugna entre el diputado panista Manuel Clouthier con su partido y el gobierno Calderón. Ello también alentó una guerra sucia que el equipo de López Valdés atribuye a una de las candidaturas para 2012. Priístas sinaloenses destacados como Francisco Labastida buscan evitar una fractura, lo que abrirá un periodo de negociación en el Institucional, esta semana.II EN QUINTANA ROO las cosas vienen igual por la decisión del gobernador Félix González Canto de imponer a Roberto Borge. Esto puede acercar al senador Carlos Joaquín a la causa del alcalde de Cancún, Gregorio Sánchez, quien contaría también con una coalición para contender por la gubernatura. II LAS LLUVIAS hacen pender de un hilo la suerte de decenas de miles de familias en el Valle de Chalco, territorio del estado de México. El gobernador Enrique Peña y el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, pactaron un esquema de colaboración ante la ineficacia del director de Conagua, el panista José Luis Luege, cuyo despido inminente es una versión que cobra solidez cada día.



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