El Presidente Calderón en la Convivencia con las Tropas de la II Región Militar, en Mexicali, Baja California, 4 de noviembre de 2010;
Señor licenciado José Guadalupe Osuna Millán, Gobernador del Estado de Baja California.
Señor General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Señor licenciado Rodolfo Valdez Gutiérrez, Presidente Municipal de Mexicali.
Distinguidos integrantes del presídium.
Magistrada María Esther Rentería, Presidenta del Tribunal Superior de Justicia.
Diputada Claudia Agatón Muñiz, Representante del Congreso.
Estimados Generales, jefes, oficiales, cadetes, soldados, personal de tropa.
Estimadas familias de los soldados mexicanos.
Señoras y señores:
He venido aquí, a este Cuartel General de esta II Región Militar, con el objeto de manifestar mi respeto, mi solidaridad, mi afecto por los soldados de México y por sus familias; para rendir un merecido homenaje a quienes dan, precisamente, su vida en bien de México; a quienes la han ofrendado y a quienes día con día trabajan para defender la soberanía de México y su seguridad interior.
Como su Comandante Supremo, reconozco a ustedes, mujeres y hombres de armas de México, el altísimo sentido de responsabilidad, la vocación de servicio, la lealtad, y especialmente el patriotismo, que hace posible el engrandecimiento de nuestro querido México.
También vengo a expresar mi reconocimiento y mi afecto a las familias de los soldados de México, a las familias de los soldados asentados en esta Región Militar, sí, pero, en general, a las familias de los soldados de México, porque a través de su esfuerzo, de su generosidad, de su compañía y de su apoyo a nuestras mujeres y hombres de armas, hacen posible, también, la grandeza del país.
Sé que ustedes, amigas y amigos, se han distinguido por las labores de socorro, de rescate y de auxilio que prestan a la población en situaciones de emergencia. Y lo digo especialmente por el sismo ocurrido aquí en abril, de 7.2 grados, que gracias al Ejército Mexicano la población civil pudo recibir ayuda inmediata, como lo han hecho en todos los casos de desastres naturales en el país.
Y se han distinguido, también, por su lucha por la seguridad de las familias, no sólo contra el narcotráfico, sino contra toda forma de crimen organizado, particularmente aquella que asola y duele más a los mexicanos; aquella que tiene que ver con el secuestro, con la extorsión, con la violencia y con toda forma atentatoria de la vida civilizada, a la que aspira la sociedad mexicana.
Vengo aquí, no sólo en nombre propio, sino en nombre de todos los mexicanos, a expresar nuestra gratitud y nuestro reconocimiento, porque su compromiso con la Patria es digno de la más sincera admiración y profundo respeto del pueblo mexicano.
Los mexicanos somos bien conscientes de que la delincuencia constituye la peor amenaza a la tranquilidad de nuestras familias, a la seguridad de nuestras familias, de todos los mexicanos.
Es, también, la mayor amenaza, el mayor peligro ahora, a la libertad, que con tanto esfuerzo conquistaron nuestros próceres, los fundadores de la Patria. Es la mayor amenaza a la libertad, conquistada en siglos de historia, que han hecho de México la gran Nación que es hoy.
A ellos, a los padres de la Patria, les tocó arrancar esa libertad y heredárnosla a todos nosotros. A nosotros, los mexicanos de ahora, toca, precisamente, preservar esa libertad.
Por ello, reitero que la mejor manera de honrar a nuestros héroes y, particularmente, en este año, que jubilosos celebramos 200 años de Independencia, 200 años de ser libres, 200 años de ser orgullosamente mexicanos y 100 años de haber hecho la mayor revolución social en el Siglo XX, la mejor manera de honrarlos a ellos es, precisamente, defender la libertad que nos legaron y luchar porque prevalezcan los ideales por los que ellos combatieron.
La defensa de nuestra libertad, la defensa de nuestra seguridad, la defensa de nuestro México, que se ve amenazado, precisamente, por quienes amenazan seguridad y libertad, es la razón por la que estamos decididos a avanzar y avanzamos en esta lucha y habremos de perseverar en este esfuerzo hasta alcanzar las condiciones de seguridad que México merece y que queremos heredar a nuestros hijos.
Para lograr ese objetivo es necesario prevalecer en el esfuerzo de reconstruir desde sus cimientos las instituciones de seguridad y de justicia de nuestro país. Pero mientras ello se cumple y se completa, a nivel Federal y en cada orden de Gobierno, en cada rincón del país, es fundamental e indispensable contar con el apoyo subsidiario, temporal y coordinado de las Fuerzas Armadas, en el cumplimiento de su deber de preservar la seguridad interior del país.
Ello ha permitido abrir un espacio indispensable y fundamental para que las fuerzas del orden local avancen en sus procesos de reorganización de depuración y de fortalecimiento.
Esta presencia del Ejército ha sido, además, enormemente valorada por los mexicanos de hoy, quienes verdaderamente sufren, precisamente, la inclemencia de la delincuencia; quienes aplauden a los soldados de México avanzar por las calles en defensa de su seguridad, de su libertad y de sus familias.
Por eso he venido aquí, porque el pueblo de México y el Presidente de la República en particular, honramos su labor, porque con sus acciones velan ustedes por el bienestar de los mexicanos y el progreso de las familias y el interés superior de la Nación; porque su lealtad y los riesgos que enfrentan día a día merecen y cuentan con el agradecimiento del pueblo de México.
Como muestra de ese agradecimiento, como muestra de esa gratitud, como lealtad indispensable, precisamente, por tan noble causa y tan noble cuerpo, es por lo cual mi Gobierno se ha empeñado en mejorar las condiciones económicas del Ejército Mexicano, de los soldados y de sus familias.
Por eso, nos hemos empeñado, aún en medio de la peor crisis económica que haya vivido México en décadas, y el mundo, en mejorar el ingreso de los soldados y sus familias.
Por ello, también, es por lo que nos hemos empeñado en prestaciones adicionales, a tradicionales, como son las de créditos para vivienda y otras, que son fundamentales para el desarrollo de la familia.
Porque yo sé bien, soldados de México, que ustedes, al levantarse cada mañana al cumplimiento de su misión, están pensando en México, pero también están pensando en sus hijos. Porque sé que si algo queremos, como padres de familia, es ver a los nuestros, algún día, crecer y desarrollarse, y tener las oportunidades que, quizá, muchos de ustedes no tuvieron en su tiempo, para poder estudiar, para poder cumplir una carrera, para poder ser un profesionista, y alguien que, de acuerdo con una vocación específica, pueda realizar sus sueños, y transitar, sin problemas de carácter económico, por una carrera en particular.
Es por esa razón, amigas y amigos, que hoy, también, a la par de reconocimiento a destacados soldados, entre ustedes, en el cumplimiento de su labor, es por lo que he entregado, de manera simbólica, becas para hijos del personal militar, para que puedan estudiar a nivel medio, y a nivel superior, en cualquier preparatoria, y en cualquier universidad, pública o privada, que los jóvenes deseen, para que tengan completamente cubiertos sus gastos académicos, y puedan dedicarse a lo que es su misión en esta etapa de la vida: a estudiar y a sacar adelante la honra de sus padres, y de sus familias.
Tradicionalmente, es la educación, muchas veces, la que divide a los mexicanos, en términos de oportunidad. Tradicionalmente, sólo quien tiene el dinero para pagar una universidad, o una colegiatura, puede salir adelante.
Nosotros creemos que, para quienes están haciendo la máxima labor y la mayor entrega al país, también tiene que haber para los suyos las mayores oportunidades.
Y por esa razón, estamos haciendo entrega, precisamente, de becas para jóvenes estudiantes, como lo estamos haciendo para los hijos de los militares en todo el país; para que ellos puedan cumplir el anhelo de sus padres, precisamente, de labrarse una vida digna a base, no sólo del esfuerzo que sus progenitores les han mostrado, sino también de su propio estudio y preparación académica.
Al lado de estas becas, también, hemos entregado tanto los reconocimientos a militares destacados en el cumplimiento de su misión, como también el reconocimiento a deudos de militares caídos en el cumplimiento de su deber.
Con sus acciones, que están a la vista de todos, que son reconocidas nacional e internacionalmente, hacen patente que la fuerza del Estado, representada, entre otras cosas, en sus Fuerzas Armadas, es la fuerza del Derecho, la fuerza de la razón, la fuerza de la estabilidad, la fuerza del desarrollo nacional.
Por eso, desde esta II Región Militar, un frente de batalla en el cual México busca, precisamente, su futuro, rindo un sincero y sentido homenaje a los soldados caídos en el cumplimiento de su deber.
Ellos son héroes y, como tales, merecen nuestro respeto, nuestra gratitud y su admiración, porque han ofrendado su vida por la Patria y por salvaguardar la seguridad de nuestras familias.
Por eso, hago este homenaje extensivo, también, a los Marinos y a los Policías Federales abatidos en esta lucha por la seguridad.
Quiero dirigirme en especial a los deudos de esos héroes que han ofrendado su vida, en nombre del país. Comparto con ustedes la profunda pena que nos embarga a todos por estas pérdidas irreparables.
Su memoria, sin embargo, es un aliciente, un aliciente más para seguir la lucha por el mejor futuro de México, por la seguridad. Una lucha por nulificar toda pretensión de dominio e imposición de los criminales sobre la vida y la tranquilidad de nuestras comunidades y de nuestra gente.
Sé que unidos venceremos. Sé que con la fuerza de las instituciones venceremos. Sé que venceremos a la criminalidad, porque somos más, muchos más, millones y millones de mexicanos más los que queremos vivir en paz, salir adelante y, a partir de nuestro esfuerzo, y que nunca, nunca nos rendiremos ni permitiremos vivir sometidos por el miedo o por la violencia, al arbitrio de nadie.
Con su trabajo y con su dedicación ustedes, soldados de México, son fuente de inspiración para transformar a México en la Nación de paz, de instituciones y de justicia a la que aspiramos esos mexicanos.
Soldados de esta II Región Militar:
Sé que ustedes son quienes defienden con toda valentía a las familias mexicanas de sus enemigos. Sé que ustedes hacen frente a la criminalidad y auxilian a la población. Sé que su vida es sinónimo de heroísmo. Y por eso tienen el respeto y la admiración de todos los mexicanos, que por mi conducto expreso.
Una vez más, a nombre del pueblo de México, reciban nuestro mayor reconocimiento y gratitud.
Los mexicanos cuentan con ustedes; cuentan con ustedes para recobrar nuestra paz y nuestra tranquilidad, que la merece el país y la merecen nuestras familias.
Cada mañana, al iniciar su labor, su jornada, su misión, piensen en el trabajo digno que significa ser soldado de México; que si servir a México es de suyo un alto honor, servirlo en momentos de prueba es, incluso, un privilegio. Que quienes estamos en el servicio público y ustedes, particularmente, en el servicio de las armas, sabemos valorarlo.
Sepan ustedes que no sólo están haciendo una faena específica encomendada por sus superiores. No sólo están cumpliendo una tarea, particularmente asignada para ese día de trabajo. No sólo, tampoco, están, y eso que es enormemente digno, llevando el jornal a su casa y sacando adelante a su familia, a la que quieren y por la que luchan.
Sepan ustedes, soldados de México, que en cada esfuerzo, en cada minuto de su aliento, se está construyendo una Patria fuerte, una Patria grande, un México mejor al que todos aspiramos.
Ese México está saliendo de sus manos. Ese México está saliendo de ustedes en cada tarea que se cumple, en cada día que se vive en el cumplimiento del deber en las Fuerzas Armadas.
Como Comandante Supremo, los instruyo a que sigan empeñando su disciplina, su talento, su valor, su coraje y su gran amor por México, para que este país sea la Patria grande que está llamada a ser.
Para que nuestro México sea ese México que queremos, ese México que imaginamos. Un México libre, un México seguro, un México que prospera en la paz y en la tranquilidad, en la tranquila convivencia. Un México en el que los hijos de todos los mexicanos puedan, verdaderamente, desarrollarse, crecer, estudiar, trabajar, ser felices.
Ese México, militares; ese México, soldados, ese México vendrá y vendrá gracias a la lealtad, al valor, a la disciplina y al patriotismo de las Fuerzas Armadas, de los soldados de México.
Enhorabuena y sigamos adelante, en el cumplimiento de nuestro deber.
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