Columna Capital Político/Adrián Rueda
Beatriz, tirada en la hamacahttp://www.contactodf.com/, 2 de mayo de 2012
Convencida de que nominación como candidata del PRI a Jefa de Gobierno fue un fly de sacrificio no para que ganara –en realidad ni tiene chance-, sino para que le bajara todos los votos posibles a Andrés Manuel López Obrador en el DF y que estos pasen a las arcas de Enrique Peña Nieto, Beatriz Paredes se la pasa en la hamaca.
Un arranque bastante tibio en el Auditorio Nacional, sin ninguna dosis de creatividad y amparada en el clásico estilo del acarreo de gente para ver, no a ella, sino al candidato presidencial priísta, la talxcalteca demostró que no se esforzará demás.
Todo mundo tiene claro que si Peña Nieto no va al Auditorio Nacional, Beatriz hubiera podido hacer su evento en el salón Plutarco Elías Calles de su partido, pues ni soñando hubiera jalado simpatizantes como ocurrió el domingo.
Es notorio que la relación entre el mexiquense y la tlaxcalteca no es la mejor; no hacen química y a los dos les cuesta moverse juntos.
El candidato del copete tiene que apoyar a su compañera porque necesita los votos de los capitalinos para ganar la Presidencia de la República; el DF es el segundo padrón más grande del país y es vital para quien quiera llegar a Los Pinos obtener un tercio de esos sufragios.
Esa es la verdadera causa por la que Gel-Boy tiene que hacerle la chamba a Paredes, quien se ve lenta, sin ritmo, y con gran flojera por hacer campaña, sobre todo porque sabe que no ganará… es más, al PRI no le interesa que gane.
Obtener dos millones de votos en la ciudad es vital para el tricolor; la cifra luce bastante alcanzable tan solo con el vuelo que trae Peña Nieto, pero en estos momentos no es vital recuperar la capital; es más, ni siquiera es deseable.
Y es que si se hiciera el milagro y Beatriz se impusiera, el escenario no sería nada cómodo para Peña como nuevo presidente, que tendría un contrapeso importante en la Jefatura de Gobierno del DF, desde donde la tlaxcalteca le podría robar reflectores.
Otro problema sería el de gobernabilidad, ya que no es lo mismo el PRD como gobierno que como oposición. Seguramente desde el DF le moverían el tapete al gobierno federal para no dejarlo gobernar en el país.
La idea es ganar en julio la Presidencia de la República y en 2018 ir por la capital, ya que el PRI esté completamente reposicionado de las estructuras del poder.
Por eso Paredes no se mueve, sabe que no ganará y que su papel es sólo de sacrificio en el DF, donde le basta con hacer un papel decoroso para que cuando Peña Nieto sea inquilino de Los Pinos la invite a una buena posición en el Gobierno Federal.
Ese será el pago a su sacrificio en el DF.
Por eso su campaña es de escritorio; de actos cerrados con sindicalistas afines y sus salidas a la calle serán contadas, si arriesgar mucho, sobre todo porque se tendría que mover en una ciudad pejista donde el ambiente le es adverso.
Ante ese escenario, sus estrategas el apostarán a una campaña en redes sociales y quizá en la edición de un diario que están planeando con gente ligada a periódico Milenio, donde el sonorense Eduardo García Puebla, vocero de Beatriz, presume tener excelentes relaciones.
Aunque eso depende de la autorización directa del Gel-Boy, quien dio la orden de que la campaña priísta en todo el país, y el DF no está exento, sea a imagen y semejanza de la suya a nivel nacional en cuanto a colores, mensajes y forma de comunicar.
Sin embargo, en los promocionales que Paredes difundirá a través de la televisión hay una pifia casi imperceptible: en su spot la priísta manifiesta su reclamo porque cada año algunas zonas de la ciudad se inundan y la gente pierde sus pertenencias.
¡Ya basta!, dice Paredes y tiene razón, el problema es que muchas de las inundaciones en colonias del DF vienen del Estado de México por obras no hechas cuando el gobernador era precisamente Peña Nieto.
Por lo demás, no hay que esperar mucho de la ex gobernadora de Tlaxcala, que con toda seguridad coleccionará su segunda derrota consecutiva en sus aspiraciones por gobernar el Distrito Federal.
CENTAVITOS… Lo más seguro es el triunfo de Miguel Ángel Mancera, pero no porque sea muy bueno, sino porque tiene tras de sí el respaldo de las estructuras y el dinero el GDF, aunque quizá no se lleve el carro completo, sobre todo por las divisiones internas de su partido. Un ejemplo claro es en Iztacalco, donde las diferencias entre Carlos Reyes Gámiz y Armando Quintero no tardan en llegar a las manos, pues ya se traen y se la tienen cantada. Esas divisiones obligaron a Mancera a cancelar de última hora su asistencia a un evento en esas tierras, ante las altas probabilidades de que estallara la violencia durante el evento, lo cual ahondó más las divisiones dentro del partido. Resulta que el evento estaba programado en el Distrito 13, de donde Reyes Gámiz es candidato a diputado federal. Quintero pidió primero a Mancera cambiarlo al Distrito 11, le fue concedido; después que Reyes Gámiz no subiera al presídium, también se le concedió, y por último, que mejor Carlitos ni siquiera fuera al evento porque la raza anda muy alborotada por su traición y que le pondrían sus catorrazos. En ese punto Reyes Gámiz estalló y dijo que iría y que si querían mandarriazos él y su gente estaban dispuestos, ante lo cual Mancera puso pies en polvorosa y canceló su presencia… Su ausencia, aunada a los problemas de la izquierda en Iztacalco, afectan directamente no sólo al candidato, pues además de los votos que pudiera perder, no hay que olvidar que su delfín para la ALDF, Manuel Granados, compite por esa zona y que si no gana, a lo mejor se queda fuera de las curules, toda vez que aunque también está enlistado como plurinominal, nadie le garantiza que su partido alcance alguna posición para incluirlo… La que podría estar en problemas es la candidata perredista a delegada, Elizabeth Mateos; no sólo porque sus compañeros estén peleados internamente, sino porque estuvo en el templete en un acto oficial de campaña, cuando los candidatos a jefe delegacionales pueden hacerlo oficialmente hasta el 14 de mayo. A ver si no le echan el guante en el IEDF.
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