El
Chapo, El Lazca y el cerco/Jorge Fernández Menéndez
Excélsior,
2 de mayo de 2012Columna Razones,
Thomas Gisby, el canadiense asesinado el viernes pasado en la noche en Nuevo Vallarta, no era un simple turista. En realidad, como publicó Excélsior ayer, se trataba del jefe de una de las dos grandes bandas (cárteles les llamaríamos aquí) que controlan el tráfico de drogas en Canadá, la de los Dhak, enfrentados con los Hells Angels, que encabeza David McDonald. La noticia es importante no sólo por el hecho en sí, sino porque sirve, una vez más, para mostrar cómo el gran negocio de la droga trasciende fronteras, pero también porque permite localizar dos formas de violencia que responden a dos fenómenos
diferenciados: por una parte, la lucha y los enfrentamientos entre los grandes cárteles y, por la otra, la de las pandillas locales que no pelean un tramo de la frontera ni un territorio, sino una esquina, una calle, una colonia o una escuela, las que no se dedican al gran tráfico de drogas sino al narcomenudeo, el secuestro, la extorsión, el robo.
Gisby fue asesinado porque era socio de uno de los grandes cárteles de la droga en México. La suya fue una muerte dirigida, con un objetivo claro. Se dio, además, en otro contexto interesante: los enfrentamientos en Choix, en el norte de Sinaloa, y la fiesta en Monclova, Coahuila, en la que se detuvo a la agrupación musical Banda Jerez, y fiesta de la que supuestamente se escapó Heriberto Lazcano, El Lazca, jefe de Los Zetas.
Se ha dicho, sin que se pudiera confirmar la información, que en Choix se intentaba detener a Joaquín El Chapo Guzmán, otros dicen que se trataba de un enfrentamiento entre gente del Chapo y de los Beltrán Leyva y que, al intervenir el Ejército, se generalizaron los combates. Lo cierto es que todo indica que, por el despliegue de fuerza y violencia, si no se trataba de El Chapo, se tuvo que tratar de alguno de los grandes jefes de esa organización, tanto por el lugar donde se produjeron los hechos, en pleno triángulo dorado, la tierra que controla Guzmán Loera, como por la magnitud de los combates. El hecho es que hasta ayer y luego de casi cuatro días de enfrentamientos, los muertos suman ya por lo menos 27 personas.
En el caso de Heriberto Lazcano, el jefe de Los Zetas,
estuvo a punto de ser detenido en una forma que recuerda mucho a lo ocurrido
con su aliado, Arturo Beltrán Leyva, que en diciembre de 2010 se escapó de una
posada que le estaba organizando La Barbie, Édgar Valdez Villarreal, en
Cuernavaca, donde incluso fue detenido el músico Ramón Ayala, pero siguiendo la
pista que dejó entonces, permitió que las fuerzas de seguridad lo abatieran
unos días después en la misma ciudad, en un edificio de departamentos.
Asesinatos como el de Gisby, golpes como el dado en Choix
o en Monclova, lo que están confirmando es algo que reconoce el gobierno
estadunidense: los grandes cárteles han sufrido muy duros golpes en los últimos
meses y el trabajo de inteligencia, en el que participan también otros países,
está cercando a sus líderes que han tenido que ir reemplazando a sus
principales operadores, por gente de niveles más bajos, ante la presión y el
desmantelamiento de sus redes.Se preguntará entonces por qué eso no ha incidido en la reducción de la violencia en ciertas regiones del país. Y la respuesta es que no ha ocurrido así porque, por una parte, esos grupos criminales han activado, han aprovisionado con droga para el narcomenudeo y con armas de alto poder, a las pandillas que viven y operan en muchas ciudades del país, y que son las que no han podido ser controladas por las policías locales. Segundo, porque ante las dificultades de operación, se han volcado, además, a otros negocios, retroalimentándose con las propias pandillas, como el robo de oro y plata que también ayer reportó Excélsior.
Los índices de reducción de la violencia y la inseguridad quizá no tienen reducciones muy significativas, pero el cerco contra los principales capos que continúan en libertad, como hemos dicho muchas veces en este espacio, se está cerrando.
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Suman 20 abatidos en una comunidad de Choix, Sinaloa
Nota de AP
SINALOA, 2 de mayo.- Un soldado, un oficial y cinco presuntos pistoleros murieron en una balacera en una comunidad de Choix, Sinaloa, informaron autoridades policiacas.
El vocero de la Policía Estatal, Edmundo Apodaca, informó que se produjo un choque entre bandas rivales del narcotráfico cerca de la población de Choix en la madrugada, y elementos de la policía local y el Ejército intervinieron para tratar de ponerle fin.
Apodaca dijo a una agencia internacional de noticias que la zona de la Sierra Madre es conocida por la presencia de grandes grupos de traficantes.
Con los cinco sicarios muertos y los uniformados, suman 20 las personas muertas en esa zona por los enfrentamientos.
Según información difundida por medios locales, la mañana de ayer martes personal funerario recibió la orden de que trasladaran 12 féretros para recoger 10 cadáveres en la comunidad de El Pichol y dos más en la comunidad de Bacayopa.
Sin embargo, sólo se confirmó el deceso de cinco personas más donde ayer se habían dado a conocer otra serie de enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada y las fuerzas de la autoridad, tras tres días consecutivos de tiroteos.
Estos cinco cuerpos se suman a los 15 fallecidos registrados durante los dos primeros días de enfrentamientos: seis durante la jornada del sábado y nueve durante el domingo.
Todos éstos decesos fueron confirmados por autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Con este resultado serían tres días de refriega que han concluido en la muerte de varias personas: cuatro delincuentes, un policía y un militar el sábado en la comunidad de Las Tatemas; luego nueve sicarios abatidos el domingo durante enfrentamientos en las comunidades de La Vinata, Las Juntas y Arroyo de Las Palomas; y ahora cinco caídos en la comunidad de El Pichol y Bacayopa el lunes.
En el estado opera el poderoso cártel de Sinaloa, dirigido por Joaquín El Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado del país. — Con información de El Debate, de Sinaloa
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