Hoy es martes 5 de junio de 2012, faltan 25 días y horas para la jornada electoral, 22 días de campaña.
Pero hoy es especial -nada de campañas- ya que este martes seremos testigos de uno de los eventos astronómicos más interesantes y al mismo tiempo más raros de observar, el paso del planeta Venus frente al Sol o mejor conocido como "Tránsito de Venus".
Existen indicios de que los mayas registraron estos tránsitos y que la ciudad de Mayapan, una réplica a menor escala de Chichén Itzá, fue construida tomando como base este fenómeno astronómico.
Y hoy habrá de verse en México “EL tránsito de Venus"...
Se podrá observar desde todo México, pero sólo durante el atardecer. Dicen los que saben que en la zona centro -DF, Estado de México, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro- inicia a las 17:06 y termina a las 20:25 horas.
Hay Venus, Venus, Venus… (Con música de Sabina).
Y para verlo con más interés nada como leer estos dos poemas sobre la tarde de junio, uno de ellos es de Eloy Sánchez Rosillo: tarde de junio, y el otro de Concha Urquiza: “La canción de junio”
*
Tarde de junio/Eloy Sánchez Rosillo (1948-)
Ahora,
juntos, vivimos la hermosurade esta tarde de junio,
el fulgor de las horas en que nos entregamos
al conocimiento de la verdad del amor,
a la gran llamarada del encuentro.
Ahora sabemos que toda la alegría
cabe en el mundo breve de esta habitación,
en el espacio ardiente de este lecho.
La luz cansada del atardecer
dibuja sobre el tiempo islas doradas.
En un rincón del cuarto
brilla la enredadera de la música.
Un viento súbito sacude nuestros cuerpos.
y lo olvidamos todo.
Después regresan las miradas lentas,
los gestos satisfechos, las sonrisas.
Y luego contemplamos en silencio
con qué dulzura va cayendo la noche
sobre la indiferente ciudad que nos rodea.
"Maneras de estar solo" 18 de junio de 1975
Eloy Sánchez: Poeta español nacido en Murcia, en 1948.
Es profesor de literatura española en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia y colabora activamente en numerosas revistas literarias. Antes de cumplir los treinta años obtuvo el Premio Adonais 1977 por su libro «Maneras de estar solo». Posteriormente publicó «Páginas de un diario» 1981, «Elegías» 1984 y «Autorretratos» 1989, así como dos recopilaciones de toda su poesía, «Las cosas como fueron» de 1974 a 1988, y «La vida», donde reúne composiciones escritas entre 1989 y 1995, su poemario quizá más depurado y maduro.
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La canción de junio/Concha Urquiza*
Junio, pintado de luna/ Concha Urquiza (1910- 1945)
Junio, de ardores ceñido,
¿qué le dirás a mi alma
que quiera prestarte oído?
¿Qué le dirás a mi alma
Junio, de lluvia vestido?
Junio, brazada de soles
por el campo florecido,
¿qué le dirás a mi alma
que quiera prestarte oído?
¿Qué le dirás a mi alma,
Junio, de verde vestido? El amor de los donceles
se fue por el monte arriba;
el amor de las doncellas
siguiendo sus pasos iba;
ni un brote abierto dejaron,
ni una flor dejaron viva...
Pan ha callado el arrullo
de su flauta primitiva. Junio, mojado de lluvia,
Junio, dorado de trigo,
rojo de tierra del monte,
rostro de sátiro amigo,
¿si creerás que como otrora
hoy me embriagaré contigo? Casa de olvido me dieron
-muros altos, blancas tejas-;
mi Amado cercó la entrada
del vellón de sus ovejas;
la paz me besó en el rostro
tras los hierros de las rejas...
Por el bosque sosegado
Eros olvida sus quejas...Concha Urquiza.
Poeta mexicana nacida en Morelia, Michoacán en 1910, difunta misteriosamente en el mar de Baja California en 1945, tenía sólo 35 años.
Es una de las poetas más relevantes después de Sor Juana Inés de la Cruz así como continuadora de la obra de San Juan de la Cruz por su lirismo religioso.
Comenzó a publicar poemas a la edad de once años. Combinó su dedicación a la escritura con la docencia y el periodismo cultural, faceta que ejerció en distintos momentos de su vida. Fue cercana a algunos miembros del estridentismo, en particular de Arqueles Vela; sin embargo, no hay indicios de que su poesía se inscriba en esta vanguardia.
La escritora, originaria de Morelia, Michoacán, en los años 30 optó por seguir al grupo de escritores que fundaron la revista Ábside, de corte religioso. Entre ellos estaba el padre Gabriel Méndez Plancarte, quien años después dio a conocer una antología con la poesía reunida de Urquiza. Otro personaje esencial en su vida fue Tarsicio Romo, confesor y amigo de la poeta, a quien conoció en la primera de 1937.
Para la investigadora literaria Margarita León Vega, en 1937 la escritora tuvo una especie de reconversión al catolicismo, precisamente en la temporada que conoció a su confesor: "No es que hubiera dejado de ser católica sino que su compromiso con Cristo, su visión cristocéntrica se hizo más intensa. Urquiza vivó los últimos ocho años de su vida en una lucha constante y desgarradora contra su propia naturaleza, para alcanzar el estado beatífico que sólo se logra cuando se está en los brazos de Cristo, es decir, cuando el cuerpo muere".
La especialista en la vida y obra de Urquiza está de acuerdo que era una mujer insumisa, nunca se casó ni tuvo hijos, "tampoco reunió su obra ella misma por su elevado sentido autocrítico y su actitud ascética".
Una misteriosa muerte
Se han hecho varias especulaciones sobre la muerte de la escritora, ocurrida el 20 de junio de 1945 en las aguas de Ensenada, Baja California. Urquiza fue convocada a dar clases de literatura en una escuela que formaba parte de la congregación del Espíritu Santo y las religiosas la invitaron a dar un paseo en lancha por El Estero de Punta Banda, ubicado en la Bahía de Todos los Santos. Hay quienes han asegurado que se quitó la vida y hasta la incluyen en textos relacionados con poetas suicidas. Un suicidio no tiene mucha lógica para una mujer católica como Concha; pero quizá si hubo una decepción amorosa; la poeta murió acompañada de un joven seminarista.
El poeta Javier Sicilia escribe sobre la muerte de Concha, dice que "en junio de ese mismo año, con la experiencia de la noche por dentro, viaja a Tijuana invitada por las Hijas del Espíritu Santo a dar clases en su colegio. Son vacaciones y el colegio aún no abre. El día 13 viaja a Ensenada a descansar. El 20, en compañía de algunos amigos seminaristas, hace un paseo en lancha al balneario El Estero. Concha y uno de ellos se quedan en un islote a nadar, mientras los otros continúan mar afuera. Escuchan voces, regresan, pero ni el seminarista ni Concha están. "Habían desaparecido –escribe Méndez Plancarte– , tragados por un fuerte remolino que suele formarse en ese lugar." Agrega que "A pesar de las hipótesis –hijas de la ignorancia mística y del itinerario amoroso de Concha– que sugieren que ella y el seminarista habrían hecho un pacto suicida, yo tengo para mí que Concha murió en el preciso momento en que a ciertas místicas –pienso en Santa Teresita o en Concepción Cabrera de Armida–, se les concede experimentar al final de su vida la ausencia de Dios como una participación de esa misma ausencia en la muerte de Cristo. Tenía treinta y cinco años, casi la edad en la que murió su amado."
Una investigación hecha por Víctor M. Ortega y Emiliano Terán revela que el fuerte oleaje y un remolino pudieron haber ocasionado que la poeta perdiera la vida, a pesar de que era considerada una nadadora notable. "El reflujo de agua, al interaccionar con la costa y con el oleaje entrante, puede generar turbulencia y remolinos. Todos esos factores en conjunto pudieron contribuir a que Concha Urquiza hubiera sido arrastrada mar adentro, perdiera control y una posición adecuada de flotación
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