Los acuerdos secretos
RODRIGO VERA
Revista Proceso · 1863, 15 de julio de 2012
En su ruta a Los Pinos, Enrique Peña Nieto adquirió
fuertes compromisos con la jerarquía católica por los favores que le dispensó,
entre los que destacan su visita al Vaticano para entrevistarse con el Papa,
así como la anulación del matrimonio religioso de La Gaviota para que pudiera
casarse con él. El experto en cuestiones religiosas Elio Masferrer Kan afirma
que el mexiquense sostuvo reuniones secretas con el alto clero para determinar
de qué manera se apoyarán mutuamente cuando ocupe la Presidencia de la
República.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) colaboró con
Televisa para impulsar la imagen del candidato del PRI a la Presidencia,
Enrique Peña Nieto, quien de llegar a Los Pinos se comprometió a corresponder
el favor apoyando los cambios constitucionales que viene pidiendo la jerarquía
católica en materia de libertad religiosa.
Entre los apoyos del episcopado está el haber llevado a
Peña Nieto al Vaticano para que hablara con el Papa Benedicto XVI y le
presentara a su entonces prometida Angélica Rivera, La Gaviota. También
consiguió anular el matrimonio religioso de ésta con su anterior marido.
Finalmente logró que la pareja se casara fastuosamente en la catedral de
Toluca, violando la norma eclesiástica que exige bodas discretas para quienes
han tenido un matrimonio religioso previo.
Para corresponder a estos buenos oficios del clero que lo
ayudaron a ser por lo pronto el que más votos obtuvo el 1 de julio, Peña Nieto
impulsó la pasada reforma al artículo 24 constitucional, que permite el culto
afuera de los templos, y se ha comprometido a apoyar como presidente otras
demandas clericales, principalmente modificar el artículo tercero para que la
Iglesia pueda impartir instrucción religiosa en las escuelas públicas.
Sin embargo, la sorpresiva irrupción del movimiento
juvenil #YoSoy132, que impugna la alianza de Peña Nieto con Televisa, ha
provocado un cauteloso repliegue del episcopado en sus manifestaciones de apoyo
al priista, pues quiere evitar que los jóvenes lo vean como un tercer aliado.
Tal es la visión del investigador Elio Masferrer Kan,
especialista en la participación de la Iglesia en los procesos electorales,
quien asegura:
“¡No hay duda! El episcopado mexicano se alió con
Televisa y con el PRI en lo que respecta a la construcción de la imagen del
candidato presidencial priista. Peña Nieto le debe mucho a la Iglesia en su
carrera por llegar a Los Pinos.”
–¿Cuál fue en concreto el apoyo eclesiástico a Peña
Nieto?
–En términos generales, digamos que en esa novela rosa
urdida por Televisa en torno a Peña Nieto, el episcopado puso algunos
episodios, escenarios y personajes. Entre éstos incluyó en el reparto al
mismísimo Papa Benedicto XVI, legitimando a Peña Nieto con su bendición.
El investigador alude al encuentro que sostuvo el
pontífice con Peña Nieto en el Vaticano, el 16 de diciembre de 2009. El todavía
gobernador del Estado de México llegó acompañado por La Gaviota, a quien
presentó como su prometida para recibir la bendición papal con miras a sus
futuras nupcias. Con la pareja iba un grupo de obispos mexicanos encabezados
por monseñor Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM.
Las fotografías del encuentro se difundieron profusamente
en los medios mexicanos. En ellas, la blanca vestimenta del pontífice
contrastaba con el solemne tono oscuro de los atavíos de la pareja. La Gaviota
cubría su cabellera con un velo de encaje negro y Peña Nieto lucía una fina corbata
a rayas.
El boato vaticano –con sus columnatas, baldaquines,
mármoles, ceremonieros y guardias suizos– sirvió como telón de fondo para que
Peña Nieto le diera a su prometida el anillo de compromiso.
Masferrer relata algunos entretelones de ese certero
golpe mediático:
“En realidad todo fue una maniobra política muy bien
orquestada por monseñor Aguiar Retes para promover la figura de Peña Nieto. El
costoso séquito que viajó al Vaticano estuvo compuesto por 11 obispos y sus
gastos los sufragó el gobierno del Estado de México. Fueron los obispos que
tienen su sede episcopal en esa entidad, y aparte algunos otros de estados
colindantes pero cuyas diócesis abarcan territorio mexiquense. Volaron en
business class, se hospedaron en lujosos hoteles de cinco estrellas, comieron
opíparamente en restaurantes de postín y se dieron la gran vida en Roma.”
–¿Ese viaje tuvo como propósito el encuentro entre Peña
Nieto y el Papa?
–¡Nada de eso! Le dieron otro cariz. El pretexto fue que
llegaron a promover las artesanías mexiquenses. Ese fin de año varios adornos
navideños en el Vaticano se hicieron, efectivamente, con productos artesanales
del Estado de México. ¡Claro! La intención real de Aguiar Retes fue decirle al
electorado mexicano: “Vean, el Papa recibe a Peña Nieto y a su bella prometida,
y además les da su bendición”. Pura construcción de imagen.
Pero además, el episcopado también debía quitar un
obstáculo que impedía el matrimonio religioso entre Peña Nieto y La Gaviota;
anular el enlace eclesiástico que ésta había contraído previamente con José
Alberto El Güero Castro.
Al respecto, Masferrer dice:
“La Iglesia solucionó rápidamente ese problema. Dijo que
ese matrimonio nunca existió porque se hizo en una playa y no en un templo. Así
de sencillo lo desbarató. Sin embargo, la actriz Verónica Castro, hermana de
José Alberto, desmintió esta versión señalando que la boda sí se realizó en un
templo, y que la playa se usó solamente para la fiesta. Nadie la desmintió.
Pero la decisión de la Iglesia ya estaba tomada, y punto.”
En efecto, Verónica Castro –en declaraciones hechas a la
revista ¡Hola!– señaló que su familia es de “formación católica” y que El Güero
incluso iba a ser sacerdote –“ya estaba yendo a retiros para profesar y
consagrarse al sacerdocio”–, por lo que no pudieron haberlos engañado con una
boda falsa. Indicó que la Iglesia anuló el matrimonio porque “todo se arregla
con dinero o con una relación buena con el posible futuro presidente de
México”.
Lo cierto es que gracias a esa anulación pudo por fin
realizarse la fastuosa boda religiosa entre Peña Nieto y La Gaviota en la
catedral de Toluca, el 27 de noviembre de 2010. Ofició la ceremonia el
arzobispo de Chihuahua monseñor Constantino Miranda, a quien se le escogió por
haber sido obispo de Atlacomulco.
El especialista repara en un hecho:
“El clero se hizo de la vista gorda al permitir que esa
pomposa boda infringiera el Código de Derecho Canónico, el cual estipula que
alguien que realice por segunda vez un matrimonio eclesiástico debe hacerlo de
manera discreta. Y en este caso no fue así. El episcopado le dio a Peña Nieto
un trato de excepción que no le había otorgado ni siquiera a destacados
personajes de la clase política y empresarial.
“Cito sólo dos casos: la Iglesia no le permitió al
expresidente Vicente Fox que se casará con Marta Sahagún en la catedral de
León, como ellos querían, por lo que tuvieron que casarse discretamente en su
rancho, ya que antes cada uno había tenido matrimonios eclesiásticos; por igual
motivo puso las mismas restricciones al matrimonio del diplomático Tony Garza y
la empresaria María Asunción Aramburuzavala.”
–¿Y por qué ese trato de excepción a Peña Nieto?
–Para no salirse del guión de la novela rosa diseñada por
Televisa. Urgía tener casado a Peña Nieto antes de lanzarlo como candidato.
Ungido por el Papa y por la Iglesia en México. Y el episcopado le entró al
juego por conveniencia política.
Impulso a reformas
De acuerdo con Masferrer, Peña Nieto empezó a
corresponder a los favores clericales en marzo de 2010, cuando, en la Cámara de
Diputados, el legislador priista Ricardo López Pescador presentó un proyecto de
reformas constitucionales para abrirle mayores espacios a la Iglesia.
Detalla Masferrer:
“El proyecto de López Pescador contemplaba reformas a los
artículos tercero, 24 y 27 de la Constitución. Éstas incluían dar instrucción
religiosa en las escuelas públicas. Y no es que López Pescador se haya sentido
inspirado por el Espíritu Santo, sino más bien por el equipo de Peña Nieto, ya
que el legislador tiene vínculos con el Grupo Atlacomulco.
“Sin embargo, su proyecto generó oposición por parte de
diputados del PRD y del mismo PRI. Hubo acaloradas discusiones. Los principales
opositores eran los perredistas Alejandro Encinas y Enoé Uranga. El proyecto
pasó por varios filtros y finalmente sólo se aprobaron las reformas al artículo
24 constitucional. Pero quedó en claro que Peña Nieto iba por todo.”
Este cambio constitucional que permite la celebración del
culto religioso afuera de los templos sin necesidad de pedir permiso a la Secretaría
de Gobernación fue aprobado en la Cámara de Diputados en diciembre de 2011. El
Senado lo avaló el pasado 28 de marzo. La rapidez con que se autorizaron las
modificaciones se atribuyó a maniobras de Peña Nieto. El diputado petista Jaime
Cárdenas llegó a decir durante la discusión en la Cámara Baja: “Con esto,
Enrique Peña Nieto hace un guiño a la Iglesia para lograr su apoyo” (Proceso
1833).
En la actualidad, la modificación al artículo 24 se está
discutiendo en los congresos estatales para poder concretarse. “Esta reforma
aparentemente es mínima, pero en realidad es la que abre las puertas para
emprender las otras reformas que quieren Peña Nieto y la Iglesia”, dice el
experto.
El pasado mes de abril, los más de 100 obispos
aglutinados en la CEM sometieron a escrutinio a los cuatro candidatos
presidenciales en el búnker del episcopado. Cada candidato compareció por
separado para externar su postura acerca de la libertad religiosa, el aborto y
los matrimonios entre personas del mismo sexo.
A Peña Nieto le tocó su turno el día 19. Prometió su
apoyo a las reformas constitucionales que pide la jerarquía para obtener
libertad religiosa. Dijo entonces: “Esta libertad beneficia sobre todo a las
personas, más que a las instituciones. A la libertad religiosa plena la
considero un gran logro social”.
Además de impartir instrucción religiosa en las escuelas
públicas, la “libertad religiosa” que desde hace años exige la Iglesia incluye
contar con medios de comunicación masiva, el manejo de capellanías castrenses y
que sus sacerdotes puedan ocupar cargos de elección popular, entre otros puntos
que, para muchos, vulnerarían el Estado laico.
Revela Masferrer que, pocos días después de su
comparecencia en el episcopado, Peña Nieto sostuvo una reunión secreta con
altos miembros de la jerarquía eclesiástica para detallar los apoyos mutuos que
se darán a futuro.
“En esa reunión ya se hicieron los amarres en corto. Un
punto novedoso es que Peña Nieto se comprometió a consultar con el episcopado
toda cuestión que incidiera sobre los católicos, principalmente cuestiones de
financiamiento público a organizaciones no gubernamentales que actualmente se
canalizan a través de la Sedesol. Ahora la Iglesia tendrá personeros que
vigilarán esos otorgamientos de fondos.”
–¿Podrá decidir a qué organizaciones se les otorga o no
financiamiento?
–Así es. Cada diócesis podrá incidir en el destino de
esos recursos gubernamentales. Es un fenómeno que ya empieza a ocurrir;
recuerdo el caso de una organización en Yucatán que tiene una residencia para
enfermos con sida, pidió fondos a Cáritas de Alemania, que necesitaba el aval
del obispo local, Emilio Berlié. Pero éste se negó y les cortó esos fondos.
Igual ocurrirá ahora con los fondos gubernamentales, intervendrá la Iglesia y
así ampliará su poder.
Televisa, vocera de la Iglesia
Profesor-investigador de la Escuela Nacional de
Antropología e Historia (ENAH) y presidente de la Asociación Latinoamericana
para el Estudio de las Religiones, Masferrer agrega que, en estos “amarres” con
Peña Nieto, el episcopado ya no se plantea tanto la posibilidad de tener medios
de comunicación masiva, ya que en los hechos Televisa siempre ha fungido como
vocera del clero.
“A la Iglesia jamás se le critica en Televisa, ni tampoco
en TV Azteca. El episcopado tiene como aliados a los dos grandes monopolios
televisivos del país. Ambos están para servirle. Ahí está como muestra el gran
despliegue televisivo de los festejos guadalupanos, o la programación
ostensiblemente devocional, como la telenovela La rosa de Guadalupe. Por eso al
episcopado ya no le interesa tanto tener una empresa televisiva, pues los
programas de Televisa tienen prácticamente el nihil obstat del Vaticano. Y
ahora los jerarcas y la televisora impulsan conjuntamente a Peña Nieto.”
–Éste, sin embargo, no mencionó durante sus recorridos de
campaña su proyecto de apoyar a la Iglesia.
–Bueno, no lo hizo para no espantar al voto laico
anticlerical que continúa, en buena medida, inclinándose hacia el PRI. Pero los
compromisos ahí siguen.
–Ni tampoco el episcopado ha externado su respaldo a Peña
Nieto, ya concluidas las elecciones y en medio del conflicto poselectoral.
–No le conviene hacerlo en estos momentos en que el
movimiento #YoSoy132 está impugnando la alianza entre Peña Nieto y Televisa.
¡Imagínese cómo le iría al episcopado! ¡Pondría en evidencia su condición de
aliado! De manera que los obispos permanecen agazapados y escondiendo la
cabeza. No quieren meterse en medio de la balacera.
“La situación del episcopado se agrava porque ese
movimiento de jóvenes surgió en una universidad católica, la Iberoamericana. Y
ahora más universidades católicas se están sumando a la protesta, como la
Anáhuac, la Panamericana o las instituciones educativas de los religiosos
maristas y lasallistas. El episcopado sabe que si externa su apoyo a Peña Nieto
se echará encima a los estudiantes de sus propias universidades.”
El investigador indica que la CEM “quedó rebasada” por
“dos flancos”: el de ese movimiento juvenil y el del Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad, que encabezan Javier Sicilia y Emilio Álvarez Icaza,
quienes provienen de la llamada teología de la liberación.
Dice:
“La solidaridad con las víctimas, el combate a la
injusticia o la caridad misma son tareas que están promoviendo estos dos
movimientos que parten de una inspiración cristiana. Se supone que deberían ser
tareas del episcopado, pero a éste ya sólo le interesa defender la vida
intrauterina y hacer componendas cupulares para obtener privilegios. Toda su
aparatosa estructura burocrática está quedando como un cascarón vacío.
“Durante la reciente visita del Papa a Guanajuato, el
episcopado anunció que juntaría a 100 mil jóvenes voluntarios para que se
encargaran de vigilar las vallas. No consiguió reunirlos. Incluso muchos tramos
de los trayectos papales estaban vacíos. En cambio, los otros dos movimientos
están movilizando a cientos de miles de personas. Esto muestra la pérdida de
convocatoria y hegemonía del episcopado.”
–Se decía que esa visita del Papa a Guanajuato, por ser
una entidad panista de raigambre cristera, respondía a una alianza electoral de
la Iglesia y el PAN. ¿Cómo es que el clero a la vez logró aliarse con Peña
Nieto?
–La Iglesia es experta en tejer alianzas con unos y otros. En este proceso
electoral supo cultivar relaciones con todas las fuerzas políticas
contendientes. Si el presidente panista Felipe Calderón quiso que el Papa fuera
a Guanajuato, pues se lo llevaron ahí. Y si Peña Nieto quiso sacarse la foto
con el Papa en el Vaticano, pues también lo complacieron… ¡Al cliente… lo que pida!
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