Defensor resta importancia a que pueda tratarse de la hija del líder del cártel de Sinaloa
El Universal, Viernes 30 de noviembre de 2012
Laura Sánchez / Corresponsal | El Universal TIJUANA
Para el abogado Guadalupe Valencia, este es un caso más que no tiene nada de especial. “No, no, para nosotros no es relevante si es hija de este o del otro”, asegura, pero en realidad su cliente no es una persona cualquiera: se apellida Guzmán Salazar y se llama Alejandrina.
—¿Sí se presentará en la Corte dado que está a punto de dar a luz? —se le pregunta.
—¿Quién, ella o yo? ¡Claro, ahí estaremos los dos! —responde y suelta una carcajada.
Al abogado no le preocupa que Alejandrina Guzmán pudiera ser hija del narcotraficante más buscado del mundo: Joaquín Guzmán Loera, identificado como El Chapo por las autoridades.
Durante 14 años Valencia ha centrado su práctica en representación de personas acusadas de delitos federales. Casos complejos, con perfil de muy graves. Por eso no le interesa de quién es pariente Alejandrina.
Se dice acostumbrado a tratar con los medios de comunicación, con las cámaras, con la polémica. Uno de sus últimos clientes fue Jesús Labra, identificado como El Chuy y señalado como el cerebro financiero del cártel de los Arellano Félix.
Este viernes, el jurista de la ciudad de San Diego se sentará en la corte federal a un costado de Alejandrina Giselle Guzmán Salazar, quien se presentará por segunda ocasión ante el juez Jan Adler.
La detención
Poco se conocía de la hija de Joaquín Guzmán Loera, pues hasta el momento de su detención permanecía fuera del radar de las autoridades mexicanas. Ahora se sabe que su nombre es Alejandrina Giselle Guzmán Salazar, tiene 31 años de edad y unos ocho meses de embarazo.
Su abogado platica que “es una doctora que ha llevado una carrera sana en México. El único delito fue tratar de ingresar a Estados Unidos con documentación falsa”. La otra acusación, por la que no han podido juzgarla, pero se le ha retenido, son sus lazos de sangre, dice.
De modo extraoficial, autoridades dijeron a un medio de comunicación que la doctora “es hija de Joaquín Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa, uno de los capos más buscados y encumbrado como uno de los hombres más ricos del mundo”.
Su madre es María Alejandrina Salazar Hernández, la primera esposa del capo, investigada por el Departamento del Tesoro de EU; se cree que es facilitadora en las operaciones de tráfico de drogas del cártel.
El ingreso de Alejandrina a EU no fue tan escandaloso como la huida de su padre, el 20 de enero de 2000, del penal de Puente Grande. No, ella se formó al igual que las 25 mil personas que a diario hacen fila en la garita de internación de San Ysidro.
Detenida en la fila
En la acusación formal contra Alejandrina —de la cual EL UNIVERSAL obtuvo una copia—, el agente Alex Venegas de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) detalla que la detención fue como la de cualquier otra persona indocumentada.
Es 12 de octubre de este año. Son las 3:27 de la tarde y el cruce peatonal para ingresar a EU está repleto. Alejandrina puede escoger por dónde cruzar; a esa hora casi todos los agentes están en su mostrador.
Alejandrina elige pasar al área de revisión del agente Venegas. La doctora camina con dificultad, su embarazo está avanzado, a punto de cumplir los ocho meses. Es bajita de estatura, ojos y nariz grandes y cabello lacio que cae en su cintura; dicen que se parece mucho a El Chapo.
En la puerta de entrada de Tijuana a San Ysidro, Alejandrina Guzmán usa un pasaporte mexicano con una visa estadounidense bajo el nombre “P.O.M”, refieren en el documento de la acusación en su contra. La doctora rápidamente sería descubierta: la documentación era falsa y Venegas lo reconoció; fue trasladada al área de revisión secundaria. Allí le fue practicada una comparación de huellas dactilares por medio del Sistemas de Identificación Automática de Huellas dactilares (IAFIS, en inglés) y el sistema de Identificación Biométrica (IDENT).
No tardó en admitir que era una ciudadana mexicana tratando de ingresar a EU con documentación falsa y que su único objetivo era llegar a la ciudad de Los Ángeles para tener a su hijo, quien pronto nacerá.
En la acusación, al menos esta es la causa de su detención, en un documento oficial firmado por un juez de los EU, aunque de manera extraoficial autoridades estadounidenses indicaron que mediante Alejandrina se han tratado de encontrar indicios de Guzmán Loera.
Este viernes, en la corte
“Para nosotros no es relevante, porque ella no está acusada de ningún delito relacionado con drogas; que sea su hija (de El Chapo) es algo que la gente no debe tomar en cuenta”, contesta Valencia cuando se le pregunta la relación de Alejandrina con el fugado narcotraficante.
Guadalupe Valencia se abstiene: “Ella no ha dicho si es su hija o no es su hija, sólo sabemos que alguien en el gobierno filtró la información, pero las autoridades no lo han confirmado oficialmente”.
El abogado de la presunta hija de Guzmán Loera explica que la acusación que pesa sobre Alejandrina es por intentar cruzar la frontera con documentación falsa y será este viernes cuando el gobierno de Estados Unidos deberá entregar toda la información que tiene de su cliente.
En esta audiencia, a Alejandrina Giselle Guzmán Salazar también podría comunicársele la fecha de su juicio, donde se le sentenciará o liberará. El jurista también explica que de encontrársele culpable Alejandrina podría enfrentar dos años de cárcel y su hijo sería entregado a la familia Guzmán Salazar.
La audiencia está programada para las 11:00 de la mañana del viernes en la sala dos del Distrito de la Corte de San Diego.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario