Cuando al caer la tarde reconozca tus huellas
en un rastro lejano de añiles putrefactos,
sabré que me has amado
y te has muerto en mis brazos
al final de la ruta de las aves del mundo.
Allí, al final del agua,
donde se pierde el aire y mi pecho sin nubes,
allí donde termina tu amor y mi horizonte.
1993
* * *
Me besabas los ojos con tus ojos.
Con tus ojos mi vientre y tu ternura
se engarzaban felices en el arco lunar de tu alegría.
Y en ese resplandor de los atardeceres
me ofrecías el milagro de renacer por ellos.
Dorada la sonrisa y el amor que me dabas,
podía descubrirte,
regresarte,
hacerte mío,
a través de una mesa de fibra aguamarina.
1993
* * *
Me importaban un carajo las mareas,
el aire que respiras
y ese montón de hormigas
que pisas al mirarme.
(A mí lo que me importan son tus piernas,
el tono algo inquietante de tu melancolía
y esa forma que tienes de quererme
cuando estás frente al mundo)
1993
* * *
Perdona si algún día invado tu presencia
y quedo clausurada sobre tus dos rodillas.
Perdona si declaro tu destierro de aljibe,
si me bebo la luna que duerme en tus ojeras,
si entretengo tus horas de soñador furtivo
y me pongo pesada al contarte mis cuentos.
Perdona si soy alta, mimosa, insumergible.
Si me duelen las cosas que dices a diario,
si no te miro a veces cuando vas a buscarme
o mis ojos se cuelan por tus vértices negros.
Perdona si comparto contigo mis asombros
y habitamos felices en un mismo planeta
del cual sólo se saben tus pasos y los míos.
Perdona si algún día persigo tus cometas
por el sol y las tapias de recoletos sur.
Perdona si estoy triste
y me atrevo a pedirte las señas de tu cuerpo
precisamente hoy,
unas horas más tarde de acabar el invierno.
1995
* * *
Shankara era el camino por el que te perdías.
El hombro sin espacios
por el que te enredabas a mi pelo mojado.
Shankara era encinas, las fosas de tu cuerpo,
mis besos sin medida mordiéndote la sangre.
mandarinas de oro cayendo en el asfalto
y tu sueño rendido a la luz de febrero,
mucho antes, quizás, de llegar a Shankara.
1993
* * *
Tú tienes la costumbre de los ríos:
pasar por las riberas sin mojarte,
formar algún remanso en el camino
y luego hacerte bulla, catarata,
arrasar con las plantas de la orilla
y arrojarte de golpe en los océanos.
Tú tienes la costumbre de los peces:
deslizarte muy suave entre mis muslos
y quedarte parásito en mi origen
cubriéndome de escamas la cintura
para luego afiliarte a la albacora
y tomar otro rumbo sobre el agua.
Tú tienes la costumbre de las aves:
volar por los aleros de mi casa,
desmigajar el pan que me alimenta
y hacer nidos de caña en mi regazo
para luego alejarte en desbandada
dejándome la miel entre los dientes.
1995
* * *
Tus nietos y mis nietos
conocerán un día el viaje que soñamos.
Sentados en el tren navegarán Krasnoiarsk,
los ríos nacarados de Siberia,
la tromba de marfil de tus rodillas
anidando mis pieles.
Me leerán.
Te leerán.
Volverán sobre tus pasos y los míos.
Llegarán al gran templo
y me verán, desnuda,
trepando por tus huesos como una enredadera.
1993
* * *
Yo soy la que comparte contigo el abandono,
la que entretiene sus juegos con los tuyos
y deja a cielo abierto el campo de batalla.
Yo soy la favorita.
La más agasajada.
La que mejor comprende tu soledad de alberca,
la que sabe reposarte de cetros y coronas,
la que teje sin descanso esa capa de lino
que volverá a cubrirte los días de tormenta.
La que mejor conoce tus noches de penumbra.
La que presiente, sin hablar, tu aventura más cierta,
la que te ríe los lances
y prepara la cena con manjares divinos
que calmarán tu pena y el dolor de las otras.
Aquella que aletea muy cerca de tus sienes
y al oído te reclama su vuelo más alto.
De todas soy la más amada, la más hermosa,
la más triste de todas.
1995
Elsa López. Poeta, prosista y novelista española
nacida en Santa Isabel de Fernando Poó, Guinea Ecuatorial, en 1943.
Ha sido Presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, organizadora y miembro del grupo poético literario La Ortiga, fundadora y directora de Ediciones La Palma en Madrid y organizadora y coordinadora para el Gobierno de Canarias de los proyectos El Papel de Canarias y Memoria de las Islas.
Actualmente es directora de la Fundación Antonio Gala.
Su producción poética se inició con el poemario «El viento y las adelfas» en 1973, al que siguieron «Inevitable Océano» en 1982, «Penumbra» en 1985, «Del amor imperfecto» Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Melilla” en 1987, «La Fajana Oscura», Premio Internacional de Poesía “Rosa de Damasco” en 1989,
«Cementerio de elefantes» en 1992, «Al final del agua» en 1993, «Tránsito» en 1995, «Mar de amores» XII Premio Nacional de Poesía “José Hierro” en 2002 y finalmente «Quince poemas de amor adolescente» en 2003.
Ha obtenido otros galardones como investigadora y guionista de cine y parte de su obra ha sido traducida al francés, italiano, inglés y árabe.
Ha sido Presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, organizadora y miembro del grupo poético literario La Ortiga, fundadora y directora de Ediciones La Palma en Madrid y organizadora y coordinadora para el Gobierno de Canarias de los proyectos El Papel de Canarias y Memoria de las Islas.
Actualmente es directora de la Fundación Antonio Gala.
Su producción poética se inició con el poemario «El viento y las adelfas» en 1973, al que siguieron «Inevitable Océano» en 1982, «Penumbra» en 1985, «Del amor imperfecto» Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Melilla” en 1987, «La Fajana Oscura», Premio Internacional de Poesía “Rosa de Damasco” en 1989,
«Cementerio de elefantes» en 1992, «Al final del agua» en 1993, «Tránsito» en 1995, «Mar de amores» XII Premio Nacional de Poesía “José Hierro” en 2002 y finalmente «Quince poemas de amor adolescente» en 2003.
Ha obtenido otros galardones como investigadora y guionista de cine y parte de su obra ha sido traducida al francés, italiano, inglés y árabe.
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