Francisco hizo una cariñosa y
enérgica exhortación hoy a un grupo de ocho muchachos recluidos en centros
correccionales de Río de Janeiro (Brasil): "Nunca más violencia, solo
amor".
En
conferencia de prensa realizada esta tarde en el Media Center de Copacabana, el
vocero del Vaticano, Padre Federico Lombardi, relató cómo fue el encuentro de
los seis muchachos y dos muchachas que están en centros correccionales en
Brasil y que hoy pudieron compartir un momento especial con el Santo Padre.
Una
de las chicas, la más animada del grupo, compuso una canción que cantó para el
Papa y le entregó además una carta al Santo Padre, en nombre de ella y de todas
las compañeras con las que está recluida.
El
grupo le obsequió al Pontífice un gran rosario en cuya cruz estaba escrito, en
portugués, "Candelaria nunca más", como recuerdo de la matanza de la
iglesia de la Candelaria en la que un grupo paramilitar asesinó a ocho jóvenes
dedicados al crimen, entre 14 y 19 años de edad, el 23 de julio de 1993. En
algunas de las cuentas estaban escritos los nombres de los muchachos que
murieron ese día.
El papa rezó ante este gran rosario y repitió varias veces a los jóvenes
"Nunca más violencia, solo amor" y, fiel a su costumbre, pidió a cada
uno de los chicos en repetidas ocasiones que "recen por mí".
Francisco le contó a los muchachos en el encuentro, dijo el Padre Lombardi, que
de cuando en cuando llama a un grupo de jóvenes reclusos en la Argentina a
quienes acompaña y a quienes alienta. Lombardi dijo además que todos y cada uno de los ocho jóvenes que
participaron en el encuentro en el Arzobispado tenían la camiseta de la Jornada
Mundial de la Juventud y "eran por ello verdaderamente peregrinos de esta
Jornada de Río".
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Francisco bendijo y colocó
una paloma en una escultura de San Francisco de Asís, en un alto de su
recorrido hacia la playa de Copacabana, donde presidirá el Vía Crucis como
parte de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
En
medio de los aplausos y vítores de los miles de peregrinos que flanquean el
camino, descendió unos minutos del papamóvil y se acercó a una
escultura del santo de Asís, cuya mano extendida se encontraba vacía. Luego de
bendecirla, el Papa depositó en ella la imagen de una paloma blanca, la que
también bendijo.
Posteriorme,
volvió a subir al vehículo que en estos momentos lo transporta a la playa de
Copacabana, donde lo esperan más de un millón de jóvenes para acompañarlo en el
Vía Crucis.
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