Las autodefensas; una alianza que preocupa a la Iglesia
ALVER
METALLI
Vatican Insider, BUENOS
AIRES
Según
informan las autoridades de México, se ha pactado la alianza entre los grupos
de autodefensa y el ejército. Los primeros entregarán las listas de los
miembros y del armamento que poseen; las armas de guerra, las de grueso calibre
(superior al requerido para la defensa), serán sustituidas con otras de menor
potencia; y además deberán coordinar las acciones con las fuerzas del orden. En
cambio, serán legitimadas, recibirán equipo técnico, medios de transporte y
dinero público.
Estos
son, en síntesis, los términos del acuerdo entre el gobierno mexicano y las
autodefensas que se han formado en el estado de Michoacán (en el centro-oeste
del país), uno de los más violentos de México. El acuerdo en ocho puntos se
hará valer, por ahora, con los grupos que operan en el territorio, que, según
sus líderes, cuentan con 25.000 hombres armados, y con la capacidad de poder
reunir, en caso de emergencia, 140.000 personas. Una cifra enorme si fuera
cierta.
La
que se ha creado en este punto de México es una simbiosis nueva para combatir
contra el cártel de los “Caballeros Templarios” y el crimen organizado en
general; pero la alianza no ha revelado aún cuál será su resultado a nivel
nacional. Se trata de una especie de “probadita” que podría preanunciar otras
alianzas semejantes entre el poder público y el poder privado en otros estados
en los que la violencia parece estar más allá de los poderes del estado.
No
es una verdadera sumisión de milicias aparecidas espontáneamente; no hay
formación militar, no hay entrenamiento ni salario para los que forman parte de
ellas; pero, a cambio de una relativa autonomía de acción, el gobierno puede ir
recuperando el control del territorio y adquiere la información capilar, de
base, que poseen los grupos de autodefensa y que hasta el momento le había
faltado a las fuerzas públicas para realizar acciones contundentes en contra
del cártel de los “Templarios” que, en el estado de Michoacán, representa mucho
más que el simple tráfico de drogas.
Este grupo, que nació de una división de
“La Familia Michoacana”, ha sometido a la población de la región a un régimen
de extorsiones, secuestros, violaciones y asesinatos que, tan solo en 2013,
provocó la muerte de 990 personas. Por este motivo nacieron las autodefensas,
que actúan en 11 municipios y en decenas de pequeños pueblos rurales.
La
Iglesia también ha sufrido la prepotencia de los “Templarios”. Varios
sacerdotes de Michoacán han recibido amenazas. Como botón de muestra, la
célebre foto del sacerdote que celebra la misa con chaleco antibalas, Gregorio
López, párroco de una parroquia de Apatzingán (con 80 mil habitantes y una de
las ciudades más violentas de la región, pues es el centro de operaciones de los
“Caballeros Templarios”, según los grupos de autodefensas.
«La
Iglesia es la única institución que los Templarios no han podido tomar»,
asegura otro sacerdote del lugar, Adrián Alejándrez Vázquez. «Al principio no
era solo culpa del gobierno», reconoce. «Todos tenemos culpa: nos acostumbramos
a callar, a susurrar. Durante años y años fueron ellos (los “Templarios”) los
resolvían todo».
La
Iglesia, por su parte, no ve con buenos ojos esta alianza entre el gobierno y
las autodefensas. No quiere que milicias espontáneas hagan justicia con sus
manos.
El arzobispo de Morelia, la capital de Michoacán, Alberto Suárez Inda,
no duda en subrayar la anticonstitucionalidad de las autodefensas. Pero
reconoce que «hay momentos en los que la gente ha recurrido a esto como única
salida». Para desarmar a las autodefensas es necesario que «las autoridades
desarmen primero a los que amenazan la paz de las poblaciones».
A
pesar de todo, las tensiones de estos últimos días han dado un resultado
relevante. El arresto de Dionisio Loya, alias “El tío”, considerado por las
autoridades como el número dos del grupo de narcotraficantes más poderoso en
Michoachán. Había una recompensa por su captura de dos millones y medio de
dólares. Loya, que figuraba en la lista de los 37 criminales más buscados del
país (y a quien se acusa de haber ordenado el asesinato de doce agentes de la
policía federal) fue capturado justamente en la ciudad de Morelia, capital de
Michoacán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario