Alejandro Martí García, Fundador y
Presidente de México SOS.
Foro sobre Víctimas y debido proceso penal
: Señor Presidente de la República, licenciado Enrique
Peña Nieto.
Distinguidos
funcionarios que nos acompañan en el presídium.
Queridos
amigos de la sociedad civil.
Muy
querida Isabel Miranda de Wallace, la cual empatizo con su dolor, por ser,
también, una víctima.
Y
felicito a Isabel, y a muchos; muchos ciudadanos mexicanos que hemos tomado la
decisión de no huir a un rincón a lamernos las heridas, sino, por amor a
México, por amor a nuestros compatriotas, tratar de hacer algo por nuestro
México para que, por fin, lo que desgraciadamente les pasó a nuestros hijos, no
le vuelva a suceder a otro mexicano.
Ese
es nuestro trabajo, ese es nuestro compromiso con México, y esa es nuestra
entrega por una Nación; una Nación mejor, que realmente alcance los anhelos que
todos los mexicanos deseamos.
Los
ciudadanos hemos escuchado, y cada vez con mayor intensidad, sobre el nuevo
Sistema de Justicia Penal. Pero qué es éste.
Para
qué no es útil a los ciudadanos que somos los primeros en recibir sus
perversiones o sus beneficios.
El
nuevo Sistema de Justicia Penal es una esperanza real para los ciudadanos, una
transformación de fondo para lograr la equidad jurídica necesaria ante los
procesos judiciales en materia penal, para exigir que en el menor tiempo se
resarza el daño causado, en el que la víctima se coloca al centro y no al final
del proceso.
Es
importante destacar que la justicia del México de hoy, es producto de una
institución anquilosada. El Sistema Judicial se quedó atrás, muy atrás de lo
que el México de hoy necesita; muy atrás de lo que los ciudadanos reclamamos.
La
exigencia ciudadana por la justicia, condición fundamental para la seguridad,
es un grito de reclamo de la Nación.
El
México democrático, el México de víctimas en nuestra Nación reclama, pide a
gritos un Poder Judicial sensible a la realidad de nuestro México. Grita por
justicia, grita por la paz, grita por el orden, grita por el crecimiento,
rechaza la impunidad y rechaza la corrupción, e implora un país con orden y un
estricto Estado de Derecho.
No
hay duda de que jueces y magistrados deben actuar conforme a la ley, pero con
la sensibilidad suficiente, porque este país, es un país sufrido, es un país
victimizado.
Los
ciudadanos estamos hartos de tanta impunidad, hartos de juicios que no son ni
prontos ni expeditos, y lo peor de todo, liberaciones, amparos y demás formas
para deliberar o liberar a delincuentes.
Hemos
estado sufriendo, en el último secuestro, ejemplares liberaciones que atentan
contra el gran esfuerzo que hace la policía, la Policía de Investigación, los
Ministerios Públicos y el Estado invirtiendo por la seguridad, y se van con un
pretexto que, además, lacera, no nada más a las víctimas directas, sino a todos
los mexicanos que somos víctimas indirectas de esta injusticia.
México
tiene urgencia de jueces, magistrados y ministros con un sistema de supervisión
y regulación que impida las atrocidades del descuido, incompetencia o
corrupción.
Es
hora de que el sistema judicial refuerce enormemente el Consejo de la
Judicatura, y es hora de que los ciudadanos constituyamos un observatorio
ciudadano para revisar, precisamente, los procesos judiciales.
Necesitamos
jueces formados en el nuevo Sistema de Justicia, que garanticen los derechos de
las víctimas y, efectivamente, ejerzan como jueces.
Y
así como necesitamos jueces de primera, urgen policías de primera, ministerios
públicos de primera, peritos de primera, defensores de primera, funcionarios de
primera, porque los ciudadanos estamos a merced de todos aquellos que han visto
en estas vocaciones, la oportunidad perfecta para realizar sus fechorías al
amparo de la ley y siempre en perjuicio absoluto de las víctimas.
En
México SOS, hemos venido insistiendo en que debemos reformar desde las
instituciones policiacas, hasta la Reforma al Sistema Penitenciario.
Qué
triste que los delincuentes operen desde las prisiones; 60 por ciento de las
extorsiones telefónicas tienen su origen en los centros penitenciarios; tres de
cada 10 secuestros se planean desde las prisiones, y en más de seis de cada 10
existe cogobierno y autogobierno, y no me refiero a las cárceles federales, me
refiero a las estatales y a las municipales; son más de 470 y tantas cárceles
que son escuelas del vicio y de la corrupción.
Y
me pregunto siempre, señor Presidente, si no hay capacidad para tener orden en
cuatro paredes, cómo pretendemos poner orden a cielo abierto.
Urge
vivir en este país sobre las bases de un Estado de Derecho, porque, insisto, en
un país de víctimas, en un país en que los ciudadanos vemos la impune
corrupción que impera, en un país en que no se respetan ni las vías públicas,
ni la propiedad privada, la credibilidad de nuestras instituciones va en caída
libre, sin freno, y eso puede ser un cáncer que haga metástasis en nuestra
Nación.
México
SOS, y pienso que muchos ciudadanos lo comparten, no claudicamos, y mantenemos
la esperanza de vivir en un país democrático con justicia para todos, en donde
el trabajo honesto y perseverante sea el que brinde la real recompensa en donde
el esfuerzo y la tenacidad los hagan grandes.
Gobierno
y ciudadanía requerimos una revolución intelectual de voluntades y
aspiraciones, que finque el crecimiento de todos los ciudadanos con base en el
respeto a las leyes, al trabajo, a la decencia y el amor a nuestra Patria.
Señor
Presidente:
Nosotros
creemos firmemente en la posibilidad de un México donde la corrupción y la
impunidad sean historia. Ese es el México que todos los ciudadanos apoyaremos
en su gestión, para que nuestra Nación se decida finalmente a cambiar.
Hoy,
los tres Poderes independientes en nuestra Nación deben de estar unidos en
nuestra aspiración del México de mañana, especialmente el Poder Judicial. El
México que todos deseamos.
Tenemos,
ante nosotros, la gran oportunidad del México limpio, entusiasta, confiado en
sus instituciones, con una gran credibilidad en nuestro país.
México,
a gritos, pide orden, seguridad, justicia y crecimiento.
Hoy,
sólo hoy, tenemos la oportunidad de crecernos ante la adversidad para lograr el
México anhelado, sin fantasías mesiánicas, con un crecimiento sólido en lo
intelectual, moral y económico. Fórmula inequívoca para crecer como Nación.
Señor
Presidente de la República:
Cuentan
con una ciudadanía decidida, comprometida y corresponsable para jalar parejo en
la construcción de la gran Nación que, estamos seguros, podemos hacer juntos.
Muchas
gracias.
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