Foro Nacional Equidad para las Víctimas en el Debido
Proceso Penal
En uso de la palabra la señora Isabel Miranda de Wallace, Presidenta de
la Asociación Alto al Secuestro.
Buenos días, señor Presidente, licenciado Enrique
Peña Nieto.
Buenos
días.
No está el doctor Miguel Ángel Mancera. Esperemos que se incorpore en
breve.
Buenos
días al licenciado Osorio Chong, Secretario de Gobernación; buenos días a don
Alejandro Martí, Director de México SOS; al señor Procurador, muchas gracias,
buenos días licenciado Murillo Karam; buenos días a la Senadora, aunque ya nos
habíamos saludado, Senadora, muchas gracias por estar aquí.
Y
buenos días, Jaime Rochín, Presidente, precisamente, también, de Atención a
Víctimas.
Muchas gracias.
Señor
Presidente, licenciado Enrique Peña Nieto.
Señores
y señoras.
Señores
de los medios de comunicación:
Saludo
a todos con respeto y afecto, en especial a toda mi familia aquí presente, cuya
solidaridad y apoyo incondicional me ha acompañado durante los últimos nueve
años.
Y
quiero, en especial, saludar a mi príncipe, que hoy está cumpliendo años, mi
nieto aquí, con nosotros. Muchas gracias, hijo, por estar aquí el día de hoy.
Señor
Presidente:
Agradecemos
de manera especial su presencia en este Foro, y le damos la más cordial
bienvenida, porque con ello muestra sensibilidad e interés al dolor de
nosotras, las víctimas del delito de secuestro.
Gracias
por estar aquí.
Y
quiero comentar una anécdota que yo viví, precisamente, en el secuestro de mi
hijo, y que nunca la he hecho pública.
En
ese entonces, el señor Presidente era Gobernador del Estado de México, y fue
ahí donde fue detenido el último de los secuestradores de mi hijo.
Y
quiero agradecerle hoy lo que en ese momento, de manera privada hice, señor
Presidente; la sensibilidad y la atención que tuvo usted durante todo el
proceso en el que Jacobo Tagle Dobín estuvo detenido para que tuviera todos los
derechos, también para que mantuviera usted informada de todo lo que estaba
sucediendo.
De
todo corazón, hoy se lo agradezco, señor Presidente.
Muchas
gracias.
No
es ningún secreto que los últimos años han sido uno de los episodios más
violentos y dolorosos en la historia de nuestro país.
En
este tiempo, hemos perdido a miles de padres, de madres, de hijos, de hermanos,
de esposos.
Hemos
perdido a miles de mexicanos valiosos a manos de aquellos cuya codicia y ambición
les ha hecho perder el rumbo de la Patria, la paz, la hermandad y el respeto a
la vida.
Ningún
rescate, ningún cobro de extorsión, ninguna venganza vale lo que una vida de un
ser humano vale.
Nos
gustaría creer que la realidad de México es temporal, que este mal sueño podría
ser recordado, en un futuro inmediato, como algo efímero. Sin embargo, por
desgracia, parece que no será tan pronto, como todos los mexicanos lo deseamos.
La
realidad violenta y sangrienta de México transgrede colores, partidos; va mucho
más allá de la ideología política o social y no respeta zonas geográficas del
país donde vivimos.
Podríamos
quedarnos en el inerte intento de buscar culpables. Podríamos analizar y
repensar las razones por las que nos encontramos aquí. Y podemos concluir que
todos los mexicanos, gobernantes y gobernados, somos parte del problema y, por
lo tanto, también somos parte de la solución.
Debo
reconocer que me costó mucho trabajo entender que no podemos quedarnos en el
pasado, y que es nuestra obligación ver hacia el futuro.
Fue
después de varios años que entendí que el dolor nunca se irá, pero que debemos
utilizar ese dolor para sacar fortaleza y poner un granito de arena para
cambiar nuestra realidad.
Presidente:
Es
doloroso ser víctima de cualquier delito.
Créame
que la pérdida de un hijo es el peor dolor que puede sufrir una madre. El
secuestro, la peor manifestación del dolor de una familia.
A
mi familia la vida nos cambió desde el momento del secuestro y muerte de mi
hijo, Hugo Alberto Wallace Miranda, que Dios tenga en su santa gloria.
De
manera voluntaria, pero con toda la pasión, me volví activista. Quise cambiar
lo que mi país estaba viviendo. Por eso, estamos aquí, y tenemos hijos por los
que hoy tenemos que salir adelante.
Todos
los que estamos aquí, son padres; saben lo que duele un hijo. A mí la muerte de
mi hijo, a más de nueve años, me sigue doliendo, y cada día me pesa más.
Sin
embargo, menciono este caso no por hablar del caso de mi hijo, sino porque en
mi dolor se ve representado el dolor de miles de mexicanos que han sufrido,
precisamente, la pérdida de un ser querido.
Pero
lo grave del caso, es que después de sufrir la pérdida de un ser querido,
todavía tenemos que sufrir, la mayor de las veces, el que no se obtenga
justicia.
Señor
Presidente.
Señoras
y señores:
Muy
pocas personas se preguntan: Qué quieren realmente las víctimas cuando
escuchamos y leemos sobre nuestro Sistema Penal Judicial.
Lo
que en general se analiza, es desde la óptica del imputado; que no le sean
violados los derechos. Sin embargo, la otra mitad de la ecuación; o sea, la
víctima, es generalmente olvidada y replegada.
Así
como muchos piden a gritos que no haya encarcelados que no haya sido probada su
culpabilidad, lo que pedimos a grito las víctimas, es conocer la verdad y el
castigo para nuestros victimarios.
No
es venganza lo que buscamos, como lo afirman algunos académicos. Queremos que
no se repitan estos hechos violentos. Y queremos que nuestras familias no
formen parte realmente, de la estadística criminal. Lo que queremos, es
justicia.
Es
por esa razón, que debemos fortalecer las instituciones y el andamiaje jurídico
para que, por medio de ellas, se diriman las controversias entre ciudadanos y
se proteja al inocente, y no quede impune el delito.
Y,
por eso, el papel de las víctimas en el Nuevo Sistema Penal de Justicia, debe
ser preponderante y central, porque tienen que vernos como parte del proceso.
Y, por lo mismo, es vital que tanto la procuración y administración de justicia
actúen con equidad en todas las resoluciones y sentencias que tomen.
Señores
jueces:
Les
pedimos que antes de emitir una libertad, piensen en la víctima; si realmente
conviene que se quede con las manos vacías. Basta de tener una justicia tuerta,
que únicamente vea para un lado; para el lado de los imputados.
Por
supuesto que estamos en favor de proteger sus derechos. Sin embargo, el
problema es que el sistema actual muchas de las veces ve por el acusado, y no
trata a las víctimas con equidad.
Por
qué el sistema judicial garantiza un abogado o defensor al imputado y no le
proporciona a la víctima una parte igual; esto es, un defensor de oficio.
Por
qué nuestro reciente sistema de justicia oral propicia la negociación entre la
autoridad y el acusado y muchas de las veces excluye a la víctima.
Mientras
las víctimas no sean centro, el principal motor de todo este andamiaje
jurídico, la justicia que se ofrezca en este país seguirá siendo, en el mejor
de los casos, a medias.
Mientras
veamos en el nuevo sistema oral una forma de descongestionar únicamente el
sistema y no como el corazón del mismo, que es la justicia, y que consiste,
repito, en proteger al inocente y que no quede impune el delito, y mientras no
se procure que no quede la víctima a salvo todos sus derechos, me parece que la
justicia será incompleta.
El
sistema debe servir para que las víctimas obtengan no únicamente una reparación
del daño de forma económica. Debe servir para obtener la reparación integral y
diferenciada. Por eso, es que ningún monto sustituirá la pérdida de una
familia.
Sin
embargo, debemos saber que los miles de secuestros, extorsiones, desapariciones
y asesinatos han dejado muchas familias sin sustento.
El
espíritu del Fondo de Compensación y de Ayuda para Víctimas, es evitar que
estas familias, después de haber tenido una sensible pérdida, no tengan forma
de hacer frente a las obligaciones más básicas.
Sin
embargo, también debemos decir que la lentitud y complejidad y burocracia del
sistema judicial y el proceso de la Ley General de Víctimas, ha ocasionado que
prácticamente sea imposible el acceso a estos recursos.
Señor
Presidente.
Señores
y señoras:
Este
Foro no se convertirá en un muro de lamentos. Este Foro será propositivo, y
estamos seguros que se recogerán propuestas que se transformarán en acciones y
beneficios para los mexicanos.
Por
eso, nos alegra que usted, señor Presidente, sea sensible con nosotros, y
esperemos que se sume a este propósito.
La
primera propuesta que hacemos en este Foro, es que se modifique la ley para que
las víctimas puedan obtener la compensación y ayuda que marca la Ley General de
Atención a Víctimas, en forma menos burocrática, ya que actualmente, pese a que
existen más de mil millones de pesos en el fondo, no se ha podido concretar una
sola compensación, porque la ley marca que es hasta la sentencia, lo cual, nos
parece, no corresponde a la realidad y necesidades de las víctimas.
Por
eso, señor Presidente, pedimos que sea por medio de un dictamen que no lleve
más de 90 días, que se hagan las compensaciones y ayudas a la víctima.
Por
otro lado, respetuosamente, solicitamos trabajar junto con las instituciones
Federales para posicionar los derechos de las víctimas al público en general, y
concientizar al personal que labora tanto en procuración y administración de
justicia.
Es
el motivo por el cual, hoy, hemos permitido invitar a policías, ministerios
públicos, gente del Poder Judicial, señor Presidente, para sensibilizarlos
sobre el dolor y lo que vivimos las víctimas.
Por
eso, les agradecemos su presencia.
Y
lo que hoy buscamos, indudablemente, es que los derechos de las víctimas se
hagan efectivos. Que los derechos de las víctimas, por ejemplo, en el Poder
Judicial, dejan libres a procesados y a delincuentes confesos, cuando
supuestamente les violan el debido proceso, pero nunca hemos visto que se
reponga un procedimiento penal por haber violado el debido proceso de una
víctima.
En
los juzgados Federales vemos letreros anunciando los derechos de los
procesados, pero nunca vemos anunciados los derechos de las víctimas.
Tendremos
que trabajar juntos para que la Comisión de Derechos Humanos, en general, velen
por los derechos de las víctimas y no únicamente de los del sistema.
Y
que los derechos de las víctimas no se conviertan en defensores únicamente de
inhumanos delincuentes, así como grandes transformaciones en el Poder Judicial,
el cual ya no responde a las necesidades actuales. Hay que hacer grandes
reformas dentro del Poder Judicial y su funcionamiento.
Hacemos
un respetuoso llamado a todos los gobiernos estatales que aún no cuentan con
los abogados victimales y con sus comités, que ya casi a dos años de haber
aprobado la ley, muchos de ellos todavía no cuentan con el abogado victimal.
Asimismo,
hacemos un llamado respetuoso a los medios de comunicación, para que respeten
los derechos de las víctimas y no victimicen a los victimarios, quienes muchas
de las veces, como una medida defensista, argumentan haber sido torturados o
maltratados.
Finalmente,
hago un llamado a todas las víctimas a sumarnos para construir un México mejor.
No podemos caer en ninguna manifestación de violencia, ya que fue precisamente
ésta, la violencia, la que nos arrebató a un ser querido o la paz o en nuestro
país.
Repudiemos
la violencia y honremos a nuestros muertos, construyendo un México en paz y
seguro.
Sabemos
que es posible. La experiencia internacional nos ha demostrado que se pueden
dar procesos de reconciliación nacional y de cicatrización de las profundas
heridas que nos han vulnerado.
Todos;
Gobierno, sociedad civil, tenemos mucho que aportar para lograrlo. Busquemos
acciones articuladas y no esfuerzos individuales para realizarlo.
Tengamos
fe que cuando nuestros descendientes, nuestros hijos y nuestros nietos volteen
hacia atrás para entender la historia de nuestro país, podamos decirles que
contribuimos para cerrar ese largo y doloroso episodio de nuestra historia, que
ya no es más nuestra realidad, que es un México diferente, y que México es en
paz y seguro.
Muchas
gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario