Crítica a Heriberto Galindo….
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Temerario
ensuciar sucesión de Sinaloa/
Impacto Diario/ Juan Bustillos - enero 15, 2016
Esta
tarde-noche, al regresar de Pastejé y subir al avión para viajar a Europa, Peña
Nieto comunicará a Beltrones su decisión sobre la candidatura del PRI al
gobierno del estado
No
me puedo explicar que Heriberto Galindo y Óscar Lara no terminen de digerir que
ésta tarde-noche, al regresar de Pastejé y subir al avión para viajar a Europa, Enrique Peña Nieto
comunicará a Manlio Fabio Beltrones su decisión sobre la candidatura del PRI al
gobierno de Sinaloa y que sus nombres no
estén sobre el escritorio presidencial; es cierto que hay dos, pero ninguno es
el de ellos.
Me
extraña, sobre todo, de Heriberto, experto, como pocos entre los priístas, en
la lectura de señales aún en donde no
las hay; no por nada estuvo cerca, muy cerca, de Jesús Reyes Heroles, Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz
Massieu y Alfredo del Mazo, entre muchos otros personajes de la política.
En
cambio, no me extraña de Lara por más que se empecine en aparentar
desconocimiento de que su mayor obstáculo para ser candidato es Luis Videgaray, a quien debe su cese en
Conagua después de ciertos descubrimientos del secretario de Hacienda.
A
diferencia de Heriberto, que cree (y tiene) merecimientos para ser candidato y
gobernador, Lara sólo quiere vender caro su amor; le tira al violín para
pegarle al violón.
Conozco de casi toda mi vida periodística en la gran
ciudad a Heriberto; si la memoria no me traiciona, nos encontramos cuando
trabajaba para don Ernesto Álvarez Nolasco con Reyes Heroles en Gobernación.
Es de los jefes de prensa que supieron
pasar con éxito de la operación mediática a la política, como Rodolfo Landeros, Fausto Zapata y,
ahora, su paisano David López.
Le
sobran experiencia y anécdotas en ambas materias.
Por
reflejo, su nombre está asociado a la muerte de José Francisco Ruiz Massieu; cuando el guerrerense
fue ejecutado frente al hotel Casa Blanca, Heriberto estaba en el carro.
Sobrevivió de milagro porque al gatillero se le trabó el arma.
El
23 de marzo de 1994 caminó durante varios minutos con Luis Donaldo Colosio en
tierra sinaloense; horas después de despedirse se enteró, con horror, de que el
candidato presidencial del PRI había sido asesinado en Lomas Taurinas.
Durante
décadas ha sido protagonista de eventos políticos inolvidables. Por
ejemplo, en la madrugada del destape de
Carlos Salinas como candidato presidencial del PRI recibió la señal equivocada
y terminó por enturbiar el proceso; le
fue mejor que a su paisano Óscar Levín, a quien Miguel de la Madrid no perdonó
jugar en su contra.
Heriberto
logró superar el incidente de la madrugada del 4 de octubre de 1987, pero los
tiempos de hoy ni los personajes son los de entonces.
El
Presidente Peña Nieto está a punto de subir a un avión y no está dispuesto a
iniciar la gira internacional con desaseos en la sucesión sinaloense.
Sería
pecar de temeridad presionar la modificación de la sucesión priísta en Sinaloa
cuando cualquiera sabe que ese arroz ya se coció.
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