12 jul 2016

Es el Estado de México/Jorge Alcocer V.

Es el Estado de México/Jorge Alcocer V.
Reforma, 12 Jul. 2016
 A Héctor Gandini, solidario abrazo.
 Mi sorpresa es por la reacción de los sorprendidos que descubren, una vez más, la subsistencia de una de las facultades presidenciales que Jorge Carpizo denominó metaconstitucionales: la de designar al presidente nacional de su partido.
 Enrique Peña Nieto la ha ejercido a favor de Enrique Ochoa Reza, como ayer lo hizo por Beltrones y antes por Camacho. El primer priista de México pone y dispone en su partido; como antes, como siempre. Esa es la naturaleza del PRI, su forma de ser, en la que se reúnen luces y sombras, fortalezas y debilidades.
La sorpresa no es que el presidente de México decida quién será el presidente de su partido; Vicente Fox lo intentó y no pudo. Felipe Calderón copió el estilo personal de sus antecesores del PRI y usó la metaconstitucional facultad con singular alegría, hasta que después de la derrota Gustavo Madero le puso el alto y le impidió imitar lo que Ernesto Zedillo hizo en julio del 2000.

 Olvidamos que la práctica de que el Presidente o Primer Ministro sean determinantes en la decisión sobre el líder de su partido, o sobre quien lo suceda en sistemas parlamentarios, es usual en casi todas las democracias. La diferencia es que aquí se hace sin mediadores ni medias tintas.
La decisión volvió a sorprender a los apostadores y a los agoreros, a unos les hizo perder dinero, a otros los dejó con un palmo de narices. Peña Nieto lo hizo antes, siendo gobernador del Estado de México; lo volvió a hacer cuando candidato en 1999 y lo ha repetido a lo largo de su estancia en Los Pinos. Una vez más toma la decisión que considera mejor para el momento, considerando la coyuntura y el reto inmediato. Las críticas no parecen preocuparle mayor cosa.
En la designación de Enrique Ochoa Reza el factor determinante, creo, es el Estado de México, que tendrá elección para gobernador el año que entra. Coahuila y Nayarit también, y en Veracruz elegirán alcaldes. Pero nadie tiene duda de que en su terruño Peña Nieto se jugará el fin de su sexenio y el PRI el futuro inmediato. Perder en el Edomex, augura Perogrullo, sería el principio del regreso al desierto.
 De 44 años de edad, el nacido en Morelia tiene formación y experiencia en el servicio público, aunque carece de ambas si hablamos de cargos de dirección partidista o de elección popular. Abogado y economista, sus dos maestrías tuvieron como foco de atención la Ciencia Política. Su tesis para ser economista fue sobre los mercados de energía eléctrica. Luis Téllez fue su jefe en los albores de su carrera en el sector público. En el TEPJF fue secretario particular de la magistrada María del Carmen Alanís.
Frente a un electorado que muchos aseguran está harto de los partidos y de los políticos, el perfil de Enrique Ochoa Reza no suena mal. No es tan joven como Ricardo Anaya (37) pero lo es en comparación con Andrés Manuel López Obrador, de quien lo separan casi dos décadas. Lo cierto es que el nuevo presidente del PRI tiene mucho que aprender y poco tiempo para hacerlo. Habrá que ver si las canas le ayudan. La edad se lo permite.
La decisión deja abierta la incógnita sobre la candidatura del PRI a la Presidencia de México. Aunque por su trayectoria personal y profesional es más cercano a Videgaray que a Osorio, lo que parece claro es que Ochoa tiene como primera tarea sacar con tersura y unidad las tres candidaturas a gobernador para el año que entra y sobre todo evitar que la pelea por la candidatura grande contamine y debilite la participación del tricolor en el Edomex, donde el proceso comicial arrancará en septiembre de este año.
 Por los resultados y lecciones de junio de 2016, cabe afirmar que el futuro inmediato del PRI depende más de lo que hagan el Presidente y su gobierno que de las acciones de Enrique Ochoa, así parecen haberlo entendido en Los Pinos, donde ayer dieron señales de haber tomado nota de la molestia del electorado y la indignación de la sociedad.

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