Revista
Proceso, #, 2077, 21 de agosto de 2016
Cuestiona
las declaraciones del vocero de la Presidencia
LA
REDACCIÓN
PALABRA
DE LECTOR
Señor
director:
Me
refiero a la nota publicada en Proceso número 2076 de fecha 14 de agosto de
2016 bajo del título: Desde Los Pinos, guerra sucia contra la prensa, a raíz de
que el periódico británico The Guardian reveló que el empresario mexicano
Ricardo Pierdant, amigo de Enrique Peña Nieto desde sus tiempos de estudiantes en
la Universidad Panamericana, pagó 29 mil 700 dólares de impuestos
correspondientes al departamento que aparece como propiedad de Angélica Rivera
en Miami.
El
vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez, entre otras cosas dice que los
medios internacionales faltan a la verdad, que ignoran que al primer mandatario
“no le corresponde participar en los procesos de asignación de contratos”.
A
propósito de esta última afirmación de Eduardo Sánchez –quien probablemente no
había nacido cuando, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), el
suscrito trabajaba como contralor general de un grupo de empresas pioneras en
México en materia de computación y encabezadas por una de nombre
Teleinformática de México, S.A. de C.V. –, me permito recordar un episodio:
Dicha
compañía participó en una licitación convocada por el gobierno federal para
elaborar millones de credenciales sin fotografía para votar; lo hizo como
subcontratista de otra u otras empresas mucho más fuertes en dicho concurso.
La
noticia era que ese grupo de empresas, entre las que se encontraba
Teleinformática de México, había ganado la licitación, lo que suponía la
posibilidad de que dicho negocio trajera recursos frescos para nuestra
compañía, que bien que los necesitaba.
El
manotazo, la orden o como quiera llamársele, vino de la Oficina de la
Presidencia en el sexenio de Salinas. Contra viento y marea la licitación la
ganaría y ganó IBM de México, teniendo que torcer y retorcer los resultados de
ésta para lograrlo. Nuestra empresa, como las demás que conformaban el bloque
de compañías realmente ganadoras, se quedaron con su frustración.
Eduardo
Sánchez tiene toda la razón: “al presidente no le corresponde participar en los
procesos de licitación”. Sin embargo, eso es en el plano formal e institucional,
puesto que en el terreno de lo informal, basta y sobra que el presidente lo
ordene para que todo se dé como el señor lo desea.
No
venga el vocero de la Presidencia a tratarnos como ingenuos de que en nuestro
país se respetan las leyes y las instituciones, porque esa no ha sido la
historia del priismo que padecemos para nuestra desgracia.
Atentamente:
CP
Fernando Beltrán Andrade
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