14 ago 2016

Quiénes son y cómo se enrolan los yihadistas, en España

Revista Proceso # 2076, a 14 de agosto de 2016-
Estado Islámico en España de Reinares
Quiénes son y cómo se enrolan los yihadistas/ALEJANDRO GUTIÉRREZ
La preocupación por los atentados terroristas de los últimos años en ciudades europeas y el creciente enrolamiento de hombres y mujeres en la yihad condujo a la realización de un amplio análisis de este fenómeno. Intitulado Estado Islámico en España y desarrollado por expertos de ese país, se propuso entre otras cosas conocer con la mayor exactitud académica quiénes son los yihadistas asentados en la península ibérica, de dónde vienen, cómo piensan y cómo sienten, cómo interpretan el Islam y la sharia, cómo actúa en sus ánimos el odio a Occidente y de qué manera se enrolan en las filas del Estado Islámico. El resultado fue un revelador “perfil” del yihadista en España.
 MADRID.- Las personas detenidas y puestas a disposición judicial en España desde 2013 por actividades relacionadas con el Estado Islámico (EI o Daesh) se caracterizan ante todo por ser hombres jóvenes, tanto españoles como marroquíes, de entre 20 y 34 años, casados y con hijos.
 En su mayoría tienen estudios secundarios, laboran en el sector servicios (como meseros, electricistas, mecánicos…), otros están en paro laboral y unos más carecen de ocupación conocida, y no es ­inusual que tengan antecedentes penales.

 Aunque típicamente son de ascendencia musulmana, su conocimiento del Islam y de la sharia o ley musulmana suele ser elemental. Nada de ello es incompatible con el hecho de que se registren porcentajes significativos de mujeres, conversos y universitarios.
 Cuatro de cada cinco se radicalizaron a partir de 2013, cuando se produjo la ruptura del entonces Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) con Al-Qaeda y como consecuencia de la intensa campaña de reclutamiento del EI; el resto –uno de cada cinco— se radicalizó antes de 2013.
 Entre junio de 2013 y mayo de 2016, más de 150 individuos fueron detenidos y puestos a disposición judicial por actividades yihadistas en España; 124 de ellos (81.6%) por sus vínculos con Daesh; el restante 18.4% lo fueron por su presunta implicación con Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y con el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), lo que muestra la hegemonía del EI en el yihadismo global.
 Entre noviembre de 2013 y abril de 2016, 160 yihadistas se desplazaron desde España para combatir en Siria e Irak, de los cuales 29 murieron en combate y actos suicidas y 20 más consiguieron regresar a España.
 La provincia de Barcelona es el principal escenario de movilización de Daesh en este país, aunque las ciudades autónomas Ceuta y Melilla, enclaves del norte africano de soberanía española, son los principales núcleos de la radicalización; panorama del que no es ajena la comunidad de Madrid, revela el estudio Estado Islámico en España, elaborado por Fernando Reinares, director del programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, y la investigadora Carola García-Calvo.
 Presentado el 12 de julio último, este es el estudio más avanzado –se basa en expedientes judiciales de más de 40 operaciones y documentación de la lucha antiterrorista– que define el perfil sociológico de los yihadistas del EI detenidos en España.
 A la luz de los atentados perpetrados recientemente en Francia, Bélgica y Alemania, existen notables similitudes en los rasgos de los terroristas en esos lugares con los planteados en el citado estudio.
 Reinares precisa que si bien España no sufre el mismo nivel de acoso y riesgo de ataques de esta organización terrorista, como lo padecen otros países del entorno, el estudio revela que un buen número de los individuos de su estudio sí tenían intención de atentar en este país.
 En concreto, 35% de los detenidos tenían intención de atentar aquí y contaban con capacidad operativa para hacerlo. Sólo dos ejemplos:
 En octubre de 2015 fueron detenidos un marroquí naturalizado español y un italiano en una operación antiterrorista, quienes luego desde la cárcel de Segovia enviaron una carta a la sede del Partido Popular en Madrid en la que se podía leer: “En nombre de Abu Bakr Baghdadi (el autoproclamado califa) explotarán bombas en el metro de Barcelona y Madrid”.
 Con anterioridad, en junio de 2013, nueve sospechosos fueron detenidos en Ceuta. Días antes de su detención la policía grabó una conversación telefónica en la que dos de los sospechosos mantenían el siguiente diálogo:
 –¿Cuándo iremos a Siria, amigo, y haremos eso, la yihad?
 –Nosotros tenemos la yihad aquí, en Ceuta. No hace falta que vayamos hasta allí.
 Las células desmanteladas hasta hoy se dedican al financiamiento de Daesh, a la propaganda del wahabismo, la doctrina más radical del Islam de inspiración saudí, a la radicalización y reclutamiento de nuevos combatientes (muyahidines) para luchar en la primera línea de fuego en Siria e Irak.
Perfiles
De los yihadistas detenidos en España relacionados con Daesh, 83.1% son hombres; de ellos, dos de cada tres oscilaba entre los 20 y 34 años de edad. El menor de todos no superaba los 16 años.
Estos datos se hallan “en consonancia con la estrategia de movilización desarrollada por el EI. Su propaganda va dirigida a jóvenes de todo el mundo, a quienes insta a que se trasladen como combatientes a Siria o Irak o bien se impliquen activamente en su favor allí donde residen”, señala el estudio.
Al menos en España, hasta 2012 no era común la participación activa de mujeres en actividades yihadistas, pero derivado de la campaña específica que ha hecho Daesh para la movilización de mujeres, consiguieron radicalizar y reclutar a un destacado 16.9% del total. El 73% de ellas oscilaba entre los 15 y 24 años; la menor tenía sólo 14 años.
Aunque el EI no les prohíbe participar en acciones armadas, prefieren que las mujeres se centren en el apoyo a los muyahidines como esposas y en consolidar el califato a través del papel de madres mediante el adoctrinamiento de los hijos, lo que el EI denomina la “yihad sin combate”.
Entre los hombres, siete de cada 10 estaban casados. Algunos de estos individuos se desplazaron a Siria e Irak acompañados por sus cónyuges de forma voluntaria. Es el caso de un marroquí arrestado en Algeciras en abril de 2016 cuando se disponía a sumarse a EI con su esposa española.
Pero hay casos opuestos: aspirantes a muyahidines que involucran a sus esposas en su viaje a la zona de conflicto, incluso si éstas no comparten sus planes. Uno de ellos es un marroquí detenido en Madrid a mediados de 2014, cuya intención era “de abandonar el territorio nacional junto a su mujer para dirigirse a combatir en las filas de EI”, aunque ella “no estaba de acuerdo con tales extremos, causa que no era inconveniente para él”, según se desprende del sumario del Juzgado 5 de la Audiencia Nacional.
Una amplia mayoría de los hombres que estaban casados tenía hijos; en promedio dos. Sin embargo, “esto tampoco fue impedimento para su implicación en actividades terroristas”.
La “yihad española”
Casi cinco de cada 10 detenidos (45.3%) tiene nacionalidad española, “un dato muy significativo”, destaca Reinares, por el abrupto crecimiento de nacionales radicalizados e implicados en actividades terroristas.
 De ellos, el 48.9% son nacidos en Ceuta y 22.1% en Melilla. Otro 10% de los casos lo conforman individuos nacidos en localidades de la provincia de Barcelona: la propia capital, Barcelona, Granollers y Sant Boi de Llobregat.
 Lo anterior representa “una transformación extraordinaria del yihadismo global en España respecto al periodo 1996-2012, cuando sólo 16.7% de los condenados por terrorismo yihadista o muertos en actos suicidas contaban con nacionalidad española y apenas 4.8% habían nacido en España”, plantea.
 Asimismo, cuatro de cada 10 son, por el contrario, de nacionalidad marroquí. El resto son individuos de otras 15 nacionalidades distintas, incluidos latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile y Paraguay).
 Estos detenidos de origen marroquí son principalmente nacidos en la región mediterránea de Tánger, Tetuán y Alhucemas: las mismas zonas de las que tradicionalmente procede la mayoría de la población marroquí asentada en España y de donde, a finales de 2013, había salido el 35% de los 800 yihadistas marroquíes para combatir en Siria.
 El estudio también arroja que nueve de cada 10 detenidos en España residían en el país. En cuanto al resto, algunos fueron entregados a las autoridades españolas tras ser interceptados en Bulgaria y Turquía.
Más de 70% de las células españolas desmanteladas tienen vínculos con redes en Francia, Bélgica, Luxemburgo, Marruecos, Túnez, Libia, Mali, Turquía, Egipto e Indonesia, aparte de Irak y Siria.
El 64.8% de los detenidos vivían en ciudades españolas de entre 50 mil y 500 mil habitantes en las provincias de Barcelona y Madrid, y en Ceuta y Melilla; es decir, “el yihadismo relacionado con EI es, en el caso español, un fenómeno que tiende a concentrarse en áreas urbanas de tamaño medio”.
“El principal escenario de la movilización promovida en España por EI se encuentra en la provincia de Barcelona, pero si la atención se centra sólo en los detenidos de nacionalidad española, su foco hay que situarlo entre jóvenes de segunda generación nacidos y residentes en Ceuta.” 
En el tema religioso, el estudio señala que 86.1% de los detenidos son musulmanes de origen. El 13.9% restante son conversos al Islam. No obstante, el 89% tiene un grado de conocimiento muy elemental del Islam y de la sharia o ley musulmana. Sólo 11% de los detenidos muestra un conocimiento relevante de ese credo religioso y de su ley.
 Casi seis de cada 10 tienen estudios secundarios, el doble de los que cursaron primaria (28.2%). La investigación resalta un significativo 10.3% de los vinculados con Daesh que asistieron a la universidad.
 El 75% de los detenidos tenía una actividad laboral –cocineros, meseros, mecánicos, electricistas, peones, reparadores y limpiadores–. El resto no tiene actividad económica conocida y por ello recibían ayudas del gobierno para formación integral básica o alfabetización, o bien obtenían recursos de la pequeña delincuencia, en especial del tráfico de drogas (hachís).
 Cuatro de cada 10 de los vinculados a Daesh en España tienen antecedentes penales por delincuencia común, “de modo que su implicación yihadista es continuación de una trayectoria criminal”.
 Cinco de los individuos ya habían sido juzgados en España por delitos de terrorismo con anterioridad: Es el caso del marroquí Lahcen Ikassrien, líder de la Brigada Al-Andalús, quien en 2001 fue detenido en Afganistán y recluido en Guantánamo, acusado de ser parte de la célula de Imad Barakat Yarkas, Abu Dahdah, el líder de Al Qaeda en España (Proceso 1745 y 2001).
 Radicalización
 Sólo en 2013 el 47.2% se radicalizó en forma acelerada. Y sumando los casos registrados en 2014 y 2015, son siete de cada 10 detenidos y puestos a disposición. Sin embargo, el resto de los miembros se radicalizaron anticipadamente.
 Tres de cada cuatro se inició en un rango de edad de entre 15 y 29 años, y de los 124 miembros de Daesh, el 73% se radicalizó en territorio nacional; el resto en Marruecos y Francia.
 Dentro del universo de los 9 de cada 10 detenidos en España antes citado, el 51.7% son inmigrantes de primera generación y el 42.2% corresponde a segunda generación, principalmente descendientes de inmigrantes llegados de Marruecos. El 60% de estos detenidos que pertenece al segmento social de las segundas generaciones nació en Ceuta y 27.3% en Melilla.
 Desde hace años, Fernando Reinares y otros especialistas han estado llamando la atención sobre la necesidad de adoptar medidas de integración y prevención de la radicalización de los musulmanes de segunda generación, el sector que más se ha implicado en actos terroristas en Europa.
El 14 de abril, en el debate sobre “La amenaza terrorista en Europa: desafíos y respuestas”, los autores del informe aquí relatado y Jesús Núñez, codirector del Instituto sobre Conflictos y Acción Humanitaria, advirtieron que Daesh está movilizando de forma muy intensa a esos musulmanes de segunda generación, sobre todo en Francia, Alemania y Bélgica.
El estudio de Reinares y García-Calvo rompe con el mito de la proliferación de los llamados lobos solitarios en España, ya que sólo 19.7% se implicó individualmente en el Estado Islámico, mientras que 80.3% se involucró en compañía en redes o células.
Dos de cada tres detenidos tenía un vínculo preexistente con quien los captó; ese nexo fue entre hermanos (44%) y familia política (22%).
A menudo se atribuye al internet y a las redes sociales una importancia decisiva en el proceso de radicalización yihadista. Sin embargo, en España sólo el 18.4% se sumó a EI exclusivamente por esa vía, siendo Facebook, Youtube y Twitter las plataformas más utilizadas.
El 28.9% se integró por vía off-line, es decir, de manera presencial en domicilios privados, lugares de culto o centros culturales islámicos, espacios al aire libre y, en menor medida, en centros penitenciarios.
 En realidad la mayoría (52.7%) se radicalizó en un “entorno mixto”: internet y la opción presencial.
 La razón por la que se unen, añade, principalmente (62.8%) es por razones “ideológicas y utilitarias” en las que se justifica el terrorismo, como lo ofrecía el cabecilla de la Brigada Al-Andalús a sus seguidores: “Es una obligación hacer la yihad y hay muchos hermanos que han ido a la yihad”, o la vía “utilitaria”, que refiere a la yihad como opción ante la interpretación de una hostilidad generalizada hacia la comunidad de los creyentes del Islam.
 Los autores del estudio ejemplifican con el caso de otro marroquí detenido en Murcia en 2014, quien escribió en ­Facebook: “en tiempos en que los infieles y los tiranos invaden nuestra nación, la yihad y la lucha armada son la elección y el camino (…) En cuanto nos levantemos en armas, al enemigo le entrará miedo y su sangre será derramada”.
 Otro 23.5% de los casos se radicalizó debido a una crisis existencial, como sucedió con un marroquí que, en una conversación telefónica mantenida en junio de 2015 y recogida en el informe, decía: “Llegué hasta un punto, amigo, que ya me daba igual el mundo. Te lo juro: tuve un momento de odio a la vida y hubiera preferido estar muerto”.
 Un 13.7% se radicalizó por motivos emocionales, principalmente por su odio a Occidente. Un detenido publicó en redes sociales días después de los atentados de noviembre en París (los de Charlie Hebdo y el del mercado judío): “El viernes fue uno de los días más felices de mi vida. Ver el terror en sus caras no tiene precio”.


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