El
ISIS pierde su principal salida hacia Europa desde Siria
Rebeldes kurdos y árabes expulsan de Manbij a los yihadistas tras 73 días de combates
JUAN
CARLOS SANZ
El País, Jerusalén
13 AGO 2016
El
califato se desmorona en todos los frentes. Después de 73 días de combates casa
por casa, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF en sus siglas en inglés, alianza
de rebeldes kurdos y árabes) han expulsado a los últimos milicianos del Estado
Islámico (ISIS) que controlaban el centro de Manbij, el principal eje de
comunicaciones entre Alepo y Raqa (la capital yihadista siria) y la cercana
frontera turca. “Los miembros del ISIS ya no podrán viajar libremente hacia
Europa”, aseguró a la BBC el líder kurdo Salih Muslim.
El SDF contó con apoyo
aéreo de la coalición internacional encabezada por Estados Unidos y de las
fuerzas especiales norteamericanas sobre el terreno, que han tenido un papel
determinante para la captura a última hora del viernes del estratégico nudo de
carreteras. Manbij contaba con unos 75.000 habitantes en 2009, dos años antes
de que comenzara la guerra en el país árabe.
El
centenar de yihadistas que resistían desde hace una semana en el distrito de Al
Serb, manteniendo como rehenes a sus habitantes, alcanzaron un supuesto acuerdo
secreto con el SDF para abandonar su último reducto en la ciudad en una
caravana de unos 500 vehículos junto con más de 2.000 civiles usados como
escudos, según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. El ISIS
trasladó sus fuerzas a la ciudad fronteriza de Jarablus, a orillas del
Éufrates, la única vía importante para el suministro de armas y víveres desde
Turquía que mantiene aún abierta. Los rehenes utilizados en su huida fueron
liberados este sábado y rescatados por la alianza de fuerzas sirias rebeldes.
Los habitantes celebraron el fin de la tiranía del ISIS afeitándose la barba o
fumando abiertamente en público, los hombres, o quemando los niqab (túnica
negra que cubre todo el cuerpo menos los ojos), las mujeres.
El
Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG que dispone de una red de
informantes, ha contabilizado la muerte la de 437 civiles –ente ellos 105 niños
y 55 mujeres en la batalla de Manbij–, y de 1.019 milicianos yihadistas, así
como de 299 combatientes del SDF. A pesar de que la coalición internacional
limitó sus ataques, al tratarse de un escenario de operaciones urbano, 203
civiles perecieron en los bombardeos aéreos.
La
conquista de la estratégica ciudad representa uno de los mayores avances
militares contra el Estado Islámico, y abre la puerta a la batalla final para
desalojar a los yihadistas de Raqa, desde donde controlan sus operaciones en
Siria. El paso de combatientes extranjeros del ISIS desde Turquía, al igual que
su salida hacia Europa, se verá a partir de ahora comprometido.
La
milicia kurda siria de las Fuerzas de Protección de Pueblo (YPG) —el núcleo de
la alianza rebelde que ha derrotado al ISIS en Manbij— sale reforzada de la
batalla, en la que ha vuelto a mostrarse como el principal aliado de EE UU
sobre el terreno. Para impedir el avance de los combatientes kurdos —que
Turquía asocia a la guerrilla separatista turca del Partido de los Trabajadores
del Kurdistán (PKK)— Ankara había fijado la ribera occidental del Éufrates como
una línea roja infranqueable. Integrado en Frente Democrático Sirio, el YPG
acaba de consolidar una cabeza de puente en el territorio vetado por el
Gobierno turco.
El
presidente Recep Tayyip Erdogan y su partido neoislamista teme que el
nacimiento de un cinturón kurdo de regiones semi independientes en las
fronteras siria e iraquí de alas a las reivindicaciones de autogobierno en el
vecino sureste de Anatolia, donde se concentran la mayoría de los más de 15
millones de kurdos de Turquía. Tras romper el alto el fuego vigente, el
Ejército turco y la guerrilla del PKK —que se alzó por primera vez en armas en
1984— libran desde hace un año intensos enfrentamientos que han arruinado el proceso
de paz iniciado en 2013.
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