Revista
Proceso # 2076, a 14 de agosto de
2016-
México
diabético/RODRIGO VERA
El
sector salud del país enfrenta un profundo colapso clínico-financiero que el
director general del IMSS, Mikel Arriola, describe alarmado como una
“emergencia sanitaria”, ocasionada por
el explosivo incremento en el padecimiento de la diabetes. De hecho, esta
enfermedad es ya la principal causa de muerte y de miles de amputaciones e
incapacidades permanentes, lo que pone a la institución en serias dificultades
financieras, además de confrontar su capacidad clínica. Las causas: malos
hábitos alimenticios y fallas en las hasta hace poco inexistentes estrategias
de prevención.
Al
tiempo que habla del alarmante incremento de muertes y lisiados que está
arrojando la enfermedad de la diabetes, Mikel Arriola, director del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS), se toma la frente con la palma de la mano y
comenta preocupado:
“Tenemos
encima un problema muy grande. Los datos son escalofriantes: el 70% de los
mexicanos tienen sobrepeso y obesidad y, por lo tanto, están en riesgo de
contraer diabetes. Tan sólo aquí en el IMSS, en 2014 murieron por diabetes 20
mil de nuestros beneficiarios, que representan 16% de defunciones. Es nuestra
primera causa de mortalidad.”
–¿Y
cómo están las estadísticas en el resto del sector, como en el ISSSTE, la
Secretaría de Salud o incluso el sistema hospitalario privado?
–Es
difícil saberlo. Pero las principales causas de mortalidad en todo el sistema
de salud son la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. En algunas
instituciones estas últimas pudieran estar por encima de la diabetes, pero de
manera muy marginal, de manera que sería ocioso comparar cuál es la primera o
la segunda causa de muerte.
–¿Cómo
se llegó a este dramático escenario?
–Los
estudiosos del fenómeno coinciden en que a partir de los años setenta se empezó
a dar esta transición epidemiológica y comenzó a crecer la mortalidad, aunque
en esa década todavía no era motivo de preocupación porque la prevalencia de la
diabetes era muy baja.
“Sin
embargo, se consolidaba entonces una migración muy importante del campo a la
ciudad y también una fuerte incorporación de las mujeres a la vida laboral.
Disminuyó la preparación de los alimentos en casa, dando lugar al creciente
consumo de alimentos industrializados con alta cantidad de azúcares refinadas,
grasas saturadas y sodio. También se incrementó el sedentarismo y, por
consiguiente, el exceso de peso corporal entre la población. De manera que son
multifactoriales las causas de la diabetes, que desde los setenta no ha dejado
de crecer.”
El
director del IMSS da cifras de este constante incremento: en el año 2000, 4.6%
de la población era diabética; para el 2006 subió a 7.3%, y en 2012 –la última
estadística– se disparó a 9.2%.
Señala
que la enfermedad pega con más fuerza a los adultos mayores: el 26% de las
personas entre 60 y 69 años son diabéticas, así como 20% de los mayores de 69.
Aclara
sin embargo que existe un subregistro, pues en México “hay muchas personas que
son diabéticas y aún no lo saben, ni tampoco el sector salud”, comenta Arriola.
Muchas
otras acuden al médico hasta que ya tienen fuertes complicaciones a causa de
ese padecimiento. Comenta:
“Sobre
este punto le doy una cifra muy dramática: el 20% de los diabéticos que llegan
al IMSS lo hacen a través del área de urgencias, lo cual significa que nosotros
no los pudimos detectar a tiempo.”
Éstos
ya llegan, agrega, con serios problemas en la vista (retinopatía), en la
circulación sanguínea o con insuficiencias renales, entre otras afecciones.
Agrega
Arriola:
“Estas
incapacitaciones provocadas por la diabetes nos están pegando cada vez más en
el IMSS. Le pongo dos ejemplos: en 2014 realizamos 14 mil amputaciones,
mientras que 2 mil derechohabientes resultaron con incapacidades permanentes
ese mismo año.”
Indica
que atender estas complicaciones diabéticas acarrea altísimos y crecientes
costos económicos para todo el sector salud. Preocupado, vuelve a ejemplificar
con el IMSS:
“Nuestro
presupuesto anual es actualmente de 303 mil millones de pesos. El 15% –que son
42 mil millones– ya lo estamos gastando en la diabetes, que requiere
incrementos de gasto mucho muy acelerados.”
–¿Qué
cantidad gastan por dotación de insulina o por hemodiálisis a sus pacientes?
–Con
la insulina no tenemos problema, pues afortunadamente la compramos muy barata.
Pero tan sólo una persona con diálisis o hemodiálisis nos cuesta alrededor de
220 mil pesos al año. ¡Imagínese! Y actualmente estamos atendiendo a 70 mil
diabéticos que están en hemodiálisis. Sólo ellos nos representan un gasto anual
de 6 mil millones de pesos. ¡Es incosteable! Por eso, repito, un diabético es
el peor escenario para el sistema de salud.
–¿Qué
medidas deben tomarse entonces para combatir este grave problema?
–Dar
un viraje en la política de salud. Un viraje que vaya de lo curativo a lo
preventivo, pues si no lo hacemos no podemos sostener los altos costos que
representa la enfermedad. Aquí en el IMSS nuestra política ha sido más curativa
que preventiva. Nos dedicábamos a esperar a quienes llegaban enfermos. Ese
modelo ya se agotó.
Costosos
errores
“¿Cuál
fue el error o la omisión del sistema? No informar desde edades tempranas sobre
los factores de riesgo. Segundo error: no se generó un mecanismo con buena
información estadística para localizar riesgos. Yo puedo hacer 30 millones de
análisis de diabetes. Pero si los hago con información estadística a 30
millones de personas que ya están aproblemadas, pues entonces voy a ser mucho
más asertivo. Ya estamos trabajando en ese camino.”
Indica
que ahora se necesita “educar en materia de prevención desde edad muy
temprana”, ser “más certeros” en detectar a la población de alto riesgo y,
finalmente, lograr controlar su peso y talla para que no caigan en la obesidad.
–¿Combatir
el sobrepeso y la obesidad es combatir la diabetes?
–Sí,
por supuesto. Y combatirla desde la infancia, pues actualmente 34% de nuestros
niños son obesos, así como 35% de nuestros adolescentes. Por lo pronto, en
nuestras guarderías, donde atendemos a 200 mil niños de uno a cuatro años de
edad, ya no les damos comidas con azúcar refinada, grasas saturadas y sodio.
“Contra
la obesidad y la diabetes debemos hacer un ejercicio parecido al que se hizo
contra el tabaquismo; a partir de la década de los noventa los sistemas se
volvieron prohibicionistas, se impidió fumar en espacios cerrados y se creó
conciencia de que fumar era un verdadero riesgo para la salud que provocaba la
muerte.”
Señala
que estas “regulaciones y prohibiciones” ya están contenidas en la Estrategia
Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la
Diabetes, presentada en abril de 2013 por el presidente Enrique Peña Nieto.
Implementada
por varias secretarías de Estado –particularmente la de Salud y la de Educación
Pública– dicha estrategia dio pie para continuar prohibiendo los llamados
alimentos “chatarra” dentro de las escuelas públicas y privadas –medida que ya
había tomado el gobierno de Felipe Calderón–. Aparte, en enero de 2014, entró
en vigor un impuesto de 10% a los refrescos y demás bebidas azucaradas a fin de
disminuir su consumo.
Otros
programas federales fueron Ponte al 100 y Muévete en 30, para fomentar el deporte
y bajar los altos índices de obesidad. Estos proyectos –que debían ejecutar
sobre todo los institutos del deporte estatales– iban acompañados de un plan
alimenticio y una guía de ejercicios.
En
el marco de esa misma estrategia, el sector salud empezó a lanzar campañas
mediáticas para promover un “estilo de vida saludable” a base de “alimentación
sana” y “actividad física”, sobre todo a través de spots radiofónicos y
televisivos.
Algunos
gobiernos estatales implementaron por su cuenta disposiciones encaminadas a
objetivos similares; tal fue el caso del programa de las “ciclobicis” y las
“ciclovías” que alentaron el uso de la bicicleta en la Ciudad de México.
Sin
embargo, algunas organizaciones civiles, como el Poder del Consumidor y la Red
por los Derechos de la Infancia en México, han venido protestando porque
–aseguran– la comida “chatarra” sigue vendiéndose en seis de cada 10 escuelas
del país, además de que en éstas no hay una oferta de alimentos sanos y de
calidad, por lo que los niños no tienen opciones saludables.
A
su vez, algunos directivos de instituciones deportivas estatales han sostenido
que Ponte al 100 fue un “intento fallido” ante la carencia de recursos para que
los promotores del proyecto realizaran sus actividades en los municipios y espacios
públicos (Proceso 2026).
Gisela
Ayala, directora de la Federación Mexicana de Diabetes, la más fuerte
organización civil en materia de prevención de la enfermedad, opina:
“La
estrategia del gobierno federal para combatir la diabetes está muy bien y es
muy completa, pues involucra hasta al sector agropecuario. Pero lamentablemente
está fallando en su implementación.”
Y
agrega:
“Las
campañas informativas sólo inciden muy por encimita entre la ciudadanía. Una
cosa es información y otra, educación. Puedes estar perfectamente informado
sobre lo que debes hacer para bajar de peso, o para controlar tu diabetes, y
sin embargo no actúas. Esa es la gran diferencia.”
–¿Cuál
es la solución entonces?
–Combinar
la atención médica con la alimentación, el ejercicio y el automonitoreo. Claro
que esto requiere disciplina. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud
revela que, después de seis meses de someterse a este tipo de tratamientos, 40%
de los pacientes desiste. Éstos después caen en mayores complicaciones.
“Y
precisamente el creciente número de diabéticos que pierden la vista son
amputados o tienen problemas cardiovasculares, son una pesadísima carga para el
sistema de salud, que está temblando ante el gravísimo problema de la diabetes
en México. De seguir así las cosas, llegará un momento en que ya no podrá más.
“Pero
además hay un subregistro en cuanto al número de diabéticos ¿Sabemos cuántos se
atienden solamente en las Farmacias del Ahorro? ¿Cuántos lo hacen en los
hospitales Ángeles? ¿O cuántos de plano no se atienden? … No lo sabemos.”
Indica
que en los últimos años se han creado varias organizaciones de la sociedad
civil para combatir el problema, entre ellas la Federación Mexicana de
Diabetes, que ya aglutina a 20 asociaciones a nivel estatal, realiza congresos
anuales y publica la revista especializada Diabetes hoy.
Detalla:
“La
federación educa en todo lo que tiene que ver con la diabetes, tanto en su
prevención como en su control para quienes ya la tienen. Damos planes de
alimentación, de ejercicios o de automonitoreo. Nuestros afiliados son
diabéticos o tienen familiares que lo son. Estas experiencias marcan y hacen
que nos apoyemos mutuamente.”
Ayala
menciona otra grave situación social a la que se enfrenta la población: “En
muchos centros urbanos se vive cada vez más en un entorno al que los
especialistas llaman ‘obesogénico’, porque provoca que la gente tenga una muy
reducida movilidad física y consuma vorazmente alimentos ‘chatarra’ que le
generan obesidad y diabetes”.
Hasta
en las áreas rurales, indica, “la población disminuyó su actividad física y
aumentó el consumo de refrescos y alimentos con altas calorías”.
El
mismo documento rector de la Estrategia Nacional para la Prevención y el
Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, menciona este entorno
obesogénico al que ya se está expuesto desde la niñez, y el cual se caracteriza
por el sedentarismo y un constante bombardeo publicitario de “alimentos
industrializados”.
En
una sociedad donde el urbanismo salvaje se impone, se habita cada vez más en
espacios pequeños y las áreas verdes se reducen, “la clase de educación física
y el recreo son las únicas oportunidades de los niños para realizar actividad
física”, agrega el documento, elaborado por varios organismos del sector
público, social y privado.
Sin
embargo, hasta esos momentos de juegos escolares están desapareciendo. Y cita
el caso de los planteles educativos en la Ciudad de México:
“Dentro
de las clases de educación física, se realizan en promedio nueve minutos por
semana de actividad moderada o intensa. Dentro de las escuelas se han
encontrado limitaciones de espacio, materiales y recursos humanos para llevar a
cabo actividades de educación física. En el recreo la actividad física es
reducida, ya que la mayor parte del tiempo está dedicado a la compra y el
consumo de alimentos y no existe organización para promover la actividad
física.”
Señala
que “la inactividad ha ido permeando en todos los grupos poblacionales, desde
la infancia hasta la población adulta y adulta mayor. Un ejemplo de esto es que
16% de la población en su tiempo libre prefiere descansar, un 15% ver
televisión y sólo 4% hacer deporte”.
Mikel
Arriola recalca enérgico:
“Tenemos
que parar estas tendencias de la obesidad y la diabetes con medidas de política
pública. Tenemos las herramientas para lograrlo. Ya basta de que los intereses
comerciales estén por encima de la salud. Daremos un viraje de lo curativo a lo
preventivo. Pero de a de veras… ¡de a de veras!”
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