"...Los narcos, salvo los Zetas, realmente no matan a periodistas al menos que de plano des santo y seña de su paradero, de sus rutas u otras cosas extremadamente comprometedoras...,"
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Relatos de Olivier: Historias de Narcos
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Relatos de Olivier: Historias de Narcos
By El Caribe News on mayo 18, 2017
Un día conocí a un vecino de un amigo allí en Culiacán. Nos invitó a mi amigo y a mi a comer carne asada. El susodicho celebraba algún cargamento de drogas que llegó exitosamente a Estados Unidos.
El vecino, Juan Torres, me preguntó a qué me dedicaba yo. Le contesté que era periodista. Me presentó a un hombre de nombre Chalo Araujo, un poderoso sicario a cargo de la seguridad de El Mayo Zambada.
Tan poderoso que era protegido por militares, federales y ministeriales. Sobrevolaba un helicóptero del gobierno vigilando su seguridad. Les caí bien y me dijeron que si me gustaría acompañarles a una cena al Palacio de Gobierno con el entonces gobernador Juan Millán.
Yo les dije que conocía al político ratero, y que sí quería acompañarles hasta la entrada para confirmar la cena y sus asistentes, pero que no entraría porque no me convenía. Aceptaron. La noche de la cena me recogieron horas antes y me llevaron a casa de Juan Torres donde contaban dólares y los metían a un maletín.
Sí, como de película. Eran 200 mil dólares en efectivo. Juan Torres me dijo que eso costaba la cena con Juan Millán. No lo podía creer hasta que los acompañé y los vi a lo lejos entregar el dinero al entonces secretario general de gobierno, Gonzalo Armienta Calderón.
A esa cena, según me platicó el mismo Chalo Araujo, llegaron otros grandes narcos que pagaron hasta el millón de dólares. Me retiré cimbrado porque sabía que sucedían pero nunca lo había visto con mis propios ojos. Posteriormente, ávido de información, visité a Juan Torres y le pregunté que le dieron a cambio a parte de una cena.
Me contestó que garantía de libre tránsito de cargamentos de drogas por el estado, incluyendo un número telefónico especial en caso de cualquier atorón. Me enseñó la tarjeta. Inmediatamente reconocí el número como uno de gobierno, pero para no especular, memoricé el número y lo marqué posteriormente desde un teléfono público.
Confirmado, contestó una mujer diciendo, “secretaría general de gobierno, qué podemos hacer por usted el día de hoy don Chalo”. Con esta anécdota quiero dejar dos cosas bien claras: que los narcos, salvo los Zetas, realmente no matan a periodistas al menos que de plano des santo y seña de su paradero, de sus rutas u otras cosas extremadamente comprometedoras.
Después de más de 15 años de investigar de cerca, desde adentro, el narcotráfico puedo asegurar sin lugar a equivocarme que los que sí matan a periodistas son las autoridades cuando creen que su vínculo con narcos ha sido expuesta o cuando sus actos de corrupción son dadas a conocer en los medios. El ejemplo claro es El Mayo e incluso El Chapo, quienes les gusta que el mundo sepa lo poderosos que son y las obras que hacen.
Igualmente, quiero recordarles de la reunión secreta en el Cinépolis de Culiacán entre Rodolfo Carrillo Fuentes — hermano del Señor de los Cielos — y Juan Millán. A la salida de esa renombrada reunión, asesinaron a Carrillo Fuentes en el estacionamiento del cine. Allí cerca estaba el gobernador, quien al ver a su amigo y benefactor asesinado ordenó a su helicóptero guaruda ir atrás de los asesinos.
Eso fue en la noche y, sin embargo, les dieron alcance a los asesinos y desde el aire,hacia las afueras de la ciudad, por allá en el Rosal Enfermo, cerca del Seminario — edificio impactante financiado por narcos — fueron acribillados los asesinos del narco.
Entonces, hago la pregunta que más bien es retórica: ¿porqué un grupo de hombres fuertemente armados y encapuchados pueden asesinar a un periodista (Javier Valdez Cárdenas) a plena luz del día, muy cerca de las instalaciones de la UMIP — Unidad (asesina) Modelo de Investigación Policial — sin que nadie sepa nada y sin que se de con los sicarios? Porque son policías élite que se encargan de asesinar a los enemigos de los políticos y funcionarios poderosos de Sinaloa.
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