PROCESO 2129, 19 DE AGOSTO DE 2017
El homenaje al arzobispo Romero, “giro extraordinario” de la Iglesia/IRENE SAVIO
L’Osservatore Romano publicó un suplemento especial el domingo 13 con motivo del centenario del nacimiento del obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980. Para el vaticanólogo catalán Rossend Domenech, eso constituye un “giro extraordinario” del pontificado de Francisco, sobre todo porque aparece justo cuando el ala progresista del Vaticano está enfrascada en una polémica con los fundamentalistas católicos de Estados Unidos que, entre otras cosas, llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
ROMA.- La semana anterior, con motivo del centenario de su natalicio, el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, representante de la Teología de la Liberación ejecutado por los escuadrones de la muerte de su país el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en la catedral de El Salvador, fue homenajeado por el Vaticano.
El Vaticano recordó la efeméride de Romero –quien nació un 15 de agosto– justo cuando el ala progresista católica busca contener el fundamentalismo religioso que, entre otras cosas, contribuyó a la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.
La segunda semana de agosto, L’Osser-vatore Romano (LOR), el diario de los papas, anunció la publicación de un suplemento especial sobre el sacerdote: “La pérdida de monseñor Romero tuvo algunas consecuencias directas del todo inesperadas. Se trata de la proliferación de sectas”, escribió Silvina Pérez, directora de la edición en español de LOR.
El documento, fechado el domingo 13, consta de 16 páginas e incluye textos alusivos a Romero.
Días después, Vincenzo Paglia, el fiscal defensor de la causa de canonización de Romero –quien fue beatificado el 23 de mayo de 2015–, informó que el sacerdote salvadoreño podrá ser santo en 2018, después de años de boicot en su país y de la renuencia del propio Vaticano durante el papado de Juan Pablo II.
En tanto, en el Vaticano son cada vez más crecientes los rumores sobre una probable visita del papa Francisco a El Salvador, donde la semana pasada se recordó a Romero.
A esos esfuerzos se suman los llamamientos y artículos de teólogos y sacerdotes quienes proponen justamente a Romero como la antítesis de la visión política y conservadora que hoy afecta los temas de la agenda internacional, empezando por las políticas migratorias.
El teólogo y periodista Marcelo Figueroa comenta a Proceso: “Romero está claramente reapareciendo en momentos en que la religión está saliendo de los templos (…) cuando ya ha avanzado una visión política y conservadora de la religión ligada a la sobreespiritualización y una religión alejada de los pobres y de los marginados. No tener en consideración esto es miope”.
Añade: “Claramente los asesores de (el presidente Donald) Trump forman parte de círculos fundamentalistas e integristas que tienen esa visión de la supremacía del blanco cristiano sobre los otros (…) Por eso, hoy más que nunca, tiene importancia la figura de Romero”.
El anti-Trump
El propio Figueroa, protestante y considerado uno de los confidentes más cercanos de Francisco, se ha visto inmerso en los últimos meses con representantes del conservadurismo religioso.
Junto con el jesuita Antonio Spadaro –otro íntimo de Francisco, autor de varios libros-entrevistas con el papa argentino–, Figueroa escribió un artículo en la revista religiosa La Civiltà Cattolica titulado “Fundamentalismo evangélico e integrismo católico en Estados Unidos, un ecumenismo sorprendente”.
El texto, como ocurre en estos casos, fue revisado y aprobado por la Secretaría de Estado vaticana y, según el diario italiano La Repubblica, también por el secretario para las Relaciones con Estados Unidos, Paul Richard Gallagher, y el propio Francisco.
En ese texto, publicado el 13 de julio pasado, se hace una crítica a la xenofobia y la islamofobia del catolicismo integrista y del fundamentalismo evangelista, su creciente influencia en el gobierno de Estados Unidos, así como la desviación teológica del maniqueísmo, una postura que divide al mundo entre el Bien y el Mal y sitúa a los inmigrantes musulmanes como una amenaza para Estados Unidos.
Figueroa y Spadaro escribieron: “Especialmente en algunos gobiernos de Estados Unidos de las últimas décadas se notó el creciente papel de la religión en los procesos electorales y en las decisiones de gobierno: un papel también de orden moral en la identificación de lo que está bien y lo que está mal.
“En el fondo, la narrativa del terror que alimenta el imaginario de los yihadistas y de los neocruzados abreva en fuentes no demasiado distantes entre sí.
“En esta visión maniquea, las armas pueden asumir una justificación de carácter teológico, y hoy no faltan tampoco pastores que buscan para ello un fundamento bíblico, utilizando fragmentos de la Sagrada Escritura como excusas fuera de contexto”.
Además tanto Figueroa como Spadaro denuncian unas posturas alejadas de los más pobres y marginados y, a la vez, señalan la unión de extremistas católicos y protestantes para oponerse a cuestiones como el aborto y los matrimonios de personas del mismo sexo.
“No ocurre sólo en Estados Unidos, también pensemos en la influencia de ciertos pastores en Brasil o en Colombia, donde incluso se han opuesto a la firma de los acuerdos de paz”, comenta Figueroa a Proceso.
Unas intervenciones, éstas, que remiten también a las estadísticas. De acuerdo con The Pew Research Center Survey, más de 10 millones de latinoamericanos han abandonado el catolicismo por pentecostalismo, el movimiento evangélico de iglesias y organizaciones cristianas más grande, en las últimas décadas. De hecho, el estudio añade que dicho giro se ha producido en una generación, en un fenómeno que los expertos vinculan también con la masiva llegada de pastores procedentes de Estados Unidos a Latinoamérica en décadas pasadas.
Advertencia a Francisco
El artículo de Spadaro y Figueroa no ha dejado de suscitar las reacciones más furibundas en los ambientes más conservadores. Samuel Gregg, director de investigación en el Instituto Acton, critica con vehemencia las posturas de Spadaro y Figueroa en su artículo “Acerca del artículo extraño, inquietante y antiamericano de La Civiltà Cattolica”, publicado por The Catholic World Report.
Según Gregg, las afirmaciones de Figueroa y Spadaro “son poco convincentes y desinformadas”.
Y expone: “Sin duda, el deseo del poder motiva a algunos actores internacionales. Pero también es importante reconocer que ciertas ideas –como el marxismo, el leninismo, el yihadismo islamista o el nacionalsocialismo– han llevado a los movimientos trasnacionales y a los Estados nación a actuar con malignidad porque las ideas mismas son malignas”.
Además de sus apreciaciones negativas sobre los dos autores del texto publicado en La Civiltà Cattolica el 13 de julio último, Gregg desliza también una sutil crítica y una advertencia a Francisco: “Simplemente no está en los intereses de la Iglesia universal desarrollar o fomentar comprensiones sustancialmente falsas de Estados Unidos o del mundo anglosajón de manera más general.
“El mayor daño es la credibilidad de la Santa Sede como serio contribuyente a los asuntos internacionales. Y eso no beneficia a nadie; menos aún al papa Francisco.”
A su vez, Thomas Williams, quien escribe en la página web ultraderechista Breitbart, cuya matriz está en Los Ángeles, California, comentó: “Los consejeros del Papa vituperan a los cristianos americanos (…) Las generalizaciones indiscriminadas de Spadaro y Figueroa son preocupantes y denotan el nivel que tienen los consejos que recibe el papa Francisco de sus asesores más cercanos”.
Estas reacciones no han hecho retroceder al ala progresista del Vaticano. Y en El Salvador, su país natal, Romero ha recibido numerosos homenajes con motivo del centenario de su nacimiento.
“Monseñor Óscar Arnulfo Romero es un santo de nuestros días; es el obispo mártir con corazón de padre que se preocupó de las mayorías pobres; él es un modelo para los pastores”, escribió José Domingo Ulloa, arzobispo metropolitano de Panamá y presidente de la Conferencia Episcopal Panameña en el suplemento especial de LOR.
Ulloa recordó también que la ONU proclamó el 24 de marzo como Día Internacional por el Derecho a la Verdad acerca de las graves Violaciones de los Derechos Humanos y la Dignidad de la Víctimas.
El martes 15 –el día del centenario de Romero–, el diario español El País publicó un artículo de Juan José Tamayo, director de la cátedra de teología y ciencias de las religiones Ignacio Ellacuría, de la Universidad Carlos III de Madrid. Vinculado a la Teología de la Liberación, Tamayo argumenta que es necesario recuperar la figura de Romero y, sobre todo, su desafío al gobierno de Estados Unidos.
“Hubo que esperar al papa Francisco para que se le devolviera (a Romero) el reconocimiento que merecía como mártir por la justicia y testigo del Evangelio –escribe–. Tras su beatificación, Romero está hoy en boca de todos y es objeto de culto popular.
“Urge recuperar su figura profética y liberadora (…) Sí, al imperio norteamericano. Y lo hizo a través de una carta dirigida al presidente de Estados Unidos Jimmy Carter el 17 de febrero de 1980, cuando tuvo noticia de que iba a enviar ayuda económica y militar a la Junta de Gobierno de su país.”
Asimismo, Romero es uno de los patronos propuestos por la Iglesia para la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará del 22 al 27 de enero de 2019 en Panamá.
“Su herencia pastoral, basada en un grande esfuerzo para que las reformas del Concilio Vaticano II no se interpretasen en clave de ruptura, ha permitido retomar además un protagonismo histórico de solidaridad con los pobres de América Latina que la Iglesia había perdido”, escribió Silvina Pérez en el suplemento especial dedicado a Romero.
El periodista catalán Rossend Domenech, un vaticanólogo con 40 años de experiencia, comenta a Proceso sobre el nuevo rol –“un giro extraordinario”– que se está dando a Romero y será uno de los legados más importantes del pontificado de Francisco.
“Cuando Romero fue beatificado, se ilustró que en el Vaticano el proceso de beatificación fue marginado durante mucho tiempo. Todo ha cambiado con el papa Francisco.
“Poco antes de su homicidio, Romero vio a Juan Pablo II en Roma y le habló de la situación en El Salvador. También le dijo que lo habían amenazado de muerte. El Papa minimizó esos temores, diciéndole: ‘¡No exagere, monseñor!’ Romero abandonó el Vaticano muy decepcionado”, cuenta Domenech.
Y remata: “El obispo lo reveló a un amigo suyo, en una escala en Madrid, de regreso a su país, según supimos los informadores que cubríamos la fuente en esos años”.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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