Los pilotos del avión siniestrado siguieron las instrucciones del sistema de estabilización del aparato, pero no pudieron hacerse con el control, según las autoridades del país, que descartan un fallo humano
SANDRO POZZI
La policía federal etíope en el lugar del accidente del vuelo 302 de Ethiopian Airlines el 10 de marzo. TIKSA NEGERI REUTERS
La investigación tardará aún entre seis meses y un año en completarse, pero los resultados preliminares muestran una clara relación entre los dos accidentes, que se produjeron con una diferencia de solo cinco meses. Las autoridades etíopes insisten, además, en que el B737 MAX de Ethiopian Airlines estaba en condiciones para volar y que sus pilotos contaban con la preparación necesaria para operarlo.
“Realizaron varias veces todos los procedimientos indicados por el fabricante, pero no fueron capaces de controlarlo”, explicó este jueves en una rueda de prensa la ministra de Transporte de Etiopía, Dagmawit Moges. La ministra descartó un fallo humano, aunque no dio detalles de lo que sucedió en la cabina. Solo dijo que el despegue del vuelo de Addis Abeba a Nairobi fue normal. Tampoco se han identificado signos de daños por objetos externos.
La investigación, basada en el informe preliminar que todavía no se ha publicado, apunta a un fallo en el software del sistema de estabilización, lo que provocó su caída en picado. El origen del problema estaría en un sistema automatizado que diseñó Boeing para ayudar a compensar el cambio en el punto de gravedad del B737 MAX, que tiene unos motores más grandes y más adelantados en las alas. El MCAS, como se conoce en sus siglas en inglés este sistema, hace que el avión se estabilice en caso de que se incline demasiado hacia arriba. Pero este mecanismo inclinó la aeronave siniestrada hacia abajo, de forma automática para estabilizarlo. Al no tener suficiente altura, acabó estrellándose sin que el piloto pudiera enderezarlo.
Como en el caso del siniestro de la compañía Lion Air en Indonesia, el ordenador de a bordo recibió datos erróneos del sensor de ángulo de ataque que está situado en la parte delantera del fuselaje. Dagmawit explicó que el avión inclinó el morro hacia abajo varias veces. La ministra pidió tanto a Boeing como a las autoridades reguladoras que revisen el sistema de estabilización del B737 MAX para asegurarse de que se diseñó correctamente.
Por su parte, el director ejecutivo de Ethiopian Airlines, Tewolde GebreMariam, declaró en un comunicado que está "muy orgulloso" del "alto nivel de desempeño profesional" de sus pilotos. "Fue muy desafortunado que no pudieran recuperar el avión cuando empezó a caer en picado". La compañía aérea, la más grande de África, subrayó también que sus pilotos siguieron tanto las instrucciones de Boeing como los procedimientos de emergencia aprobados por la (FAA, por sus siglas en inglés).
El informe preliminar no establece las causas del siniestro, que pudo deberse a una combinación de múltiples factores, pero aumenta la presión sobre el fabricante, también por la vía legal. Los familiares de una de las víctimas estadounidenses presentaron este mismo jueves en Chicago una demanda contra Boeing, Rosemont Aerospace y Ethiopian Airlines. También hay una investigación penal en curso.
La familia de Samya Stumo, entre los 157 fallecidos en Etiopía, considera que fueron negligentes al permitir que el avión operara con un sistema de control del avión que era supuestamente defectuoso. La demanda cita las similitudes con el vuelo de Lion Air, que se estrelló en el Mar de Java con 189 personas a bordo de otro B737 MAX. Ambos aparatos cayeron en picado a los pocos minutos del despegue. La investigación preliminar de Lion Air ya mostró que los pilotos libraron una intensa batalla con el sistema MCAS antes de estrellarse. Stumo tenía 24 años y es sobrina de Ralph Nader, un conocido activista en cuestiones relacionadas con la protección del consumo.
Los vuelos del B737 MAX están paralizados desde hace tres semanas, a la espera de que los reguladores de la autorización para que vuelva a volar. La FAA acaba de crear un grupo de expertos integrado por la NASA y otras agencias reguladoras de la aviación para revisar la solución que propone Boeing. El proceso de certificación se iniciará en las “próximas semanas”, de acuerdo con el fabricante. El consejero delegado de la compañía, Dennis Muilenburg, participó esta semana en una demostración en vuelo con el nuevo MCAS.
Chris Hart, responsable de la agencia que regula la seguridad en el transporte, explica que la misión de esta task force es examinar el diseño del sistema de estabilización y como interactúa con los pilotos. De esta manera, pretenden determinar si son necesarias ulteriores mejoras a las presentadas la semana pasada por Boeing. La FAA, por su parte, insiste en que trabaja para “entender todos los aspectos del accidente”.
“Iremos adoptando las acciones apropiadas conforme vayamos conociendo más cosas sobre el siniestro y los resultados estén disponibles”, se limitó a decir la agencia tras publicarse el informe preliminar de las autoridades etíopes. Boeing sigue realizando pruebas en diferentes escenarios con el nuevo MCAS antes someter la aplicación final para su aprobación por parte de los reguladores.
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