4 jun 2019

Mons. Ignazio Sanna nuevo presidente dell'Accademia di Teologia

Mons. Ignazio Sanna nuevo presidente dell'Accademia di Teologia
La Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció este lunes 3 de junio que el Papa nombró Presidente de la Pontificia Academia de Teología a Monseñor Ignazio Sanna, Arzobispo emérito de Oristano y Académico “ad honorem” de la mencionada Academia Pontificia. Sucede al Profesor Réal Tremblay, Profesor emérito de la Fundación Alfonsiana.
¿Quién es Monseñor Sanna?

Ignazio Sanna nació en Orune, en la Provincia de Nuoro, el 20 de febrero de 1942. Estudió primero en el Seminario Episcopal de Nuoro, luego en el Seminario Regional de Cuglieri y, finalmente, en el Seminario Mayor Romano. Fue ordenado sacerdote el 11 de marzo de 1967, en la iglesia parroquial de Orune, incardinándose en la diócesis de Nuoro. 

En 1968 se unió a los sacerdotes estudiantes de la Pontificia Academia Eclesiástica. El 30 de abril de 1970 se licenció en Teología en la Pontificia Universidad Lateranense, el 23 de marzo del mismo año en Filosofía en la Universidad "La Sapienza" de Roma y el 21 de junio de 1972 en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Lateranense.
Desde 1974 forma parte del Instituto Secular de Sacerdotes Diocesanos de Schönstatt. 
En 1983 fue nombrado capellán de Su Santidad. 
El 22 de abril de 2006 fue nombrado Arzobispo Metropolitano de Oristano por el Papa Benedicto XVI. Recibió la ordenación episcopal en la catedral de Oristano el 25 de junio siguiente del Cardenal Camillo Ruini. 
En marzo de 2017 el Papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Oristano, presentada al cumplir 75 años, con la fórmula "nunc pro tunc", prorrogando su mandato como Arzobispo Metropolitano de la ciudad por otros dos años. 
Desde el 25 de septiembre de 2017 hasta el 24 de mayo de 2018 fue nombrado presidente interino de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, el anuncio y la catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana.
El 3 de octubre de 2017 fue elegido Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Cerdeña.
 El 4 de mayo de 2019, el Papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Oristano, hoy fue nombrado Presidente de la Pontificia Academia Teológica.
La Pontificia Academia de Teología
Dedicada a la formación de los teólogos, la misión de la Academia es promover el diálogo entre la fe y la razón y profundizar la doctrina cristiana siguiendo las instrucciones del Papa. La tarea de los académicos es "presentar la inteligencia de la Revelación y el contenido de la fe".
Fue instituida canónicamente por el Papa Clemente XI mediante la carta del 23 de abril de 1718. Posteriormente la Academia fue apoyada y fortalecida para el trabajo de los Papas Benedicto XIII, Clemente XIV, Gregorio XVI y Juan Pablo II. Los dos últimos Papas renovaron sus estatutos el 26 de octubre de 1838 y el 28 de enero de 1999, respectivamente.
¿Qué es y qué hace la Pontificia Academia de Teología?
Según indica el Pontificio Consejo para la Cultura, dicasterio al que está asociado la Pontificia Academia de Teología, esta institución fue fundada en Roma y recibió sus primeros estatutos del Papa Clemente XI en 1718.
“Creada como sede de las ciencias sagradas con el fin de formar teólogos bien preparados, la Academia tiene la misión de promover el diálogo entre la fe y la razón, así como profundizar la doctrina cristiana”, señala el sitio web.
Esta tarea se realiza siguiendo las indicaciones del Papa “para presentar el mensaje cristiano de modo que corresponda a las exigencias de nuestro tiempo”.
Como base para su misión, la Pontificia Academia de Teología tiene a la encíclica Fides et ratio del Papa San Juan Pablo II, donde se precisa que la tarea de este organismo “consiste en el presentar la inteligencia de la Revelación y el contenido de la fe” que se expresan en el tiempo y en las culturas.
“Una de las principales tareas de los académicos consiste en comprender la verdad revelada y presentarla a los hombres de hoy, para que reciban el mensaje de Cristo y lo encarnen en la propia vida y en la propia cultura, como fuente inagotable de renovación, tanto en el campo de la fe como de la moral”, indica el sitio web.

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