Noroeste, 29/12/2019
‘Rubén Rocha está ante su última oportunidad de pasar a la historia de Sinaloa y debería jugarla sin muletillas, con el score de la marca, sin sacrificar convicciones, apoyos e ideas progresistas. Al acercarse a Cuén y al PAS manda el mensaje equivocado, se le ve inseguro, titubeante, desesperado’
La fórmula morenista Rubén Rocha e Imelda Castro, para el Senado de la República, había ganado ampliamente la elección de julio de 2018. Surgía de las urnas una oportunidad para el cambio en la UAS capturada por el grupo político del ex Rector Héctor Melesio Cuén Ojeda desde 2004.
Rocha, el ex Rector que durante la campaña había puesto en el centro de su campaña el tema de la UAS, y apareció en la institución una corriente de apoyo a su fórmula y él la compensó con declaraciones en contra del cacicazgo existente.
“Yo tengo, dijo duro en campaña, la convicción de que hay en la UAS lamentablemente una sobreposición de un partido político en la estructura universitaria y eso se llama violación de la autonomía universitaria”.
Además, sostuvo, “La universidad no puede estar impactada por un dogma político de un partido que pretende que todo mundo actúe debido al programa y de los contenidos y el ideario de ese partido...”.
Ya con la constancia del triunfo de mayoría en la mano ratificó su convicción: “A que la Universidad recupere su autonomía y para que no esté bajo la tutela de un partido político” (el PAS). Por lo que “el Consejo Universitario debe retomar el mando de la universidad y despojarse del “liderazgo moral”, del ex Rector, Héctor Melesio Cuén Ojeda”.
Y aún más: “La universidad no puede estar impactada por un dogma político de un partido que pretende que todo mundo actúe debido al programa y de los contenidos y el ideario de ese partido...”.
A un año y medio de aquellas declaraciones de esperanza el Senador en funciones y presidente de la Comisión de Educación, donde ha sido artífice y defensor de la nueva ley de educación, que le ha ganado el reconocimiento de un sector del magisterio nacional y del propio Presidente de la República, tiende a matizar sus puntos de vista sobre la conducción de la UAS y se aleja penosamente de su base de apoyo.
Coincide, esta matización, con que se le ha visto conversando en el Restaurante El Cardenal del Hotel Hilton, de la Ciudad de México, con la Senadora Imelda Castro, Héctor Melesio Cuén Ojeda y un cuarto personaje.
Después ofrece una conferencia magistral a principios de este mes en la Torre Académica, dicho de paso es después de Jorge Medina Viedas, el único ex Rector que regresa por la puerta grande a la Casa Rosalina, el resto son representantes de lo viejo, de aquel pasado “que algunos quieren regresar”.
Está fresco todavía el recuerdo de cuando en septiembre de 2017 se le negó el ingreso al edificio central al ex Rector Audómar Ahumada, quien ilusamente pensó que podría recordar su ingreso hace 50 años a la Facultad de Economía, depositando un ramillete de flores ante el busto de Rafael Buelna y en la placa conmemorativa del crimen que se cometió el 7 de abril de 1972 en contra de los estudiantes María Isabel Landeros y Juan de Dios Quiñónez Domínguez, lo que mostró el sentido patrimonial que ejerce este grupo sobre la UAS.
Rocha, sin duda es un político agradecido lo que eso signifique en política, luego de la conferencia los periodistas le preguntaron sobre su “convicción” de julio de 2018 y las iniciativas de reforma universitaria. Seguramente muchos de los reporteros esperaban que la ratificara, pero no fue así, se le vio parcial, errático, cuenista.
Dijo en ese momento: “No puedes partir de una sola iniciativa cuando, a las vistas, tiene conflictos de confrontación. Hay que recibir la opinión de la UAS. No puede hacerse aislado, hay que poner los piecitos en la tierra. No podemos ir contra una institución por motivaciones de tipo político. Sí, veo que hay motivaciones (políticas)”.
Esta declaración coincide en forma y contenido con la iniciativa del Rector Guerra Liera que busca reformar el artículo 92 constitucional, para que no sean discutidas las iniciativas presentadas sin antes ser discutidas y avaladas por la propia institución.
Así lo dijo Guerra Liera el 26 de junio de este año: “Sin el respeto a la autonomía estuviéramos débil. Las iniciativas han sido impulsadas por individuos universitarios (sic) que no representan el sentir de la universidad. Queremos que la ley quede tal y como está”.
Y este despropósito del Rector busca hacerlo ley a través del sindicato de rectores organizado en la ANUIES. Sin embargo, esto no ha prosperado, “aunque me paren todo el país”, dijo en una declaración de AMLO, quien tiene claro que hay que revisar a fondo la situación de las universidades públicas para combatir sus cacicazgos.
Más todavía, recientemente vino a Culiacán Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública, quien declaró sin ninguna cortesía a sus anfitriones: “Hay universidades que tienen dueño”, en clara referencia al cacicazgo de Héctor Melesio Cuén, lo que nos lleva a preguntar:
¿A qué le tira Rubén Rocha haciendo contrapunto a la postura del gobierno federal? ¿Acaso son mayores los incentivos en alinearse a la postura “autonómica” de quienes dirigen la centenaria casa de estudios que mantener su postura inicial? y, en todo caso, si hay detrás su cálculo político por la aspiración a la gubernatura del estado, ante la posibilidad de una alianza hegemonizada por los grandes empresarios y el PRIAN, ¿no sería mejor presentarse como un personaje congruente y digno representante de la 4T?
Rocha Moya, en las encuestas de percepción es el mejor posicionado para alcanzar la nominación de Morena. Y en condiciones normales necesitaría aliados electorales. Pero no lo estamos. Las diferentes encuestas arrojan que la marca Morena está sólida en el imaginario de la población y es altamente probable que bastase un candidato sin titubeos, firme con una concepción reformista para el estado, con una oferta de políticas públicas adecuadas a los niveles de exclusión social, para tener un candidato de lujo, para ganar de nuevo ampliamente.
Sinaloa fue el estado que aportó más votos a Morena del norte del país ¿para qué andar con pequeñeces y titubeos?
Rubén Rocha está ante su última oportunidad de pasar a la historia de Sinaloa y debería jugarla sin muletillas, con el score de la marca, sin sacrificar convicciones, apoyos e ideas progresistas.
Al acercarse a Cuén y al PAS manda el mensaje equivocado, se le ve inseguro, titubeante, desesperado.
Cuando en este momento lo que manda es la proactividad, llenar los vacíos que hay en la política sinaloense, poner sobre la mesa la agenda progresista del próximo gobierno y demostrar que no es un político que un día se compromete con una cosa y al día siguiente con otra diametralmente distinta.
El futuro de quienes hoy dirigen la UAS es que no tienen futuro. Porque no tienen futuro los cacicazgos universitarios. Y si bien, es necesaria una transición ordenada en la UAS, no debe ser privilegiando las alianzas electorales con quienes fueron derrotados en 2018 y es indispensable para dar paso a la nueva universidad.
Al tiempo.
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