Las columnas políticas hoy, a 10 de noviembre de 2020
TEMPLO MAYOR/Reforma
POR SUPUESTO que el Presidente tiene derecho a la ignorancia en lo que se refiere al proceso electoral en Estados Unidos, pues no está obligado a conocerlo. Pero lo que ya resulta preocupante es que no se deje asesorar por cualquiera de los expertos de la Cancillería y, sobre todo, que Marcelo Ebrard decida seguirle la corriente.
COMO si realmente importara en Washington su opinión, Andrés Manuel López Obrador sigue diciendo que no felicitará ni reconocerá a Joe Biden en tanto no se pronuncien las "autoridades electorales" de aquel país. En ese caso, el presidente mexicano va a tener que esperar sentado, porque formalmente es hasta el 8 de diciembre que los estados darán a conocer sus resultados oficiales.
De ahí, AMLO tendrá que esperar a que el 14 se reúnan y voten los colegios electorales, para luego, haaasta el 6 de enero el Congreso proclame el resultado oficial de la elección.
EL CANADIENSE Justin Trudeau ya tuvo su primera llamada telefónica con Biden para trabajar en la agenda bilateral, mientras el tabasqueño seguirá esperando en su banquito trumpista.
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FRENTES POLÍTICOS/Excélsior
1. Prudencia, aunque les pese. Mandatarios del mundo entero han felicitado a Joe Biden como futuro presidente de Estados Unidos. México y Brasil son las excepciones. Por algo será.
El Senado tampoco lo felicitará por su virtual triunfo porque Morena, la fuerza política que domina las decisiones de ese cuerpo legislativo, se sumó a la posición del presidente Andrés Manuel López Obrador de esperar hasta que termine el proceso. Ricardo Monreal, coordinador de la bancada morenista, expresó que “por mucho que las redes mediáticas estén atacando al Presidente, creemos que está actuando con sensatez; y en la mayoría senatorial respaldamos su actitud y su posición política.
La prudencia, la sensatez y la ecuanimidad son características que siempre deben acompañar a los gobernantes y estadistas”, dijo. ¿Qué, es tan difícil de entender? Calma.
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RAZONES/La Razón
• POLÍTICOS MEXICANOS SE DIVIDEN POR BIDEN
Nos cuentan que la elección en Estados Unidos ha dejado marcadas diferencias entre la clase política de aquel país, pero al parecer también polarizó las posiciones entre los políticos mexicanos.
Mientras el Presidente López Obrador ha preferido esperar para reconocer el triunfo del candidato demócrata, Joe Biden, senadores de oposición se adelantaron y ya lo mandaron felicitar. No son mayoría, pero sí es un buen número. Nos dicen que en la Cámara de Diputados podría haber un pronunciamiento similar, con lo que se estarían adelantando al Ejecutivo y dejar más evidente aquello de que la forma es fondo y que acá polarizar es el verbo nuestro de cada día. Uf.
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SACAPUNTAS/El Heraldo de México
Roberta, de regreso
Funcionarios de alto nivel formarán parte del equipo de transición anunciado ayer por el Presidente electo de EU, Joe Biden. Y desde Washington, nos adelantan que la ex embajadora de aquel país en México, Roberta Jacobson, estará en el primer dream team de los demócratas. Alguien bastante conocida por la diplomacia mexicana.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio /
El Financiero
La extrema derecha con AMLO
El presidente Andrés Manuel López Obrador se quedó solo y nadie en su equipo de asesores en política estadounidense está de acuerdo en no felicitar a Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos. Al final, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, cambió su posición y desde el domingo la matizó, anticipando que tendrían una buena relación económica con el presidente electo.
El lunes fue más allá, y trató en el gabinete de Seguridad en Palacio Nacional que López Obrador rectificara. No fue así. Asumió una posición principista, que abundó en la mañanera, resaltando, para que nadie adentro o afuera de su gobierno tuviera duda, que es facultad suya, como jefe del Ejecutivo, haber actuado como lo hizo.
López Obrador jugó semánticamente para justificar porqué en el caso de Bolivia, se pronunció casi de inmediato a favor de Evo Morales –que terminó fuera del poder y autoexiliado–, al igual que en el caso de Alberto Fernández, a quien saludó antes de que terminara el proceso en Argentina.
También omitió que el presidente Donald Trump lo felicitó la misma noche en que ganó la elección, con sólo los datos del PREP y el conteo rápido, a 72 horas de iniciar el cómputo de votos. Los malabares del Presidente, por maniqueos y mentirosos, son lamentables.
Su posición fue registrada en el mundo, donde los medios resaltan la contención de López Obrador a la par de los autócratas del mundo, y subrayan el contexto de la forma como desarrolló una relación fraternal con Trump.
De todo ese grupo de líderes de mano dura, es al único al que le atribuyeron como una explicación, la cercanía con el jefe de la Casa Blanca. Alinearlo con ese grupo de presidentes despóticos debió haber preocupado a la Cancillería mexicana, que desde el domingo estuvo filtrando a medios que la razón del no reconocimiento fue para evitar que Trump tomara represalias en el tiempo que le queda al frente del gobierno. Era, quedó claro, una chapuza para controlar los daños.
La mañanera del lunes fue muy reveladora de López Obrador, que suda rencores, quien volvió a contextualizar su negativa al reconocimiento de Biden, con el reconocimiento que tuvo Felipe Calderón desde el mismo domingo, que con el conteo rápido y el PREP, había ganado la elección, sugiriendo que había sido producto de un fraude.
El cómputo de los votos ratificó la victoria de Calderón y López Obrador nunca pudo documentar el fraude, pero se fue a la calle para presionar a los órganos electorales. Igual que hoy hace Trump.
López Obrador, por sus pronunciamientos, asume una posición principista sobre la autodeterminación de los pueblos y la no intromisión de los asuntos internos de otras naciones, pero esa Doctrina Estrada la usa a contentillo, como se vio en el caso de Morales, o su reacción inmediata cuando se ha tratado de defender al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
El doble discurso del Presidente es lo que hace vulnerable su posición frente a los hechos en Estados Unidos, donde revela más la hipocresía y la molestia por la derrota de Trump, en términos personales, que allanar los caminos para poder tener una buena relación personal con Biden e institucional para el país.
Su confusión sobre qué es más importante, él o la nación, revela también algo que quizás él no se ha dado cuenta, que es el tener un perfil muy similar, si no idéntico, al demográfico de las clientelas electorales de Trump: es profundamente religioso, socialmente conservador, con una educación limitada y habita en la realidad alterna.
No se necesita pensar hipotéticamente que si López Obrador hubiera podido votar en Estados Unidos lo habría hecho por Trump, porque en la práctica, desde la campaña presidencial, en la cual irrumpió con su visita a la Casa Blanca –eso no fue intromisión para él en asuntos internos de otra nación–, así lo hizo.
Toda su indigna genuflexión ante Trump, le permitió al republicano afirmar ante su electorado que había cumplido con sus promesas de campaña –en migración y el muro–, importándole más a López Obrador que no lo maltratara en sus discursos, sin importar que nos pisoteara a los mexicanos.
Es su egocentrismo, por encima de su responsabilidad como jefe del Estado Mexicano, y la posición que mantiene se acerca a la que está defendiendo la extrema derecha en Estados Unidos, lista para impugnar en tribunales los resultados de la elección –sin existir evidencia alguna de fraude–, y sin importar el daño institucional que está haciendo a esa nación.
Líderes de opinión en ese país están utilizando la posición de López Obrador desde un punto de vista político-electoral, como si fuera el reflejo de lo que se piensa en el mundo. Michael Johns, líder del Tea Party, la facción de extrema derecha del Partido Republicano, felicitó a López Obrador por negarse a reconocer a Biden.
Laura Ingraham, cuya carrera en Fox News ha estado vinculada a Trump, señaló la indisposición del Presidente de México a felicitar a Biden, por no querer pronunciarse hasta que termine el proceso electoral, que es lo que han dicho Trump y sus abogados, que quieren impugnar los resultados por considerar fraudulenta la elección.
Breitbar News, el portal que alimentó la guerra de mentiras durante la elección presidencial de 2016 y fue una plataforma de Trump, también se montó en López Obrador para resaltar su afirmación que era “imprudente felicitar a Biden”.
El argumento de López Obrador que es un tema de principios es baladí, por la discrecionalidad de cómo los aplica, y en dónde los ignora, y la extrema derecha lo está utilizando para sus fines sin que el tabasqueño repare en la manipulación que hacen de él. No lo va a hacer. Piensa como ellos y actúa como ellos. Trump resultó no ser sólo el monstruo que creía, sino su alter ego.
Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior,
• ¿Las inundaciones en Tabasco son una herencia del pasado? Sí, pero es también una exigencia del presente. Si este gobierno presume de no ser igual a los anteriores, debería actuar en forma diferente.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, felicitó ayer a Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos. Lo mismo hicieron todos los mandatarios de la Unión Europea, los de América Latina, menos Jair Bolsonaro, incluyendo a los presidentes de Venezuela y Cuba. Sólo no lo han felicitado autócratas como Vladimir Putin, Xi Jinping, Recep Tayyip Erdogan, jefes de Estado de Rusia, China y Turquía, respectivamente.
A ellos tres se ha sumado el presidente López Obrador, quien sigue tratando de justificar una postura internacional que desafía incluso el sentido común. Que el primer mandatario diga que Trump “ha tratado bien a México” ya es una visión ajena a la realidad, pero, más allá de eso, el hecho es que Trump perdió las elecciones en la Unión Americana. El ganador es Biden y con quien tendrá que lidiar este gobierno, y vaya que tendrá que lidiar con él, es con Biden.
No hay punto alguno de la Constitución que diga que no se puede felicitar a un mandatario extranjero por su triunfo electoral, ni mucho menos eso significa que una felicitación sea igual a “adherirse a un partido extranjero”. Se felicitó a Evo Morales por el triunfo de Luis Arce en Bolivia, ¿por qué no se puede felicitar a Biden? En todo caso es mucho más discutible, en términos legales y constitucionales, haber ido a la Casa Blanca en pleno proceso electoral para apoyar implícitamente a un candidato (o hace cuatro años haberlo invitado a México y recibirlo como si fuera jefe de Estado) que enviar una felicitación.
No se comprende el razonamiento que está detrás de esta decisión. Hay personajes en el equipo presidencial, como Lázaro Cárdenas o Julio Scherer, que conocen perfectamente el andamiaje de poder en EU, además del propio canciller Marcelo Ebrard o la embajadora Martha Bárcena, más allá de las diferencias que puedan tener entre ellos. Si el Presidente no los escucha es grave, si no los quiere escuchar es peor. Dice el Presidente que, por no felicitar a Biden, “no hay nada que temer”. Puede ser, Biden es mucho más sensato que Trump, pero esto no es un asunto de valentía, sino de reconocer las realidades, como lo han hecho los otros mandatarios mundiales, comenzando por nuestros principales aliados comerciales y diplomáticos.
Es la misma realidad que no se termina de aceptar, por ejemplo, en Tabasco. Por supuesto que López Obrador no tiene responsabilidad alguna en las inundaciones en Tabasco. Y es verdad que tiene temas muy importantes que tratar, como, por ejemplo, entender que la refinería de Dos Bocas, nuevamente inundada, no se puede construir con seguridad en el lugar donde está concebida. Con lo que cuesta Dos Bocas se podrían solucionar para siempre las inundaciones en Tabasco.
Las inundaciones se dan, todos los años, en estas mismas fechas porque el sistema de grandes presas: Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, recibe una enorme cantidad de agua que se suma a las precipitaciones pluviales y que juntas rebasan los cauces de los ríos Grijalva, Usumacinta y Chilapa y anegan amplias zonas de Tabasco, que están bajo el nivel del mar. Para resolverlo existen, desde hace décadas, propuestas para modificar el curso de los ríos o establecer canales de desfogue que crucen el estado hacia el golfo de México. Algunos se construyeron en el 2009 en Chiapas, pero no en Tabasco, y nadie continuó las obras. No se hacen porque implican recursos y requieren voluntad política, porque se afectan demasiados intereses y parece que no sobran ni los recursos ni la voluntad.
Y sin esas obras el problema es, simplemente, irresoluble. ¿Es una herencia del pasado? Sí, pero es también una exigencia del presente, que está tan desatendida hoy como entonces. Si este gobierno presume de no ser igual a los anteriores, debería actuar en forma diferente que sus antecesores y tener claridad en el diagnóstico, más aún en el estado natal del Presidente. Hoy no lo está haciendo.
Muchas veces se habla de la teoría del cerco, de mandatarios rodeados de un pequeño grupo que le impide acceder a la información, a la realidad. Puede ser que eso esté ocurriendo hoy en Palacio Nacional, pero me parece que no es así: se trata de una suerte de cerco autoimpuesto, de un muro que construyen las propias convicciones. No hay que tener miedo, hay que preocuparse.
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EN PRIVADO/JOAQUÍN LÓPEZ DÓRIGA;
Milenio, 10 DE NOVIEMBRE DE 2020;
Si no es en el momento adecuado no es la decisión adecuada. Florestán.
El triunfo de Joe Biden, iba a caer en el lugar común del parteaguas o del hito pero superada esa tentación, es el fin de una presidencia ominosa y el inicio de otra que por un poco mejor que sea, será sensiblemente superior.
Cuando se habla de Trump y su gobierno, se agotan los descalificativos, no hay un solo tema donde surja la empatía o el reconocimiento.
Para Trump Estados Unidos es él y los suyos nada más. No es un país donde quepan todos, solo sus fanáticos que en estas elecciones superaron los setenta millones de votos que retratan su fuerza, que no se va a ir de la vida pública, y al compararlo con los 74 millones de Biden, documentan la polarización, la división que viven, provocada por sus discursos y políticas.
Eso fue lo que lo llevó a la Casa Blanca hace cuatro años y eso mismo es lo que lo sacará el 20 de enero. Él se metió, él se sacó.
A lo largo de su campaña y de su gobierno, se dedicó a hablar solo para su feligresía descalificando a sus opositores como enemigos, fomentó el enfrentamiento social, el odio, el racismo, el desmantelamiento de los programas demócratas, sobre todo de salud; de todos los problemas culpó al pasado, arremetió contra los medios y, sobre todo, se creyó su indestructibilidad, tras la que se esconde al desconocer la derrota electoral al grito de fraude.
Para México y para los mexicanos en Estados Unidos, Trump fue el presidente más tóxico aunque en la versión presidencial se le siga dando el trato de amigo respetuoso.
Pero ya se va.
El que el presidente López Obrador se resista a saludar el resultado, no es algo que le importe a Trump, pero sí a Biden y, sobre todo, a los demócratas que serán gobierno.
Que él no lo felicite no significa que México y nuestro paisanos allá, no nos felicitemos por el fin de esta, por negra, larga noche.
RETALES
1. VIAJE.- Mario Delgado, presidente electo de Morena, viajó a La Paz, para asistir a la toma de posesión de Luis Arce, quien agradeció que asistiera en representación del presidente de México, cuando el dirigente de un partido no puede asumir ese rol. Digo, ahora que andan tan formales;
2. TODAS.- Juan Ramón De la Fuente sigue bateando de mil en el tema de las candidaturas que el gobierno del presidente López Obrador ha propuesto para diversas comisiones de las Naciones Unidas. La más reciente, y que por momentos parecía imposible, la sacó ayer cuando logró los votos de 126 países para conseguir un asiento a Leticia Bonifaz, en el Comité para la Eliminación de la Discriminación de las mujeres de ese organismo mundial; y
3. CONSOLACIÓN.- La Conamer propuso a Jesús Seade para recibir la condecoración Miguel Hidalgo en grado de banda por su rol en la aprobación del T-MEC. Se la impondrá mañana el presidente. A falta de subsecretaría, una banda.
Nos vemos mañana, pero en privado.
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ALHAJERO/Marta Anaya /
El Heraldo de México
Preparándose para trabajar con Biden
Por lo que toca al sector económico, parecen estar listos para trabajar con el equipo de Joe Biden.
La pregunta del senador Héctor Vasconcelos a la secretaria de Economía, Graciela Márquez, puso sobre la mesa lo que realmente importa –y urge- en estos momentos en cuanto a la relación con Estados Unidos:.
-¿Tiene contacto ya con Joe Biden y con su equipo? ¿Se conoce quiénes pudieran ocupar las distintas carteras?-, planteó el de Morena (dando por hecho el triunfo del demócrata).
La economista sacó un par de tarjetas con algunos nombres “que se han mencionado” extraoficialmente, pero con los que –apuntó- “hay cercanía”.
Citó, entre otros, a Jeniffer Hillman y a Miriam Sapiro; a Katherine Tai, Stephanie Murphy, John Kasich, Tom Perriello, Michael Punke, Jared Bernstein, Meg Withman, Beth Baltzan, Michael Wessel, Cathy Feingold, Todd Tucker, Fred Hochberg, Rhonda Schmidtlein, Robert Holleyman.
La doctora Márquez citó distintos prospectos que se han ido prefigurando en el equipo de Biden para las distintas carteras del área económica. Sí, tenemos los nombres, conocemos sus trayectorias, pero más allá de cada quién y de nuestras preferencias, subrayaría, hay canales muy bien institucionalizados con las distintas dependencias.
Destacaría además en ellos perfiles apegados a la OMC, al TPP, al Comercio Internacional, al TLCAN. En fin, lo que dejó ver la titular de Economía en distintos momentos de su conversación virtual con los senadores, es que –al menos en su sector- desde hace rato están preparándose para trabajar con los demócratas.
HABLAN TRUDEAU Y BIDEN.- Mientras el Presidente de México juega al ensarapado frente a los resultados electorales de Estados Unidos, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, conversó ayer por teléfono con Joe Biden.
Según informó el propio canadiense, le habló al demócrata para felicitarlo de nueva cuenta -Trudeau fue el primer jefe de Estado en felicitar a Biden, luego de que AP proyectara su victoria basados en los cómputos estatales-, y “abordar los desafíos y oportunidades que enfrentan nuestros dos países, incluido el cambio climático y COVID-19".
En su cuenta de Twitter, Trudeau mencionó que también hablaron del comercio, la energía, la OTAN, el racismo contra los afroamericanos y la detención arbitraria de Michael Kovrig y Michael Spavor por China, temas sobre los que “aceptaron mantenerse en contacto y trabajar en estrecha colaboración”. O sea, ya se echaron a andar.
GEMAS: Obsequio de Donald Trump a dos días de confirmarse su derrota en la elección presidencial: "Me complace anunciar que Christopher C. Miller, el muy respetado director del Centro Nacional de Contraterrorismo (confirmado por unanimidad por el Senado), será secretario de Defensa interino, con efecto inmediato ¡Chris hará un GRAN trabajo! Mark Esper ha sido despedido. Le agradezco su servicio”.
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RETRATO HEREJE /Roberto Rock L. /
El Universal
Biden ya comenzó a gobernar
López Obrador debe aclararle a Washington a qué plazo legal se atendrá: 8 de diciembre, 14 de diciembre, 23 de diciembre o 3 de enero de 2021.
A EL UNIVERSAL, a “Reforma”. Porque nadie debe arrojar inmundicia al uso de la libertad.
Colocar en suspenso el reconocimiento al triunfo electoral de Joe Biden en Estados Unidos ha empezado a complicar los canales de interlocución del gobierno mexicano con todo el ecosistema demócrata, que aterriza ya planes para detonarlos desde los primeros días de la nueva administración en la Casa Blanca.
Documentos que circulan entre consultoras cercanas al equipo Biden dan cuenta de un primer listado de acciones inmediatas que planea emprender mediante acuerdos presidenciales que no requieran el aval del Congreso, para sepultar parte del legado Trump. Muchas de estas medidas impactarán el interés estratégico de México en temas como migración, seguridad, medio ambiente, energía, comercio o salud.
Se da por descontado que apenas ocupe el histórico escritorio del Salón Oval, Biden firmará una orden para retirar la declaración de emergencia que permitió dar fondos a la construcción del muro fronterizo; cancelará el proceso de derogación que pende sobre el DACA, que beneficia a decenas de miles de jóvenes “soñadores”, muchos de ellos mexicanos, y eliminará el límite de visas para estudiantes internacionales. También, regresará a su país al seno de la OMS, y fortalecerá los programas contra la propagación del Covid-19.
Existen reportes perturbadores de que Biden apoyará una estrategia contraria a la interrupción de embarazos, a cambio de programas intensivos de anticonceptivos y apoyos a madres solteras. Ello lo enfrentará a la internacionalmente llamada “Política de la Ciudad de México”, por haber sido pionera en reformas legales en este campo, con un impacto dominó en el continente.
Múltiples sectores mexicanos (empresarios, sistemas de salud, universidades) deben acceder a mecanismos para expresarse ante estos procesos. La tarea central corresponderá al canciller Marcelo Ebrard, y será mayor ante la disfuncionalidad exhibida por nuestra embajada en Washington, a cargo de Martha Bárcena.
El problema hoy son los tiempos. El presidente López Obrador anunció que respetará plazos legales antes de felicitar al hombre más votado en la historia de la vecina nación, al que conteos finales estatales le dieron ya la ventaja legal, y que recogió cuatro millones de votos populares más que Trump.
López Obrador debe aclararle a Washington a qué plazo legal se atendrá. Todas las opciones lucen remotas: 8 de diciembre (cuando cada estado resuelve las controversias aceptadas); 14 de diciembre (el Colegio Electoral de cada estado se reúne y vota en apego al resultado de las urnas); 23 de diciembre (los estados entregan certificados de triunfo a varios tipos de funcionarios electos); 3 de enero de 2021 (se instala el Congreso 117 de la historia, que cuenta los votos electorales emitidos por los colegios electorales y anuncia los resultados finales de los comicios). El 20 de enero, en menos de seis semanas, el nuevo presidente asume el poder.
APUNTES:
El Instituto Nacional Electoral (INE), bajo la presidencia de Lorenzo Córdova, dispuso equidad de género en la postulación de candidatos a las 15 gubernaturas que se renovarán el próximo año, pese a la resistencia presentada desde el Senado bajo el impulso de Ricardo Monreal, coordinador de Morena.
Los tribunales recibirán reclamos, pero el valor de esta causa la debe hacer irreversible. Y el debate crecerá, pues el INE se pronunciará pronto —quizá sólo como recomendación— en favor de más candidatos migrantes, indígenas, transexuales…
El problema único es que el organismo retrasó estos acuerdos, lo que disloca procesos iniciados por los partidos hace meses.
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DEMOCRACIA EFICAZ /Luis Carlos Ugalde /
El Financiero
Mal inicio para la relación AMLO-Biden
Dice López Obrador que es respetuoso de la autodeterminación de los pueblos; que por esa razón no felicitará a Joe Biden hasta que las “autoridades electorales” de Estados Unidos definan el resultado final.
Pero los votantes de aquel país han expresado su voluntad y Joe Biden ha superado los 270 votos electorales necesarios y, además, supera a Donald Trump por casi cinco millones de sufragios. Es claro que el pueblo norteamericano ha definido a su próximo presidente en la elección con mayor participación en un siglo.
López Obrador dice que no quiere tomar partido, pero al hacerlo está tomando partido por Donald Trump, quien es el único que argumenta un fraude que nadie ve. Al abstenerse de expresar su felicitación a Biden, está de forma implícita concediéndole razón a Trump en sus alegatos de que la elección le fue robada.
En Estados Unidos no hay “una” autoridad electoral que anuncie ganadores. No existe un INE en la ciudad de Washington que cuente votos, ni tampoco un tribunal electoral que resuelva impugnaciones de los contendientes.
El sistema electoral americano es, en realidad, la suma de 50 sistemas estatales, cada uno con sus propias reglas, fechas y modalidades.
Hay dos momentos en los que se agregan los votos de los estados y se hace la contabilidad oficial. Uno ocurrirá el 14 de diciembre cuando se reúnan los “electores” que conforman el Colegio Electoral, integrado por 538 personas elegidas por el partido del candidato ganador en cada estado. Ese día emitirán su voto por Biden-Harris o Trump-Pence y lo enviarán al presidente del Senado, el actual vicepresidente Mike Pence.
La segunda fecha será el 6 de enero de 2021 cuando el vicepresidente en funciones, actuando como presidente del Senado, presidirá una sesión conjunta del Congreso para leer en voz alta los votos emitidos y certificarlos; posteriormente declarará al presidente y al vicepresidente electos. Será en ese momento, hasta el 6 de enero, cuando de forma oficial el Congreso declare al próximo presidente de los Estados Unidos.
Antes de esos dos momentos, cada entidad de la Unión Americana cuenta con sus propios procedimientos para concluir el conteo de los votos. En promedio, los estados cuentan con dos semanas después de la jornada electoral para concluirlos. También cada entidad cuenta con sus propios procedimientos para dirimir impugnaciones: se hace ante jueces y cortes estatales.
Todo ello significa que, si López Obrador quiere ser estrictamente respetuoso de los plazos legales, tendrá que esperar hasta el 6 de enero de 2021, una vez que el Congreso norteamericano certifique la elección del nuevo presidente.
¿Vale la pena esperar más de dos meses para emitir una felicitación que ya ha sido hecha por decenas de mandatarios a nivel mundial? ¿Existe algún alegato razonable, con indicios verificables, de que en la elección de los Estados Unidos haya ocurrido alguna irregularidad relevante?
Ninguno de los alegatos esgrimidos por Donald Trump tiene sustento alguno. Tanto los medios de comunicación, analistas, dirigentes políticos y sociales, más de 60 dignatarios del mundo e incluso algunos miembros destacados del Partido Republicano, no ven ninguna razón para sospechar que algún fraude se pudo haber cometido.
López Obrador ve la elección americana como si fuera una extensión de las elecciones mexicanas de 2006 y 2012. Así como él buscaba que el mundo le creyera, aún y cuando jamás proveyó prueba alguna de fraude en su contra, ahora siente empatía por otro presidente que sin prueba en la mano clama un fraude que nadie ve.
Quizá se trata de una empatía natural por aquellos que jamás aceptan una derrota y que la evaden culpando al resto del mundo; o bien, quizá se trata de un guiño de ojo a un presidente que le ha sido funcional para su propio gobierno o con quien guarda algún acuerdo de complicidad.
Postergar la felicitación a Joe Biden carece de visión diplomática y parece más una extrapolación de los fantasmas internos de López Obrador que un cálculo basado en la razón, en la evidencia y en el mejor interés de México.
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AGENDA CONFIDENCIAL /Luis Soto /
El Heraldo de México
No le den vueltas a la noria
Los Demócratas están muy molestos por la actitud del presidente López Obrador
¿Y qué ganarían o perderían el presidente Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, y México por supuesto, con reconocer desde ahorita el triunfo de Joe Biden?, ¿nos va a jalar las orejas si no lo hacemos?, ¿nos tratará mejor cuando se siente en la silla presidencial?, ¿la relación bilateral será diferente? Son algunas interrogantes que se plantea el pueblo sabio.
Pues mira, lo único que te puedo decir es que los Demócratas están muy molestos por la actitud del presidente López Obrador, quien mantiene la misma posición que los mandatarios de China y Rusia, que son los principales enemigos políticos y comerciales de Estados Unidos, de no reconocer el triunfo de Biden, afirman quienes conocen los entretelones de la política norteamericana.
¿O sea que los Demócratas esperaban que, por ser nuestros principales socios comerciales, good neighbors y por habernos salvado cuatro años del yugo de Trump, México reconociera y hasta agradeciera inmediatamente la victoria de Biden? Preguntan los provocadores. No tanto, no tanto, responden los observadores políticos internacionales, pero en estos delicados asuntos, lo mejor es quedarse callado y no declarar cualquier cosa para salir del paso. Ayer, López Obrador dijo:
“Quiero informar al pueblo de México que, respecto a las elecciones de Estados Unidos, la postura de nuestro gobierno es esperar hasta que las autoridades estadounidenses a cargo del proceso electoral decidan el ganador de la Presidencia, no podemos actuar de manera imprudente”.
En Estados Unidos no hay tribunal electoral, y el sistema no se les cae. De modo pues que si están esperando una voltereta en el resultado de la elección presidencial, se equivocan, afirman los expertos, a quienes les llama la atención que los paleros de Marcelo Ebrard, presuman que éste tiene una excelente relación con los Demócratas, y que por eso no debe preocupar a México la llegada de Biden a la Presidencia de aquel país. Pues con más razón, el Carnal debería decirle a su jefe que no le dé vueltas a la noria, sugieren los observadores.
AGENDA PREVIA
Una vez que Santiago Nieto Castillo anunció oficialmente que no le interesa la candidatura para competir por la gubernatura de Querétaro en 2021, las principales casas de apuestas, perdón de encuestas, que operan en el país, afirman que el PAN podría repetir. Si hoy fueran elecciones, la intención del voto favorecería al panista Mauricio Kuri González. Morena y PRI no pintan con ninguno de sus aspirantes.
La secretaria de Economía, Graciela Márquez, hizo un llamado a la población a consumir todo lo que puedan en el Buen Fin, que arrancó el día de ayer y durará nueve días. “Más que nunca, hoy, al final del 2020, necesitamos que el consumo se fortalezca, que sea uno de los pilares de la recuperación económica, afirmó la señora. ¡Que no se vea que hay miseria en este país! Dicen otros funcionarios de la 4T.
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