Columna SERPIENTES Y ESCALERAS /Salvador García Soto /
El Universal, 10 de noviembre de 2020
El líder social que no se quiso mojar los zapatos
¿Fue miedo a escuchar los reclamos en el tono airado y apasionado del trópico, fue sólo prudencia o de plano se perdió la sensibilidad que lo ha caracterizado?.
La imagen de Andrés Manuel López Obrador sobrevolando en helicóptero y observando desde las alturas el drama y la tragedia que vive su estado por las inundaciones que comenzaron desde el pasado 4 de octubre y que se agravaron la madrugada del sábado pasado, ilustra muy bien por qué sus paisanos tabasqueños están molestos, dolidos y decepcionados no sólo por el grave anegamiento que padecen cíclicamente cada año, sino porque sienten que el presidente, su paisano, los abandonó a su suerte y el día que llegó con un mes de retraso a reconocer la gravedad de la situación, ni siquiera se acercó a los tabasqueños que hoy lo han perdido todo y tienen que estar viviendo en albergues y, en contra de su costumbre y sus históricas luchas sociales que comenzaron justo en estas tierras que hoy están bajo el agua, ni siquiera se mojó los zapatos.
El presidente no tenía planeado visitar Tabasco y había pasado la noche del viernes en Tepic, donde después de supervisar una obra carretera había pernoctado y desayunó muy temprano mientras se preparaba para viajar a Sinaloa.
Luego de que en las redes sociales el mandatario y su visita a Nayarit se volvieran tendencia por la fotografía que se tomó con la diputada morenista Geraldine Ponce y que ésta misma subiera la imagen a sus redes sociales con la leyenda de “el mejor presidente que ha tenido Nayarit” desatando toda clase de memes y comentarios de doble sentido, López Obrador se había despertado desde las 4 de la maña y seguía desde la capital nayarita lo que estaba sucediendo en su tierra, por la crecida de los ríos ante el desfogue de la Presa “Peñitas” en Chiapas, y que ya para esa hora tomaba dimensiones de tragedia.
Fue cerca de las 8 de la mañana cuando el mandatario tomó la decisión de suspender su gira y, en contra de su costumbre y de su acostumbrada austeridad, ordenó que un avión de la Fuerza Aérea lo trasladara de emergencia a Tabasco para supervisar personalmente la gravedad de los daños y las inundaciones que ya para esa hora tenían con 3 metros bajo el agua a Macuspana, su municipio natal, y seguían afectando a Cunduacán, Jalpa, Nacajuca y agravando el anegamiento de ya casi un mes en las colonias de Villahermosa.
Cuando se anunció la llegada del presidente a su tierra, muchos tabasqueños esperaban verlo en las zonas inundadas, en su pueblo natal, en los refugios y albergues donde hay ya más de 7 mil personas que lo perdieron todo; pero en lugar de eso lo que hubo fue un sobrevuelo en helicóptero, también de la Fuerza Aérea y una conferencia de prensa, ambos con el gobernador Adán Augusto López.
Mientras el presidente sobrevolaba y veía desde las alturas la tragedia, abajo, entre el calor del trópico y las calles de Villahermosa y de los municipios convertidos en ríos, los reclamos de sus paisanos hervían por el abandono que sienten de quien, habiendo salido de su misma tierra, hoy despacha en Palacio Nacional.
Había tardado un mes en ir a verlos en medio de su desgracia y ahora que había llegado tampoco pudieron verlo.
¿Qué le impidió al luchador social que andaba lo mismo en los pantanos que en los humedales apoyando las luchas de los indios chontales o tomando pozos para apoyar las demandas de las comunidades tabasqueñas en contra de Pemex, bajar a tierra y acercarse a sus desesperados paisanos?.
¿Por qué evitó el presidente mojarse los zapatos y hasta el pantalón para escuchar a los que perdieron todos sus bienes en estas inundaciones?.
¿Fue miedo a escuchar los reclamos en el tono airado y apasionado del trópico, fue sólo prudencia o de plano se perdió la sensibilidad que lo ha caracterizado en su larga lucha política?.
Las respuestas a esas preguntas pueden ser muy disímbolas según quien las responda; pero lo que quedó como un hecho el sábado pasado es que, a pesar del discurso de que “todo el gobierno está apoyando” a Tabasco y a sus municipios afectados —incluido Villahermosa donde ayer volvió a subir el nivel del agua en las colonias inundadas tras el desbordamiento del Río Grijalva provocado también por el desfogue de presas—, que el secretario de Marina, almirante Rafael Ojeda, está coordinando la aplicación del Plan DNIII, y que están fluyendo recursos y apoyos sociales para la población afectada con el trabajo del secretario del Bienestar, Javier May, a quién nunca se le vio en la visita presidencial, entre la gente de Tabasco, lo mismo en el municipio de Centro y la capital Villahermosa que su natal Macuspana, hay un sentimiento de abandono del gobierno que pensaron más los cuidaría por el paisanaje.
El reclamo entre los tabasqueños es que, además de la falta de inversión en las obras hidráulicas que otros gobiernos les prometieron y dejaron inconclusas y que éste gobierno no retomó ni invirtió tampoco en dos años, lo que los sumió en una de las peores inundaciones de su historia fueron sí las lluvias atípicas e históricas que provocaron caudales hasta de 3,500 metros cúbicos por segundo —el equivalente en unas horas a lo que llueve en todo un año en el norte del país—, pero también mucho tuvo que ver en el desbordamiento de ríos y el anegamiento de pueblos, las decisiones que ha venido tomando la Comisión Federal de Electricidad para el desfogue de presas que impactan los ríos tabasqueños. Para decirlo simple y directo, tal como lo dicen en el trópico tabasqueño hoy sumido en la desgracia, “la culpa es de Manuel Bartlett” y, ni aún con su visita del sábado y con medio gabinete y la Marina que les mandó a ayudarlos, los tabasqueños no sintieron la presencia y el apoyo de su paisano en su visita relámpago en la que pasó apenas unas horas en su tierra y regresó a Palacio Nacional con los zapatos secos.
NOTAS INDISCRETAS…
Luego de haber sido “exonerado” por la Secretaría de la Función Pública de Irma Eréndira Sandoval —quien por cierto confirmó que con los del pasado es muy brava y dura pero con los de casa es un sedita— al exsubsecretario para América del Norte, Jesús Seade, ayer le dieron su “premio de consolación” por haber sido el negociador del T-MEC.
Pero contra lo que se esperaba de una embajada en China, como la que él ha buscado o en cualquier otro país, lo que se anunció fue que el presidente López Obrador le dará a don Jesús la condecoración Miguel Hidalgo “como reconocimiento a su trabajo durante la negociación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá”.
La Secretaría de Gobernación publicó el decreto por el que se le otorga a Seade Kuri esa alta distinción en grado de banda por méritos distinguidos, el más alto honor que entrega el Gobierno de México a los nacionales.
“Se debe reconocer la entrega y el profesionalismo del ciudadano mexicano Jesús Seade Kuri por su desempeño sobresaliente dirigiendo las negociaciones con el fin de eliminar trabas y lograr los mejores beneficios para nuestro país”, dice el decreto presidencial que por supuesto no menciona que don Jesús, en su soberbia y egocentrismo, se durmió en sus laureles y aceptó la intromisión de los “inspectores laborales” de Estados Unidos de los que nadie en el gobierno supo hasta que leyeron las letras chiquitas de lo que el subsecretario había negociado en privado e individualmente con el tiburón Robert Ligthizer.
En fin que mucho reconocimiento pero hasta ahora nada de embajada… Tras el descarte definitivo de Santiago Nieto en Querétaro, el que se apunta con todo por la candidatura de Morena es el senador Juan José Jiménez.
El legislador queretano ya levantó la mano y, con el apoyo del líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal, busca ganar la nominación de su partido para lo cual ya pidió licencia a su cargo legislativo y ha empezado a mover sus redes de operación en Querétaro donde tiene un largo trabajo político. Jiménez Yáñez presume haber sido el senador más productivo de su estado con la presentación de 30 iniciativas propias en los dos años de legislatura y se dice dispuesta dar la pelea con todo por la gubernatura en contra del PAN, para enfrentar al también senador Mauricio Kuri. Veremos si Juan José Jiménez puede lograr la postulación y luego la hazaña de cambiar el color de Querétaro del azul al morado…
Y hablando de destapes, en Jalisco nos dicen que hoy el exdelegado de programas federales, Carlos Lomelí, dará una conferencia de prensa en la que dejará en claro dos cosas: primero, tratar de cerrar el expediente de los contratos que sus empresas farmacéuticas tuvieron con el gobierno federal, mientras él era funcionario de la 4T, y segundo hablar de su proyecto para buscar la candidatura de Morena a la alcaldía de Guadalajara.
Para ello, dicen los cercanos a Lomelí, mostrará encuestas que lo posicionan fuerte para la capital tapatía además de su cercanía con el nuevo dirigente de Morena, Mario Delgado. ¿Será que veremos al polémico empresario Carlos Lomelí en campaña?...
Por dos vías y en dos tonos distintos, una la cancillería y otra la embajada de México en Washington, le insistieron al presidente López Obrador en la conveniencia de salir a reconocer, desde el sábado por la mañana, el triunfo del republicano Joe Biden.
Desde la SRE, en su estilo, el canciller Marcelo Ebrard, le mandó escenarios, números y argumentos de porqué le convenía a México sumarse a las naciones que ya estaban felicitando al candidato demócrata; mientras que desde Washington, la embajadora Martha Bárcena, en varias llamadas y mensajes, un poco más insistentes, le refrendaba al presidente el mismo argumento y la necesidad de que se pronunciara sobre el que ya era un triunfo irreversible.
Ni a uno ni a otro les hizo caso. “A las 5 voy a dar un mensaje desde Tabasco”, les respondió tanto a Ebrard como Bárcena.
Y a las 5 lo dio en sentido totalmente contrario a las dos recomendaciones y apelando a sus convicciones personales y a dos ideas: una que su posicionamiento “es histórico porque nunca lo había hecho ningún presidente mexicano” y dos, que espera que así como él reaccionó al resultado en Estados Unidos, reaccionen de allá y de otros gobiernos cuando haya elecciones cerradas o competidas en México. Por eso decimos que la del sábado fue la “decisión personal” del presidente y él así la asume y la defiende. Con todas las consecuencias que eso pueda tener…Los dados mandan Serpiente. Caída libre.
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