Columna ZONA POLITEiA/César Velázquez Robles
El accidente del Metro. Una tragedia que pudo evitarse
No sé a ciencia cierta si la desconvocatoria al Encuentro por la República para conformar el Frente Amplio en Defensa de la Constitución fue a causa del trágico accidente del Metro en la Ciudad de México, en el que perdió la vida casi una treintena de personas la noche del lunes 03 de mayo. Quiero pensar que así fue, lo que hablaría de la sensibilidad política de un hombre con oficio y quizá el más brillante de los políticos mexicanos en varias décadas, hoy convertido en el más firme defensor de la constitucionalidad en nuestro país.
Sensibilidad y oficio político del que carecen quienes hoy dirigen los destinos de la capital de la República, al pretender cubrirse todos con la misma cobija, tirar balones hacia afuera y eludir la asunción de responsabilidades de orden administrativo y político. La responsable de un incendio en el centro de mando del Metro, de un choque de trenes y del derrumbe de la noche del lunes, Florencia Serranía, condensó muy bien el perfil y la estatura de los funcionarios que hoy padece la Ciudad de México: “solo soy la directora del Metro, no la responsable del mantenimiento”.Estamos ante una tragedia que enluta al país y que golpea la conciencia de todos. Acaso hizo bien el presidente López Obrador al declarar luto nacional por tres días. Pero esta decisión debe ir acompañado por una muy seria investigación de las causas de este absurdo accidente, que ya había sido anunciado con mucha anticipación, por especialistas, técnicos, peritos y trabajadores del Metro, ante la actitud impasible y negligente de las autoridades. Por eso resulta absurdo, incomprensible, que la jefa de gobierno de la CDMX anuncie que no habrá dimisiones a causa del accidente, como si hubiese sido un simple incidente. Pero no: ahí se perdieron vidas de gente humilde, trabajadores que retornaban a sus viviendas después de largas jornadas de trabajo, como son prácticamente todos los que viajan a esas horas en el sistema de transporte colectivo. Todos los funcionarios deberían poner de inmediato sus cargos a disposición de la jefa de gobierno, e incluso esta misma debería anunciar su decisión de someterse a investigación para deslindar responsabilidades.
Ha sido costumbre inveterada en nuestro país que frente a acontecimientos dramáticos que se saldan con pérdidas de vidas, desde las altas esferas del poder se eludan responsabilidades y se busquen culpables entre los más débiles y desprotegidos, se inventen conjuras y conspiraciones, y todos hagan como que la virgen les habla. Este no puede ser el caso. Hoy fue este accidente, pero mañana pueden ser otras líneas, y entre las causas y razones está la falta de recursos para mantenimiento de vagones, el deterioro de instalaciones y una retahíla de fallas una y otra vez denunciadas por el sindicato de trabajadores, por trabajadores a título individual.
Hay sobradas razones para llamar a cuentas a varios funcionarios en la línea de tiempo que deben responder y asumir sus responsabilidades. Desde el entonces jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, pasando por el entonces secretario de Finanzas, Mario Delgado; el sucesor de Ebrard, Miguel Mancera, hasta llegar a la actual jefa de Gobierno. Lo exigen, lo reclaman las vidas perdidas en el accidente. No devolverán la vida a quienes la perdieron, pero tampoco debe tenderse un manto de impunidad entre los responsables.
La encuesta de El Financiero y la reacción de Rocha
Las encuestas, se ha dicho hasta la saciedad, son casi en su totalidad trajes hechos a la medida. Según el sapo es la pedrada. Y tienen la extraña virtud de poner nerviosos a todos: candidatos, partidos, electores. Traen a todos a maltraer. En esta temporada aparecen por doquier casas encuestadoras que presumen metodologías científicas, que lo mismo dan para otorgar ventajas de hasta 20 puntos porcentuales, que determinar cerradas competencias que darían cuenta de “empates técnicos”. Aquellos que aparecen adelante se ponen eufóricos, festejan como si las encuestan hechizas fueran reales a sabiendas de que no lo son. Quienes aparecen a la zaga, se deprimen, acusan cuchareo y denuncian tratos de favor. En otras palabras, entre nosotros, en nuestro país, el mundo de las encuestas es irreal.
Todo lo anterior viene a cuento porque acaba de aparecer la nueva encuesta de El Financiero que, en el caso de Sinaloa, da a Rubén Rocha una ventaja de 13 puntos porcentuales sobre el candidato de la Gran Coalición, Mario Zamora Gastélum. Esta encuesta contrasta con la publicada por el mismo diario hace 15 días, y que daba cuenta de una competencia cerrada con tan solo cinco puntos de diferencia. ¡Cómo cambia el estado de ánimo del puntero! En aquella ocasión Rocha mostraba su irritación y enojo por el resultado; ahora lo festeja y se dice convencido de mantener el impulso para llegar primero y no morir en el intento. La misma casa encuestadora, con una diferencia de escasas dos semanas, arroja resultados diametralmente opuestos. No estoy sugiriendo nada, tan solo refiriendo cómo el resultado cambia el estado de ánimo del candidato.
El 6 de abril se le preguntó a Rocha por la encuesta de El Financiero que advertía que la intención de voto se cerraba. Su respuesta enojosa fue la siguiente: “Pregúntenme de todas, pues es la única que es atípica; en el resto yo llevo una ventaja mayor, pero yo no me atengo a ella, el problema es que me pregunten por la atípica”. El candidato de morena-PAS agregó: “Yo soy profesor de matemáticas y conozco la estadística, son modelos estadísticos, finalmente les digo: qué casualidad que me pregunten por la de El Financiero cuando sale la de Masive Caller ayer y que sale todos los lunes, la de Masive Caller dice que tengo 14 puntos arriba”.
Ahora, con la nueva encuesta, insisto, del mismo periódico, Rocha casi se pone exultante. Y es que ahora le otorga el 48 por ciento de las preferencias mientras que Zamora apenas el 35. Son 13 puntos de diferencia que representan un mundo de votos, unos 150 mil, si tomamos como base una tasa de participación del 50 por ciento del padrón electoral. He aquí lo que dijo: “Nuestra tendencia es hacia arriba, hemos mantenido el paso y consolidado una cercanía y mucha empatía con los ciudadanos. Este nuevo resultado nos alienta pero no bajamos la guardia, no hay triunfalismos, tenemos que esperar el 6 de junio y lo demás hay que asumirlo con humildad y prudencia.
Como se podrá advertir, un mundo de diferencia declarativa. Todo mundo habla de la feria según como le vaya en ella. En fin.
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