El golpe se veía venir...
Primero fue el Tanquetazo del 29 de junio cuando oficiales sublevados del regimiento blindado Nº2 con el apoyo de Patria y Libertad avanzaron con tanques y vehículos militares hacia La Moneda; el “Tanquetazo”, fue sofocado por una contraofensiva dirigida por el comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats. Dejó 22 muertos; el "Tanquetazo" fue un primer aviso...
El 27 de julio, fue asesinado el edecán naval del presidente, Arturo Araya, en un ataque armado frente a su casa.
El 9 de agosto, Allende nombró al general Prats como su ministro de Defensa, y aquí intervino la CIA financiando a grupos y apoyando a El Mercurio; además una serie de protestas y problemas económicos complicaron al gobierno socialista chileno.
El 22 de agosto, la Cámara de Diputados declaró que el gobierno de Allende había causado un “grave quebrantamiento del orden constitucional” y señaló que las Fuerzas Armadas y la policía “son y deben ser, por su propia naturaleza, garantía para todos los chilenos y no sólo para un sector”.
La resolución —aprobada por 81 votos a favor, incluidos los de diputados democristianos, y 47 en contra— sería usada como justificación para el derrocamiento de Allende.
Al día siguiente ocurrió lo que la inteligencia de EU definiría en un informe secreto como la remoción del “principal factor atenuante contra un golpe de Estado”: la renuncia al ministerio de Defensa y a la jefatura del Ejército de Prats, el general leal a la Constitución.
Esa dimisión se produjo después de que Prats pidiera sin éxito una declaración de apoyo de sus generales, tras una protesta frente a su casa en la que participaron esposas de altos oficiales militares.
Prats recomendó entonces que Augusto Pinochet lo sucediera como jefe del Ejército , hasta que llegó la Hora cero, 11 de septiembre de 1973..
La BBC Mundo comparte 11 de los audios —algunos de ellos inéditos hasta 1988—que marcaron la dramática jornada.
1.- El presidente Allende ya sabía lo que iba a ocurrir, llegó a La Moneda, a las 7:30 horas, lo acomparon un grupio de amigos leales..., en ese momento todavía estab ahí la Guardia de Palacio...
2. Los militares exigen la renuncia
Eran las 8:30 horas y mientras bombardeaban y allanaban las instalaciones de los medios que apoyaban a la Unidad Popular, UP, las Fuerzas Armadas encabezadas por Pinochet expresaron en la misión de "luchar por la liberación de la patria del yugo marxista" y pidieron la renuncia de Allende.
Tras su lectura, la Guardia de Palacio abandonó La Moneda. dejaron solo al Presidente.
3. Allende se negó a renunciar; e hizo un llamado por la radio para reiterarlo... Poco después de las 9 horas, tres horas antes del bombardeo Allende emitió sus últimas palabras y anunció su disposición a morir como Presidente de Chile.
4.- El bombardeo de La Moneda
Una vez que los militares plantearon un ultimátum anunciando el bombardeo de La Moneda, Allende pidió una tregua para que pudieran salir las 11 mujeres que se encontraban en el recinto, incluida su hija Beatriz.
A las 11:50 de la mañana los aviones Hawker Hunter del grupo 7 de la Fuerza Aérea chilena comienzan el bombardeo; a las 12:40 horas, el bando militar número 8 prohibió el tránsito de personas y vehículos.
La Moneda había sido bombardeada
Allende, que lleva casco y porta un fusil obsequiado por Fidel Castro, no era un AK 47 como han dicho sino un AKMS con culata plegable de metal, que permite reducir su tamaño, ordena después de la 13 horas, la rendición y salida de quienes aún lo acompañan.
Y aquí hubo 50 minutos de tensión; se dijo que Allende se habría suicidado con su fusil, eso se confirmó en 2011 por el Servicio Médico Legal en un informe entregado al juez del caso Mario Carroza e
Con todos los elementos del análisis científico estamos en condiciones de poder asegurar que se trata de una muerte violenta de etimología médico legal suicida sin lugar a dudas, aseveró el médico forense español Francisco Etxeverría, quien participó junto con otros expertos internacionales, a petición de la familia Allende.
La senadora socialista Isabel Allende recibió con una gran tranquilidad este informe porque concluye con la convicción que tenían, y más si son las pruebas de todos los niveles y balísticas sobre todo, las que confirman las causas del deceso.
Empero, hay otros datos, alguien dice que Allende se disparó en la cabeza con una pistola pero quedó malherido y uno de sus escoltas debió darle el tiro de gracia, según sostiene el escritor y periodista chileno Camilo Taufic; o sea habría sido un suicidio asistido (Gerard Soler (Efe) | Santiago de Chile, 9 de febrero de 2011).
El encargado de rematar a Allende, según las indagaciones de Taufic, fue Enrique Huerta, intendente de Palacio y miembro de la guardia personal del presidente, los llamados 'GAP' (Grupo de Amigos del Presidente), en un "acto de solidaridad humana y política".
Y por otro lado, los indicios de ejecución publicó Francisco Marín en la revista Proceso 1923, a 7 de septiembre de 2013; y lo habría asesinado -o remaytado con un tiro en la cabeza-, el general Javier Palacios, responsable del ataque a La Moneda.
Cómo estaban las cosas?
“El ambiente era un infierno pues La Moneda ardía por el bombardeo y no se podía respirar por los gases lacrimógenos. En el segundo piso Palacios fue recibido con ráfagas de metralleta de Allende y algunos de sus hombres que estaban en el Salón Rojo. En ese momento Palacios gritó a los miembros del GAP (escolta del presidente) que se rindieran. Allende respondió gritando:
‘¡Soy el presidente de Chile y si te crees muy valiente ven a buscarme, conchetumaire!’ (mentada de madre). Inmediatamente los GAP y Allende comenzaron a disparar y una bala de Allende hirió en la mano derecha a Palacios.
“Los hombres de Palacios avanzaron disparando contra los miembros del GAP. Éstos fueron cayendo por las balas de los militares, mientras Palacios era asistido por Armando Fernández Larios, que le pasó su pañuelo para detener la sangre de la mano herida.
“Entretanto seguía la balacera más adentro, pues los GAP se fueron replegando. Dos militares, los cuales iban disparando, hirieron en el estómago o el pecho a un civil que portaba una metralleta, un casco y una máscara antigases. El civil se plegó y cayó al suelo. A Palacios (…) le llamó la atención este civil. Se fijó que portaba un reloj fino. Al quitarle la máscara antigases y el casco reconoció al presidente Allende. En ese momento sacó su pistola de ordenanza y disparó a quemarropa en su cabeza.
“Eran las 14:00 horas. Palacios y sus hombres trasladaron el cuerpo de Allende al Salón Independencia.
Comenzaron entonces a preparar el montaje para decir que el presidente Allende se había suicidado.”
La versión de la Junta Militar, Allende se habría suicidado entre las 13:30 y las 14 horas,..
Hay otra versión, la del fiscal estadunidense Eugene Propper, quien investigó el doble asesinato del excanciller Orlando Letelier y de su secretaria Ronnie Moffit, cometido en Washington el 21 de septiembre de 1976, ofreció en su libro Laberinto (1982), coescrito con el periodista Taylor Branch, otra versión sobre la manera en que habría muerto Allende:
“Poco después de las 2 p.m., unidades de infantería logran invadir La Moneda. Pequeños grupos corren escaleras arriba en medio del humo, cubriéndose con fuego de metralletas. Un teniente chileno de pelo rubio, René Riveros, de pronto se encuentra frente a un civil armado vestido con un suéter con cuello de tortuga. Riveros vacía la mitad de sus municiones en el presidente de Chile, matándolo instantáneamente con una hilera de heridas que van desde la ingle a la garganta.”
Esta versión se basó en el testimonio del oficial de la Escuela de Infantería, Armando Fernández Larios –condenado en el caso Letelier–, y en información proporcionada por el jefe del FBI en Argentina, Robert Scherrer.
A las 14:37 horas, después de “constatar” la muerte de Allende, Palacios transmitió el siguiente mensaje: “Misión cumplida: Moneda tomada, presidente muerto”.
Poco después, un grupo de civiles golpistas difundió la noticia por onda corta desde el Ministerio de Defensa: “Atención Chile. Atención a todo el mundo. Aquí Santiago Treinta y Tres. Este es Chile Libre. Allende ya es un cadáver. El capitán Roberto Garrido nos ha liberado de las garras del marxismo (…) Allende ha sido ajusticiado por nuestros soldados gloriosos”.
La Junta Militar ocultó o destruyó las evidencias sobre lo sucedido con Allende en sus últimos instantes.
Un día después bajo el toque de queda, Allende fue sepultado en el cementerio del pueblo de Santa Inés, ciento cuarenta kilómetros al norte de Santiago. Custodiado el féretro por soldados, a la viuda no se le permitió levantar la tapa del ataúd y contemplar con ojos inéditos al presidente rígido. Un oficial detuvo su mano. “Después”, le dijo.
La Junta Militar negó a Carmen Paz, a Isabel y a Beatriz el salvoconducto para que pudieran acompañar a su madre...
El entierro fue secreto, vigilada por los militares como criminal.
Al día siguiente del golpe militar, el gobierno mexicano de Luis Echeverría envió un avión a Chile para rescatar a la familia de Allende, toda la ooperación la hizo el embajador Gonzalo Martinez Corbalá ..
El embajador mexicana sabía que el golpe era inminente, habló con Allende dos días antes del golpe, comentó...
Después de que la Junta militar encabezada por Pinochet asumiera el poder, la familia del fallecido Allende se refugió en la embajada mexicana. Ahí permanecieron cuatro días. (Nota de VERÓNICA CALDERÓN El País, México - 27 ABR 2013 )
"En cuestión de días, decenas de chilenos se arremolinaron frente a la embajada para buscar refugio. Mujeres se escondían con sus hijos detrás del camión de la basura para entrar sin que los carabineros se percatasen. El diputado Luis Maira, que años después se convertiría en embajador chileno en México, entró escondido en el maletero del coche del embajador. Martínez envolvió en la bandera de México —“como un tamal”, describen testigos— al editor Sergio Maurín para esconderlo de los carabineros.
El político calcula que en solo unos días consiguieron acoger a 400 personas, entre ellas 12 mujeres embarazadas. Una de ellas parió en la sede diplomática. La madre llamó al bebé Gonzalo Salvador Luis Benito.
México acogió entre 6.000 y 8.000 ciudadanos chilenos entre 1973 y 1990. Al menos 400 fueron gestionados por Martínez Corbalá.
Martínez Corbalá decidió transportar a los asilados acogiéndose a la Convención de Caracas de 1954, que permite al país que otorga el asilo el derecho de admitir a las personas que decida, sin que otro Estado haga reclamo alguno. Había un detalle: Chile no había reconocido la convención y, por tanto, no estaba obligado a acatarla. Afortunadamente para el embajador, los militares (o por lo menos muchos de ellos) no lo sabían.
El primer grupo en huir estaba encabezado por la viuda de Allende, Hortensia Bussi, y dos de sus hijas, Carmen Paz e Isabel. Partieron hacia México el 15 de septiembre de 1973.
El diplomático tramitó los permisos para Hortensia Bussi y Carmen Paz Allende, pero faltaba el de Isabel. El embajador mexicano añadió los nombres de esta y su familia con su puño y letra en la parte posterior de un permiso y se fueron. Todavía conserva ese trozo de papel.
El trayecto de la embajada al aeropuerto, de unos 25 kilómetros, no fue fácil, consiguieron despegar esa misma noche.
En México fueron recibidos por el presidente Luis Echeverrí...y su gabinete entero, “todos vestidos de riguroso luto”, cuenta.
La misión de traer a Neruda nunca llegó.
Ese día, el embajador see reunió con Echeverría y le indicó que debía volver, y aquí entra la petición especial que trajera a como de lugar al poeta Pablo Neruda...
"Llegó a Santiago a las siete de la tarde del 17 de septiembre. “Justo en el toque de queda. Esa noche dormimos en el avión”, relata. Al día siguiente acudió inmediatamente a la clínica Santa María a buscar a Neruda. El poeta, que sufría cáncer de próstata, estaba ahí ingresado. Le planteó la propuesta del presidente mexicano y el Premio Nobel se resistió a dejar su país. “Me dijo que quería quedarse, a pelear ‘contra esos desgraciados’”, cuenta. Matilde, la tercera esposa del poeta, estaba en la habitación. “Yo no podía decirle nada, pero ella sí”. Consiguieron convencerlo y fijaron una fecha: el sábado 22.
Martínez Corbalá tramitó los permisos necesarios ante la Junta militar. “Lo aceptaron sin poner objeciones, le dieron su pasaporte y nosotros el visado. Estábamos preparados”. El sábado llegó por el poeta, pero recuerda que él le señaló que no estaba listo para irse. “Nos vamos el lunes”, le dijo.
La cita del lunes nunca llegó. Neruda murió al día siguiente. “Yo lo iba a acompañar al aeropuerto y acabé acompañándolo a su funeral”, relata.
Ericka Montaño Garfias, lo entrevista para La Jornada, Sábado 28 de mayo de 2011,
La noche del 16 de septiembre de 1973 Gonzalo recibió una única orden del presidente: buscar a Neruda y traerlo a México.
En la charla con LEA, éste le preguntó... ‘en su opinión cuál es el siguiente paso que tenemos que dar’. Respondí que el siguiente paso era que yo tenía que regresar a Chile, porque teníamos aquello prendido con alfileres: 300 asilados en la embajada, 200 en la residencia, y ahí puede pasar cualquier cosa, nos cortan el agua, la luz, se nos enferma alguien y se hace una epidemia. ‘Yo tengo que regresar’.”
Echeverría “tomó la red y marcó el número de (Jesús) Castañeda Gutiérrez (jefe del Estado Mayor) y le dijo: ‘necesitamos un avión para que salga nuestro embajador de regreso a Chile. Que sea de buen tamaño para que pueda regresar con algunos asilados. Me avisa usted cuando esté listo’. A los 10 minutos sonó la red y era Castañeda Gutiérrez. El presidente me dice que el avión salía a la una de la mañana del hangar presidencial”.
Colgó y entonces dijo la única orden: “Busque usted a Neruda en Santiago, sabemos que está enfermo, que está mal, ofrézcale, dígale que le ofrecemos que venga a México como huésped distinguido invitado del presidente y del pueblo de México o si lo prefiere que venga como asilado acogido, a los términos del tratado de asilo con la protección que le corresponde. Que él lo decida“.
Relata el embajador que llegaron a Santiago el lunes 17, después del toque de queda,, durmieron en el avión.
Al día siguiente envió al agregado cultural Pascual Martínez Duarte a buscar a Pablo Neruda a su casa en Isla Negra. “Regresó y me dijo que no estaba en Isla Negra. ‘Neruda está en Santiago, en la clínica Santa María’. Me fui a verlo inmediatamente.”
Ahí lo encontré, ahí le expliqué a qué iba. Había llevado una relación muy fluida con él y con Matilde que muchas veces nos habían invitado a mí y a mi mujer a almorzar en Isla Negra. Almorzábamos en la recámara de Pablo porque ya no se podía parar, no podía caminar, y nos habíamos visto varias veces, me contó la idea que tenía de hacer una ciudad en los terrenos de Isla Negra, donde había invertido todo lo que él había ganado, que no debe haber sido poco.
Cuando me mandó el presidente tratamos de ejecutar la orden. Pablo aceptó al punto de que me dieron sus maletas y las de Matilde (Urrutia, esposa de Neruda) y un paquete con el manuscrito de Confieso que he vivido, escrito con la tinta verde que usaba Pablo.”
Neruda, recuerda Martínez Corbalá, había aceptado la opción de venir como invitado de honor del presidente y del pueblo de México. “Lo planteé a la Junta, a la cancillería chilena de facto, lo aceptaron sin poner objeciones, le dieron su pasaporte y en la embajada le dimos la visa. Ya estábamos listos.”
–¿Cuándo nos vamos don Pablo?, le pregunté
–Pues nos vamos el sábado 22, respondió. Matilde ya estaba de acuerdo con él.
El general Castañeda me había sermoneado para que no me fuera a entretener más de lo necesario, porque ese avión, más grande, lo habían sacado de una aerolínea internacional y eso costaba mucho dinero, pero ni modo.
El sábado 22, alegre y chiflando, fue a recoger al autor de Residencia en la Tierra a la clínica Santa María.
“Creo que eran las 11 de la mañana. Veo a don Pablo, que era un hombre como todos los hombres en ese nivel que han vivido toda su vida entre la creación artística y era una vida muy diferente a la nuestra. Le dije: ‘Ya don Pablo, vámonos. Ya estoy listo. Todo está preparado’. Teníamos una ambulancia para llevarlo de la clínica al aeropuer-to y me dijo simplemente: ‘embajador, no me quiero ir ahora’.
“‘Chin’ dije. Sentí que se me abrió el piso. Ya los cuadros adentro del avión, y Castañeda encima de mí, pero no me iba a poner a discutir con Pablo Neruda y menos en el hospital. Le dije ‘bueno don Pablo ¿cuándo quiere que nos vayamos? Me dijo: ‘Nos vamos el lunes embajador, categóricamente, nos vamos el lunes’.
El funcionario mexicano habló con Matilde, se quedó con las maletas del Nobel y de su esposa así como con el manuscrito (que pudo regresar a las manos de la mujer del poeta cinco años después).
El sábado y el domingo se dedicó a despedirse de algunos amigos, entre ellos la esposa de Clodomiro Almeyda, Irma, y de Hugo Miranda, ambos colaboradores del presidente Allende, presos en la isla Dawson.
El domingo por la noche recibió una llamada de México, era el subsecretario de Relaciones Exteriores, José Gallástegui, quien a gritos, porque la comunicación era muy mala, le dijo: “¡Oye Gonzalo, aquí en México está el rumor de que Pablo Neruda murió. Me quedé verdaderamente impactado.
–Aquí estoy, no me he movido y no sé nada. Ahorita voy a la clínica Santa María y después te hablo.
Con todo y que ya era de noche, con el toque de queda encima, salió con rumbo al nosocomio amparado con un salvoconducto obtenido días antes que le permitía transitar después del toque. “Cuando llegué ya había muerto....
–¿Existe sustento para pensar que Neruda fue asesinado?-, pregyunta la rportera.
–Me llamaron de Chile el lunes o martes. Me habló Eduardo Contreras Mello (quien presentó la primera querella contra Pinochet y abogado de derechos humanos) y me dijo: Oiga embajador hay este asunto y nosotros necesitamos saber de usted qué fue lo que pasó, porque las únicas dos personas vivas en este mundo son usted y Araya. Ya investigamos a Araya, si no es un loco o un borracho, y no es ni loco ni borracho.
“Está el acta de la muerte de Neruda. Me dijo Contreras que según el documento, Neruda, el sábado 22 ya estaba en estado catatónico. Lo único que podría decir es que eso no es cierto porque yo estuve con él y me dijo que no se quería ir. Hablaba con toda normalidad y estuve un rato con él. Era una persona muy sensible, muy especial su manera de ser. Le gustaba jugar con juguetes de peluche que tenía en su cama, muy conversador, muy especial pero muy lejos de que ese sábado 22 estuviera como dice el acta de defunción catatónico.
–¿Qué tan grave estaba Neruda ese sábado?
–Lo vi tan mal, como el primer día que lo había visto. Como los otros días. No lo vi más mal en la clínica Santa María que lo que estaba en su casa en Isla Negra, cuando fuimos la primera vez a verlo..
Luego del golpe de Estado México rompió relaciones diplomáticas con Chile el 26 de noviembre de 1974; Las relaciones diplomáticas fueron restablecidas el 24 de marzo de 1990
Martinez Corbalá dejó el país el 30 octubre, se quedó un encargado de negocios...
Horacio Flores de la Peña fue nombrado el 18 de abril de 1990.
A raíz del golpe militar se instauró la dictadura cívico-militar (1973-1990), fueron muchos países que acogieron perseguidos políticos chilenos. Amnistía Internacional estimó que, para junio de 1974, alrededor de ciento cincuenta mil chilenos salieron del país por razones políticas[1] —la mayoría militantes y simpatizantes de la Unidad Popular (UP)[2] —.
El Gobierno de México fue muy solidario...En ese contexto se fundó la Casa de Chile en México, el 11 de septiembre de 1974; surgió por una iniciativa de Pedro Vuskovic Bravo —exministro de Salvador Allende—, que fue respaldada por un grupo de destacados intelectuales y personalidades mexicanos. Pero la decisión política fue de Echeverría Álvarez (1970-1976). En este espacio concreto fue donde el exilio chileno actuó y construyó una plataforma política de organización y gestión de la causa del exilio tanto local como internacional. ( Los anfitriones del exilio chileno en México, 1973-1993/ Claudia Fedora Rojas Mira, Historia Crítica, núm. 60, pp. 123-140, 2016. Universidad de Los Andes)
¡Y el fusil de Allende?
Palacios conservó el fusil AK-47 con el que supuestamente Allende se habría suicidado; el arma no fue objeto de análisis periciales.
Cuando en 2011 se exhumaron los restos de Allende no se encontró ni la mitad de los huesos del cráneo. La segunda autopsia no resolvió la principal controversia planteada por el informe de la primera, la de septiembre de 1973: ¿Cómo pudo Allende haberse disparado con armas distintas, un AK-47 que provocó el estallido del cráneo y un arma de menor calibre que provocó un orificio de salida en la parte posterior de la bóveda craneana?
Esa tarde, Pinochet insiste en la idea de sacar a Allende de Chile en avión, aún si ya está muerto, y enterrarlo en Cuba.
La Junta Militar asume el poder total... Ejecutivo, sino también el Judicial y ordenando el receso del Congreso.
Julio Sherer escribió en Proceso una versión; La Moneda, hace 40 años Horas aciagas/ Proceso 1923, a 7 de septiembre de 2013;
La Junta Militar no se conformó con la muerte del presidente Salvador Allende. Intentó borrar todo indicio que lo recordara. Saqueó su vivienda y ordenó para sus restos unos funerales secretos y una tumba sin nombre. Al mismo tiempo desató el terror y sumió a su país en una pesadilla… , dice:
A media mañana del 11 de septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende habló por última vez a sus hijas, a sus colaboradores más cercanos, a sus íntimos:
Les agradezco a todos la lealtad y la cooperación que siempre me han prestado, pero quiero decirles que no debe haber víctimas inútiles. La mayoría de ustedes son jóvenes, tienen mujer e hijos pequeños. Tienen un deber con ellos y con el pueblo de Chile. No es éste el último combate. Habrá muchas jornadas futuras en que serán necesarios. A las compañeras no les pido, sino les ordeno que abandonen La Moneda, pero nadie quiere dejarlo..."Miria Contreras, también secretaria del presidente, se oculta. Después del bombardeo aéreo se suicidará Augusto Olivares, director de Televisión Nacional: una bala le deshace el cerebro. Joan Enrique Garcés, el asesor del doctor Allende, espera. Pero el doctor Allende lo mira, una línea a los ojos y dice, alto: “Usted debe salir… alguien tiene que contar lo que aquí ha pasado y sólo usted puede hacerlo”.
Como fue...
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